Partida Rol por web

Rise of the Goblin Guild

EPÍLOGO

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25/05/2016, 11:54
DM

La goblin se zambullía en las estancadas aguas de un pequeño cenote. Desde que retornara a su hogar no había echado de menos lo más mínimo la masificación de Magnimar, a excepción de aquellos pathfinders que le ayudaran a librarse del yugo de Inoklar... ¡¿Qué habría sido de ellos?

Seguramente, estarían cumpliendo arriesgadas misiones para aquella Sociedad de locos exploradores que viajaban hasta los mismos confines de Golarion, buscando conocimiento olvidado y reliquias enterradas bajo el paso de las eras... ¡¡Sonaba interesante!!

Cogió su vaso de madera y sorbió a través de una pajita fabricada de caña de brezo. Pocas cosas le gustaban más a la goblin que el zumo de higos fermetados. Con ese dulce lícor había perdido su virginidad, aunque era incapaz de recordarlo. Volvió a sorber y evocó la imagen de su héroe... ¡¡Vors Montoyen!! El apuesto, amable y viril espadachín andorano.

Todavía no había revelado a nadie su estado de amor eterno hacia ese valiente pathfinder de melena rizada, ojos negros y cuerpo fuerte y fibrado. Sentía vergüenza, pues él era un humano y ella una desvalida y frágil goblin... Su amor era imposible... ¡o tal vez no!

...

Llevaba un largo rato buscando entre los polvorientos tomos de Gorlosh, el curandero de la tribu. Entre sus bolsas de ramas y hojas secas, los potes que contenían arañas del pantano, los sapos alucinógenos de cuello amarillo y el polvo de flores venenosas, tenía que hallar el remedio que le permitiera hacer realidad su sueño.

Ekkie estaba convencida. Conseguiría algún remedio mágico para convertir al bueno de Vors en goblin como ella. Sólo así, ambos estarían juntos y copularían sin freno a la luz de la luna. Se ponía cachonda sólo de pensarlo.

Siguió mirando y hojeando complejos papiros de signos y runas indescifrables, desordenándolos como si una ventolera hubiera entrado por la puerta y los hubiera revuelto de forma caótica. Tenía que conseguir su objetivo...

....

Vors disfrutaba de una tarde tranquila en el Vientre del Cochino, la taberna en la cual se fundó la Sociedad Pathfinder. Varios eran los compañeros que habían pasado a lo largo del día por aquel lugar y todos habían pasado un rato charlando con el espadachín. Montoyen era un tipo carismático y eso llamaba a la gente para acercarse y entablar conversación.

De repente una moza bastante joven, de pelo rojo como el fuego y cara nívea y pecosa entró en el establecimiento. Parecía perdida, como si fueran sus primeras horas en Absalom, pero de forma decidida se dirigió hasta el tabernero. Vors observó en todo momento a la muchacha. Analizó sus gestos y facciones, llegando a la conclusión de que aunque mostraba cierto aspecto de fragilidad, su lenguaje gestual evocaban determinación. No le dio más importancia y siguió ensimismado leyendo un manuscrito de poesía galtiana.

- Ya no recordarme, ¡¿eh?!- escuchó suave una voz que lo arrancó de su remanso de pazEl espadachín alzó la mirada pues esa forma de hablar le resultaba demasiado familiar. Parpadeó y cuando sus ojos se abrieron no daban crédito a lo que tenía delante...

- ¡¡Ekkie!! ¡¡Ekkie ser mi nombre!! ¡¿Tú no acordar?!...- preguntó la hermosa y joven pelirroja, cuyo terso cuerpo y suntuoso cuerpo, se plantificaba frente al espadachín. 

¡¡Dioses!!... 

Notas de juego

FIN