Partida Rol por web

Frederick, Nueva York

Llevas un tiempo sintiéndote extrañamente ligero. Ahora parece que la señora Dawson te mire de una manera diferente. Ya no te trata como el típico chico que viene a trabajar en la librería. Ahora cada vez que entras en su comercio mira hacia afuera y te pregunta si has notado que alguien te siguiera. Realmente se ha vuelto un tanto extraña. Desde esa vez que te "caíste de culo" ya nada ha vuelto a ser lo mismo.

Hoy es un día normal y corriente. Y como cada día, te diriges hacia la librería de la señora Dawson. Por tu cabeza pasan miles de cosas. Incluida esa extraña sensación que te hace sentir menos pesado. Como si pudieras salir volando en cualquier momento. Concentrado como estás, no te das cuenta de que un cubo de basura se interpone en tu camino. Así que te das de lleno con él, cayendo en el acto. Pero no puedes evitar soltar un grito de asombro al no caer definitivamente al suelo... Pues parece que te has quedado a escasos centímetros, flotando... Luego, lentamente, caes al suelo, como si el milagro se hubiese acabado por hoy.

Agitas la cabeza, como queriendo deshacerte de parte de esa imaginación. Parece que no te hace mucho bien... Sigues yendo a la librería, esta vez cuidadoso. Mirando a dónde pisas.

Kate, Brooklyn

Solo han pasado unos escasos días desde que descubriste tu verdadero yo. Pero parece que ya te has acostumbrado. Cada mañana te despiertas temprando para salir a correr. A grandes velocidades, por supuesto. Te encanta sentir el viento contra la piel, mientras corres libre, sin obstáculos. Tu nueva condición te ha dado una nueva perspectiva del mundo, pues ahora ya no eres esclava de nadie. Ahora puedes desplazarte, libre, por donde te apetezca. Sin ataduras, sin barrotes de por medio...

Al final no te aceptaron en la empresa como técnico informático. Aunque el tipo de la entrevista te llamó para disculparse, se le veía sincero. Pero no había de que preocuparse, te habían dado el empleo de repartidora de periódicos. Y apenas necesitabas unas dos horas para repartir los periódicos por toda la zona. No pagaban mucho, pero tampoco le dedicabas demasiado tiempo.

Ahora mismo te encuentras en casa de Sara, acabas de volver de repartir los periódicos. Parece que ella no está en casa. Sara sabe lo de tu poder, fue la primera en enterarse. Pero no se lo dijiste a nadie más, por precaución.

Te sientas en el sofá, satisfecha. Has corrido cientos y cientos de metros, pero no te has cansado demasiado. Parece que tu habilidad te permite correr muy rápido sin cansarte. Es todo un chollo... Cierras los ojos durante unos segundos, y de pronto escuchas un sonido. Parece un teléfono móvil. Le echas un vistazo a la habitación, y en efecto, el móvil de Sara acaba de recibir un SMS. Parece que ella se lo ha dejado en casa.

Resultaba algo agradable esto de poder correr todo lo que quería sin ni siquiera cansarme, aunque la verdad, es que repartir periódicos no es que se pudiera llamar ni trabajo. Al menos, con esta nueva habilidad que había encontrado, podía hacerlo bastante rápido y quizás hasta pudiera buscarme otro empleo a media jornada y así poder dejar de tener a Sara tan atosigada.

Me tiré en el sofá sin tener demasiado que hacer a estas horas y escuché el pitido del móvil de Sara. No me parecía correcto leerlo así que no le hice caso. A mí por lo menos, no me gustaría que nadie leyera mis mensajes si me dejo el móvil en alguna parte, ni aunque esa persona fuera Sara. Todos tenemos nuestro derecho a la intimidad.

Sara es fotógrafa. Suele visitar variopintos lugares para sacar fotos. Es un hobbie que tiene desde muy pequeña, y le encanta su trabajo. De momento trabaja sola, vendiendo fotos a revistas y periódicos, pero se está planteando trabajar para alguna revista en concreto. Aunque no lo tiene muy claro.

Resultaba algo agradable esto de poder correr todo lo que quería sin ni siquiera cansarme, aunque la verdad, es que repartir periódicos no es que se pudiera llamar ni trabajo. Al menos, con esta nueva habilidad que había encontrado, podía hacerlo bastante rápido y quizás hasta pudiera buscarme otro empleo a media jornada y así poder dejar de tener a Sara tan atosigada.

Me tiré en el sofá sin tener demasiado que hacer a estas horas y escuché el pitido del móvil de Sara. No me parecía correcto leerlo así que no le hice caso. A mí por lo menos, no me gustaría que nadie leyera mis mensajes si me dejo el móvil en alguna parte, ni aunque esa persona fuera Sara. Todos tenemos nuestro derecho a la intimidad.

Se me ocurrió la posibilidad de llevarla el móvil en una carrerita, pero conociéndola estaría en el lugar más perdido de la ciudad haciéndole una foto a una mosca, así que dejé el móvil donde lo había dejado ella y volví a encender la tele, esperando a que se acercara la hora de comer. Como odiaba quedarme sola en una casa que no era la mía.

-Que me esta pasando... creo que debo descansar más... o quizas sea problema de la vista, tendré que revisarmela otra vez... no se...

Me dirijo como todas las tardes a la libreria. La señora Dawson a empezado a tratarme de forma extraña, no se si habré hecho algo mal, pero el ambiente ya no es tan apacible como antes, hay una extraña tensión...

Finalmente llego, y como siempre, la saludo con la mejor de mis sonrisas...

-Buenas tardes señora Dawson, ya he llegado.

En la televisión vuelven a aparecer los tipos trajeados de las noticias. Esta vez están comentando sucesos sobre extraños asesinatos en Los Angeles. Parece que los criminales no descansan...

-Parece ser que ya son 3 las víctimas de una serie de extraños asesinatos en Los Angeles. La policía está completamente desconcertada. Al parecer las víctimas no tienen ninguna relación aparente.

Dicho esto en la pantalla aparece la imagen de una mujer alta y esbelta, de cabello rubio. Parece ser una policía en una rueda de prensa. A bajo, en un pequeño cartelito, pone "Inspectora Bonelli"

-Ciudadanos y ciudadanas de Los Angeles...- la voz de la mujer suena calmada y conciliadora. -El departamento de policía de Los Angeles no descansará hasta que detengamos al asesino. No se preocupen, ahora mismo nuestros mejores agentes estan investigando el caso. Les prometo que ese asesino será capturado y expuesto a la justicia...

El vídeo de la rueda de prensa parece alargarse un poco más, pero las palabras comienzan a sonar vacías. Realmente esos policías estan en un aprieto.

De pronto el móvil de Sara vuelve a sonar, ha recibido otro SMS. Decides pasar, sin hacerle caso. Pero entonces recibe otro SMS. Es como si estuvieran bombardeando su móvil con mensajes.

-¡Buenas tardes Fred!- Trato de recibirlo con la máxima cortesía posible, pero no puedo evitar echar un vistazo por la puerta. Ellos podrían estar al acecho...

Ya tengo algo de experiencia en esto, y sé lo que pasa. Quizá sería mejor hablar de ello, no podemos seguir manteniendo el secreto entre nosotros. -Oye, Fred. Ven conmigo tenemos que hablar...- Le digo, suavemente. -Acompáñame a la trastienda. Allí podremos hablar más tranquilamente.

Me acerco a la puerta que lleva a la trastienda y la abro. Entro y la dejo abierta detrás de mí. En esta pequeña habitación nadie podrá oírnos. Coloco una silla para él y me siento en otra, esperándole.

Otra vez sentada delante de la tele y otra vez viendo las noticias. Entre los periódicos y las noticias iba a serla mujer más informada de toda la ciudad, o al menos, eso me parecía. Más muertos, asesinatos y una policía mona que han puesto en latele para dar la imagen de que el departamento de policía no estaba hasta arriba de machistas y fracasados que seguramente las acabaran a palos con sus propias mujeres. Esto iba de mal en peor. Lo que no entendía es como aún confiábamos en nuestro sistema de seguridad y de justicia, seguro que con un buen talonario se podía delinquir a tu gusto y luego, las personas que en el fondo, no habíamos hecho casi nada, acabábamos con los huesos en una fría celda.

El móvil comenzó a sonar otra vez. - Menuda pesadillla. - Seguía sin querer leer los mensajes de Sara, pero me parecía que iba a acabar volviéndome loca como siguiera sonando. Opté por lo más práctico. Me levanté y cogí el móvil pero antes de leer nada, lo apagué. Así al menos estaría en silencio.

Sigo a la señora Dawson hacia la trastienda, cada segundo que pasa, me siento más inseguro. Que ocurre... espero que no me despida... en casa necesitamos el dinero...

Me siento y la miro con cara de preocupación. No puedo evitar preguntarla.

-Señora Dawson... ¿que ocurre?... no me va a despedir ¿verdad? ... me esforzaré el doble si es necesario...

En algún lugar...

El joven había estado toda la noche en vela, no podía dormir. No dejaba de despertarse con la misma pesadilla, una y otra vez. Decidió enviar un mensaje, advertir a aquella chica. Miró la hora en su reloj de pulsera, no faltaba mucho... Cogió el móvil y mandó un mensaje rápidamente.

Esperó durante unos minutos, pero no recibía respuesta. -¡Mierda! ¿Y si no lleva el móvil encima?- Pensó. Así que volvió a mandar un mensaje, y otro más... Observó horrorizado su reloj de nuevo. Si no había leído sus mensajes ya era demasiado tarde... Pero no podía perder la esperanza. Se acercó a su televisión y la encendió. Sintonizó el canal de las noticias de por allí. Esperaba que, aunque fuera algo inevitable, su sueño no se hubiera cumplido.

Kate, Brooklyn

Sigues mirando la televisión durante un rato. Las noticias siguen desfilando por la pantalla. Algunas más interesantes que otras. Pero finalmente llega algo inesperado. Los tipos trajeados comienzan a hablar de una noticia de última hora. Al parecer, el edificio de una revista local se ha derrumbado. Al parecer alguien ha colocado unos explosivos y los ha detonado. Seguramente terroristas... En pocos segundos puedes visualizar unas imágenes en directo de lo sucedido. Hay un montón de escombros. Con una estraña sensación en tu pecho reconoces el edificio. Es el de una revista local, no muy lejos de aquí. Cientas de personas se amontonan cerca de los escombros, los bomberos no tardan en llegar. Todo se convierte en un caos en pocos minutos. Una extraña angustia te invade. ¿Y si Sara estaba dentro de ese edificio?

Le miro severamente. -No te preocupes, Fred. No es sobre tu empleo.- Cierro la puerta de la trastienda y lo miro seriamente. Me siento en mi silla y comienzo a hablar.

-Verás, Fred. Como ya sabrás, el humano está en constante evolución. A medida que pasa el tiempo nos vamos desarrollando de forma que la vida se nos haga más fácil. Como lo que decía el libró que te presté para tu trabajo. Solo que no se trata de un cuento de fantasía, Fred.- Mantengo mi tono lo más serio posible. -Quizá últimamente hayas estado experimentando sucesos extraños. Sensación de ligereza, flotabilidad...

Cruzo las piernas sobre la silla, sin dejar de mirarlo. -Fred, tú eres especial. Tú tienes un poder. Pero eso conlleva una gran responsabilidad. Y hay gente que... captura a los que son como tú...- Me detengo, dejando que digiera toda esa información.

Por alguna extraña sensación ver aquella noticia me hizo pensar en Sara y una sensación de desasosiego me invadió totalmente. No podía quedarme viendo aquella noticia. No podía explicar el por qué creía que Sara estaría ahí y decidí que no podía esperar hasta que ella regresara o hasta que se confirmaran los cadáveres.

- Su móvil - Lo encendí mientras salía corriendo de casa aunque no le presté mucha atención hasta que me planté delante del edificio, buscándola etre todos los curiosos que estaban allí mirando. Igual estaba fuera y está bien. sólo era cuestión de centrarse.

Antes de dirigirme a donde un guardia a preguntar, miré el teléfono. Siempre podía ser ella misma la que estaba mando mensajes desde otra parte esperando que yo los mirara.

Me agarro a la silla para no caerme, no puedo creer lo que estoy escuchando, parece un dialogo de pelicula... Tengo un poder...

Despues de la primera sensación de shock mi cara se torna seria, la señora Dawson parace estar familiarizada con el tema y no parece que sea nada bueno. Por lo que dice, tener un don es más una carga que una ventaja.

Apenas puedo articular palabra...

-Capturan... quienes... porque... No entiendo nada...

La multitud se amontona cerca de los escombros. Algunos agentes de policía ya han llegado y están conteniendo a la aglomeración de gente. Los bomberos necesitan espacio para trabajar.

El móvil parpadea levemente. Aún aparece el aviso de mensajes nuevos. Abres el primero, es de un número desconocido.

"No vayas al edificio de la Revista Brenda's"

No pone nada más. Pero, en efecto, el edificio de esta revista ahora solo es un montón de escombros. Te apresuras a leer los otros dos mensajes.

"No es una broma, ¡no entres ahí!"

"¡Sal de ahí enseguida! ¡Se va a derrumbar!"

El desconcierto te llena. ¿Alguien sabía que el edificio se iba a derrumbar? ¿Y cómo sabía que Sara entraría en él? Aún te sientes algo confusa, pero mantienes la esperanza. Sara no puede haber muerto ahí dentro... Mantienes tu convicción, sigues mirando a todos los presentes. Tu vista va desplazándose rápidamente por la zona. No ves a Sara por ningún lado. Un policía te ve y te pide que te alejes un poco, que los bomberos necesitan espacio.

De pronto el móvil comienza a sonar. Una animada cancioncita resuena en el aparato. Alguien está llamando.

Lo suponía, es demasiado para él. Y se lo he dicho de una forma tan directa...

-Escúchame, Fred. Tú tienes un poder, tú tienes el don de volar. Eres libre cual águila que surca los cielos.- Me acerco a él y poso mis manos sobre las suyas. -Ya sé que cuesta creerlo, pero yo lo he visto. A ti y a más gente.- Lo miro seriamente a los ojos. -Tú eres especial, al igual que otros. Tú posees un regalo divino. Pero hay gente que captura a las personas como tú, y las encierra en laboratorios para estudiarlas.

Mi mirada se entristece, recordando el amargo pasado. -Yo no quiero ese futuro para ti, Fred. Debes comprender que ahora te encuentras en una situación muy delicada. Pero yo te ayudaré en todo lo que pueda.

En ese momento, la característica campanilla que hay sobre la puerta de la librería resuena con energía. Y una voz se escucha a través de la puerta... -"¿Hola?"

Me quedo completamente paralizada. ¡No puede ser! ¡Es él! ¡Lo sabía...! Me levanto lentamente y me dirijo a la puerta. Miro a Fred de reojo y le susurro. -Quédate aquí, Fred.- Aunque ya sé que nuestro visitante me ha escuchado.

Nerviosa me puse a mirar los mensajes y antes de llegar ni siquiera altercero las lágrimas ya me resbalan por las mejillas a la vez que el total desconcierto de hacía conmigo.

- ¿ Quién sabía que este edificio se derrumbaría y por qué estaba avisando a Sara? - Aunque este pensamiento no es el que más me preocupaba. - Si hubiera leído los mensajes antes, quizás hubiera podido llegar hasta aquí para impedirla entrar y... No, no puede ser que se encontrara dentro, seguro que no ha llegado a entrar.

Pero el nudo que tenía en mi estómago me hacía incapaz de poder pensar en algo optimista y tan sólo me culpaba por el hecho de no haber leido los mensajes, dándola por perdida incluso sin la certeza de que estuviera allí.

Casi no podía ni ver la pantalla del móvil, debido a que era incapaz de dejar de llorar, aunque tenía que cogerlo, así que lo cogí con la esperanza de que fuera ella quien llamaba precupada por haber perdido el móvily que todo esto no hubiera sido más que una broma muy pesada.

Coloqué el teléfono en mi oreja y tratando de contener el llanto lo cogí. Tardé unos segundos en responder, pero al final, cogiendo aire, logré articular un tono de voz débil. - Sara?

Haciendo caso a la señora Dawson me quedo en la trastienda pensativo. La situación me supera. Todo lo que ha sucedido estos dias a sido real, he volado... no eran imaginaciones mias.

Intento afinar el oido lo más posible para intentar escuchar lo que ocurre en la otra sala. Con todo lo que me ha contado la señora Dawson me empiezo a sentir observado y perseguido, sus palabras han hecho que comience a tener cierto miedo y paranoia.

La voz a través del móvil se escucha clara. Y, por desgracia, es un joven el que habla.

-¿Tú no eres ella? ¿No eres la chica rubia? Oh, dios mío...- Se hace una incómoda pausa. -¡No puede ser! ¡La intenté avisar! ¿¡Por qué me tiene que pasar esto a mí!?- La voz vuelve a callar de pronto. El joven permanece en silencio, como si estuviera entretenido con otra cosa. Después de unos segundos vuelve a hablarte. -Oye, no puedo explicarte cómo ni por qué. Pero necesito que esta tarde, a las 19:27, vayas a Central Park, en Nueva York. Ya sé que puedes correr...

¿Pero quien es este chico? ¿Cómo lo sabe? ¿Por qué te pide que vayas a esa hora a Central Park? Las dudas asaltan tu cabeza, bastante tienes con no saber dónde está Sara.

-No tengo mucho tiempo, hay algo que tengo que hacer urgentemente.- Escuchas como respira hondo para tranquilizarse. -Por favor, hazme caso. Debes ir a Central Park. Es tu destino.

El joven cuelga, dejándote con el móvil en la oreja, sin saber qué hacer... Confusa...