Partida Rol por web

Vors vio el fuego alquimico y avanzo para detener al goblin.

Le lanzo una daga y se aproximo desenvainando su rapier ...

Vors actuó con rapidez y elegancia. Corrió hasta la repisa del foso y comenzó a correr por ella como si de un artista circense se tratara. Cuando estaba a punto de llegar al otro extremo, extrajo la daga de su cinto y la proyectó con un golpe seco de muñeca, aprovechando la inercia que llevaba. 

La daga salió despedida de la mano del espadachín con una trayectoria perfecta. El goblin reía entre dientes pues estaba a punto de encender su particular barbacoa con el desafortunado ninja y su compañera tiefling, pero cuando alzó la vista con sus estrábicos ojos, contempló como la punta de la daga de Montoyen se alojaba en el centro de su frente.

La muerte fue inmediata 

La magus estaba verdaderamente desconcertada en la profundidad de aquel foso repleto de escoria, pero por suerte, hatake consiguió mantener la calma en todo momento. Eso le permitió detectar que nos estaban solos allí abajo. Algo se deslizaba entre los desperdicios que se amontonaban desprendiendo un sutil siseo...

De repente, la luz de Montoyen iluminó el fondo de aquel agujero revelando la cruel realidad. Una criatura legamosa e informe, se desplazaba como una mancha sobre la superficie de aquel sucio suelo. A su paso, su contacto degradaba los restos de basura que allí se congregaban desprendiendo humo y un fino silbido...

Un monstruo de cieno que no habia visto nunca se alzaba ante nosotros. Parecia imposible luchar contra él. Estaba seguro de que mis pobres armas mundanas no podrian hacer nada contra ese monstruo. Asi que me decidí por lo mas seguro. 

Saqué mi cuerda con garfio de escalada y lo lancé hacia fuera del pozo apuntando para que se enganchase a algun lado. Con la cuerda me seria mucho mas facil escapar del foso, y a Aniis tambien. 

Isobel no sabía demasiado de aquella criatura, pero lo que si sabia era que si conseguia coger a alguno de sus compañeros, lo iban a pasar mal. Por ello, lanzó una de sus habilidades para que fuera más complicado su acierto, la mala suerte caería sobre su enemigo.

Me encaramo por el cable de Hatake y rezo porque mi constitución me permita el esfuerzo. Afortunadamente, el grafio lo hace todo mucho más fácil y pronto me aúpo afuera del agujero.

La tiefling consiguió trepar por la cuerda saliendo de aquel foso, pero mientras ella ascendía, el ninja se encargó de cubrir su retirada con los wakizashis prestos ante sí. El cieno, que se movía con extrema lentitud, emitió una proyección elástica de su cuerpo con forma de pata intentando tocar a Hatake, pero para suerte del muchacho, sólo fue un intento desviado...

Vors cogio un fuego alquimico y lo preparo para tirarlo contra la antinatural monstruosidad del pozo.

- ¡Hatake! ¡Sal de ahi muchacho! ¡Cogete a la cuerda y sal!

En cuanto Annis estuvo a salvo me agarré de la cuerda y empecé a trepar casi en el mismo instante en que Vors me apremiaba a salir de ahi. Di un breve salto y me puse a trepar como alma que lleva el diablo, si el espadachín hacia lo que imaginaba, mas me valia estar bien lejos del foso. 

El ninja amarró la cuerda con su mano, y gracias a la potencia de sus piernas, consiguió encaramarse por ella mientras ascendía por la resbaladiza pared. Mientras Hatake ascendía, la criatura proyectó un peligroso seudópodo que a punto estuvo de agarrar al muchacho por el tobillo, pero la fortuna fue condescendiente en esta ocasión.

Ya fuera del foso, los pathfinders pudieron contemplar como el cieno no hacía ningún esfuerzo por ascender por las paredes de la trampa.  Justo en ese instante, Ekkie apareció de entre las sombras diciendo:

- ¡¡Uuy!!... Yo olvidar decir gujero gordo...- al tiempo que rascaba su cabeza.

Vors parecia apunto de explotar cuando la goblin hizo su comentario.

Sin embargo consiguio contener su tono aunque sus ojos parecian apunto de salirse de sus orbitas.

- Pequeña Ekkie, procura que no se te olviden mas huecos en el suelo ni mas bichos horribles ¿De acuerdo? 

Continuemos.

Una vez arriba y a salvo, desenganché la cuerda y el gancho y los guardé con movimientos agiles. Miré con un poco de odio a la pequeña goblin, a ver si no se le volvia a olvidar nada. En cuanto estuvo todo dispuesto me coloqué otra vez en la vanguardia del grupo para seguir avanzando. 

A Annis le entraron unas ganas casi irrefrenables de coger a aquella goblin asquerosa por el cuello y lanzarla a la fosa con el cieno. A ver si se le ovlidaba algo así la próxima vez. Aún así, la tiefling se contuvo, respirando fuertemente diez veces. Ahora era una agente Pathfinder. Ya no podía hacer esas cosas. 

Se limitó a bufar y a adelantarse de nuevo.

-Tú primero, Hatake. ASegúrate de que no nos llevemos más sorpresas.