Partida Rol por web

Después de un largo viaje, los agentes llegaron a la logia de la Sociedad en Magnimar. En cuanto llegaron fueron recibidos por Sheila Heidmarch, la Venture-Captain de la zona, sin esperar siquiera a que dejaran su equipaje.

—Bienvenidos a Varisia, bienvenidos a la ciudad de Magnimar, bienvenidos a la Logia Pathfinder de Heidmarch Manor, pero lo más importante, bienvenidos a mi casa Venture —os saluda la Venture-Captain Sheila Heidmarch con su voz baja y ligeramente entrecortada, terminando con una cálida sonrisa.

»Varisia es una tierra de antiguas maravillas y miles de emocionante posibilidades—continúa—, y creo que será muy útil contar con un equipo de Pathfinders de guardia en la logia en todo momento, por si algo de interés para la Sociedad de surgiera de manera. Esta asignación es sólo temporal. Vamos a tratar de rotar a los Pathfinders de guardia en la logia, de manera que un equipo nuevo tomará sus lugar dentro de unas semanas. Pero podéis estar tranquilos, hay un montón de potencial para que os podáis hacer un nombre por como Pathfinders aquí en ese tiempo.

»Lo he arreglado todo para que os alojéis en la Casa Bakrakhan, una de nuestros edificios de huéspedes, mientras dure vuestra estancia aquí. Está actualmente desocupada, así que tendréis el lugar para vosotros. Estaréis en servicio a partir de mañana por la mañana, así que podéis tomaros poco de tiempo para instalaros y visitar en la ciudad. Si la Sociedad os necesita para algo os haré llamar.

Tras deciros esto, se gira hacia una sirvienta.

—Ebrylis, si eres tan amable de mostrarles el camino, por favor —dice mientras se levanta para marcharse.

Annis escucho, laconica, las explicaciones de la Venture-Capitan. La tiefling se apoyaba en la pared, atenta y satisfecha al saber que podrian contar con una base estable para sus aventuras. La llegada a la ciudad la habia impresionado por su belleza y la historia que la ciudad escondia prometia muchas emociones.

La verdad era que la magus estaba deseando empezar con su primera mision para la logia.

-Si, señora.

Cerca de la Tiefling, se encontraba Isobel. Era una chica jóven, al menos en apariencia, puesto que su rostro asi lo demostraba. No obstante, tenia un porte mucho más maduro, y el pelo cano, de un blanco marfileño, parecia dotarla de una extraña aura de edad.

Parecia practicante de magia, aunque no vestía como si se tratara de un mago. En lugar de la túnica o las vistosas ropas de los hechiceros, portaba ropajes de cuero, en colores oscuros y distintas tonalidades de negro. Cubria parte de su cabeza con una caperuza negra que aun asi dejaba ver los rasgos de la mujera. Ya se habia presentado antes. No era una chica que se abriera demasiado a los desconocidos, pero tampoco era una muda.

Y sin embargo, y pese a todo, tenia un gesto molesto. No le gustaba como empezaba su andadura en la sociedad. ¿Guardia en la logia? Intentar que no entraran borrachos y prostitutas... no más de los habituales, se entiende. Saludar a la plebe y a la casta que pasaria ante ellos sin descanso. Vigilar... ¿Que no escaparan los locos? ¿Que se suponia que podia atentar contra una Logia de Pathfinders? ¿Quien se meteria con ellos en una ciudad como Magnimar?

¿Potencial? ¡Chorradas! Isobel se quejaba, no le gustaban aquellas maneras. Y precisamente iba a abrir la boca cuando la mujer les despachó sin más, enviando a una esclava. O sirvienta... para el caso práctico eran lo mismo. Miró al resto de sus compañeros. Esperaba que no fueran demasiado pesados, habia escuchado historias sobre clérigas que no se callaban, otras lascivas, guerreros más frios que el acero que portaban... quizás estos le podian caer bien. Enanos borrachos. Elfos... Tantas cosas y ella tenia que compartir "guardia" con aquellos pelapatatas.

Suspiró.

Aquello se iba a hacer muy largo.

Hatake observaba desde un rincón en las sombras. Allí parecia estar en su elemento. Usaba ropas oscuras, no directamente negras, si no alguna mezcla de grises indistinguibles. De no ser por la bufanda roja que le ocultaba medio rostro tal vez el resto ni se habrian dado cuenta de que estaba ahi. 

Tenia el cabello de un color entre blanco y gris perla, y los ojos ambarinos. Sobre el ojo derecho se podia ver un extraño tatuaje de color rojo. Se le veia claramente extranjero, de la región de Tian Xia. Quien sabia que estaba haciendo en aquel lugar. Del hombro derecho le asomaban un par de empuñaduras de espada identicas, aunque para nada similares a lo que estaban acostumbrados en esas tierras.

Observaba con recelo a la Tiefling. Sabia que en aquel lugar habia descendientes de demonios como aquella mujer, pero antes de aquel dia tan solo habia oido hablar de esas gentes. Ahora tenia una delante y no se fiaba para nada. Pero estaban juntos en la Sociedad, por lo que era probable que no fuese tan malvada como sus antepasados, o que lo ocultara mejor. De cualquier modo no pensaba quitarle ojo de encima. 

El resto del grupo le parecia algo mas normal, o por lo menos los habia visto mas amenudo desde que habia salido de su tierra natal. Una elfa, y un ¿mediano? aún no se acostumbraba a ver gente así. 

Esperaba que les asignaran un cometido en Magnimar. Algo que hacer. No estar a la espera por si ocurria algo que requeriese su atención. Sentia como si estar allí fuese perder el tiempo. Y a alguien como Hatake no le gustaba perder el tiempo. 

Resultaba espléndido estar en aquel lugar...

Si Absalom era la ciudad conocida como El Centro del Mundo, Magnimar no le iba a la zaga. Ciudad preciosista, engalanada con cientos de monumentos y avenidas, era un lugar de ensueño para un forastero de tierras lejanas como él. Giltain adoraba ver mundo, no obstante, rendía culto y adoración a la Gran Soñadora y Desna le correspondía con dones y poderes propios de un hombre santo. Para el joven mediano, hallarse en la Ciudad de los Monumentos, hogar de diletantes y artistas, resultaba por sí misma, toda una experiencia que recordar. Todavía se sentía algo estupefacto tras haber contemplado con sus propios ojos, la ciclópea majestuosidad del Gran Arco de la Ira... Un extinto puente de magnitud superior.

Pero allí estaba él, en la Logia de Magnimar, dispuesto a ayudar en lo que pudiera a sus nuevos compañeros. Camaradas dispares todos ellos entre sí, pero a los que esperaba cautivar con su bondadoso corazón.

Gilatin Bafoss era un mediano de buena complexión a pesar de su corta estatura. Su pelo estaba siempre peinado con la raya decantada al lado izquierdo, con una vehemente metodología, y portaba ropas propias de un académico o un escriba. Su rostro siempre mostraba el lado alegre de las cosas, y una sonrisa sempiterna afloraba la mayor parte del tiempo en sus labios.

La venture Heidmarch les había dado su primera ocupación, hacer de vigilantes. Tras observar con detenimiento la actitud de toda la gente que se reunía allí, podía concluir con un nimio error alfa, que sus probabilidades de éxito estaban entre un cincuenta y un setenta por ciento...

- ¡¡Hola chicos!!- dijo alzando su mano a modo de saludo - Mi nombre es Giltain.

El humano realizo una graciosa reverencia a la Venture-captain.

- Mi señora Heidmarch, Vors Montoyen a vuestras ordenes. Será un placer serviros como deseeis. 

Realiza una otra elaborada reverencia a sus compañeros. Y una cálida sonrisa a sus compañeras. ​

- Espero servir a vuestro lado con honor y alcanzar la gloria. Aunque -hace una pausa breve mientras observa a sus compañeras y a la propia venture-captain-   algunos dirían que estoy ya en ella rodeado de tanta belleza. 

Su tono es galante, alejado de cualquier tipo de grosería.

Ebrylis da un paso adelante.

—Síganme, por favor.

—La Casa Bakrakhan es el último edificio —dice mientras os guía hacia él—. Estoy segura de que querrán dejar su equipaje y comprobar sus habitaciones. La cena se hará cuando se ponga el sol, en el comedor de la mansión principal. Si necesitan cualquier cosa, no duden en avisarme.

Annis dedico el dia a pasear por las tabernas y mercado con los ojos y los oidos abiertos para enterarse de las inquietudes locales, para tomar el pulso a la ciudad. Contaba con que en Varisia su naturaleza no llamara tanto la atencion pero, por si acaso, se aseguro de llevar siempre la capucha echada.

La tiefling solo hacia ostentacion de su herencia demoniaca cuando pretendia asustar a alguien. Habia aprendido a que se desconfiara de ella y por ello preferia mantener un perfil bajo.

Giltain decidió pasar un relajado día de turismo. Había muchos monumentos que visitar, como la inmensa tumba creada para albergar el cuerpo del fundador de la ciudad o la enorme aguja que apuntaba al cielo conocida como el Avensoar. Según se rumoreaba, era frecuente divisar ángeles de Desna sobrevolando alrededor de tan elevado capitel, y eso llenaba de emoción al mediano sacerdote.

El muchacho pasó gran parte del día caminando por las calles de los diferentes distritos, evitando sobre todo el de la Sombra -aquel situado al amparo del Arco de la Ira- por ser el más peligroso. Pudo comer platos únicos, descansar en grandes parques y conocer un poco más aquella ciudad de gran actividad 

- Ebrylis ... si me perdonais el atrevimiento, agradecería me indicaseis que lugares pueden ser más interesantes en esta encantadora ciudad y cuales pueden ser más peligrosos, para evitarlos ¡O irrumpir en ellos con mi acero!

Vors hace un teatral gesto desenvainando la espada y acometiendo a un imaginario rival.

Aunque por el momento preferiría un local adecuado y con clase, en el que sirvan caldos de buena calidad.

(tras escuchar las recomendacions, al resto de compañeros).

- Camaradas, disfrutemos de unas horas de descanso y conozcamos esta ciudad. Como os dije antes mi nombre es Vors Montoyen y soy una estudioso del noble arte de la esgrima.

Hatake decidió acompañar una parte del trayecto al resto y explorar la ciudad. En especial encontrar alguna tienda de alquimia en la que encontrar materiales para fabricar sus venenos. En su ultima misión habia gastado todas sus existencia y necesitaba reponerlas. Además, si iban a pasar un tiempo allí de guardia, deberia conocer la ciudad y a sus compañeros. Vors le parecia un charlatán y un fanfarrón, pero debia tener algun aptitud si estaba en la sociedad... Aunque esperaba que la charlataneria no fuese su única habilidad. Por el momento el único que no le daba mala espina de entrada era el afable mediano. 

- Hatake. - Dijo solamente para presentarse. 

Aura se presenta de forma cordial al grupo, y se separa de este cuando visitan la ciudad merodeando por la zona para conocer mejor el lugar. Si puedo encontrar información de la zona invitando a alguna ronda en un bar cerca de el gremio de comerciantes y/o averiguar donde están los gremios más importante de la ciudad, templos y donde están situados los puestos de la guardia, pues así lo haré.

Isobel se presentó también. No era una mujer precisamente tímida, pero tampoco tenia don de gentes. Pese a preguntar a diferentes personas a lo largo del recorriedo que hicieron, no consiguió enterarse de nada interesante. Si consiguió, no obstante, conocer un poco a cada uno de los miembros de su nuevo grupo.

Quizás quién más perdida le pareció fue Aura, pasó con ella un rato, tratando de ponerle al dia sobre las  diferentes cosas.

- La Sociedad Pathfinder es una organización, como ya sabrás. Tiene su base en Absalom, y se dedica a la exploración, búsqueda de artefactos, protección de quien nos contrata y  a la resolución de conflictos. Los aventureros nos unimos a ella porque es una forma rápida de conseguir nuestros objetivos, sean fama, dinero, conocimientos,... cada uno tiene sus propias metas, como tu tendrás la tuya. Comenzamos haciendo misiones estúpidas, como la que nos traemos entre manos, pero si nuestros nombres llegan a alguien de los que manejen los hilos, pronto estarás rumbo a una gran aventura. Eso si, el peligro suele ir siempre de mano de la Sociedad.

En cuanto a la mujer, es una Venture-Captain. Son miemrbos antiguos de la sociedad que no se retiraron y ahora poseen la autoridad para mandar misiones a determinados miembros y nuevos reclutas. Son los intermedios entre nosotros y el Decemvirato, que es la Gran autoridad de la sociedad. Asi que basicamente los obedecemos si queremos "ascender". De Sheila se poco mas que es la fundadora de la primera Logia en Varisia, lo cual nos permitió explorar muchas mas regiones a las que no habiamos accedido debido a lo lejos que estamos de Absalom.

Vors pareció evitar la explicación académica sobre la estructura de la sociedad y se aproximo a Hatake.

- Hatake ... es un nombre poco habitual en estas tierras ¿de donde sois?. ¡Teneis aspecto de querer compartir un buen vino! ¡Venid conmigo y disfrutemos las delicias de esta maginifca urbe!

Pasáis el día conociendo la ciudad, visitando tabernas, mercados y monumentos; algunos de ellos recomendados por Ebrylis. La ciudad es casi tan impresionante como Absalom, y la gente parece abierta y afable. Los puertos y los mercados bullen de gente, pues es un punto comercial importante en el golfo de Varisia.

Mientras estás por tabernas y mercados escuchas algunos rumores sobre que los goblins están dando algunos problemas más que de costumbre, pero tampoco parece algo alarmante.