Partida Rol por web

Tomé asiento junto a Vinny, Isaac y Andrea, observando el lugar con expresión evaluadora y para que negarlo, también con cierta desconfianza. Había estudiado en Dumstrag y aunque fuera irracional, el sentimiento de rivalidad era inevitable.

Desde donde estaba, paseé la mirada por el elenco que presidía la estancia, uno por uno, incluido el gabinete de prensa y por supuesto, incluído Greg, cuya habilidad para materializarse en el momento apropiado no dejaba de sorprenderme.

Conforme los altos cargos hablaban, pasándose la palabra en un discurso obviamente ensayado, la irritación que arrastraba tras la última conversación que había mantenido en el ministerio, se reavivó como un fogonazo en mi interior. Hipócritas…

Aun así no dije nada, limitándome a mirar los dossiers con aire profesional y concentrado, si la noticia de los experimentos de Clarks me había pillado por sorpresa o no, era difícil de decir. Tras echar un primer vistazo, levanté por un segundo la mirada hasta el que fuera mi mentor, dedicándole un levísimo y casi imperceptible asentimiento, seria y decidida. Que me asignaran al grupo que debía dar caza a ese hijo de la gran puta era lo más parecido a una disculpa viniendo de Greg. Ahora la quaffle estaba en mi tejado.

- Eres gilipollas. - Isaac escupió las palabras con un desprecio que no pasó desapercibido a nadie. - Ni en las puertas de la muerte eres capaz de pensar en ti. - Dio dos pasos en la dirección de Vinny, como si la cuerda que les unía se tensara más y más. El silencio que guardó por un momento podía cortarse con un cuchillo. - No seas hipócrita. Tu no das ni un duro por la lealtad de tu hermano.

No pudo seguir hablando. Antes de abrir la boca los fuertes dedos de Andelin Blair apretaban con fuerza su cuello, impidiéndole respirar con normalidad.
 

Nadie se percató de la entrada de Ryan en el Gran Comedor. Todos permanecían con la mirada fija en un punto. Aquel en el que Andelin Blair sujetaba por el cuello a Isaac Fisher.
 

No, por supuesto que no quería morir, no era algo del agrado de nadie y ella ya había pasado su fase más oscura. Los tiempos en que la rotunda idea de la muerte había bailado por su mente jugueteando con su desánimo había quedado atrás y aunque no se podía decir que desde entonces viviera tiempos mejores o que hubiera recobrado la felicidad en su vida lo cierto era que tenía algo así como esperanza.

Pero estaba intentando enfocar aquello del modo más frío posible, apelando al lado ravenclaw de Isaac, intentando hablar con la lógica aplastante que sabía que estaba en algún lugar, oculto entre sus emociones embravecidas por el dolor y el deseo de venganza.

Aún así una cosa era intentar alienarse del asunto y la otra aceptar que precisamente Isaac la insultara. Entrecerró un poco los ojos, acusando el golpe y conteniendo a duras penas las ganas de iniciar una discusión que por desgracia tendría demasiados tintes de ruptura aún cuando ni siquiera eran pareja.

Empezaba a ya no sólo estar dolida y cansada sino también enfadada y eso que no paraba de repetirse que el chico tenía justificación debido a las circunstancias recientes. Pero, ¿y qué? Ella quería apoyarlo, quería que no hiciera ninguna locura mientras aún estaba embargado por aquel ciego sentimiento de venganza pero él en lugar de intentar razonar la insultaba.

Lo último llegó cuando la llamó hipócrita. Sus ojos chispearon pero al contrario que en otras circunstancias más amables no hubo hechizo que acudiera a su cabeza, sólo el fastidio de quien se sabe discutiendo con un niño.

- No seas crío...

Pero antes de que pudiera seguir recriminándole Andelin reaccionó, algo totalmente inesperado para Vinny quien no esperaba una reacción temperamental por parte de su hermano.

No tenía tiempo de pensar en el motivo de sus acciones así que se limitó a acercase hasta él y a sujetarle el brazo, intentando bajarlo.

- Andelin, para - no había súplica en su voz, sólo un tono contundente y rotundo pues era lo único que su hermano podía llegar a respetar de ella: los pocos puntos de similitud entre los dos -. Para - repitió, apretándole con fuerza el brazo -. ¿No ves que no controla su poder? ¿Quieres que empiecen a volar cosas y alguien acabe herido?

Grey habia cambiado de bando... Qué novedad. Desde luego, era algo que aquellas alturas yo, al menos, tenia mas que claro, despues de las ultimas noticias que habia tenido sobre el. Sin embargo, el hecho de que solo pudieramos llevar tres pociones por persona si podia suponer un problema. Basicamente, porque Ryan y yo habiamos tenido ya la mano mas larga de la cuenta durante el trayecto hasta Hogwarts.

Y estaba a punto de preguntar si podiamos llevar mas de una, basicamente con la intencion de saber si estaban o no contadas, cuando Ari ya hizo aquella pregunta por mi. Una pregunta que, dicho fuera de paso, como cualquier otra, como cualquier otra opinion o comentario que estuviera a punto de hacerse, o como cualquier otro pensamiento que estuviera cobrando forma en la mente de alguien, murio cuando a Fisher le dio por abrir la boca, cargando ni mas ni menos que contra Vinny.

Y aquello ya, francamente, me termino de tocar los cojones.

No pude mas. Llevaba meses aguantando a Fisher en la medida de lo posible, por Vinny. Sabia que para ella era importante, y por eso habia intentando ignorar los comentarios mordaces y el cinismo del chico. Pero no. Aquello ya habia sido demasiado. No iba a dejar que insultara a mi amiga. No en mi presencia.

-Aqui el unico gilipollas que hay eres tu, Fisher. - dije entonces, interponiendome entre el y Vinny, varita en mano, apuntandole, cuando dio dos pasos hacia ella- Y no hables de hipocresia. ¿Que has hecho hasta ahora, aparte de llorar y amargar la vida a los que te rodean? Estamos todos hasta los cojones de tu ñiñateces, Fisher, a ver si te queda claro de una puta vez. Asi que haznos un favor a todos y dejala en paz... - comence a decir. Sin embargo, cuando iba a comenzar con mi segunda descarga, cuando, al parecer, a Andelin tambien se le terminaron de hinchar las pelotas,  e hizo lo que todos llevabamos meses queriendo hacer: estrangular a Fisher.

No lo iba a culpar, de verdad. Habia sentido aquel deseo y aquella necesidad mas de una vez en los ultimos dias. Sin embargo, si Andelin mataba a Fisher, perderiamos a un activo bastante importante. Y no podiamos permitirnos que Andelin acabara en Azkaban.

Asi pues, cuando Vinny avanzo hacia su hermano, yo intente agarrar a Fisher, para separarlo de Andelin, interponiendome aquella vez entre ellos- Blair, no merece la pena. En serio. - dije a Andelin, mirandolo, con una negacion, dejando claro con aquel gesto que las consecuencias de aquello no merecian  que se molestara siquiera en asfixiarlo.

- Aparentemente la única manera de acabar con las estupideces de tu novio.

Su cuerpo mantenía la frialdad que se había perdido por completo en sus ojos. Contenían tanta rabia que no parecían pertenecerle a él. Por ello, fue sorprendente que su  mano fuera reduciendo la presión en el cuello del ravenclaw, hasta acabar separando su mano de él. El único motivo por el que Isaac no se lanzó directo sobre Andelin era la necesidad de recuperar el aliento. Y fue entonces, cuando un ahogado grito hizo que mirarais a vuestro alrededor. Flotando en el aire y acercándose lentamente hacia los protagonistas del enfrentamiento estaban gran parte de las armas que, hasta el momento, descansaban en las esculturas del Gran Comedor.

Cuando la puerta del Gran Comedor se abrió, ahí estaba yo, dándole el último golpe al Zippo para cerrarlo y guardarlo en el bolsillo después de aquella vuelta por el castillo que tantos recuerdos me había devuelto. Muchos más de los que me habría gustado reconocer, a decir verdad... pero el pasado no estaba para cambiarlo, estaba para asumirlo. Para no cometer los mismos errores... solo cometer errores nuevos. Quizás aprender de ellos, levantar la cabeza y enorgullecerse del lugar donde uno había llegado, a pesar de todo.

Por eso, cuando entré en el Gran Comedor sacando la mano del bolsillo tras guardar el mechero y dejar escapar el humor por la nariz en una rápida descarga levanté la vista mientras la puerta del Gran Comedor se cerraba detrás mio con un contundente y sonoro golpe. Suponía, que aquello llamaría la atención de los presentes como las espectaculares entradas de antaño.

Pero no fue así.

Mi vista acabó en el mismo lugar donde habían acabado la totalidad de las miradas de los presentes: En un Andelin que sujetaba con fuerza el cuello de Fisher. Entonces, allí llegó la mezcla de ideas, pensamientos, sentimientos e intereses. No negaría que la escena me reportó algo que hacia tiempo que no sentía. Satisfacción. No negaría que ver como alguien apretaba el cuello de Fisher hasta el punto de hacerle perder el sentido no me gustaba. Más bien todo lo contrario, de haberlo sabido no me habría fumado el último cigarro, me habría traido un sillón e incluso algo de beber. Por otro lado, no podía consentir aquello... era un insulto que fueran las manos de Andelin y no las mías las que estuvieran ofreciendole aquel gesto de cariño extremo a Fisher.

Quizás podría ayudarle.

Pero no podía ser así, porque Ryan Jackson no ayudaba a que los demás hicieran lo que el deseaba. Lo hacía el mismo, o al menos contemplaba como lo hacían los demás en su nombre. Pero ser el segundo de alguien, era inconcebible. Así que me limité a fijar la vista en la situación, sin el menor deseo de actuar o interrumpir aquella escena. 

Porque si Andelin hacia el trabajo sucio por mi, no tendría que justificarme delante de nadie ni dar explicaciones, y el fin era el mismo... que era con Fisher metido en una caja de pino disfrutando de la agradable compañía de sus padres y hermano. Pero claro, por desgracia allí estaban los de siempre dispuestos a salvar la situación, a demostrar que el pobrecito Isaac una vez más solo era víctima de las circustancias y aquello le daba un chque en blanco para atacar, insultar, traicionar y joder a todo el que tuviera cerca.

Y lo peor es que Andelin pareció ceder a las exigencias de Vinny y Liam. Podía comprender que se metieran por medio, pero de ahí a que Andelin cediera francamente me decepcionaba. No pude evitar negar con la cabeza levemente... el primer gesto que mostraba algún tipo de emoción u opinión desde que había entrado.

Y quizás por eso, por haberme quedado junto a la puerta fue evidente como Isaac hacia gala de sus poderes para atacar a alguien. Como estaba dispuesto a matar a uno de los nuestros solo por sus caprichos y gilipolleces. Y a ese tipo de mierda humana querían encomendarle una misión.

- Desmaius. - El giro de muñeca, junto a la rapidez de empuñar y apuntar, sin contar con la imperceptible forma de conjurar de una forma rápida y contundente haría que pillara a muchos de sopetón e imprevisto. Pero no iba a consentir una pelea previa a tener que ir a buscar a Isabella.

No por un gilipollas.

Por eso lancé aquel conjuro con aquella fuerza contra Fisher, dispuesto a dejarlo seco y se encargaran de él, lo sacaran de allí. Miré a mi alrededor, a los demás presentes con cierta decepción al ver como habían consentido que aquello llegara a aquel punto. Que lo hubieran permitido. - Lamentable, pero no sorpendente. - Les reprendí, con un fuerte resoplido mientras sujetaba la varita.

Todas las expectativas de obtener respuestas a sus preguntas, respuestas que para ella son importantes, desaparecen cuando Isaac decide tomarse la preocupación de Vinny como un ataque. Arianna no puede evitar resoplar, mientras sacude la cabeza. -Increíble

Enfadada por el espectáculo, se limita a mirar a los adultos, supuestos responsables máximos de aquel pequeño comité, esperando que tomen cartas en el asunto.-¿Se van a quedar ahí mirando?- La cosa no podía ser más triste. O eso creía ella hasta que de repente el "supersimpático" hermano de Vinny se lanza cual perro rabioso al cuello de Isaac. La cara de Ari es una mezcla de incredulidad y sorpresa. Nunca antes había visto a Andelin defender a su hermana pequeña. Eran más las ocasiones en las que le había visto herirla de una u otra manera.

En cualquier caso, al final el espectáculo no llega a mayores, gracias a la acción conjunta de Vinny y Liam, no del grupo de adultos que quizás se tendría que haber encargado de todo aquello, y Arianna vuelve a posar los ojos en aquellos de quien espera respuesta.

En ese momento, un grito desvía su atención. Al apartar la vista del grupo de adultos, se da cuenta de dos cosas: Ryan se encuentra de vuelta en la sala, dando su opinión en ese preciso instante, y un puñado de armas flotan en el aire peligrosamente cerca del lugar donde se encuentran Isaac y Blair. Parecía que al final se iba a quedar sin aquellas respuestas. Al menos, estarían armados. No tenía muy claro que eso les fuese a ayudar a enfrentarse a otros magos pero...algo era algo.

Todo sucedió muy rápido. Por lo visto el tal Isaac era uno de esos caballeros andantes con la boca demasiado grande. Tuve que hacerme a un lado cuando Blair saltó de su sitio para agarrarle del cuello, aunque lo hice de forma sutil, como si, simplemente, siempre hubiera estado a esa distancia. 

No me había despeinado, pero observaba a unos y a otros. Ninguno de los que presidían la sala parecían muy dispuestos a mover ni un dedo, cosa que hizo que mi mirada se entornara, suspicaz. ¿En serio?, ¿Esta era su manera de ponerte a prueba?. Irritada ante semejante muestra de pérdida de tiempo, endurecí el gesto llevándome la mano hasta la varita con la intención de poner fin a toda aquella estupidez, advirtiendo como espadas melladas y hachas oxidadas se aproximaban flotando peligrosamente hasta el foco de la pelea. Sin embargo, por suerte o por desgracia Ryan fue más rápido.

Gracias... ¿Podemos seguir?

Con gesto impertérrito, volví a centrar mi atención en los adultos allí presentes. Si aun seguía en esto era solo porque no tenía otra manera de llegar hasta Clarks.

Todo fue muy rápido. Los adultos de la sala se habían distribuido alrededor de los protagonistas del enfrentamiento, varita en mano y atentos a la respuesta que pudiera tener Isaac. Que incluso con todas esas armas flotando nadie actuara solo podía significar dos cosas: o bien seguían viéndole como un crío al que no debía lastimársele, o no tenían del todo claras las magnitudes de la respuesta del chaval.

Hasta que Ryan rompió con la incertidumbre. El hechizo no surgió su cometido, aunque tuvo el efecto suficiente como para desconcertar a Isaac. Antes de que pudiera darse cuenta, una cuerda surgía de la nada agarrando sus brazos y sus piernas.

- Basta Fisher.

La voz de Vaionali consiguió sobreponerse a todas las demás. Si Isaac la escuchó, no hizo muestra de ello. Sus ojos, fijos en Vinny, se debatían entre la ira y el desconcierto. En su cara se reflejaba el dolor que incrementaba conforme se debatía con las resistentes ataduras. Y de repente, paró.

El silencio duró tres segundos, en el que no pudisteis evitar contener la respiración. Y entonces llegó el caos. Las velas y  objetos varios explotaron. A pesar de la oscuridad, reconocisteis a la primera el chirrido de las armas elevándose y volando por el cielo. Permaneciais quietos como estatuas, en muchos casos con los ojos cerrados. Evitando moveros y rezándole a Merlin que todo se redujera en esas rápidas ráfagas que os pasaban a escasos centímetros de vuestra cara. Tras unos segundos que pasaron como horas, cayeron al suelo provocando un gran estruendo.

William fue el primero en hacer el Lumos Máxima. Después siguieron los demás. Todo lo que os rodeaba estaba destrozado, excepto las frascos. Y como esperabais, ni rastro de Isaac.

No tenéis ni un rasguño.

Una de las hachas te hace una brecha superficial en la mejilla.

Una de las armas pasa demasiado cerca de tu oreja y te saca un par de gotas. Nada más.

Tienes una brecha medianamente profunda en el brazo. Cuando te giras hacia tu hermano te das cuenta de que su brazo también está sangrando.

- Liam, por favor, no te metas... - le había pedido en voz baja antes de que toda la frágil calma que reinaba en la sala empezara a quebrarse como una fina capa de escarcha.

No había previsto aquello. Sabía que Isaac se enfadaría y se alteraría, que no estaría de acuerdo, pero la parte de ella que aún creía en que todo podía salir bien esperaba que comprendiera y que atendiera a razones. Por eso cuando por el rabillo del ojo captó todo aquel movimiento armamentístico palideció levemente y clavó los ojos en Isaac, ignorando todas las intervenciones que, al fin y al cabo, no deberían de haber sucedido, porque aquello, al fin y al cabo, fueran lo que fueran, le gustara más o menos, era una discusión de pareja.

- Isaac, no la líes...No lo hagas, joder...

Pero no hubo tiempo. Creía poder razonar con él, calmarlo, pero de repente un hechizo lo golpeó y en el tiempo que tardó en desviar la mirada hacia Ryan y devolverla hasta Isaac todo se complicó, aunque no sin antes advertir el dolor en sus ojos y el sentimiento de traición.

- ¡No!

Aquel grito le salió del alma justo en el momento en el que las velas explotaron, momento en que las espadas empezaron a cortar el aire a su alrededor. Se cubrió el rostro como pudo, intentando evitar la cera caliente pero como consecuencia algún arma afilada le propinó un profundo tajo en el brazo.

Antes de poder echar mano a su varita las armas cayeron al suelo de nuevo y William trajo la luz al lugar. Sus ojos volaron hacia el lugar en el que por última vez vio a Isaac, esperando ver lo que lo había calmado pero allí no había nadie. Un rápido vistazo le confirmó su desaparición pero por desgracia tenía otros asuntos más urgentes que atender en aquel momento y era el mareo que la estaba acometiendo.

Tuvo que sentarse en el suelo, entre todo el montón de armas, mientras extrañas luces blancas bailaban por su retina durante lo que para ella se le antojaron minutos pero que en realidad fueron veinte segundos. Por fin la vista se le despejó lo suficiente, mientras se posaba la mano con cuidado sobre la herida y procuraba no mirar a nadie más.

Cogió aire, confusa, desanimada y sintiéndose como la culpable de todo. Luchó contra el lúgubre pensamiento de que al final incluso Isaac la había dejado, incluso él. No quería desmoronarse, no podía, pero le estaba resultando complicado luchar contra las lágrimas.

Parpadeó un par de veces. No tenía por dónde empezar a buscar pues dudaba que hubiera ido a su casa. ¿Y acaso no tenían ellos una importante misión que hacer? No podía pensar. No tenía la cabeza fría para ello. Se levantó, forzando a su cuerpo a mostrar una entereza que no sentía mientras se dirigía, con paso lento para imprimirle seguridad, al lugar donde dejaron las pociones.

- Pues...eso lo decide todo - comentó con falsa ligereza mientras rebuscaba, de espaldas a todos. Le temblaba la mano con la que no taponaba la herida pero no era algo que quisiera compartir con los demás -. Me voy a la enfermería a vendarme la herida, nos vemos mañana.

En parte se preguntaba cuán buen actor podía ser Isaac. ¿Era verdad lo que había visto en sus ojos o formaba parte de la actuación? ¿Y el descontrol? Cuando Andelin lo había sujetado casi había perdido su pobre entereza pero cuando se había encontrado ante aquella mirada desde luego lo había hecho.

Aquel "no" había sido sincero. En el último momento se había arrepentido de lo que le había pedido. No quería que la dejara sola, no quería que se fuera así de herido con el mundo y quizás incluso dolido con ella. Pero se había marchado porque ella se lo había pedido. Lo sabía. Y no por ello estaba menos destrozada.

A pesar de que el conjuro no había tenido su utilidad máxima -a pesar de estar seguro que un conjuro como aquel habría dejado seco a cualquiera- si lo había dejado aturdido como para que fuera carne de conjuro para los mayores, quienes no habían hecho nada hasta el momento.

Con un gesto cargado de elegancia y tranquilidad, aun junto a la puerta bajé la varita hasta colocarla en paralelo con mi pierna mientras alzaba el mentón un movimiento silencioso y cargado de significado. Un significado que para la mayoría de los presentes era más que obvio y conocido. Un gesto de superioridad hacia Fisher, y muy posiblemente hacia la mayoría de los presentes que se habían limitado a observar lo ocurrido.

Que pocos huevos había en este mundo.

Ahora, encadenado como estaba, fijó la vista en Vinny. Lamentaría hacerle algo, y esperaba que la actitud calmada que había mostrado desde que había llegado no le confundiera: Aquello solo era la calma previa a la tormenta. Si hacia algo, tendrían que venir a recoger a Fisher con una escoba y un recogedor.

Fue por eso, que según pasaban los segundos y Fisher miraba a Vinny, mi presión sobre la varita que sujetaba iba creciendo. Si no fuera por su dureza, rigidez y forma ligeramente curvada, posiblemente la habría partido allí mismo. Solo esperaba el menor gesto de Fisher para terminar lo que había comenzado hace años, y que había derrogado en respeto a Vinny.

Fue cuando Fisher cedió en sus intentos, en sus forcejeos, cuando supe que si todo había ido de mal en peor, aquel preciso instante sería en el que se repetiría el ciclo.

Uno, dos, tres. Sectumsempra.

Todo ocurrió a cámara muy lenta. En la décima de segundo en el cual mi brazo tardó en alargarse hacia Fisher varita en mano, entrecerrando los ojos y coger aire para verbalizar el conjuro, las velas expllotaron. A pesar de no poder verlo, sabía donde estaba Fisher y el movimiento de mi mano, de mis dedos y mis labios fue automático.

- Sectumsempra- El suave susurro que murió entre el fuerte ruido de las explosiones dejó paso a la maldición cortadora, que provocó un fuerte ruido metálico justo delante mio, indicativo de que había impactado algo. Cuando el silencio se hizo y William conjuró algo de luz, se hizo evidente lo sucedido.

Allí estaba con el brazo extendido hacia adelante. Justo al lado de mi cabeza, un hacha clavada en la puerda de madera con una profunda mella producida por algún tipo de corte. Noté como la sangre corría por mi mejilla incluso antes de que pudiera retraer el brazo y mirar a mi lado, dándome cuenta de que había sido mi deseo por acabar con Fisher, lo que precisamente me había salvado la vida.

Solo una cicatriz más.

Con la mano libre, y sin soltar la varita arranqué el hacha de la puerta, acercandome al grupo ahora. - Decir que os lo dije estaría de más... - Corté la frase ahí, pasando la mirada por los presentes. - ...así que pensad en ello. - acabé por sentenciar con un fuerte bufido. - Y la próxima vez no espereis a que me marche a fumar. - Miré a Liam y Arianna. - Ahora estan todas las cartas sobre la mesa. - Seguí con la mirada a Vinny sin decir nada mientras se alejaba.

- Yo me encargaré de ella. Después nos pondremos al día. - Al girarme, vi a Veronica. Debía estar pensar que estabamos locos. ¿Y quien no? - Ves acostumbrandote. - Acabé por recomendarle. - Ellos cuidarán de ti, confia en ellos. - Acabé pro decirle, señalando con el hacha hacia Liam y Arianna.

- Volveré. - Acabé por decir, marchandome de allí en dirección a la enfermería.

Me paré bajo el marco de la puerta.

Aun llevaba la varita en una mano, y en la otra aquel hacha que por poco me cuesta la vida. Levanté la mirada, lentamente desde la punta de mis zapatos hasta el suelo, y de ahí de una forma progresiva hasta centrar en mi vista a Vinny. En un lento gesto que ella debía reconocer por su repitición, guardé la varita en el antebrazo, oculta y de fácil acceso ante posibles problemas futuros.

Solo di dos pasos hacia ella, dejando el hacha sobre una de las camillas. Pasé la mirada por aquellas camillas. Como si de una visión al pasado fuera, allí estaba yo tumbado, y Liam justo delante. También estaba June, incosciente, también estaban Josh y Sam. A decir verdad, a cada segundo que allí pasaba, la gente tumbada en aquellas camillas iba aumentando hasta convertir el lugar en uno de los más poblados de Hogwarts.

Fue cuando Vinny reparó en mi, cuando aquella gente desapareció.

- Vinny... ¿Me escuchas? - La pregunta carecía de sentido. De cualquier sentido lógico dado el lugar, la situación y los interlocutores. Una vez más, volví a caminar por la enfermería a paso lento, dejando caer cada paso. Me dirigía a la pica donde poder lavarme la cara, donde poder quitarme algunos de esos vendajes y cambiarlos por unos nuevos.

La pregunta. ¿Qué sentido podía tener aquella pregunta? Quizás por si sola carecía de sentido. Pero peor, si cabe, fue la siguiente. - ¿Estás bien? - Me paré a medio camino hacia mi objetivo, mirandola una sola vez a los ojos y pasando de largo.

Fue cuando me paré delante del espejo y me miré en él. Fue cuando bajé la mirada y contemplé aquellas vendas en mis manos y brazos, aquella venda mal puesta en mi cabeza, sucia y con sangre seca cuando comprendí cuanto tiempo había pasado. - Vinny, estoy preocupado por ti. Dime algo, por favor. - Quizás aquella última frase fuera la determinante. Por dos palabras "Por favor". Dos palabras que había usado en... ¿Contadas ocasiones en mi vida?

Y una de ellas había sido aquel día, cuando fui a buscarla después de tanto tiempo. El primer reencuentro después de... tanto tiempo. Aquella era una confesión en primer grado, el reconocimiento público de que no había olvidado aquel día. Cerré los ojos, también los puños mientras resoplaba. Estaba mucho más cansado de lo que me habría gustado reconocer. Apreté los labios mientras pensaba en como quitarme aquellas vendas. - Déjame que te vende el brazo. - Acabé por decirle, aun mirando aquel espejo, agarrado a la pica del lavabo.

Me giré hacia ella.

Quizás hubo unos segundos de silencio. Unos de esos en los que es mejor no decir nada, en los que una mirada dice mucho más de lo que cualquier frase pudiera decir. No se cuanto tiempo estuve en silencio, mirandola, pero lo que si es cierto es que acabé por acercarme a ella lentamente, paso a paso. Hasta plantarme delante suyo.

- Me he equivocado. - Reconocí... quien sabe sobre qué mientras me apoyaba en una de las camillas. Tomé algunas vendas, comprobando el brazo. Tras limpiar la herida, comencé a vendarle la herida del brazo. - No es nada, no te preocupes... -

La cuestión era no derrumbarse. Paso a paso fue andando hasta la enfermería, obligándose a dar el siguiente con la cabeza en alto. No es que hubiera nadie que la viera, aunque le parecía que no tardaría en tener compañía pues al eco de sus pasos se les sumaba otro. Tal vez, si hubiera sido más sensata, no hubiera anunciado su destino.

Intentaba pensar. Hacía un esfuerzo consciente para dotar a sus pensamientos de cierta coherencia pero a pesar de su relativa calma exterior su cerebro era una vorágine, gritos que clamaban por algo que ya no sabía que era. Quería ir tras Isaac. No quería. Los demás tenían la culpa por no haberle permitido lidiar a ella con aquello. Era culpa suya por haber sacado el tema a colación. Debería haber parado a Andelin. Pero quizás Isaac se hubiera sentido más humillado todavía. Tenían una misión prioritaria. ¿Por qué sus prioridades estaban tan confusas?

Sólo había sido aquella tarde cuando por primera vez se había fijado en que ya no sabía lo que quería hacer. La venganza de su hermana que había supuesto un motor durante los últimos meses había dejado de valer y de repente, de algún modo, una parte egoísta de ella había decidido que tal vez aún quedaba esperanza, que quizás algún día aún pudiera rehacer su vida.

Y ahora, de repente, ya no tenía nada. La venganza de su hermana había empezado a diluirse, rehacer su vida acababa de desmoronarse y salvar el país nunca había sido algo para lo que se sintiera especialmente capaz. Volvía a encontrarse ante un vacío pero seguía demasiado afectada por los acontecimientos recientes como para sentir el pánico que sin duda la acometería.

Casi le sorprendió encontrarse en la enfermería pues sus pasos la habían llevado allí sin guía alguna, acostumbrados al paseo que se había sucedido una y otra vez en el último y breve curso en Hogwarts. Por lo menos aquello le daba una difícil tarea entre manos que la mantendría distraída pues para alguien que padecía de hematofobia curarse una herida era, cuanto menos, peliagudo.

Se dirigió a una camilla y estaba sacando las vendas del cajón cuando escuchó los pasos que por fin le habían dado alcance. Se giró, encontrándose a Ryan que parecía afrontar sus propios demonios al penetrar en el que un día fuera el ambiente cargado de la enfermería. Ryan. En otros tiempos su presencia allí no le habría sorprendido pero aquella vez, como una hace tantos meses, sí. Aunque tampoco había dedicado demasiado tiempo en pensar en quién podría haberla seguido aunque desde luego Liam, Andrea, Erika e incluso su hermano habrían sido opciones más normales que Ryan, al menos a su entender.

Le miró. Parecía acercarse a ella con la cautela de quien no quería asustar a un cervatillo y se preguntó si aquel era el aspecto que le ofrecía a todo el mundo. El aspecto de alguien desvalido. No era la primera vez que aquel pensamiento pasaba por su mente sólo que antes le había reportado más emociones negativas que ahora, que le daba igual que la percibieran como indefensa pues tenía mucho más claro quién o qué era, siempre que no hubiera sangre de por medio.

El acercamiento hacia ella se truncó al ver cómo empezaba a cambiarse el vendaje, logrando que Vinny desviara la vista de él y se aferrara con fuerza a la camilla, apretando los dientes mientras inspiraba con brusquedad. Sangre, sangre, sangre...era por aquello por lo que sabía que no era adecuada para luchar por la sociedad mágica inglesa.

- Mareada - acabó por decir entre dientes. No le preguntaba por aquello, lo sabía. En realidad de forma sutil, intencionada o no, estaba evocando en su mente la vez que la había encontrado desmayada en la enfermería. Aquella vez estaba preocupada y alterada. Ahora sus emociones habían madurado y florecido y nunca volverían a ser de tamaña simpleza.

Lo que tenía claro era que no quería hablar de Isaac, no quería pensar en Isaac. Por eso era mucho más fácil centrarse en las sensaciones físicas del momento.

Paso a paso, Ryan acortó la distancia que los separaba hasta que Vinny se quedó mirando inevitablemente sus pies. Sólo alzó un momento la mirada para darse cuenta de que el corte de su rostro volvía a sangrar así que tuvo que cerrar los ojos con fuerza mientras se forzaba en concentrarse en su respiración.

- Sí, mejor...hazlo tú - había tardado una eternidad en responderle a aquello pero parecía que el filtro que cedía el paso a las palabras expresadas en voz alta estaba un poco saturado en aquel momento. Exhalando e inspirando profundamente retiró la mano que cubría su propia herida para mostrar un tajo de cierta profundidad que todavía seguía sangrando. Casi de forma compulsiva empezó a frotar aquella misma mano sobre la sabana de la camilla pues, a pesar de no verla, notarla manchada de sangre la repugnaba bastante. -. ¿Sobre qué estabas equivocado?

De todas las personas que podían haberla seguido tenía que ser Ryan el que había decidido erigirse como salvador. Y aquello, francamente, la molestó. Su relación con él era complicada, hacía esfuerzos por llevarse bien pero siempre parecían estar sobre una delicada cuerda haciendo equilibrios imposibles. Sin embargo lo que la enfadaba era que era él el principal culpable de la situación actual.

¿Había ido a hacer leña del árbol caído o a recoger los restos? No importaba ninguna de las dos opciones le hacía cambiar de opinión. No podía fiarse de casi nadie.