Partida Rol por web

Algo extraño estaba pasando en la mesa de Gryffindor. Pasaste de escuchar todo estupendamente a dejar de oírles por completo. El cambio coincidió con la marcha, visiblemente enfadados, de Lucas y Sarah. ¿Es que habían hecho un muffiato y habían dejado fuera a sus dos amigos? ¿Desde cuando Liam y Arianna preferían a Ryan Jackson antes que ha los fieles Redmoon y Starks? Aun así, conseguiste hacerte con alguna frase o palabra suelta de lo más interesante... e inquietante.

Ryan: Isabella... tren.... yo... bella... victor... rebecca... ojo por ojo....

Liam: ...diente por diente... Rebecca

Arianna: ¿...quién controla toda la información? ¿...siempre haciendo preguntas y sabe todo....lo que pasa?

¿Hablaban de Lucas?

Arianna: ...venganza... Rebecca... Isabella.... June...

Ryan: Sarah y yo... trabajar juntos... último error...

La marcha de Ryan coincidió con el comentario de Clarissa, lo que te hizo perder la concentración. No pudiste escuchar nada más de la conversación entre Arianna y Liam.

Se había detenido nada más traspasar las puertas con alguna intención oculta incluso para ella. Cogió aire de forma temblorosa, intentando calmar sus atribuladas emociones para no volver a romper a llorar como la noche anterior, a pesar de que aquella especie de shock en el que se había sumido desde que llegara por la noche a la sala común se había desvanecido hacía unos minutos, dejándola de nuevo bajo el influjo de aquella zozobra permanente, de aquella tristeza que estaba anquilosando todo su ser.

Una nueva y temblorosa inspiración fue interrumpida por las palabras airadas de Lucas y Sarah, que parecían enfadados con Liam y Arianna por algo que escapaba de su comprensión. Les dirigió una mirada dolida, incapaz de encontrar un modo de justificar aquella actitud ante todo lo que sucedía. Pero todo el mundo parecía estar igual. Mucho más pendientes de su propio mundo que de aquellas tres personas que en cuestión de un momento habían dejado de respirar para siempre.

Reprimió un escalofrío, abrazándose con más fuerza y denotando, al pegar la túnica a su cuerpo, la delgadez de su figura que en otros momentos había parecido pletórica de energía y ahora - con el cabello suelto, la palidez a causa de la fatiga y el dolor y el hundimiento de sus hombros - sólo mostraba su fragilidad.

Tomó aire de forma entrecortada, buscando en su interior las fuerzas para volver a ponerse en movimiento, sin escuchar que las puertas del Gran Comedor se habían abierto una vez más.

Nada más abandonar el Gran Salón, me detuve a esperar a que la puerta se cerrara detrás mío. Había llegado a mi propio límite, y lo peor es que sabía que debía sobrepasarlo. El sonido de la puerta cerrándose no fue otro golpe más a mi espalda, que me obligó a cerrar los ojos, en un gesto cansado, agotado, triste y derrumbado. Mi mirada seguía clavada en el suelo, como si buscara algún tipo de esperanza en él.

Por primera vez en mi vida, de lo único que tenía ganas era de hacerme un ovillo en alguna esquina y hundir la cabeza entre las rodillas. Dejar que todo pasara y alguien me echara un cable, una mano, o me preguntara como estaba. Alguien que se interesara por mí, que le importara de forma sincera. No tenía ganas ni de apretar el puño, de tensar la mandíbula, de hacer rechinar los dientes.

Alcé la vista, viendo a Vinny allí parada, abrazada a si misma. No sé cuantos segundos pasarían entre que mi vista se clavó en ella, y el primero de mis músculos reaccionó. Di un paso hacia ella, uno largo y lento, cansado. Quería acercarme a ella.

Y entonces estoy en la Torre del Reloj. La espero con una cajita metida en el bolsillo. Ha sido un verano muy largo sin ella, y quiero darle una sorpresa. No hubo chica que me hiciera más feliz, que me hiciera olvidar cuanto era malo. Y me abraza por la espalda, siento sus brazos rodearme, y su cara contra mi espalda. Disfruto del momento, con intención de darme la vuelta, de abrazarla, de besarla. De explicarle cuanto he pensado en ella. Pero me doy la vuelta y me mira fijamente. Solo una palabra de despedida. No hay explicación. No hay motivos. Ella se marcha y yo me quedo aquí, solo mientras baja las escaleras. Y yo no puedo moverme.

Otro paso más hacia ella, la veo tan cerca y la siento tan lejos. No, me miento a mí mismo. Esta tan lejos y la siento tan cerca. No sé por qué no se mueve. Debería consolarla, pero no sé cómo. ¿Puede una persona consolar a otra cuando ha visto a su hermana morir?

Estaba con ella, pero escucho algo, alguien habla con Evens. Vinny está en la enfermería. No puedo evitarlo, me pongo en camino hacia la enfermería para ver como esta. La utilizaré, la manipularé, la controlaré. Deseo usar todos sus sentimientos contra ella. Y llego allí, y hago mi mejor actuación, propio del más experimentado y odioso actor. Y quedo con ella para después. Ahora no me siento orgulloso de eso. No me reconozco.

Un último paso y me quedo tras ella, quieto y observando como sigue sin moverse. Me tiemblan las manos, no puedo evitarlo, todo ha escapado de mi control. Se suponía que yo era el fuerte, el duro, quien debía parar todo esto. Pero he fracasado, y ya nada volverá a ser como antes.

Estamos en aquella colina. Me habla, me explica. Algo en mi rompe su silencio y me invita a preguntar, a saber más, a estar junto a ella. Nos besamos. Y todas aquellas oscuras intenciones mueren allí, recordando no solo que la quiero, sino también porque la quiero. No quiero que aquello termine, pero a su vez me parece tan breve. Se marcha, tiene cosas que hacer. No puedo dejar de pensar en ella. Y me peleo con mi mejor amiga por defenderla. Me peleo porque ya no quiero seguir siendo ese cabrón insensible y me gustaría, por una vez, ser feliz. Nunca lo sabrá.

Con un gesto lento, levanto los brazos hasta media altura, y la abrazo por la espalda, estrechándola contra mí. No hay fuerza en el gesto, ni esa elegancia, ni esa superioridad, orgullo o arrogancia. Ha sido demasiado incluso para mi, y me siento cansado, muy cansado. Quiero dormir otra vez, cerrar los ojos y esperar que mañana sea un día mejor.

No lo será.

Pero mantengo ese abrazo. Nada de lo que diga la consolará. Y esto seguro que si dijera algo, aun se enfadaría más conmigo. Lo peor no es eso. Lo peor es que tampoco se que decirle, o que hacer. Si me rechazará otra vez, si escapará, si no querrá escucharme.

Quizás, y solo quizás, el abrazo sea más que suficiente. Quizás transmita mejor todo lo que quiero para ella, de lo que cualquier palabra sería capaz. Y aun así, se que debo cometer mi último error en este maldito colegio.

Dejar a Berenice Blair.

No tuvo que girarse para saber quién era el propietario de los brazos que ahora la envolvían en aquel abrazo cargado de sentimientos sin expresar. No le rechazó. Ni quería ni podía. Sabía realmente que no estaba enfadada con él, sino con el mundo entero, con la persona que había ejecutado aquella sentencia de muerte para su hermana e incluso para Victor, aquel amigo cuya muerte ni siquiera existía en su conciencia al verse eclipsada por la de Faye.

Su cuerpo se estremeció de nuevo en medio de una eterna inspiración, que acabó viéndose entrecortada por un sollozo sin lágrimas. Tuvo que realizar varias veces todo el proceso de respirar de forma acelerada antes de que los latidos del corazón consiguieran disminuir el ritmo y las lágrimas quedarse ocultas nuevamente tras su frágil autocontrol, con la cabeza caída hacia adelante y su cabello rubio y ligeramente despeinado cayendo por los laterales de su rostro hasta llegar a cubrírselo.

Sus manos dejaron de apretar sus brazos para posarse sobre las de Ryan y sujetárselas, agradeciendo el calor que desprendía. Y entonces se dispuso a pronunciar las palabras que ayer habían muerto en sus labios y que hoy morían en su corazón.

- Te quiero - tantas emociones teñían su voz que era imposible quedarse con una. Amor, tristeza, desesperación, rabia. El conflicto de todas ellas -. No quiero volver a pasar por esto, Ryan, pero yo no...no puedo con más...

Las imágenes de aquella vez en la Torre del Reloj inundaron su mente pero ahora para ella estaban superpuestas con el cadáver de Faye en el suelo de aquel lugar en el que tantas veces se habían amado manchando sus recuerdos con sangre. Y tal vez aquello era lo último que quedaba para que desapareciera la adolescente que se había empeñado en seguir siendo durante demasiado tiempo, el paso que le faltaba para crecer de forma cruel y enfrentarse a aquel porvenir que la había tumbado antes incluso de acercarse. Pero no podía más, no podía luchar o aferrarse a aquello sin fuerzas. Tenía que hacerlo, necesitaba hacerlo. Odiaba hacerlo.

Dejar a Ryan Jackson.

Yo no pude moverme. Ese abrazo no se vio interrumpido por parte de ninguno de los dos, y es más grande de mis agradecimientos estaba ahora con aquel gesto. No lo diría, pero al sentir sus manos sobre mis brazos sentí un cierto alivio. Como si encontrara una balsa en medio de un vasto océano de miserias. Mis manos apretaron su vientre ligeramente en respuesta, correspondiendo a su gesto mientras yo me limitaba a cerrar los ojos e inspirar largamente.

Aquel te quiero de sus labios sonó como si lo llevara conteniendo desde hacía décadas. Me preguntaba cuando lo había deseado decir, y cuando sus labios habían podido pronunciar aquellas dos palabras, tan simples y con tanto significado para mí. El aire atrapado por mis pulmones escapó lentamente por la nariz mientras seguía con los ojos cerrados. Quería escuchar tanto aquellas palabras, y ahora me sentía un monstruo por lo que debía hacer. Perdóname, por favor.

Reuní todo el valor que ahora mismo me quedaba, mi voluntad, mi determinación y, aunque resultara irónico, todo lo que sentía por ella. - Nadie quiere volver a pasar por esto, Vinny. - Sacar allí mismo la varita, apuntarle con ella y lanzarle un conjuro desmemorizante. Aquello habría sido un acto de piedad digno del mejor samaritano. Pero no era eso lo que merecía. Merecía mirar a los ojos de los asesinos, merecía dejarse llevar por la rabia. Vinny merecía vengarse de los asesinos de su hermana, y aquel acto de piedad se lo habría impedido. Y eso no se lo merecía.

Rompí aquel abrazo, rompí el contacto con ella, separándome unos centímetros de ella, rodeándola solo para ponerme frente a ella, para poder mirarla a los ojos. - Eres la mejor bruja que jamás he conocido, que jamás conoceré. Nadie podría haber soportado, ni soportar lo que tu soportas. Nadie. - Mi mano busco la suya, cogiéndola con suavidad, con cariño. Entrelacé los dedos con los de ella, mirándola a los ojos.

- Mírame a los ojos. - Le pedí. - Tú has despertado lo mejor de mí. Me has enseñado a ser mejor persona. A querer a alguien, a ti, a respetarla, a necesitarla. Me has hecho mejor. Me has ayudado y has tenido esperanza en mi cuando todos los demás me han dado la espalda. Pero... -

Cogí aire. Sentía que la voz se me entrecortaba. Sentía el dolor recorrer cada centímetro de mi piel, como me apuñalaba el corazón y como me pedía que no siguiera. Pero debía hacerlo por ella, precisamente por todo lo que había hecho por mí. Y porque la quería. - ...si quiero coger a quien ha hecho todo esto... - Tragué saliva. Fui yo quien apartó la mirada de ella, quien apretó su mano en busca de consuelo, de fuerza. - ...debo hacer cosas que ahora no soy capaz de hacer. -

- Te quiero, Vinny. Me habría gustado ser feliz contigo. - Saqué del bolsillo una pequeña cajita. Le cogí de la mano, dejando el objeto en su mano y cerrando su puño, a la par que cerraba los ojos, conteniéndome. - Quizás, algún día, cuando todo esto termine... - No terminé la frase, no fui capaz, simplemente. No me salía el aire de los pulmones.

Abrí los ojos, mirándola fijamente durante algunos segundos, en silencio. Me acerqué a ella, dejándole un último beso en los labios. El más dulce, el más amargo, y sin duda el más doloroso. - No me olvides. - Fue lo último que le pedí, antes de soltar su mano, antes de separarme de ella y darme la vuelta para echar a andar hacia la puerta del Gran Comedor una vez más.

Perdóname. Te quiero.

Quería dejarle. Pero en lugar de eso se había encontrado con que Ryan la dejaba a ella por una supuesta nobleza recién hallada, o tal vez justo por lo contrario: para traicionar dicha nobleza. No lo comprendía y sin embargo se sentía incapaz de preguntarle nada más porque sentía que en aquel momento el conocimiento podría acabar con ella, hundirla más de lo que ya estaba.

Aquel beso de despedida concluyó con el salado sabor de sus lágrimas entre los labios de ambos, un adiós amargo que era lo que les quedaba. Se había terminado. Había terminado una etapa de su vida que la había hecho extremadamente dichosa y a pesar de que sus intenciones seguían siendo las mismas, dolía. Dolía tanto que ya no sabía por cuantas cosas lloraba, cuantas cosas perdía, cuantas cosas la arrastraban hasta el fondo como un ancla demasiado pesada, una carga demasiado grande para sus menudos hombros.

Sólo entonces se dio cuenta de que le había dejado aquella caja entre las manos, contemplando su espalda marcharse con tantas cosas en el tintero y todas ellas sin decir. Quería decirle que se cuidara, que había sido muy feliz con él. Que le había regalado los mejores momentos de su vida. Pero estaba tan superada por todo que sólo lloraba y sollozaba con violencia, incapaz de hacer nada más que contemplarle marchar, sin que tanta lágrima limpiara su alma de dolor.

Tan sólo pudo hacer una única cosa y esa fue abrir la caja que le había dado como último regalo, con los dedos temblorosos por su agitación.

La cajita, algo tan sencillo y niño como una pequeña cajita azul, de plástico. Al abrirlo, solo había un único objeto, una simple alianza de plata, sin detalles, sin adornos. Solo con una inscripción en su interior que rezaba "Nunca estarás sola". Aquel era el pináculo final de lo que Ryan quería decirle a Vinny. Un simple objeto que representara que la quería. Que le sería fiel. Y quizás algo no tan obvio, que la respetaba. Y eso podía sacarse en claro de que el anillo había sido grabado por un muggle.

El regalo que quiso entregarle el día interior, y que hoy retomaba un significado mucho más importante.

Escuche las respuesta de Kate, incapaz de dejar de mirarla a los ojos. Dolia. Dolia mucho. Más de lo que me gustaría reconocer.

Habia escuchado lo que le habia dicho a Clarissa. Claro que lo habia escuchado. Pero fingi no hacerlo, acabando por asentir simplemente, incapaz de articular palabra.

Demasiadas emociones, demasiada tension. Demasiados sentimientos. Y el mas duro de todos los golpes. Haber perdido a mi unica balsa en medio de aquella tempestad, al ultimo remanso de paz, de felicidad que me quedaba. Haberla perdido a ella, por culpa de un gilipollas que ni siquiera tenia el valor suficiente para apechugar con lo que habia hecho.

Cobarde. Rata.

Asenti entonces, viendo aquel atisbo de lágrimas contenidas en Kate. No lo soportaba. Me indignaba. Y una parte de mi sentia que, a pesar de todo, no podia tirar la toalla. No podia dejarla marchar. No queria dejarla marchar.

- Te veo luego... tengo que ir fuera. - dije sencillamente, con un cabeceo, dejando claro que, a pesar de todo, la seguia queriendo.

Que queria luchar por ella.

Y, acto seguido volvi junto a Ari, pasando un brazo por su hombro, en un gesto reconfortante. Sabia que estaba mal. Todos lo estabamos. Y sabia que hacia tiempo que no habia estado ahi para ella. Habia llegado la hora de enmendar los errores, y aquel era el primero en mi lista.

Y asi, ambos nos dirigimos juntos hacia la salida, dispuestos a hacer lo que teniamos que hacer, al otro lado del Gran Comedor.

June ajena a todo el ajetreo que estaba ocurriendo a sus espaldas salió del comedor, por primera en mucho tiempo se sintió mejor consigo misma. A veces el rencor sólo conducía a no ser feliz con nada y en aquellos momentos lamentó no haberse centrado más en las cosas que realmente importaban.

La señorita Flatter recordó las palabras de Vinny, había insistido muchas veces en que no debía ir sola hacia ningún lado pero no era ella la única que estaba en peligro y después de la matanza de la noche anterior confiaba en que los asesinos hubieran saciado su sed de sangre. De manera que se dirigió hacia el dormitorio de Ravenclaw con la esperanza de encontrar allí a Vinny, quería despedirse y ayudarla.

Mathew tomó nota mental de todo aquello. Vio como Liam se acercaba a Kate y apartó la mirada. Ojalá no hubiese hecho ese gesto. Ahora las cosas serían más fáciles. Tenía que hablar con Kate y dejar las cosas claras. No podíamos seguir así. Ni Kate, Ni Liam ni yo.

Que va tío. No he conseguido nada. Para cuando volví ya había pasado todo... Suspiró. Así que Victor, Ryan y Liam... Algo es algo. Bueno, al menos tuviste suerte. Si te llegan a pillar fuera puede que hubieran ido a por ti también.

Me metí algo de comida en la boca. No tenía hambre, pero por hacer algo. Me permitía no pensar demasiado. Voy a ir a preparar mis cosas. Dijo finalmente. Nos vemos.

Mathew estaba manteniendo una conversación con Scott. No parecía muy interesante, principalmente por la cara apática del primero. Se le veía sin ganas. Vio como se acercaba Liam a Kate e intercambió unas palabras con Scott antes de decidirse y marchar, no sin antes mirar a Kate. Tal vez era la última vez que la veía en el curso. Quería hablar con ella antes de irse.

- No sé si estaba ahí, sólo sé que se encontraron rastros de ella. Puede ser que ayudara a prepararlo. Igual se trataba de un hechizo de efecto retardado, no sé...- responde a la pregunta de Liam. Y después, tras reflexionar sobre las palabras del Griffindor- ¿Ryan había sido su amigo? Debió de ser antes de empezásemos nosotros a ser amigos...- decide confiar en él.- Está bien. Hablemos con él. Pero de verdad espero que no nos estemos equivocando en esto.- concluye con gesto derrotado. Al menos, sacarían alguna respuesta. 

Y con eso se levanta y se acerca con Liam a la mesa de Hufflepuff, quedándose a unos pasos de distancia, para no interferir en la despedida de la pareja, bueno, ex-pareja. 

Arianna se queda de pie, esperando a pocos metros de la mesa de Hufflepuff, hasta que Liam termina de despedirse de Kate. Cuando vuelve y le pasa el brazo por los hombros, lo recibe sin decir palabra. Es hora de tener una conversación seria, piensa mientras abandona con el Gryffindor el comedor. 

-Ya estoy, lo siento. - dije a Arianna, en cuanto volvi junto a ella. No estaba bien, eso podia verse a la lengua. Pero claro, ella tampoco lo estaba. Ninguno lo estábamos en realidad- Llámame gilipollas, pero no puedo irme del colegio, sin saber si voy a volver a verla, sin despedirme de ella. -dije a mi amiga, caminando con paso pausado hacia el Gran Comedor, preguntándome si entre Ryan y Vinny se habria cernido tambien la tormenta.

Entonces, al ver a Mat levantarse, la expresion de Liam mudo, a una de profundo asco- Ahi va la rata cobarde de mierda. Se puede ser hijo de puta, y luego está el. - dije, con un inusitado rencor hacia el que hasta el dia anterior habia sido mi amigo.

Y luego me centre de nuevo en Ari. Tenia que hablar con ella, ponerla rapidamente al dia, antes de reunirnos con Ryan. Y el tiempo, como siempre, corria en nuestra contra- Ari... hay muchas cosas que quizas no sepas... De antes, de hace unos años... y de ahora. Estos meses han sido una locura y he intentado hacer las cosas lo mejor que he podido... Pero  despues de todo, solo puedo sacar una cosa en claro: mienten, Ari. Todos. Lucas es un mentiroso. Sarah es amiga de Ryan, o eso creo. Vinny se ha estado callando cosas de June, como que el otro dia le leyeron la mente. Mat ha hecho que Kate y yo rompamos... Y asi puedo continuar la lista, con diferentes razones, para diferentes personas.

Si te digo esto es porque es muy importante que lo que hoy pase, lo que hoy se diga, solo quede entre nosotros tres. Y nadie mas. Absolutamente nadie. Ahora mismo, dudo mucho que haya nadie mas en quien podamos confiar en este colegio. - no habia incluido a Kate en mi circulo de confianza. Y estaba claro, por lo que acababa de decir, que no nombrarla no significaba que no estuviera en el saco en el que habia metido al resto... o que no la hubiera sacado de él.

- Es.... extraño - comenzó, mirando hacia abajo evitando tu mirada. Estaba muy nerviosa. - No entiendo por qué Ryan está con ellos. Ni por qué han excluido a Lucas y Sarah de su conversación. - Te sorprendía descubrir que Clarissa fuera tan observadora. - Las cosas están cambiando demasiado... dicen que Liam y Ryan estaban juntos cuando encontraron a Victor estuvieron juntos antes de la fiesta. ¿Desde cuando son amigos? - Tuvo un escalofrío.

- ¿Cómo ha podido pasar esto si nos han estado investigando? - Te miró de soslayo. - Ayer estuvimos en casa de mi tio. El Ministerio estaba al corriente de lo que aquí estaba ocurriendo. Trajeron a los aurores y sabían que el asesino era un chico. Sospechaban de algún alumno de último curso, aunque no estaban seguros. Si sabían el peligro que corríamos, ¿por qué han esperado hasta tan tarde para hacer algo? ¿Por qué no cerraron antse el colegio? ¿Por qué esperar a que hubiese cinco muertes y otros tantos atacados?

Sin poder evitarlo se echó a llorar. La presión era demasiado para ella.

El rostro de Kate se ensombreció conforme Clarissa hablaba. Estaba recaudando bastante información que no le habían dado. Tampoco le gustaba el hecho de que echasen del grupo a dos de sus amigos por un Slytherin.

Un chico de nuestro curso... si Víctor estaba muerto cuando me atacaron y Jay conmigo, eso les descarta. Por tanto, ¿quién queda de nuestro curso? Scott. Matthew. Jackson y Liam estaban juntos. Yo solo vi a un atacante por mí parte. Eso les excluye. Lucas iba de Merlín. Isaac. Son tres los que no tienen coartada por así decirlo. Scott desapareció de pronto cuando estaba hablando con Jay. Confío en Mathew y nunca haría daño a nadie. Así pues... de momento solo me queda Isaac.

Sospechaba principalmente de Scott e Isaac. No había visto a Fisher aquella noche. ¿Dónde podía haberse metido?

Tranquilizó a Clarissa, colocando una mano sobre la de la chica. Ahí es cuando la Kate Starks de siempre había vuelto. Su debilidad hacía más débiles a los que le importaban. Sus dudas, su miedo, sus lágrimas... provocaban en el resto de personas desazón y miedo. No podía permitirlo. Debía continuar investigando aunque quedasen pocas horas. ¿Quién sabía? A lo mejor en el futuro era importante lo que sacase de ahí.

- No te preocupes, Clarissa. Estoy aquí.

Le acarició la mano y después observó que Matt le dedicaba una mirada antes de marcharse del Gran Comedor. Quería hablar con él cuanto antes, pero primaba el hablar con Lucas en aquellos momentos. Además, él podría decirme, además de Liam, ¿qué estaba ocurriendo con Rebeca?

- Vuelve a la sala común y espérame ahí.

Se levantó, decidida a dejarse de tonterías y a volver a centrarse. La decisión que inspiraba su mirada era viva y ardiente. Peligrosa. Empezó a caminar con andares muy rápidos, recta, erguida, ignorando el dolor del cuerpo. Cuando pasó al lado de Matt le habló con el mismo tono autoritario que solía usar cuando hablaba en serio:

- Tú y yo tenemos que hablar. Cuando recibas mi señal con los anillos nos veremos en la puerta que da a los terrenos. Y no quiero excusas. Debemos hacerlo antes de irnos.

Siguió caminando, en busca de Lucas Redmoon. Dispuesta a sacar cosas en claro. A hablar y a enterarse por fin qué estaba ocurriendo allí.

Vinny llego hasta la sala común sin encontrarse a nadie por el camino. La Sala Común también estaba vacía. Al parecer todo el mundo seguía en el Gran Comedor y, quien no, estaba en su cuarto haciendo las maletas. Optó por subir al suyo para preparar también sus cosas. Quedaban a penas unas horas para marchar.

No había pasado ni medio minuto que llevaba en su habitación que June entró en la estancia.

June, Arianna, Liam, Matthew, Clarissa y Kate salen fuera del Gran Comedor.

Sus pies la habían llevado de forma mecánica hasta su habitación, sin dejar de llorar en todo el camino con la desolación que sentía, sin dejar de apretar aquella caja contra su pecho. Ya no sabía por qué lloraba, simplemente había llegado al punto en que llorar era lo único que podía hacer, porque necesitaba aquellas pequeñas fugas de presión para poderse centrar ni que fuera por una, dos, o tres horas antes de sucumbir de nuevo.

Tarde o temprano acabaría ganando aquella batalla al dolor pero en aquel momento, estaba derrotada por todo. Miró a su habitación, observando lo poco que tenía por recoger. Y en lugar de ponerse a ello, se echó sobre su cama, haciéndose un ovillo y llorando desconsoladamente como nunca lo había hecho, dejándose llevar por aquel dolor que parecía tener un principio pero no un fin.

Si escuchó la puerta abrirse anunciando la presencia de June, no dio muestras de ello.