Partida Rol por web

Annis se desplazó junto a Vors y atacó al cánido sin demasiada precisión. Su golpe era una excusa para intentar sobrepasarlo en el siguiente turno y buscar el flanqueo.

Ya habia cegado al perro, por lo que me seria mas facil acertarle con un shuriken. Por lo que saqué uno, me acerqué lo bastante como para que me fuese facil y apunté con cuidado para no darles a mis compañeros. No queria lastimar a aquellos que me habian salvado la vida. 

La magus pensó que la punta de su estoque no había alcanzado la carne de aquel repulsivo y lamentable ser, pero al echar hacia atrás la mano que empuñaba el arma, se dio cuenta de que el filo estaba manchado de sangre negruzca y espesa. Luego miró a la criatura y con detalle pudo observar que se tambaleaba por las heridas sufridas. 

Por su parte, Hatake avanzó y lanzó una de sus letales estrellas de la muerte, pero el proyectil pasó desviado entre sus compañeros de la Sociedad.

Vors volvio a lanzar con pericia otra estocada al monstruoso canido.

Isobel continuó repartiendo suerte y mala suerte a siniestro. Poquito a poco iba a ayudando a que sus compañeros mejorasen.

El estoque de Vors se hundió en el corto cuello de aquella aberración mestiza. La punta entró por la base de la mandíbula y discurrió hacia atrás, emergiendo bajo el occipucio. La muerte fue fulminante y sin remisión. Los pathfinder habían actuado con total presteza y ahora la criatura yacía muerta.

Revisaron el lugar y descubrieron que a ambos lados del pasillo descansaban unas jaulas que hacían la función de perreras. Era bien sabido que los trasgos odiaban a los perros, pero aquellos engendros cánidos solían vivir en sus poblados como mascotas. Por suerte no había más...

Miraron al frente y descubrieron que el pasillo giraba hacia el norte nuevamente. Las mentes y los cuerpos comenzaban a flaquear, pero el objetivo - acabar con Inoklar, líder de aquella banda de pieles verdes- se hallaba más cerca.

Vors, envalentonado por el ultimo combate anima a os demas.

- ¡Vamos amigos! Presiento que el ultimo de nuestros adversarios nos aguarda.

- Avancemos con cautela. - Comenté avanzando con el mas minimo ruido. Avanzaba con las armas desenfundadas para no perder tiempo. 

La cercana de presencia del líder de aquellos Moradores de la Escoria, se hacía patente a cada paso del camino. Vors abría la marcha junto a Annis, manteniendo a resguardo a Isobel. Hasta el momento, las maldiciones de la bruja estaban dando el fruto esperado en las débiles mentes de aquellos pieles verdes, con lo que se hacía vital, mantenerla fuera del alcance de las retorcidas y oxidadas armas de aquellos pequeños demonios.

Por su parte, Hatake caminaba detrás del grupo, justo en el límite donde la luz que portaba el grupo de pathfinder, se debilitaba provocando un manto de brillos y sombras. El ninja requería de oscuridad para poder aprovechar su sigilo, pero su condición de humano, le obligaba a no alejarse demasiado de la fuente de iluminación...

Ekkie, por su parte, caminaba a escasos metros de Isobel. La goblin adolescente temblaba presa del terror. Sólo Inoklar, el jefe de aquella banda, se alzaba como obstáculo para que la joven trasgo pudiera regresar a su hogar en el pantano. Y eso era demasiado para ella.

El grupo giró el pasillo hacia el norte y continuó caminando. Ekkie avisó al grupo de que se acercaban a la cámara donde Inoklar solía recibir a sus esbirros. Finalmente, llegaron hasta allí...

Se trataba de una cámara alargada, cuyo techo se alzaba en una bóveda sostenida por un par de hileras de columnas rematadas en arcos. Al final de la misma, se divisaba un trono construido con pieles, chatarra de todo tipo y varios cráneos humanos encastrados en las afiladas puntas de mútiples descuartizadores de caballos, que sobresalían tras su respaldo. A escasos pies frente al mismo, la amenazadora silueta de un gran trasgo -un osgo- permanecía en posición inmidatoria. Era una hembra, pero su fornido cuerpo se cubría de placas de acero, mallas y pieles confiriéndole un peligroso aspecto...

- Haber llegado aquí matando a mi sequito... ¡¡Pagar con dolor!!- exclamó furiosa mientras ponía su descuartizador en posición de combate -¡¡Y túúúú!!... Ser traidora- añadió mientras apuntaba a Ekkie. La goblin adolescente, dio unos pasos hacia atrás, vencida por el pavor que le ocasionaba la visión de la terrible hembra osgo.

Así que un Osgo... esas criaturas eran peligrosas. Me mantuve a distancia y escondido, esperando poder pasar desapercibido por el osgo hasta poder apuñalarlo. Iba con mis dos armas en mano para ser mas efectivo. Aun me quedaba una cegadora y dos de humo. No sabia si las necesitaria pero las palpé por si acaso, asegurarme de donde estaba si las necesitaba rapido. 

Vors sonrio de manera afectada.

- Ekkie es una buena chica, y tu vas a ser un cadaver, bastante feo, por cierto.

Isobel dió un paso adelante. No pretendía que aquel ser hiriera a sus compañeros. Por un momento dudó. Si maldigo su ataque, tendrá menos posibilidades de pegar, pero... Finalmente se decidió. Trataría de hacer un combo con sus habilidades. La primera parte: Maldecir sus capacidades físicas y psíquicas.