Partida Rol por web

Caído el último de los tumularios y con la extraña sensación de que aquello no era normal, Guthlan de naturaleza precavida se desvaneció confundiéndose con la bruma* para acto seguido disipar, al tiempo que el gigantesco humanoide de nombre Whalen se dirigía a unos atemorizados ciudadanos, los órganos alargados y flexibles de naturaleza mágica que buscaban atrapar alguna presa, junto con el gélido frío que los acompañaban.

Era cierto que aquello había de ser investigado, sin embargo, no por las razones que alguno de sus compañeros apuntaban, sino porque no había sentido resto de magia nigromántica sobre aquellas abominaciones y eran pura manifestación del mal. Su propia experiencia le sugerían cierta interconexión de planos, algo que no recordaba haber sentido desde hacía mucho tiempo, y ni siquiera entonces se había sentido aquél desasosiego que ahora sentía. 

Quizá el libro del conocimiento tuviera respuesta para alguno de los interrogantes que empezaban a surgir en su mente, no obstante, necesitaba un poco más de tranquilidad para poder consultarlo.

Quedó pues a la espera de la reacción de los ciudadanos a las palabras del extraño seguidor de Ilmater.

 Irmon se mantuvo distante tras el combate, dejando las cuestiones diplomáticas al resto. No estaba preocupado por los tumularios, puesto que sabía que ahora sus almas podrían retornar al ciclo eterno de la vida. Sin embargo era consciente de que estas criaturas no serían las únicas a las que se iban a enfrentar. Algo muy poderoso se cernía sobre todos ellos y tenía la sensación de que el grupo del que iba a formar parte sería el encargado de solventarlo.

 Se queda por lo tanto en un segundo plano, cruzando los brazos por debajo de su túnica en una posición relajada y esperando pacientemente el momento de intervenir.

Veis que ante la elocuencia de Whalen, la muchedumbre se dispersa y os ayuda con los cadaáveres, os dice que aquí la tradición es llevarlo al cementerio pero completo.

Veis que aún así ninguno se acerca a los tumularios, les da miedo tocarlos, además de por miedo por el asco que dan ya que están podridos y dan la impresión de haber estado bajo el agua bastante tiempo.

Vosotros que no teneis ese miedo, al acercaros al primero veis claramente en un brazo con tinta azul que reza "Perla de Payvin"

Las palabras de Whalen parecen tranquilizar a la población, que con orden se van dispersando. Siempre queda algún curioso, pero el horror y el miedo por los no muertos, aunque vencidos, no les hace quedarse demasiado. Resulta el jóven se felicita a mismo por haber sabido manejar a tanta gente pues es la primera vez que habla a una muchedumbre en su corta vida. A pesar de su experiencia, Whalen es poco más que un adolescente y hay cosas que no cambian independientemente de la raza a la que se pertenenzca.

Nada más despejarse la muchedumbre, Gurp apareció revoloteando de entre la niebla. Tal como Whalen le había pedido, había echado un vistazo sobre los no muertos. La criaturita no era más grande que un cachorro de perro, pero su aspecto era sin duda singular. Gurp parecía una mezcla entre una rana verde, un gorila en miniatura y una polilla. La piel y partes de su cuerpo parecían estar compuestos de materia vegetal y su apariencia simpática y ojos zambos y grandes le daban un aspecto cómico. Según el informe de Gurp, parecía ser que no tenían mucho de especial, salvo que los cuerpos parecían estar humedos y empapados y que uno de ellos lucía algún tipo de tatuaje.

- ¿"Perla de Pavin"? -dijo en voz alta cuando Gurp le informó, posándose en su inmenso hombro. El hombre ballena se dirigió entonces al resto- ¿A alguien le suena esto de algo...? Yo soy forastero y no conozco mucho del lugar, pero puede ser alguna referencia, como un cuerpo armado, una cofradía o quizás alguna... ejem... muchacha de vida licenciosa famosa en el lugar... -por raro que pareciera, un cierto embarazo surgió en el rostro y la voz del muchacho. Por maduro y precoz que fuera, aun había cosas que solo se trataban con naturalidad con años de experiencia vital.

Por lo que parecía eso ya había acabado. guardo su arco y las flechas en su bolsa, mientras escuchaba a sus compañeros murmullar sobre una tal "Perla de Pavin". Se mepezóa  concentrar. Había oído cientos de historias a lo largo de su carrera, probablemente se acordara de algo que tuviera que ver...

Has odio muchas historias...pero con ese nombre puede referirse a cualquier cosa...hay millones de cosas.xD

Ante esa frase, uno de los curiosos te mira con curiosidad y pregunta extrañado:

¿La Perla? ¿Esta usted seguro? Esa es la barcaza de Payvin. Su tripulación al completo desetó hace una semana. Si, exacto, todos sus chicos. Me lo contaron de buena tienta el práctica del puerto. A payvin, un tipo extraño, si se me permite decir, le gustava que los chicos estuvieran a bordo el día antes de partir, y eso no se hace...un última noche en tierra hay que disfrutarla. Pues resulta que según él, estaba ocunpándose de la carga (seguro que estaba en el burdel de Maege y parece que cuando regresó, la barca estab vacía, ¿Se lo puede creer?. Obviamente los marinero se tiraron a la borda en busca de un capitán más propicio...eso sin duda

El comentario del pueblerino era algo esclarecedor. No del todo, pero era un lugar para empezar.

Bueno. Parece ser que los marineros no desertaron al fin y al cabo. Alguién los debió matar y transformarlos en estos seres. Ahora las preguntas son quién y por qué.

Creo que deberíamos acompañar a estas personas al entierro de este hombre. No vaya a ser que en el cemeterio se encuentren con más peligros.
También estaría bien hablar con el tal Payvin, si es que sigue por aquí. por si acaso tiene alguna idea de quién podría haber hecho esto. Quizás la carga era "especial". No sé.

Asesinar  a estos hombres  ya merece un castigo pero  burlarse de ellos convirtiendolos en muertos vivientes y negandoles el reposo ....Meneo la cabeza   con tristeza  antes de seguir.Coincido en que deberiamos de hablar con ese capitan y averiguar  lo que sabe  y si estuvo implicado en esa maldad.

Whalen escuchó lo que dos de los compañeros de armas habían dicho y asintió con la cabeza con conformidad. Le parecía una dedución lógica el tener que hablar con el capitan a fin de esclarecer de algún modo el final de esos marineros. El hecho era que aquel capitan parecía ser uno de los últimos tipos en verles con vida, por lo que hablar con él era capital.

- Me parecen unas deducciones correctas, sin duda... -dijo el joven en un susurro casi para si mismo mientras miraba los cuerpos caídos mientras se acariciaba la barbilla en tono pensativo. Entonces, pareció salir de sus pensamientos al percatarse que si bien durante la tarde había visto a sus compañeros de lucha en la posada, no había intercambiado palabra alguna, salvo alguna cortesía. Incluso, a pesar del sueño de Ilmáter que situaba a cada persona en su camino, ni siquiera había tenido la deferencia de presentarse a ellos. Con un leve rubor hizo un leve cabeceo de respecto mientras se presentaba- Por cierto, disculpad mis modales. Me llamo Whalen y allá en mi hogar me apodan "El Peregrino" o "El Puño del Mar", aunque algunos bandidos solo me llaman "maldito pez entrometido", jejeje... -hizo un amago de broma, aunque al instante se dió cuenta que sus palabras podían definirle como un "pez" y decidió hacer una aclaración- Aunque claro, no soy un pez si no un cetáceo, pero es normal esa confusión en unos pobres bandidos que no han tenido acceso a una educación decente como para notar la diferencia. Madre siempre decía que casi nadie es malvado per se, y que todo comienza con la eduación... -hecha la presentación les dedicó una cálida sonrisa, pero dándose cuenta que quizás dabía haber dejado el protocolo para otra ocasión más propicia, Whalen desechó su sonrisa y se dirigió respetuosamente a los dos hombres que habían intervenido. Aunque Whalen se había críado con elfos donde la edad no altera especialmente el aspecto, sí que había visto mundo y ambos hombres parecían humanos mayores que él, y en su educación, lo que tuvieran que decir los mayores era importante ser escuchado- Ejem... -carraspeó en un tono más serio y formal- ...volviendo al tema que nos ocupa, resulta evidente que hablar con el tal Payvin puede traer a la luz ciertos hechos. Quizás la mercancía a transportar no era merecedora del trabajo para estos hombres y de ahí su deserción. Quizás era algo que descubrieron y eso causó su desgracia... Sea como fuere, quizás debieramos ocuparnos de ambas cuestiones; proteger a los pueblerinos en el sepelio, e interrogar al susodicho capitan de barcaza. De hecho, no estaría de más avisar a las autoridades de lo sucedido, pues la niebla puede ocultar más seres de estos por la ciudad. Unas patrullas alerta podrían alertar de la presencia de más amenazas, al menos para que evitemos males mayores... -Whalen hizo entonces una breve pausa. Había hablado mucho, algo poco habitual en alguien de naturaleza tímida como él, pero el peligro inminente calentaba su alma. Dejó pasar unos segundos antes de retomar la palabra- Dama y caballeros, me consta que no nos conocemos con anterioridad, pero creo que aquí se cuece algo ominoso y creo nuestro deber el indagar en ello. La presencia repentina de no muertos en la plaza así lo sugiere. Y donde hay no muertos, suele haber un nigromante o poder similar elucubrando maldades. Ahora ya sé por qué mi señor Ilmáter me encaminó hasta este mundo... Sin embargo, quizás podamos acudir a buscar a ese patrón de barco con cierta ventaja...

Tras decir esto, Whalen sacó un guante de entre sus pertenencias y se lo ajustó en la mano izquierda mientras se acercaba con mucho cuidado y respeto al cuerpo del que tenía el tatuaje. Con tono triste pro el destino del marinero, contempló el cadaver ya inmóvil e inofensivo y observó que aunque harapientas y humedecidas, aun conservaba algunas de sus ropas originales. Whalen arrodilló su mole junto al cuerpo del desdichado y sin llegar a tocarle, acercó la mano enguantada hasta el forro de la camisa que aun tenía puesta el hombre y se preparó para navegar en su pasado.

- Por cierto, hay por aquí un humanoide de aspecto mecánico. -añadió justo antes de concentrarse en busca de posibles respuestas mandando una señal a S.I.M. para que le cubriera- Si lo veís, no temáis. Al igual que Gurp... -hizo un gesto con el rostro señalando al pequeño ser que revoloteaba junto a él- ...está conmigo y velará por mi seguridad durante los minutos que tarde mi análisis...

Y dicho esto, con la mano sobre la camisa, se concentró, en busca de respuestas...

El enano cambió de pie de apoyo ante el nuevo discurso del hombre sardina. 

Bien pues no perdamos el tiempo. Quizás sea mejor separarse. Somos muchos y abarcaremos más terreno. Yo iré a hablar con ese tal Payvin a ver que es lo que sabe. Si hay algo que me molesta más que los muertos son los tipos que no dejan beber, por el culo mojado de la tía Dursa, eso debería estar penado con la horca.

Después se dirigió al aldeano que había hablado.

Dime donde puedo encontrar al tal Payvin

Suele encontrarse en "el Maestro de Muelles", os contesta el aldeano como si fuera algo común, aunque ya os digo que es normal que es normal que tripulaciones salten al agua, y una paga mejor siempre es un buen incentivo para saltar de un barc, ya ha pasado otras veces, y no todos los marineros saben nadar...

Siente mucho frío, cuando tocas la camisa, y el final de ella, sólo notas frio y sorpresa...y una oscuridad qeu se acerca y te desgarra con un puñal de hielo...y luego humedad...

amigo , te compro la explicación de que  se  tiren al agua todos  y que algunos no sepan nadar  pero  quien o que les ha llevado  en  esta parodia de  vida?.Ademas , todos son marineros de ese barco?.Digo receloso  y  uniendo el gesto a la palabra  examino el resto de los cadaveres buscando tatuajes similares.

-Cierto, si hay varias tripulaciones podemos tener para todos... aunque no se. Puede que lo que haya causado esto sea mas fuerte que unos simples cuerpos reanimados. 

- ¡Ahssssss! -exclamó Whalen por sorpresa. Como si el cuerpo del no muerto ardiera como el magma, el humanoide dió un respingo, levantándose de golpe y frotándose la mano enguantada, como si necesitara masajearla para devolverle algo de sensibilidad. Su expresión, a pesar de las diferencias faciales, era ineludiblemente de dolor y preocupación.

- _{Mierda grande y seca...} -murmuró por lo bajo, en un exabrupto poco común en él. Se dió cuenta que su respiración se había acelerado un instante y se tomó unos segundos para clamarse y tragar. Después paseó su rostro por los presentes con preocupación y sin decir nada, con decisión en el rostro, se encaminó hacia el informante, plantándose frente a él y acercándole el rostro al suyo. Solo entonces habló, haciendo un notable esfuerzo por usar un lenguaje calmado que no intimidara al hombre a pesar de la tensión que aglomeraba- "El Maestro de Muelles"... ¿donde está ese burdel, abrevadero o lo que sea? -demandó.

El lugareño pareció sorprendido un instante y luego alzó un brazo selañando la calle adecuada con el dedo extendido sin decir gran cosa.

- Gracias, señor. -dijo Whalen- Ahora le recomiendo que avise a las autoridades y clérigos locales para que se ocupen de esto. Yo debo marcharme... -entonces se giró mirando al grupo de héroes con tono solemne y mirada seria y habló en el lenguaje de la magia, confiando en que al menos algunos de aquellos experimentados heroes lo hablaran y lo transmitieran discretamente para que la población civil no estallara en pánico- *No se ahogaron. Eso seguro. Hay que encontrar a Payvin y su "perla". Y cuanto antes. Si alguien quiere acompañarme es bienvenido, pero alguien debería estar alerta aquí también. El mal siempre acecha en lo profundo o desde las sombras...* -sentenció echando una mirada significativa a la ominosa niebla que les cubría.

Y mandando una orden mental a Gurp y S.I.M. para que le siguieran desde sus posiciones, Whalen se puso a andar en dirección al lugar que le habían indicado. Whalen era joven, y como tal, a veces impusivo, pero sentía en los huesos que perder tiempo podía costar vidas si su pálpito era correcto. Si estaba equivocado, se daría una caminata nocturna para nada, pero mejor asegurarse. Se encargaría de averiguar cuanto antes quien era el tal Payvin y que sabía. Y sobre todo, donde estaba anclado su navío. Los puertos eran lugares donde ese tipo de información no era dificil de conseguir. Y aunque su naturaleza amable le movía al pacifismo, no se le caían los anillos si tenía que vapulear a algún zoquete que se pasara de listo y entorpeciera su trabajo...

De todo lo que el hombre-pez dijo, el enano sólo entendió una cosa: Payvin. 

Pero sobretodo notó su inquietud. Así que echó a andar tras él.

Espera chaval, no sé si te has dado cuenta que estamos en los muelles, no vaya a ser que un marinero se confunda y te lance un arpón.

A pesar de la altura del híbrido, el enano con su andar fuerte y constante apenas le perdía el ritmo.

Su enorme compañero saltó un poco, agitándo la mano como si se la quemase. La verdad es que era una visión bastante cómica. Soltó una pequeña risilla, y luego se fue a seguirle. Aunque no había entendido sus palabras, imaginaba que iría al centro del asunto, y sus instintos de zorro le instaban a curiosear el asunto hasta el mismísimo fondo.

Cuándo llegó al lado de Whalen, cogió una de las piedras rojas de su collar, y se la puso en la mano. Hora de probar si ese Amuleto de comunicación funcionaba cómo debía.

Whalen empezó a andar, pero al cabo de unos pocos pasos más, la voz del enano que le había alcanzado para su sorpresa, trajo un poco de sensatez a su impulso. Sin duda acudir con su aspecto a un antro de marineros y pescadores, posiblemente borrachos, traería más problemas que soluciones. Y sin duda la opinión de aquel enano, que claramente era el más venerable de los presentes a juzgar por su larga barba blanca, sería muy escuchada por Whalen dada su costumbre de escuchar a sus mayores. Además, el caracter protector que había tomado para con la hermosa joven durante la batalla, hizo que a Whalen le cayera bien al instante. Poco conocía de la gente menuda, pero algo que sus padres elfos siempre decían de ellos era que eran leales, testarudos y si no había lucha de por medio, sensatos como el que más.

- Cierto, señor. -dijo sonrojándose, si eso era posible en una ballena humanoide- Mi ímpetu me ha confundido. Gracias por el consejo, teneis razón, desde luego. Quizás, con demasiado alcohol en la sangre, algún marinero supersticiosos y pendenciero pueda tomarme por un espíritu vengativo del mar o alguna otra majadería... Dadme un instante para solventar el asunto...

Entonces, Whalen comenzó a encogerse de tamaño y a cambiar de aspecto, adoptando uno similar al de un hombre joven y musculoso cercano a la veintena, con barba y melena rubia, vestido con ropas de viaje sencillas, pero con motivos bordados.

- Creo que así será más adecuado para conseguir... -las palabras de Whalen se cortaron en seco cuando percibió un suave contacto en su mano. No se había percatado de la ligereza de sus pasos al acercarse, pero al girar el rostro se encontró con la hermosa joven que había demostrado verdadera pericia con el arco. Sus ojos se encontraron con los de la exótica muchacha y sus suaves manos depositaron en su tosca manaza una piedra rojiza como las que lucían en su collar. Whalen tomó la piedra con dos dedos y la inspeccionó con curiosidad antes de dirigirse a la joven un poco turbado por la sorpresa- Ehem... Gracias milady... -Whalen se abstuvo de asumir en voz alta que pudiera ser un presente o quizás uno de esas chucherías que según tenía entendido las doncellas de la superficie daban entre sonrisas a los mozos de su gusto- ¿Que... que debo hacer con esta pieza, milady? -dijo diplomáticamente con una sonrisa franca, pues su juventud hacía que se le escapara ciertamente si ella quería que hiciera algo con la piedra o si estaba flirteando de alguna manera común que tenían las gentes del mundo seco y que al probre Whalen se le escapaban tan a menudo por ser tan joven...

Carl ya pensaba ir a los muelles a hablar con el capitán. Y aunque el enorme ser parecia haber descubierto algo, no lo quiso decir nisiquiera en dracónico. Eso sí, parecia algo turbado de lo que había averiguado del no muerto.

Yo voy a ver a ese capitán. Y sí, desde luego es un aspecto mucho más tranquilzador. Seguramente lo que ha pasado aquí ya habrá llegado hasta allí, las noticias siempre vuelan. Por lo que debemos darnos prisa.

Se dio cuenta de que todavía tenía su cimitarra en la mano, por lo que la envainó mientras caminaba junto a Keri, Himor y Whalen.