Partida Rol por web

Rito de Iniciación

Javier, prisionero

Cargando editor
09/03/2010, 22:41
Director

Javier reapareció en la Umbra. Solo.

Cargando editor
09/03/2010, 22:48
Javier Olarte

Mierda. Mierda mierda mierda mierda.

Parecía un mantra dentro de la cabeza de Javier. Sabía lo que había ocurrido, pero no lo digería aún. Eso es de lo que hablaban tanto los Ancianos Theurge de su Clan. Había caminado de lado... Y había tropezado. Según sabía, se debería encontrar en algú reino espiritual indeterminado dentro de la Umbra, pero evidentemente, no sabía cual.

Sus manos comenzaron a sudar, y el mono del tabaco no hacía más que estresarle y le provocaba una barbaridad de ansiedad... Frunció el ceño. No podía desesperarse, no era el momento de entrar en pánico. Tenía que volver a donde estaba. Su manada estaba en peligro y le necesitaban...

Pero lo primero era lo primero. Miró a su alrededor, e intentó buscar alguna pista que le indicara dónde demonios se encontraba...

Cargando editor
09/03/2010, 22:55
Director

Javier escudriñó el mundo real desde la Umbra y vio que estaba de nuevo en la mina. Pero era de noche cerrada, sus compañeros no estaban a su alrededor y en la nieve sólo había sangre y tripas. ¿Qué había ocurrido en el tiempo en que había estado fuera?

No podía saberlo... pero sí recordó la última vez que se habían movido al otro lado en aquella zona. Y para cuando quiso hacer algo, una Perdición del uranio ya había dado la alarma.

Cargando editor
10/03/2010, 04:43
Javier Olarte

El terror y la angustia anidaron en el estómago del Fianna. ¿De quién demonios eran esas tripas y esa sangre? Comenzó a dar vueltas a su alrededor, planteándose mil situaciones distintas, pero no había tiempo. Tenía que actuar.

Formuló un plan desesperado: salir de la Umbra, y una vez fuera, pasar a Lupus para seguir el rastro de olor de sus compañeros, y dar con ellos.

Notas de juego

Aplica las dificultades que creas necesarias y narra el resultado, sis plau.

Cargando editor
10/03/2010, 15:06
Director

Cambiar de lado no era muy fácil estando asustado y solo. Por eso Javier se tomó su tiempo en aparecer en el mundo real... quizás demasiado. Al llegar al otro lado, a medio camino entre Hispo y Lupus, vio que lo apuntaban dos fomori con rifles directamente a la cara.

-¡QUIETO, ESCORIA! -gritó uno-. ¡RINDETE!

De los alrededores surgieron dos Danzantes de la Espiral Negra, retorcidos y enfermos, más parecidos a hienas que a Crinos Garou.

-Haz caso a los fomori, chico. No quieres acabar como el último hijoputa que se negó a rendirse. Pero nos dejó un bonito regalo -sonrió uno de los Danzantes enseñando un Klaive de plata que Javier reconoció. Era de Donny.

Cargando editor
10/03/2010, 16:57
Javier Olarte

El mantra se repitió en la cabeza de Javier. Demonios, no quería morir hoy. Esa sangre y esas tripas eran de Donny, lo que demostraba que esos tipos iban en serio. Y en serio. De veras que no quería morir hoy.

- Eh, eh, eh... Tranquilos, chicos, tranquilos... - Dijo tumbándose en la nieve, en señal de rendición. - Vamos, miradme. ¿Qué daño podría haceros? Estoy a vuestra merced, ¿no? Pues tranquilizaos...

Su voz sonaba temblorosa. No sabía ni qué había dicho. Sólo quería escapar de allí.

Cargando editor
10/03/2010, 17:23
Director

Los Danzantes lo agarraron con zarpas malolientes y lo obligaron a acompañarlos hacia el interior del complejo minero. Los fomori los seguían con los rifles en alto. Pasaron junto a naves que servían como refugio y vivienda a los mineros y a los operarios, iluminadas de un tenue verde de sodio. Se cruzaron con una patrulla de fomori igualmente armados que dedicaron un saludo cuasi militar a los dos Garou corruptos.

Cuando llegaron a una de las naves, uno de los Danzantes le dio una patada en el vientre y el otro cerró su mandíbula sobre su pata. Lo inmovilizaron y sometieron para meterlo dentro. La estancia, iluminada con luces fluorescentes, era un almacén bastante frío y soso, con algunos bidones en las esquinas. Uno de los Danzantes saltó sobre su rodilla y se la partió por mera diversión mientras el otro lo encadenaba con plata. Las cadenas estaban una a cada lado del almacén, con lo que Javier quedó inmovilizado y con los brazos en cruz. Los Danzantes se lo pasaron bien un rato golpeándolo y riéndose de él, haciendo aumentar su Rabia de manera peligrosa, pero las cadenas de plata hacían imposible que cambiase. Sus heridas iban sanando rápidamente, pero los Danzantes siguieron torturándolo un rato más.

-Esto es por Espina Venenosa -dijo uno escupiéndole a la cara-. Y por todos los fomori que os habeis cargado, hijos de puta.

-Vamos a dejarlo ya -dijo el otro-. Azaera viene para acá y querrá jugar un poco con él.

Cargando editor
10/03/2010, 17:32
Javier Olarte

Javier gritó, y se revolvió, ante los ataques, pero aguantó como pudo. Cuando escuchó las imprecaciones del Danzante, sólo pudo contestar con un hilillo de voz.

- Yo... No he hecho nada. No he hecho daño a nadie... No sé quién es Espina Venenosa...

Si lo estuvieran escuchando en su Clan, seguro que lo expulsaban, pero Javier en el fondo, era un cobarde. O un superviviente, como prefería llamarse él. Vivir hoy para luchar mañana.

Cargando editor
10/03/2010, 17:45
Director

-Habría que averiguar dónde están sus compañeros, ¿no? -preguntó uno-. Si lo han enviado a él solo para espiarnos, estarán preparando una emboscada.

El otro se quedó mirando a Javier y cogió el Klaive. Lo puso delante de su cara homínida y enseñó los dientes.

-¿Qué hay de la manada? ¿Qué tienen pensado hacer?

Cargando editor
10/03/2010, 17:57
Javier Olarte

Javier bufó.

- Ojalá fuera un espía... ¡No tengo ni idea de dónde están! Me perdí en la Umbra... Tropecé al caminar de lado y cuando salí... Pues eso, ya lo sabéis. Me ofrecisteis una calurosa bienvenida... No sé qué demonios pretendéis ni qué os han hecho, pero si queréis buscarlos, os ayudaré. Colaboraré, lo prometo...

Quizás con eso ganaría más tiempo...

Cargando editor
10/03/2010, 18:31
Director

Los Danzantes parecieron pensarse la oferta. Después de soltarle una patada más, salieron del almacén y cerraron la puerta. Javier se quedó solo, otra vez.

Cargando editor
10/03/2010, 20:33
Javier Olarte

Javier aprovechó el silencio para respirar y reponerse de los golpes. Todavía no sabía cómo lo iba a hacer, pero de alguna manera tenía que hacer que le liberaran, y luego escapar de allí. Ganándose su confianza era la manera más inteligente. Tenía que ser cuidadoso y llevar esto con toda la calma posible. Tenía que salir de allí, y vivo, y luego reunirse con su manada... O lo que quedara de ella.

Improvisaría, pero con delicadeza... Sólo quedaba esperar.

Cargando editor
11/03/2010, 16:17
Director

Lo despertaron con un cubo de agua helada y encendieron las luces. Frente a él estaban los dos Danzantes de la noche anterior, en forma Homínida. A la luz pudo apreciarlos mejor. Uno era un hombre alto, delgado, con el pelo rubio grasiento y mal cortado. Tenía los dientes negros y podridos, hedía a cadáver y su piel estaba llena de manchas por algún tipo de enfermedad cutánea.

Al otro le faltaba media nariz, pero si no fuese por ese defecto sería hasta guapo. El problema eran los tics que lo asediaban todo el tiempo, como si tuviese el Síndrome de Tourette.

-Buenos días, comemierda -saludó el del pelo rubio-. Tenemos buenas noticias: Azaera va a venir esta tarde a darte por culo.

Cargando editor
11/03/2010, 18:07
Javier Olarte

Javier despertó súbitamente y tiritando. Cuando vio a los dos Danzantes, no puedo más que maldecir por dentro. La mandíbula le temblaba. Sólo los miró, intentando que sus ojos no reflejaran todo el odio que sentía.

Pero no dijo nada. Que viniera esa tal Azaera. Aguantaría, y les diría lo que quisieran oír para escapar. Tenía que soportarlo todo, y después, reunirse con los demás.

Tenía que demostrarse a sí mismo y a los Ancianos que era el guerrero que Gaia merecía.

Cargando editor
11/03/2010, 18:14
Director

-Pero primero vamos a hacerte unas cuantas preguntas...

El de la media nariz se sacó de un bolsillo un cuchillo pequeño de plata y se acercó a Javier despacio. Se lo puso en la oreja mientras con una mano tiraba del cartílago, esperando para cortar.

-Dime, ¿saben los Wendigo que estamos aquí?

Cargando editor
11/03/2010, 18:17
Javier Olarte

Javier tragó saliva. Mentir, pero con cierto grado de verdad. Y por supuesto, no podía decir que esto era su Rito de Iniciación... La hoja en su oreja no hacía que se tranquilizase, a la hora de hablar, pero intentó sonar todo lo convincente que podía.

- Ni siquiera sabía que habían Wendigo por aquí. Os encontramos por casualidad yo y mi Manada mientras buscábamos un artefacto que pedía nuestro Clan. Vinimos a mirar, y al pasar a la Umbra, una Perdición de Uranio nos vio y decidimos escapar. Eso es todo.

Cargando editor
11/03/2010, 18:21
Director

-¿Tú te lo crees, Dientes? -preguntó el Danzante a su compañero.

El rubio negó con la cabeza.

-Yo tampoco.

Cortó la oreja limpiamente, como si fuese mantequilla. La sangre empezó a manar a borbotones y Javier experimentó el agudo dolor que era ser herido con plata. La no oreja le quemaba como si le estuviesen aplicando un soplete, y por más que lo intentase no podía curarse.

El Danzante cogió la oreja de Javier y se la pegó a los labios, como si esperase que así le iba a oir mejor.

-¡Oye, oye, chaval! ¡Me parece que estás mintiendo! Eres uno de los chicos de Nueva York, ¿a que sí?

Cargando editor
12/03/2010, 00:55
Javier Olarte

Javier gritó todo lo que su garganta le permitió, para restañar de alguna manera su dolor. Estaba claro que sabían quiénes eran... Maldición.

- Sí, vale, sí... Soy uno de los de Nueva York. No sé si los Wendigo saben que estáis aquí, pero al menos a nosotros no nos dijeron nada antes de echarnos en la nieve. No sé qué queréis, por favor... Dejadme...

El dolor le tenía mareado, y dijo la verdad porque no podía pensar...

Cargando editor
12/03/2010, 01:00
Director

-¿No os mataron? -preguntó el Danzante, sorprendido-. Vaya. Azaera pensó que os matarían.

Llevó el cuchillo a la otra oreja. Javier aún no había terminado de experimentar el dolor de la mutilación como para sentir otra.

-No creo que esteis buscando un artefacto. ¿Me equivoco? A no ser que sea el Klaive del niñato que mató a Gloria Sangrienta. Vale, ahora dime otra cosa. ¿Dónde está el resto de la manada? ¿Están acechando? ¿Van a volver?

Cargando editor
12/03/2010, 04:56
Javier Olarte

Al sentir la fría plata en su otra oreja, Javier enloqueció.

- ¡¡No lo sé, de veras que no lo sé!! ¡Huimos, intenté salir de la Umbra, tropecé, y me perdí! ¡Supongo que volverán a por mí, pero no estoy seguro! ¡Por el amor de Dios, os juro que no lo sé!

Eso no es lo que hubieran querido los Ancianos para él. Pero el miedo es un veneno que lo envuelve todo.