Partida Rol por web

Después de todo el viento les trajo una sorpresa… La Inquisición.

Mira que tienen valor los perros del vaticano para meterse en el camino del Anima de Samael.

Una sonrisa se asomaba en la cara de Félix, las ansias se apoderaban de el por la promesa de la batalla. Mientras se dirige a la borda de babor desenvaina su viejo estoque, aquel que le regalo su padre, aquel que lo llevo de Castilla a Montaigne y de regreso.
Ya en su nuevo lugar observa como el viejo Boquerón dirige al Anima contra el navío enemigo.

El timón en manos de Paco se mueve con soltura, mientras el aire mueve su blanco cabello y ordena que preparéis los cañones.

Hector saco una de sus vendas preparad especialmente para ese tipo de ocasiones, el mismo la había teñido de negro y tras tapar su rostro a excepción de labios y ojos respiro algo mas tranquilo.

Por lo demás la tripulación se movía de arriba abajo.

Valeria se acerco Paco preparada por si tenía que bendecir a esta en algún momento, Sandoval desenfundo dos enormes cuchillos que descansaban a cada lado de su cintura y haciéndolos chirriar desplazando una hoja contra la otra mientras se dirigía a proa, Félix esbozo una gran sonrisa a la vez que desenfundo su viejo pero querido estoque, rápidamente se dirijo a babor sin esperar que Paco fuese a girar en esa dirección dejándole una vista del mar y el barco atacante a su espalda justo en el lado de estribor.

El capitan Samael entro por una de las puertas hacia el interior del barco.

Hector se sintió un poco más tranquilo bajo la mascara que cubría su rostro. No le preocupaba lo que le hiciera a él la Inquisición. Ya tenía pocas cosas que perder. Pero temía que si le acusaban de piratería se dificultaría la vida de su hija. Una cosa es tener un padre huido con un juicio ante la Inquisición y otra ser declarado oficialmente pirata.

Ajusto las vendas sin dejar de mirar al barco enemigo excepto cuando vio al capitán desaparecer hacia dentro del barco. Se preguntó a donde iría pero no le dió mayor importancia, había otras cosas en las que estar pendiente.

Felipe se asombró cuando escuchó la Inquisición. Una palabra que podía causar temor a la mayoría y odio a unos cuantos. El tiempo estaba cambiando, eso se podía ver, pero qué pasaría después? Eso era algo que Felipe nunca había intentado descubrir. Según decían los viejos, habían formas de descubrir como se desarrollaría una nube aún lejana, o si la nube oscura precipitaría sobre ellos. El caso es que a Felipe todo eso se le antojaba a brujería y supersticiones, y no era muy ducho a admirar esas manifestaciones diabólicas. Aunque las soportaba, y más con el brujo a bordo, intentaba no mezclarse en esas cosas. A fin de cuentas, aunque pirata, Felipe tenía un cierto estatus.

Nos acercábamos raudos y veloces al barco de la "Santa" Inquisición, todos esperábamos el inmminente combate. Felipe estaba bien situado, en la parte más alta del barco para que cuando tuviesen que saltar tuviese más altura.
Ahora solo quedaba esperar.

—¡Estad preparados, grumetes! ¡Esa maldita nave de la Inquisición está a tiro! ¡Pagarán por todos sus crímenes cuando los hundamos en el fondo del mar —grito a la tripulación desde mi posición, mientras muevo la nave hacia el otro barco.

Cuando me aproximo, me doy cuenta de que no parece un mal barco. Una pena tener que hacer que duerma en el fondo del mar, pero esos cerdos de la Inquisición no merecen otra cosa.

Los barcos estaban cada vez mas cerca el combate se olía en el ambiente ya no había marcha atrás.

Los hombres de la tripulación estaban en la borda de estribor goleando sus armas contra la madera y gritando.

-Abordaje, abordaje!!!!

Desde la puerta por donde el capitán entrase un rato antes se empezaron a escuchar unos tambores a la vez que varios de los piratas salían tocando varios instrumentos tras ellos apareció el capitán.

Se había engalanado con sus ropas de color rojo sangre y portaba una gallina bajo el brazo cuando estuvo en cubierta la lanzo hacia arriba, esta asustada empezó a cacarear moviendo sus pequeñas alas y dejando alguna pluma suspendida en el aire.

La tripulación al ver al capitán y los ruidos de la gallina entendió rápidamente la ironía de Samael aumentando sus gritos y golpes.

-Así es la inquisición!!!!! Grito el Capitán mirando a la gallina.

Los pies de Bubua Golearon con fuerza la madera de la cubierta al dejarse deslizar por una cuerda desde su posición elevada hasta la cubierta.

-Siempre tan locuaz Capitán, estar preparados a las ordenes del Capitán y de Paco, esto ya no es un paseo en barco grumetes.

La Sorté viendo la intenciones de Paco de entablar un combate lo mira de forma intensa y con voz teatral lo llama Paco Gómez, Paco Gómez, Paco Gómez ¡Te conjuro, hoy es tu día y te sonríen las cartas! A continuación lo distae por unos segundos al cogerle del cuello con ambas manos para giralos y atraerlo a ella; dándole un sensual, húmedo beso cargado del poder de las parcas.

La pequeña broma del capitán animó a la tripulación. La inquisición tenía más de nombre y miedo que de gente diestra en sus filas. Y tanto mis compañeros y yo no teníamos ese miedo, ni temíamos ese nombre, más bien lo contrario.

Felipe desenvainó su espada, observó el barco de la Inquisición, intentando calcular su altura. Si el barco del capitán era más alto, posiblemente no necesitaría ningún cabo demasiado largoç, con una simple ayudita para el salto bastaría, o al menos, eso esperaba. Aún no estaba demasiado habituado a abordajes.