Partida Rol por web

Iván se despidio de su tio.- No tardare.- aseguro, mas por tu prisa que por la suya.

Nicolay se marcho con el gradullón e Iván te hizo un gesto, llevandote a una de las habitaciones.

  El enorme dormitorio contaba con no menos enorme vestidor. Cuatro armarios llenos de trajes de buena calidad, camisas y todo tipo de prensas y complementos de las mejores firmas.

 - Coge lo que necesites.- dijo Iván abriéndote los armarios para que seleccionaras lo que quisieras.- Aunque te lo llevaras todo seguiría en deuda contigo y con Yuri.- aseguro.

Movió un montón de camisas a un lado despejando el panel trasero del armario.

Ante tus ojos dejo a la vista un armario secreto lleno de armas.

  Puedes llevarte las que mas te gusten. No están registradas, sin huellas ni números de serie. Técnicamente no existen.- te explico abriendote un cajón repleto de munición.

Dejo que te sirvieras.- Los abrigos están a tu izquierda.- dijo.- Si quieres lavarte, el baño es la puerta del fondo.

- Por favor, sientete en tu casa.

James miró a Nicolay con sorpresa al escucharle hablar. - Nos volveremos a ver, descuida. Hablaremos de los viejos tiempos. - Tras eso y con gesto tranquilo entró en la casa del chico joven que al parecer era sobrino de su antiguo compañero. Nada más entrar observó todas las posibles entradas y salidas en busca de una opción de escape si fuera necesario.

Observó la casa con detenimiento y los gestos del joven por si intentara realizar algo contra él. No le parecía probable, pero no era de aquellas personas que se descuidaba simplemente porque no pareciera probable. Peinó las opciones y optó por una pistola, un arma corta que comprobó que estuviera cargada. En su casa tenía armas, no tantas como aquí pero había tomado la precaución de llevarse unas cuantas armas como seguro cuando acabó con sus días de vigilante. Una Glock 17, era un buen arma y fiable. No quería ir cargado pero le vendría bien un arma.

Tras eso pasó a seleccionar la ropa, algo elegante pero funcional al parecer iba a necesitar moverse, se apresuró a tomar una bolsa grande de plástico en la que fue echando la ropa a medida que se cambiaba. Tomó un pequeño bote de colonia y lo echó por encima de la ropa manchada con sangre, ayudaría a despistar a los perros si aún seguían cerca, hasta que tirara la ropa. En su torso aún permanecían los tatuajes identificativos de la mafia. Los cuales no había retirado.

Ya vestido, armado y con la bolsa impregnada de colonia, con su vieja ropa manchada comenzó a hablar con su habitual tono frío - No recuerdo haberte hecho ningún favor en el pasado. Pero te agradezco la ayuda. Ahora tengo que marcharme y resolver una serie de asuntos. - Dijo mientras depositaba el arma que le habían dejado y se disponía a salir por la puerta recién vestido y equipado. Cubierto con el largo abrigo para evitar que le pudieran reconocer.

Iván te había dejado solo en el vestidor para que tuvieras la intimidad de cambiarte. Al salir asintió. Te entrego una tarjeta con un número de teléfono.- Entonces yo era un muchacho, seguramente no me recuerdes por eso. Hubo un tiroteo, vosotros lograsteis sacar a mi madre y a mi con vida de aquello.- te comento escuetamente, habían pasado muchos años desde que dejaste rusia, seguramente no lo identificaras por ello.

- Mi tío y yo no pudimos pagar nuestra deuda con Yuri, por favor, no permitas que pase lo mismo contigo. Si necesitas algo, lo que sea, sin hacer preguntas.- aseguro extendiendo la tarjeta acia ti con dos dedos.

- No te preocupes, nosotros no te hemos visto.- dijo Iván acompañandote a la puerta.- Por cierto, en el garaje tengo un ford nuevo. Recien salido del concesionario. Si alguien.... digamos que se lo llevara en un terrible descuido mio...- dijo sacando unas llaves de su bolsillo.- Yo no me daría cuenta hasta mañana ¿Digamos a eso de las diez? cuando pasaria por comisaria para denunciar el robo.

Te sonrio.- De todas formas pensaba ir en taxi.

Había estado en muchos tiroteos en aquella época y después, no recordaba nada de aquello. Pero era posible, había intentando olvidar muchas cosas de esa época. - Hubo muchas balas en aquella época, me cuesta recordarlas todas. - Deliberadamente ignoró el nombre de Yuri y el hacer mención a él en cualquier momento. Le miró fijamente a los ojos para determinar si era cierto, pero no pudo sacar ninguna conclusión real sobre aquello.

El chico no dejó de sorprenderle cuando le hizo la oferta del coche - Si nada sale mal, mañana lo tendrás a tres o cuatro manzanas de aquí y no será necesario que hagas ninguna denuncia sobre él. Intentaré que se encuentre en perfecto estado, pero no es algo que pueda prometer. Si fuera necesario algún cambio de matrícula después de esto te lo haría saber con el coche, pero tampoco tengo esa intención. - Tras eso volvió a asentir y dijo - te lo agradezco, dale las gracias a tu tío cuando vuelva y que su matón se las de también si no nos hubiera interrumpido lo hubiera tenido que matar. - No era un alarde ni una muestra de hombría por el tono empleado, únicamente se limitó a explicar lo que hubiera hecho para evitar futuras interferencias.

- Suerte con lo que estés haciendo con tu tío. - tras eso y con las llaves del coche se decidió a ir camino al garaje y cuando lo arrancara, rumbo a su casa, daría una pasada por allí para ver si había policías o no. Antes de intentar entrar.

  Iván te sonrió y bajo la cabeza ligeramente a modo de saludo de despedida.- No importa si no lo recuerdas Sasha, yo no lo olvidare jamas.- te prometió mientras vuestros caminos se separaban.

Tal como Iván dijo, un flamante Ford Thuderbird negro te esperaba en el aparcamiento. La llave abria, el motor ronroneaba como un gatito, no había trampa ni bomba en los bajos del coche.

Olia a nuevo, el cuentakilómetros estaba por debajo de 50.

Era eso que decían sobre que la suerte, que era una ramera de gustos cambiantes. Te había sacudido fuerte para despues llevarte al camino de quien podía ayudarte.

Las calles estaban plagadas de policía, buscaban un tipo esposado y salpicado de pintura. Un hombre con un traje impecablemente planchado, conduciendo un coche reciente salido del concesionario era algo que no entraba en su rango de busqueda.

En una de esas pasadas viste a un perro policía desorientándose al llevar al portal. Seguramente Iván habría tenido alguna idea parecida a la tuya y rociado las proximidades con algún tipo de ambientador antes de irse.

Al llegar a tu casa viste un par de coches patulla marchándose. Habían descartado que volviaras a tu piso, posiblemente, de no ser por lo previsor que eras no te habrías parado a ver que había un coche de la policía secreta justo delante de tu portal. Tu casa estaba siendo vigilada. Matar al policía mas querido y famoso del país no era algo que olvidaran en unas horas.

Observó el vehículo con sorpresa, estaba nuevo o eso parecía. No obstante y haciendo gala de su precaución se agachó para comprobar los bajos del vehículo en busca de alguna irregularidad que le sorprendiera. Tras eso se subió al vehículo con calma y se dispuso a conducirlo hasta su hogar. Tras dar una pasada y visualizar al coche de la policía secreta vigilando la entrada de su casa, decidió dejar el vehículo que le habían prestado unas cuantas manzanas más lejos de su hogar y se dispuso a caminar de nuevo hacia los aledaños de su casa.

Conocía bien los edificios, teniendo en cuenta que era de noche que su ropa había cambiado y que llevaba un vehículo diferente podría pasar desapercibido hasta llegar a su destino. Los edificios estaban separados por muros en el interior, no obstante las azoteas estaban interconectadas y eran fácilmente accesibles. Entraría en un edificio opuesto al de su casa, por el otro lado de la manzana e iría recorriendo las azoteas hasta llegar a la suya desde ahí descendería hacia su casa y recogería unas cuantas cosas que necesitaba, después de eso tenía un par de opciones. Ninguna le gustaba demasiado, pero ambas eran necesarias.

Necesitaba actuar de la forma más limpia posible. Si podía evitarlo prefería no tener que asesinar a más policías, al menos por el momento.

Como sospechabas nadie perturvo tu paseo. Los agentes que vigilaban tu hogar seguian dentro del coche, protegidos del frio, bebiendo cafe caliente en vasos desechables y saboreando unos donuts. Cumplian con creces el cliche mas rancio de policía.

Diste la vuelta a la manzana, tu suerte no se había terminado, una ancianita que salia en ese momento a pasear a su perro debío confundirte con otra persona.- Buenas noches doctor Winter.- murmuro la mujer con una sonrisa desdentada. Era evidente que su visión ya no era gran cosa.

No tuviste ningún problema en llegar a la azotea.

El aire gelido de una noche de diciembre te golpeo la cara con toda su crudeza. Nevaria pronto, posiblemente esa misma noche pero aun no. Las nubes se veian cargadas y pesadas, mientras a tus pies apenas un puñado de valientes se atrevian a poner un pie fuera de casa.

Saltaste de azotea en azotea, pasando por algun tejado hasta llegar al bloque donde tenías tu morada. El paseo te hizo recordar los viejos tiempos con el grupo, las persecuciones por lugares poco dados a ser transitados.

La nostalgia tuvo que esperar. Tenías problemas mayores.

  Al llegar a la puerta de tu domicilio viste que estaba precintada. La policía se había dado mucha prisa, demasiada. Seguramente debieron entrar minutos despues de que tu salieras. Si tu empleado no te hubiera llamado, las fuerzas especiales habrían irrumpido en tu cena.

El marco estaba dañado, entraron destrozando la madera. Apenas se sostenia por una visagra y tuviste la impresion de que si quitabas las tiras pegadas de la policía se te caeria encima.

La abriste con cuidado, basto un ligero empujon para ello.

El interior estaba como si hubiera pasado un huracan por todo el piso. Tu ropa tirada por el suelo, tus enseres, libros, todo lo que tenias estaba tirado, roto o ambas cosas.

¿Buscaban algo?

Caminaba con seguridad y aplomo por la casa. No dudaba, la mejor forma de pasar desapercibido, era hacer las cosas con decisión. Nadie duda, de la gente que no duda. Movió la cabeza para responder a la señora, pero no habló, quizás tuviera el oído bien aunque no viera. No había motivo para arriesgarse. Una vez en la azotea, se movió con mayor velocidad, no le interesaba que nadie pudiera divisarle en aquella zona, sería complicado de explicar.

Descendió con rapidez hacia su casa y entró en ella sorteando la puerta. Tuvo cuidado de usar su abrigo para tapar sus manos y evitar dejar huellas nuevas. Una vez dentro de su dependencia fue a tiro hecho sabía donde escondía el baúl en el que guardaba todas sus pertenencias de los tiempos pasados. Lo había escondido bien, en un hueco de falsa pared tras un armario. Fue allí a recuperar sus armas, en una maleta tenía las piezas de su fusil de francotirador Dragunov. Por otro lado una pistola Makarov, un par de cuchillos de combate de doble filo que acostumbraba a llevar encima y su antiguo traje de justiciero. El traje del Merodeador, con capucha y máscara.

Buscó unas bolsas y mochilas para transportar todos aquellos paquetes. Volvió a guardar su baúl y a esconderlo tal y como estaba habitualmente. Tras eso se dispuso a rehacer el camino que había hecho con anterioridad, subir a la azotea de nuevo y salir por un edificio que diera al lado contrario del suyo, pero esta vez por otro diferente para evitar cualquier posible suspicacia. Tras eso debía ir a por su coche, guardarlo todo y poner rumbo a un lugar al que no tenía ninguna gana de acudir, a ver al Ruiseñor. Únicamente tenía una antigua dirección que esperaba que no hubiera cambiado.

Te hiciste con tus pertenencias y dejaste el lugar siguiendo las maximas precauciones. Saltaste de tejado en tejado, bajo el frio de la noche de diciembre y encontraste el coche donde lo dejaste.

Conduciste hasta la dirección de tu antiguo compañero, solo para descubrir que donde estaba el edificio donde tenia su piso se había convertido en un supermercado y un enorme aparcamiento. Todo gracias a la reforma urbanística de la ciudad, que prometía la modernización de los espacios entre otras tonterías.

El supermercado estaba cerrado pero contaba con un cristal a través del cual podía verse media docena de pantallas de televisión encendidas.

La reportera, la típica joven asiática contratada para ensalzar la mezcla multiétnica de la cadena, comentaba algo con el micrófono en la mano. No podías oír que decía, no tenían el sonido puesto pero un rostro te llamo la atención.

  De pronto la cara de John Callahan irrumpio en la imagen, justo con un numero de telefono debajo y una advertencia impresa sobre lo peligroso que podia ser.

Analizó la información rápido y chasqueó la lengua molesto, no había encontrado lo que esperaba y lo que era peor, lo que había encontrado no le gustaba nada. Con calma avanzó dejando atrás esa zona. Al parecer alguien iba detrás de ellos. Desconocía el motivo aunque se lo podía suponer, habían hecho algunos enemigos en el pasado. Quizás fuera coincidencia y que John hubiera seguido con su actitud chulesca. Sin embargo todo junto... no él no era de los que creían en las coincidencias.

Pasó moviendo el vehículo que le habían prestado mientras mentalmente iba repasando la lista de posibles contactos a los que acudir. No le hacía ninguna gracia el tener que acudir a alguien, pero al tener que matar al policía le había dejado sin opción a interrogarle como había planeado en un principio. Eso le dejaba con una lista menor de gente a la que acceder y que tuvieran información. Podía pensar en alguien del grupo o en alguien ajeno a ellos con suficiente información como para irse de la lengua. La segunda opción tenía menos nombres, Veronica Smith. Ella debía saber algo y debía encontrarla. Por ello se puso en dirección a todas las posibles zonas que la atribuía. Los sitios que conocía que ella podía frecuentar.

Recordabas la última residencia de Veronica, vivía en un edificio alto del centro, frente a las oficinas centrales del F.B.I.

  En el ático de orientación sur. Cuando se lo compro os hablo de el y os invito a ir a cenar una noche, todos juntos, pero se aplazo por la caza de un peligroso criminal.

De noche la puerta se cerraba y había un vigilante nocturno encargado de la seguridad. Esta vez no había edificios desde los cuales saltar al tejado.

Tampoco contabas con la seguridad de que no hubiera vendido esa propiedad y marchado a vivir a otra parte.

La alternativa era entrar en el edificio lleno de federales y preguntar por ella. Claro que estando acusado de matar a un policía las posibilidades de que le dejaran pasar de la puerta sin un tiro entre las cejas eran muy reducidas.

Era demasiado arriesgado, demasiado. No únicamente porque aquel lugar estuviera repleto de agentes que buscaban su muerte, si no, porque ella podría no estar. La noche había sido larga y necesitaba reconducir sus ideas y su trayecto. Tras echar un vistazo al edificio cambió de dirección y se alejó de allí con el vehículo. Necesitaba ideas y un lugar tranquilo en el que pasar lo que quedaba de noche para poder comenzar a planificar sus siguientes acciones poco a poco. Aquello no iba a acabar pronto y él necesitaba atender a algunas respuestas.

Tenía que repasar sus contactos, recordar de cuales de sus compañeros recordaba la dirección o una posible zona para ubicarles y decidirse a ir a verles. Alguien les quería meter en problemas y ese alguien tenía información importante sobre ellos. Les pondría sobre aviso primero y luego decidiría como proceder aunque tenía pensado hacer una visita a su empleado para tener una tranquila charla con él.

La lista de contactos que podían acoger a un fugitivo en tu situación no era muy larga. Necesitabas alguien que confiara en ti y de ese tipo de personas había muy pocas.

Intentaste hacer memoria. Descontando al Ruiseñor y a John, te quedaba Eithan, quien empezó a beber despues de lo de Shepard y su única dirección fija era el asiento de un bar. Posiblemente el bueno Sam supiera donde encontrarlo.

La casa de Will también era una opción. Tenía un matrimonio estable y un hijo que ya debía ser mayor, seguramente continuara viviendo en aquel barrio residencial de la zona oeste de la ciudad. De Simon solo habías oído que trabaja en un edificio de oficinas, uno de los cientos que había repartidos por la ciudad, aunque seguramente su número de teléfono estuviera en la guía.

Podías seguir buscando o refugiarte el resto de la noche. Recordabas que bajo la ciudad había al menos una docena de lugares que Shepard había preparado para emergencias y unos cuantos mas repartidos por la ciudad. El viejo edificio donde empezasteis a entrenar, la mansión Stiler, los tuneles de metro abandonados... De pronto tus opciones se ampliaban.

Paraste en un semaforo. No era conveniente quedarse quieto ni llamar la atención. Una chica se acerco a la ventanilla del coche y dio un pequeño golpecito con el dedo en el cristal.

- Perdone, señor.- dijo la mujer y acerco una foto al cristal.- ¿A visto a este hombre?.- te pregunto compungida.

  - Es mi novio, ha desaparecido. ¿Puede ayudarme? La polícia no me hace caso, dice que tienen pasar 48 horas para que le busquen pero yo se a tenido que pasarle algo... Por favor, fijese bien, tiene una cicatriz en la cara....

Y cuando menos te lo esperas el diablo va y se pone de tu parte. Se había puesto a viajar sin rumbo fijo, mientras repasaba en su mente toda la información de la que disponía de sus antiguos compañeros. Sus pesquisas no estaban siendo demasiado acertadas, les había perdido a algunos la pista y a otros les estaban buscando la policía. Lo que no ayudaba a que él pudiera localizarles. Creía estar casi seguro de que aquello iba a ir para largo y él no tenía tanto tiempo.

Pero entonces ocurrió, pudo ver a una chica cuando estaba detenido en un semáforo. En principio no la hizo mucho caso salvo porque perturbó sus pensamientos. Su gesto como de costumbre gélido se clavó en ella, pero cuando observó la foto se paró en seco. Claro que lo identificó, era Simon Godspeed. Escuchó las palabras de ella, pero tardó un poco en procesarlas, aún estaba pensando en que todas esas casualidades eran demasiadas cuando la dijo. - Sí y quizás pueda ayudarte a encontrarlo, sube al asiento del copiloto y empieza a contarme todo con detenimiento. No tengo mucho tiempo y no puedo estar parado. Esta oferta es de tomar ahora o nunca más volverá a aparecer. -

Seco, carente de casi cualquier emoción o sentimiento, así fue como pronunció aquellas palabras mientras bajaba la ventanilla. Se mantuvo quieto esperando a que la chica reaccionara y siguiera sus órdenes. Si lo hacía arrancaría y esperaría a que ella le contara todo lo que sabía.

La chica dudo un segundo pero debía estar desesperada para subir en el coche de un desconocido solo por la vaga promesa de ayuda.

Se subió y se coloco el cinturón.- Me llamo Nina... Nina Williams.- dijo presentándose, naturalmente nerviosa. Se estaba planteando si había sido una gran idea aceptar tan rápido. Te miro esperando algún gesto pero tu natural frialdad no la tranquilizo.- Mi novio se llama Simon Godspeed, llevamos un año viviendo juntos....y... esta mañana Simon me dijo que tenia la tarde libre y que volvería sobre las dos, que comeriamos juntos y despues iríamos a mirar cunitas para nuestro futuro hijo....- dijo acariciándose el vientre. Debía estar de unos pocos meses y aun no se le notaba nada.- No volvió a la hora de comer, le espere, le llame al trabajo y me dijeron que le habían llamado al despacho del director y despues de salir de allí nadie lo había vuelto a ver.

No esta en ningún sitio, nadie le ha visto desde entonces, su coche sigue en su plaza de aparcamiento, sin rastro de Simon por ninguna parte.- te explico intentando mantener la calma.- Sobre las ocho fui a comisaria... No me hicieron ningún caso, dijeron que podia haberse asustado por las responsabilidades de su proxima paternidad y haber escapado por propia voluntad pero yo se que no, Simon no haría algo así, se que a tenido que pasarle algo horrible.

- Encantado Nina, puedes llamarme James. - Las palabras eran cordiales, pero el tono como de costumbre era desapasionado y carente de cualquier apego emocional, casi robótico.

- ¿En qué está trabajando ahora Simon? Fui antiguo compañero suyo, de... trabajo hace unos cuantos años. Al parecer, antes de que te conociera ¿conoces a amigos suyos del pasado?- continuó conduciendo, cumpliendo de forma total las normas de seguridad vial. Por ningún motivo del mundo quería llamar la atención de ningún policía. Necesitaba la máxima discreción posible en sus acciones.

- También sería importante que me hablaras sobre sitios que suele frecuentar, amistades, todo. Si quieres encontrarle es importante no perder ni un detalle. -

- Simon trabaja en una compañía de seguros, tramita el papeleo, ya sabe. Cuando alguien sufre un siniestro llama a la compañía y Simon se encarga de recoger los datos para enviarlos donde corresponde. Es un trabajo estresante en ocasiones pero menos peligroso que su anterior empleo.- dijo la mujer.

Notaste que se relajo por su gesto, menos rígido y mas natural.- Solo conozco a sus amigos del pasado por los nombres y las aventuras que me cuenta. Habla del Español, de Ruiseñor... y también de usted, Señor Merodeador.- aseguro la mujer al asociar el nombre a tu apodo.- Esta clase de cosas no se las cuentas a una mujer a la que pretendes abandonar ¿No cree?.- pregunto sin esperar respuesta.

- Simon no tiene amigos, su carácter es... dificil para sociabilizar. He llamado o ido a todos los sitios que donde podía estar... No solemos salir, estamos ahorrando para el bebe. Algunas veces vamos al bar de Sam o al restaurante chino que tenemos en frente de casa en ocasiones especiales.

Nina te miro y dio voz a una idea peregrina que surco su mente.- Puede que dejara alguna pista en casa, algo que yo no supiera ver pero alguien como usted... quiero decir, tiene formación para estas cosas...

- Seguros, entiendo. No parece la clase de trabajo que te haga desaparecer. Está claro que no. - Se limitó a ordenar sus pensamientos en voz alta mientras escuchaba a la mujer hablar. Aún no se fiaba de ella, pero por el momento era la pista de mayor solidez que había conseguido encontrar. Por ello continuó dejando que la joven prosiguiera respondiendo a sus palabras.

- Ya veo que habla mucho, demasiado dirían algunos. - Por el tono era fácil distinguir que el amplio conocimiento de aquella mujer sobre su pasado le desagradaba de forma profunda. Al parecer tenía un compañero con la lengua demasiado larga. Eso no era beneficioso para nada. Sería un detalle a tener en cuenta. - Esa clase de cosas no se cuentan, contarlas es propio de alguien imprudente. -

- Bien vayamos a tu casa, si hay alguna pista la encontraré o puede que él vuelva. De todas formas tengo que hablar con él. -

La chica te indicó la dirección, no estaba demasiado lejos.

- Creo que Simon les extraña, a su manera.- comento la mujer.- No es que estuviera todo el tiempo hablando del pasado, suele ser bastante callado y reservado pero aveces he logrado que se abra conmigo. Es un gran hombre y tengo miedo por él.

Tardaste unos pocos minutos en llegar. Desde el exterior parecía una casa normal, pequeña, debía tener un solo dormitorio pero con el sueldo de un agente de seguros tampoco podría permitirse una mansión. Al menos estaba en lo que podía llamarse, un barrio decente.

En los alrededores no había ni un solo coche sospechoso. Todo estaba tranquilo a esas horas de la noche.

La escuchó mientras conducía, como anteriormente mantuvo una velocidad estable y ordinaria, mientras que dejaba que la joven relatara los detalles que considerara convenientes. - Simon ha sido imprudente. - Sentenció pese a las defensas que la mujer trataba de hacer de su pareja. Para el antiguo vigilante no había excusa alguna posible.

James señaló la puerta y movió la cabeza hacia ella diciendo - tú primero, es tu casa. - tras eso esperó a que la joven abriera la puerta mientras él descendía su mano hacia el interior del abrigo donde guardaba su pistola. - Te seguiré detrás e iré mirando lo que hay, no creo que haya nadie dentro pero no es algo descartable. - Quizás no era la mejor forma de tranquilizarla, pero necesitaba saber que ella estaba atenta y sabía a que podía enfrentarse.

Una vez dentro pensaba registrar la casa de forma minuciosa, paso a paso y sin alterar nada. Tal y como era costumbre para él.