Partida Rol por web

| JUGADA MASTER |

El cielo empezó a oscurecerse... Las nubes se acumulaban sobre sus cabezas, viniendo desde diferentes puntos de partida. Al entrar en contacto unas con otras, un estruendo les hizo sobresaltarse. Notaron como el suelo temblaba bajo sus pies e iba disminuyendo. A continuación, otro estruendo más, que les alertaba de que se avecinaba una tormenta.

- Vaya... Mucho me temo que tendremos que buscar una cueva para refugiarnos de la lluvia. Vamos- dijo Dana, cogiendo de la mano a Falathar. Llamó al unicornio con un silbido y apareció de inmediato. Subieron a su lomo y fue en ese momento cuando el águila se dio cuenta de que se marchaban. Ahora le tocaba al ave seguirles a ellos.

Cabalgaron durante algunos minutos y la lluvia empezó a empaparles las vestimentas. De repente vieron que en el suelo habían dos rocas casi unidas entre sí, cubriendo un hueco en el suelo. Era lo bastante grande como para que pudieran entrar ellos, pero el unicornio no. Dana acarició la cabeza del animal. No iba a dejarle en mitad de la lluvia, así que se concentró al máximo en las rocas. Extendió el brazo derecho y con la palma de la mano hizo que las rocas se hicieran más grandes, de modo que el hueco del suelo quedaba diminuto a su lado. Después, se concentró en éste y con la magia hizo el hueco más grande, hasta un tamaño considerable para el unicornio.

- Vamos- dijo Dana, mientras baja y hacía lo mismo con Falathar-. Espera aquí, voy a echar un vistazo antes... Si dentro de unos minutos no he salido ni he dado señales de vida, márchate- le ordenó al muchacho, adentrándose en el hueco del suelo. Pocos minutos después, asomó la cabeza-. Ven, hemos encontrado un buen sitio para escondernos- tiró de la mano de Falathar y el unicornio entró detrás.

Era una especie de pasadizo que descendía bajo tierra. Unas piedras que había en la pared del pasadizo, ayudaban a bajar por ella. Apenas unos instantes después, aparecieron en un refugio. Habían antorchas que Dana encendió con su magia y vieron las paredes de piedra que les rodeaban. En un rincón, encontraron indicios de una hoguera y un trapo blanco manchado de sangre.

[ Fiesta ]

Música...

Baile...

¿Qué es todo esto?

Drum no parecía muy contento cuando la música comenzó a sonar, pero no lo demostró, por lo menos, no demasiado.

Se quedó en la mesa, bebiendo de su vaso de zumo, mientras que con su mano acariciaba a su lobo y pensaba en que pasará luego. En si encontraría a sus padres, si estarían muertos.

Miles de preguntas pasaron por su pequeña cabecita, todas, sin respuesta.

Y eso era lo único que necesitaba para estar bien... respuestas.

 Shera se dejó llevar por Alynna y por la música. Era toda una gozada poder bailar y disfrutar esa noche y la muchacha así lo hizo. No sabemos cuando volveremos a estar en una fiesta celebrando una victoria como la que hemos obtenido hoy. Pensó pero rápidamente desechó de su cabeza esos pensamientos. Shera estaba contenta y ahora tocaba dejarse llevar por la música...

| JUGADA MASTER |

De repente, y mientras todos bebían y se divertían, Drum tuvo una visión muy extraña. Estaba completamente seguro de que no lo estaba viendo allí, en la fiesta. Se trataba de sus padres. Estaban vivos, aunque demacrados. Drum no consiguió saber por qué, aunque pudo adivinarlo cuando les vio trabajando incansablemente en la cubierta de un barco.

Ambos se miraban, con la mirada entristecida. Ella sollozaba, intentando hacerlo en silencio para que nadie pudiera oírla. A su alrededor, habían algunos heridos que estaban siendo atendidos por unos hombres encapuchados que portaban túnicas negras.

Lo que era extraño era el punto de vista desde donde observaba la situación. Era como si estuviera suspendido en el aire y fue entonces cuando comprendió que todas aquellas imágenes se las estaba mostrando Rakkir. En la visión, la mirada del dragón se dirigió a otro punto cercano, concretamente a una isla y un barco-castillo. Desde donde estaba, se veía una figura diminuta esquivando algunas llamaradas de otros dragones, se trataba del mismo Drum. Y en el barco-castillo, una joven que había disparado después una flecha certera en el pecho de Victoria. Seguidamente, volvió a mirar hacia el barco en el que se encontraban Sirius y Hendël, los padres de los mellizos. Pero entonces, los aliados de Victoria, tocaban la retirada... Allí se terminó el contacto visual de Rakkir con sus padres.

[ Fiesta ]

Drum sintió desfallecer por un momento.

No sabía que había pasado, ni por que se sentía de esa manera, pero las imágenes llegaron a su mente como un torrente de agua en una cascada. Veía todo lo que él veía, y podía estar completamente seguro de lo que estaba viendo no era una simple visión o una premonición... era lo que había pasado en realidad...

¡Estaban justo allí! ¡A su lado! ¡Esa era la sensación!

Abrió los ojos enormes, grandes, mostrando el iris blanco a todos los que estaban cerca de él. Sus ojos brillaban con luz propia, como dos antorchas en el medio de la noche. Su corazón se aceleró y veloz como un rayo se puso de pie, tirando la jarra que tenía delante de sus manos de la cual estaba bebiendo.

- ¡Estaban aquí! - Dijo en voz alta, pero sin gritar. - A pocos metros de nosotros... vivos. -

[fiesta]

Kantorias es de los pocos que siguen sentados en la mesa. Cuando Drum se levanta y tira su jarra de bebido deja de mirar el baile para observar extrañado a su compañero

-claro, aquí todos estamos vivos- aunque su voz suena con humor mira con preocupación a su compañero

"¿y ahora que pasa? juraría que no ha bebido mucho" luego mira a su perro lobo como si el pudiera decirle que le pasa a su amo

| COMEDOR |

Estaba tranquilamente con Elvie, disfrutando del momento, cuando de repente escuché a mi hermano decir algunas cosas extrañas. ¿Quiénes estaban vivos? Rápidamente me levanté y me acerqué a Drum por la espalda, pasándole mis brazos alrededor de su cintura y dándole un beso en la mejilla.

- ¿Qué sucede hermano? Siéntate y tranquilízate, por favor... Cuéntame- le dije, mientras le obligaba a sentarse de nuevo en la silla, quedándome yo a sus espaldas, acariciándole su precioso cabello.

[ Fiesta ]

- Hermana... he visto a papá y a mamá... Rakkir me los ha mostrado. Están en una especie de barco, estaban a nuestro lado en el combate... por eso sentía esa sensación tan familiar. Los teníamos a nuestro lado, vivos, sobre la cubierta del barco... - Dijo Drum con una sonrisa. - Tenemos que encontrarles... tenemos que rescatarles... -

No podía dejar de pensar que estaban a su lado.

A pocos metros.

Y no se dio cuenta hasta pasadas varias horas.

- Si me hubiese dado cuenta antes... habríamos podido rescatarles. -

[ Fiesta ]

Elvie se ruboriza por las palabras de Lëilyn, pero asiente a la joven brindando con ella.

Cuando la música empieza, el hada no puede evitar emocionarse. Un escalofrío recorre su suave y fina piel. Sólo Dana la había oído cantar, así que probablemente ninguno de sus compañeros fuera consciente del amor que sentía el hada por la música. Se esfuerza por no saltar al medio del salón y ponerse a cantar cualquier melodía sin letra. Se contiene... hasta que Drum se pone en pie bruscamente.

En un primer momento, lo mira preocupada, llevándose las manos al pecho por el susto, pero al escuchar la conversación que tiene con su hermana, no puede evitar volver a sonreír dulcemente. Quizá ellos pudieran encontrar a sus padres.

Qué suerte -Pensó para sí misma sin dejar de sonreir. Ella no podría volver a ver a los suyos jamás.

| COMEDOR |

Abrí tanto los ojos que parecían salirse de sus órbitas. No daba crédito a lo que mi hermano Drum estaba diciendo y parecía algo creado por su propia imaginación, pero sabía que Rakkir era especial y que podía hacer esas cosas. Le había mostrado dónde habían estado todo el tiempo y habían estado allí, junto a nosotros...

- Bueno, no te preocupes... Lograremos rescatarles, que no te quepa la menor duda- le dije, sonriendo, aunque sabía que él no podía verlo. Le di un beso en la mejilla y volví a sentarme en mi silla, analizando todo lo que mi hermano había dicho.

[Fiesta]

Vaya... parecía que la visión de Drum era seria.  Algo de su familia, por lo que había entendido.

Parecía haberse quedado bastante abatido.  Incluso pensé en acercarme a hablar con él, pero eso no era lo mío.  Me encanta compartir los buenos momentos, pero los malos... prefiero purgarlos a solas.  Y doy por hecho de que las demás personas también.  No obstante, me quitó el apetito.

El último trago a la cerveza ya no sabía tan bien, y la dejé en la mesa, dándome cuenta de que pasaría mucho tiempo hasta que fuéramos felices, si es que tal día llegaba.

| Refugio |

La tormenta llegó muy deprisa, provocando que nos marchasemos. Por un momento temí que el águila no nos siguiera, pero si lo hizo, aunque apesar de todo no le quité ojo de encima.

La mágia de Dana nunca dejaría de sorprenderme. Era increible.
Despues de asegurarme que el águila se quedaba fuera, esperandonos, entré con ella viendo aquel refugio tan extraño.

-¿Qué es este sitio?.-pregunté para nadie en concreto, dando vueltas y observando cada detalle.-Mi madre no se esconderá aqui, ¿verdad?.-pregunté, mirando la sangre con temor.

Estaba completamente empapado, pero no me importaba, el hecho de estar en un posible refugio de mi madre hacia que lo demás no importase en absoluto.

El refugio de piedra me llamaba la atención, algo había allí... Comencé a fijarme en cada detalle, en cada piedra, en el trapo manchado de sangre en especial. ¿Qué era lo que me atraía más? ¿Algun pasadizo escondido? No paré de tocar piedras, esperando encontrar a mi madre tras una puerta secreta. Me sentía muy exitado.

| JUGADA MASTER |

El tiempo pasaba y la fiesta se iba haciendo cada vez más interesante, aunque no para todos. Muchos de ellos odiaban aquel tipo de festejos y sonreían por pura obligación, por sentirse integrado en el grupo. Precisamente por eso, Miles dio por terminada la celebración muy entrada la noche, cuando ya sus cuerpos se resentían de verdad.

- Gracias a todos por asistir y descansar, mañana nos espera un largo día- dijo Miles, alzando los brazos con una sonrisa en el rostro. Su expresión parecía relajada, pero las arrugas de la frente detonaban cierto aire de preocupación.

De inmediato, se acercó a Alynna y Naty. Después apareció Fistandantilus, que acompañó al pequeño grupo a abandonar el lugar. Los cuatro se enfrascaron en una conversación un tanto tensa, y Fist rodeó a Alynna con un brazo mientras seguían caminando. Sus pasos ligeros les hicieron desaparecer en cuestión de segundos.

Al día siguiente todo parecía igual que la mañana anterior. No esperaban ningún ataque próximamente, pero había en el ambiente un nerviosismo, dudando de verdad que tuvieran una tregua. Los soldados hacían su guardia habitual, reforzada para evitar sobresaltos, mientras Naty acudía al claro del bosque donde habían sido construídas las cabañas para el descanso de los aprendices. Acababa de amanecer cuando hizo sonar su voz.

- Muchachos, despertar... Tengo que daros una noticia- dijo Naty, con el rostro demacrado y los ojos hundidos. Su expresión de cansancio dejaba claro que no había logrado descansar, pero al menos podía mantenerse en pie. Sus párpados a medio cerrar, dejaban ver a duras penas unos ojos enrojecidos. Esperó a que salieran.

| JUGADA MASTER |

Falathar intentó localizar algún pasadizo secreto, algún indicio de que allí hubiera otro escondite aparte del que estaban visitando en esos instantes. Si hubiera habido algo, sin duda Falathar lo hubiera encontrado. Sin embargo, lo único que descubrió fueron unas pisadas en la tierra que tenía bajo sus pies. Hasta ese momento, ni él ni Dana se habían percatado de ellas. Eran muchas, demasiadas para pertenecer a una única persona... Ni siquiera a dos. Por allí habían pasado muchos pies, pero no podían estar seguros de que aquellas pisadas llevaran allí mucho más tiempo del nacimiento de Falathar. Podrían ser de hace miles de años...

- Vamos, Falathar... Encontrar algo ahora no nos va a ayudar. Tenemos que descansar y mañana a primera hora seguiremos buscándola, te lo prometo- dijo Dana, sonriéndole al muchacho. Nunca habría podido llegar a pensar que tenía al heredero del trono de los elfos a su lado. Lo había tenido allí desde que llegó al orfanato y eso le hacía sentir muy mal. De haber sabido que aquella ave también tenía mucho que ver, hubiera planificado muchos años antes aquel viaje.

Dana se recostó contra una roca lisa y con su magia hizo aparecer una bola de fuego cerca de sus pies, para evitar que se enfriaran. En cuestión de minutos, la adivina se durmió.

Al día siguiente partieron en cuanto el sol hizo su aparición en el horizonte. El olor a azufre en aquella isla era nauseabundo pero soportable. Montaron en el unicornio en cuanto Dana hizo desaparecer la entrada del refugio, aquella que ella misma había agrandado, y emprendieron de nuevo el viaje, pero por tierra. Dana se emocionó al ver que el águila ya no se dirigía al mar, sino que se quedaba sobre sus cabezas. Estaban cerca... Si el águila no se equivocaba ni era una trampa, se encontraban cerca de ella...

Después de unas horas cabalgando, un sonido extraño hizo que el unicornio se detuviera. Quiso retroceder, pero Dana le detuvo. Descendió de su lomo y agudizó más el oído para averiguar el origen del ruido. El sonido era parecido al que un animal emitiría si se encontrara gravemente herido de la garganta... Pero les sorprendió ver algo envuelto en arapos mugrosos y llenos de sangre. Su cabellera plateada, manchada de negra debido al azufre, le cubría prácticamente y no lograban ver de qué se trataba exactamente, pero se pusieron nerviosos al ver que el águila se detenía en aquel mismo punto. Dana se acercó lentamente, en alerta por si aquello era una trampa. No quería que Falathar se moviera del unicornio, ya que su vida era más importante que la de ella, pero sabía que era un chico temperamental.

- ¿Hola?- preguntó, dando pasos lentos.

Aquella extraña criatura se movió, pero aún así no lograron ver lo que era. De repente, parecía querer ponerse en pie y unas manos aparecieron a través de los cabellos. Eran jóvenes, aunque estaban igual de mugrientas que el resto de su cuerpo. Apartó su cabellera, echándosela hacia atrás con un movimiento brusco de la cabeza, y sus ojos vidriosos miraron directamente a Dana. Se lanzó a sus pies y besó su túnica, abrazando después sus piernas, todo aquello sin que a Dana le diera tiempo de reaccionar. Tampoco lograba articular palabra, así que se agachó y le obligó a levantarse. La observó detenidamente y sintió ganas de llorar. La habían encontrado... Sintió deseos de abrazarla, pero pensó que tenía más derecho Falathar, así que se dio media vuelta arrastrando con ella a Farilynn.

- Farilynn... Es tu hijo...- susurró Dana, incapaz de dar más explicaciones. Los ojos enrojecidos de la reina de los elfos pasaron de estar vidriosos a inundados en lágrimas. Parecía tener miedo, pues esperaba una reacción negativa por parte de su hijo. Estaba ansiosa por abrazarle, ansiosa por saber qué había sido de su vida y ansiosa por pasar el resto de sus vidas juntos...

[Isla]

 Kantorias se desperto de inmediato, y al ver la cara de agotamiento de Naty se apresuro a vestirse y salir fuera aun acabando vestirse

"me lo temia, algo ha pasado esta noche, se olian problemas"

Una vez sale de cruza de brazos para esperar a los demás, dando golpecitos impacientes con el pie al suelo

 Shera había bailado tanto en la fiesta que cuando se fueron a dormir, cayó rendida en la cama en cuestión de segundos. A la mañana siguiente Naty los despertó a todos. La muchacha se levantó perezosa, restregándose los ojos y bostezando, aún con cara de sueño.
Buenos días dijo entre bostezos cuando salió de la cabaña, tratando de arreglarse un poco el pelo.

| CABAÑA - CLARO DEL BOSQUE |

La fiesta había estado muy bien y me había sentido muy feliz a pesar de que mis padres estuvieran presenciando la batalla contra Victoria. Drum había dicho que se encontraban en uno de los barcos, formando parte de una tripulación. Poco me extrañaría que todos fueran esclavos.

Abrí los ojos, resoplando. Casi no había dormido debido a los nervios y, para colmo, Naty parecía traer malas noticias a juzgar por la expresión de su rostro.

Para ese día había elegido unos pantalones marrones ajustados y una camisa ancha de color blanco. Nunca me separaba ni de mi arco ni de mis flechas, así que cargué el carcaj y el arco a mi espalda. Salí de la cabaña, arreglándome mi corta cabellera y esperé a que fueran saliendo los demás.

- No parece que sean muy buenos...- comenté, contestando al comentario de Shera.

| Bosque |

Observé desde atrás de Dana lo que ocurría. Cuando ví que volvía con ella me quedé helado, sin saber que hacer o decir. Aquella persona me habia abandonado hace años...

Me quedé allí, mirandola a los ojos, con el rostro serio, triste. Pensaba que cuando diesemos con ella daría saltos de alegría, pero no fué así... ¿Me sentía decepcionado? No creo que fuese eso, pero si que al verla me cubrí de más preguntas. ¿Por qué la reina de los elfos tenía que estar en aquel estado? ¿Qué estaría pensando al verme?.

No pude decir nada, un nudo en mi garganta y estomago me lo impedían. Aquella era una situación algo incomoda. Sentía que Dana era más mi madre que aquella persona mugrienta y malholiente... El tiempo debería de curar las heridas...

[ Cabaña - Claro del Bosque ]

La verdad es que Drum no pudo dormir bien.

Es más, no durmió absolutamente nada, con las imágenes de sus padres en su mente.

No paró de pensar durante toda la noche, en su cuarto, y siguió dándole vueltas al tema una vez en el claro del bosque.

No se percató de que Naty había llegado y para él, no darse cuenta de algo así era bastante peligroso.

Su perro le dio un tirón a su manga, y eso lo hizo prestar atención.

| VOLKENO |

Sentí una felicidad inmensa cuando vi aparecer a Dana, mi vieja amiga y confidente. No pude soportar que me viera en aquél aspecto tan deplorable, pero eso poco importaba. Habían conseguido encontrarme, después de tantos años escondiéndome de aquellos desgraciados. La herida de la garganta parecía estar cicatrizando, pero necesitaba medicinas si no quería que se me infectara. No tenía fuerzas para nada, ni siquiera para darle un abrazo a aquel ángel con apariencia de mujer, así que me lancé al suelo de rodillas y me abracé a sus piernas.

Me obligó a levantarme y a mirar a un muchacho que había estado detrás suya todo el tiempo. Al verlo me quedé helada. No me hicieron falta las palabras de Dana para comprender que era mi hijo, porque era la viva imagen de su padre. Los ojos se me llenaron de lágrimas y tuve miedo de su reacción, aunque fue mejor de lo que esperaba. Simplemente se quedó callado, impactado seguramente por poder confirmar que yo era su madre... Aunque no tenía aspecto de ser una reina de los elfos.

Empecé a temblar. Deseaba que se lanzara hacia mi y me abrazara, pero eso era mucho pedir. Le había abandonado cuando era solo un bebé, pero ya habría tiempo para las explicaciones. Rezaba a los dioses para que lograra perdonarme algún día. En aquellos instantes no se me ocurrió otra cosa que lanzarme también a sus pies y hacerle una reverencia a modo de súplica. No me salían las palabras, el nudo de la garganta no les dejaba salir... Temblaba de pies a cabeza y las lágrimas comenzaron a recorrer mi rostro, al mismo tiempo que sollozaba enérgicamente. La tensión acumulada durante aquellos años, la preocupación por saber si habría llegado a sobrevivir, se estaba liberando en ese momento.

Estaba vivo... Eso era lo importante. Tendrían tiempo de hablar y él podría perdonarme, si lo deseara. Al menos le había ofrecido una segunda oportunidad, y de pensar que si me hubiera quedado con él en aquél horroroso lugar probablemente estaría muerto... Ese muchacho no tenía ni idea de las penurias que había tenido que pasar en aquella maldita isla. Sin hablar, huyendo constantemente, e imaginando cómo sería mi hijo... Sin duda, no había fallado. Era exactamente igual que Walgior. Walgior... Seguía amándole enloquecidamente y todas las noches lloraba por su falta. Después de tantos años, seguía sin entender por qué tuvieron que traicionarle... Pero siempre tendría la misma opinión sobre el tema: la culpa fue solo mía. Tendría que haberlo previsto, tendría que haber sido más inteligente y no dejarle desprotegido...

Todas aquellas emociones se agolparon en mi mente y en mi corazón, haciéndome sollozar más fuertemente. Quise abrazarme a sus piernas como había hecho con Dana, pero no quise tocarle... No sabía si me despreciaría un gesto así. Pegué la cabeza totalmente en el suelo. No me importaba ensuciarme más de ceniza, había estado rodeada de ella todos estos años.

- Doy... gracias a los dioses por mantenerte vivo cuando yo... no supe hacerlo... - fue lo único que pude decir, con la voz entrecortada por los sollozos-.