Partida Rol por web

Vors se mantuvoo en actitud amenazante.

Percibiendo el miedo del goblin, decidió explotarlo. 

- ¡Pedazo de boñiga verde! ¡Para o el cuatro patas largas te pisoteará hasta la muerte!

El goblin, viéndose acorralado entre el caballo y los amenazantes agentes recula un par de pasos y levanta las manos.

—¡Yo rindo, yo rindo! —chilla con un marcado acento.

- Bien. - Le dije secamente. Luego alcé un poco la voz. - Vors, ven y atalo. Lo llevaremos de vuelta y lo interrogaremos. Despues ya veremos que hacemos con él. - Dije mientras me acercaba al goblin amenazante. Si intentaba huir otra vez le lanzaria sendos espadazos. 

Vors se acerca al goblin y lo ata con una cuerda.

- No te pasará nada. Nadie ha salido herido, eso es bueno. ¿Porqué huías?

Hatake y Vors ataron al goblin, que no ofreció resistencia, mientras el resto de sus compañeros llegaban.

Poco a poco, Giltain fue acercándose hasta el lugar donde sus compañeros habían atrapado al goblin. - ¡Disculpe!... ¡Perdón!... ¡¿Me permite pasar?!...-  repetía el sacerdote mediano a medida que avanzaba ante el tumulto de gente que abarrotaban la calle.

Por suerte, la persecución había acabado y ninguno de ellos había recibido daño. Ya cuando estaba a escasos metros de Vors y Hetake, observó como el goblin era amarrado con una soga fina pero recia.

¡¡Qué forma de empezar el día!!... ¡¡Una carrerita!!-  exclamó Giltain recomponiéndose la ropa - Al menos, correr es sano...- añadió el mediano a la espera de que alguno de sus compañeros comenzara a interrogar al escurridizo trasgo.

-Buen trabajo, para unos humanos -dijo Annis con su habitual don de gentes.

Estaba enfadada consigo misma por no haber pasado por el agujero. Estaria engordando?

Sonreí con suficiencia ante la burla de la Tiefling. Llevaba al goblin atado con mi cuerda como si estuviese paseando a un perro. Y si en algún momento intentaba detenerse o escapar le pegaria un tirón de la cuerda y una patada en el culo para espablarlo. 

- Andando... - Le dije. - Ya puedes decirnos que has robado, retaco verde.

Con gesto bastante molesto y todavia palpando sus caderas Aura le pega una colleja al goblin.¡Maldito enano verde!, te daré de comer a un caballo.

Vors procuro parecer tranquilo y confiado.

- Como ves, estan algo enfadados, nos ha hecho dar una buena carrera. Dinos que has robado y por que y no habrá caballos ni nada parecido.

Los pathfinders habían logrado atrapar a ese goblin pillastre y escurridizo. Para ello, algunos de ellos se habían jugado el tipo correteando por altos muros y saltando a través de estrechos e inciertos orificios. No se podía decir lo mismo de Annis. La magus tiefling estaba visiblemente malhumorada por no haber conseguido superar el obstáculo, pero por suerte, el grupo con el que trabajaba había conseguido evitar la fuga del enano verde y cabezón.

La gente que abarrotaba la concurrida calle principal del Distrito Alabastro -gentes adineradas y de buena cuna- señalaban con cierto grado de pudor y asco a la verde alimaña. Era de sobras conocido que los goblins infestaban las alcantarillas de Magnimar, pues este tipo de criaturas tenían cierta apetencia o debilidad por acumular chatarra y cachivaches inservibles. Estaba claro que una ciudad como aquella, producía a lo largo del día toneladas de basura. Pero lo que no quedaba tan claro, era qué demonios hacía un goblin solitario a plena luz del día por uno de los distritos más protegidos de la ciudad. 

Hatake, el xianés se encargó de atar al pequeño goblin, mientras que Auris dejó patente su poca diplomacia tras propinarle un buen capón en la cabeza.

-¡¡Auuuu!!... ¡¡No pegar!! ¡¡No pegar Ekkie!!... Ekkie ser goblina güena... ¡¡Goblina güenaaaaaa!!-  protestó la criatura. En ese instante, todos los que se hallaban allí cayeron en la cuenta de que no habían atrapado a un goblin, sino... ¡¿A una goblina?! 

Ekkie era una hembra trasgo como demostraban sus abalorios de hueso y sus ínfimas mamas.

- ¡¡No hacer más pupa!!

Al ver la respuesta de la goblin, Aura pierde su mirada en el infinito mientras masculla unas palabras ininteligibles para terminar con un profundo suspiro.

¿Que habré hecho para merecer esto?....

La hembra goblin habló por fin y se quejó del trato recibido. Annis estaba que echaba humo y se alegró de estar acompañada porque, de lo contrario, le hubiera enseñado a esa cosa una buena lección.

-Habla de una condenada vez!

El mediano observó cómo discurría la escena. Aquellas gentes de bien le recordaban sobremanera a la pudiente clase noble de Galt, y al igual que ellos, su reacción había sido muy parecida: caras de asombro y alguna queja escandalizada. De repente, el ruido de guardias comenzó a llegar hasta la avenida en la que se encontraban los pathfinders. El carro que Ekkie había hecho virar, seguía cruzado impidiendo el paso de aquella gente curiosa que seguía observando a la goblin.

- Caballo dar miedo... ¡¡Ichi gueñi yuki clanchiiiiii!!*- comenzó a gritar en un tono estridente y desagradable

Giltain, viendo que la cosa se iba de madre y que cada vez había más miradas indiscretas decidió expresar su opinión:

- Creo muchachos que deberíamos volver a la Mansión Heindmarch. Allí podremos realizar nuestro interrogatorio con mayor tranquilidad- dijo con tranquilidad mientras observaba al todavía nervioso caballo - Vors, ocúpate del equipo de esta... ¡¿goblina?!...- señaló al espadachín mientras dudaba de si estaba usando la palabra correcta para dirigirse a Ekkie. - Vayámanos de aquí antes de que llegue la guardia...- y dicho esto, comenzó a caminar dirección a la sucursal del Decenvirato en Magnimar. 

Por fin habiamos apresado al goblin y lo llevaba con una cuerda por delante de mi como un perro cualquiera. Despues ya decidiriamos si se merecia el trato o no. Resultó que era una hembra de goblin. Así que ellas son tan horribles como ellos. Me pregunto como se distinguirán... 

Annis le dió un coscorrón. Se lo merecia, pero no era partidario de hacerlo en publico. Esa Tiefling tenia mal genio. Deberia acordarme por si alguna vez la ofendia. 

- Andando... Ekkie. - Le dije solamente, para que se apresurase a llegar a la mansión. Y tratar de averiguar de que iba el asunto cuanto antes.