Partida Rol por web

Annis sacó los dientes y agitó la cola desde la oscuridad, consciente de que la visión el aoscuridad volvía rojizos los iris de sus ojos. En sus manos las cimitarras arrancaron destellos acerados.

-Venimos a por los goblins, amigo. Haz como que no nos has visto y sal de aquí calladito mientras estés a tiempo.

Me reprendí a mi mismo por no advertir al hombre antes de que me viera, y también por no conseguir esconderme lo bastante bien. Demasiado tiempo alejado de casa, del entrenamiento... Miré a la Tiefling que trataba de parecer amenazadora con esas cuchillas desenvainadas, pero algo me decía que no surtiría efecto con un empleado del matadero medio cubierto de sangre y armado.

- Baja las armas, HellChild. No venimos a por este hombre si no a por los goblins. -​ Le dije a la Tiefling. Luego me volví hacia el hombre. -​ Tal vez usted sepa donde se esconden los goblins. Últimamente se están convirtiendo en una molestia, y están empezando a atacar a otros Pathfinders - Le dije, mostrándole mi propio orientador, símbolo de la organización. - Si nos ayuda acabaremos con el problema lo antes posible. Seguro que le deben molestar con su afición a la carne cruda.

El hombre puso cara de sorpresa. No se esperaba a unos intrusos en aquel, su negocio, pero tampoco se amilanó. - No sé de que goblins habláis. No tengo ni idea de lo que me decís.- el hombre bajó el cuchillo, pues no deseaba parecer amenazante, pero aún así no tenía cara de saber qué significaba el orientador de Hatake. - ¡¡Márchense de mi negocio, ya!!- gritó malhumorado.

-Escuche, amigo. Somos cuatro agentes Pathfinders entrenados en misión oficial. Esto es lo que va a pasar. Va usted a apartarse para que intentemos detener una peligrosa red criminal. Si nos lo intenta impedir, lo tomaremos como colaboracionismo y lo vamos a hacer igualmente, solo que después de deshacernos de usted.

Hágase a un lado y luego, si quiere, puede poner una queja formal.

Los gritos de Annis se entrelazaban con los de un hombre. Isobel y Ekkie, también parecían haberse percatado de ese detalle y cruzaron sus miradas. Al parecer, las cosas en el interior del matadero, no iban todo lo bien que deseaban...

- Pataslargas estar molesto...- afirmó la goblin mientras volvía a poner sus ojos sobre el par de pathfinders.

- En fin, tristemente el tiempo de la sutileza, parece haber pasado ...

Vors desenvaina la espada y sigue con agilidad el camino por donde desaparecio Annis. 

- Hatake, dile a ese hombre que baje la voz ahora mismo, hay problemas.

Ante la discusión de la tiefling y el carnicero, Montoyen hizo aparición acompañado de Isobel y Ekkie. Cuando Tersus vio a la goblin, en su cara se pudo observar cierto grado de flaqueo, como si se le pusiera demasiado cuesta arriba defender la mentira con la que intentaba repeler a los pathfinders. Por su parte, Ekkie saludaba con su mano al varisio con una sonrisa en la cara, a la vez que Mariska miraba al suelo entristecido...

- ¡Deben comprenderme! ¡¿Qué podía hacer?! En un principio intenté cortarles el paso con tablones de madera y muebles viejos, pero esos pequeños gusanos, eran capaces de hallar el menor resquicio para colarse por él. Entonces , uno de ellos el cual me sacaba dos cabezas de altura, me hizo una visita una noche y me metió el miedo en el cuerpo...- empezó a explicar el hombre mientras Ekkie afirmaba con la cabeza y hacia gestos cómicos con sus brazos. - ¡¡Os digo que ese monstruo aguardaba en las sombras con su tétrica respiración, sus ojos rojos y sus orejas puntiagudas!!... Me dijo que sabía donde vive mi familia y que estaría al tanto si iba a la guardia de la ciudad... Como aviso, el muy cabrón quemó mi cobertizo. - prosiguió mientras dejaba el cuchillo sobre el mostrador donde se dispensaba la carne. - El trato era sencillo... Tenía que reservarle unas buenas raciones de carne de caballo y permitirles acceder a la ciudad a través de mi tienda. Yo debía ignorar su paso... O matarían a toda mi familia en quemando mi casa hasta los cimientos...- tras estas palabras, el hombre quedó apesadumbrado.

- Ekkie, se que quieres ayudarnos, pero nos eres de más ayuda viva que muerta. Si no quieres recibir "pupa", quedaté detrás de mi, yo te protegeré.

Isobel no era el guerrero más fuerte, ni el más listo, pero si que tenía una cosa clara, haría lo posible por que todos sus compañeros acabaran aquella misión con vida. Olvidandose del sigilo, y apremiando a Vors para que la siguiera, se encaminó al interior mientras murmuraba unas palabras.

Sin embargo se encontró con un hombre acobardado contando una historia acerca de como le habian convencido para ello.

- Tranquilo - dijo la bruja - cualquiera en tu posición habría hecho lo mismo. Los seres queridos son lo primero. Te ayudaremos con ese problema, pero a cambio quiero que hagas un par de cosas. La primera es que nos dejes usar tu tienda como base mientras exploramos las alcantarillas con ayuda de nuestra amiga Ekkie, la segunda, es que nos des las raciones que te sobren de caballo para darselas a ella. - señaló a la goblin. Le caía bien, no era normal que una pequeña trasgo traicionara todos los ideales de su raza y a las diferentes tribus sanguinarias que la conformaban. Al fin y al cabo, todos debian de tener una segunda oportunidad. Mientras pensaba en esto, miraba a la tiefling de reojo, al fin y al cabo, viajaban con un demonio... 

Annis entrecerró los ojos al escuchar la preocupación en las palabras de Isobel. ¿Es que pensaba que Ekkie era un angelito que nunca había roto un plato? Ningún goblin llega a esa edad sin robar, matar y cosas peores. Aquella criatura podía engañar a los demás pero no a ella. Igual que el mercader que lloriqueaba.

-Excusas. Tu comportamiento ha puesto en peligro a la ciudad. Esas alimañas se han extendido y organizado como una enfermedad y ahora nos toca a nosotros acabar con la infección. Ya que no has sido capaz de frenarlas por lo menos apártate y déjanos pasar para que acabemos con ellos y te liberemos también a tí de su opresión. 

Vors se giro contrariado hacia Annis.

- ¿Como puedes ser tan dura con el? Se vio en una situacion dificil. Tal vez no hizo lo mejor, pero es dificil si amenazan a otros. Nosotros solucionaremos esto ¿De acuerdo? La sociedad Pathfinder ayuda a los demas; solo pedimos que avise a la guardia, ahora si, por si alguna intenta escapar. Y que recuerde nuestra ayuda, por si en algun momento necesitamos un amigo. ¿Puede decirnos algo mas sobre cuantos estan ahi dentro?

El hombre se sintió algo intimidado por las palabras de Annis, pero se mantuvo orgulloso en su postura. En cierta forma, pensaba que había hecho lo mejor para su familia. Y la familia era lo primero.

- Muchas gracias. No sé cómo recompensarles.- al tiempo que le entregaba media docena de filetes de carne a Ekkie. La goblin, ante tal descomunal ofrenda, comenzó a relamerse mientras se comía la mitad de uno de esos deliciosos pedazos de carne.

- No les fallaré si prometen librarme de esta condenada plaga de apestosos goblins- volvió a agradecer a Montoyen por el valor mostrado - No puedo decirles el número exacto, pero creo que llegarán a la decena.

Me quedé un poco apartado mientras el espadachín charlaba o negociaba con el del matadero. No habia mucho que hacer hasta que decidiesen que debiamos avanzar. Asi que esperé. 

- Avise a la guardia de que ha visto goblins por la zona. Y a la sociedad pathfinder de que estamos aqui. No le buscaremos problemas. Vamos, enteremos de que es lo que se cuece ahi dentro.

Annis ni parpadeó ante las palabras de su compañero.

-Por supuesto que lo solucionaremos. Es a lo que nos dedicamos pero eso no significa que yo no tenga razón. Y ahora, vamos para dentro, Hatake.

Vors sonrio con picardia ante la respuesta de Annis.

- Me encantan las mujeres con caracter ...