Partida Rol por web

Habían pasado 6 años desde que Dorian había llegado a Orán. Seis años de riguroso e inhumano entrenamiento que pusieron al límite las condiciones físicas y psicológicas del Británico. Si bien  Julius era alguien frió, había puesto todo su espíritu en el entrenamiento del muchacho, buscando transmitirle la sabiduría originada por su antiguo maestro Pese a su frialdad había sido un referente casi paternal para su discípulo, mostrando su lado humano tras el semblante serio.

Julius dio unos pasos hacia su discípulo.

-Con esto, Athena te reconoce como uno de sus 88 caballeros, ganando el grado de Santo de Bronce del Unicornio. Debo recordarte sin embargo que los Caballeros de Athena protegen la paz y la justicia en el mundo. Nunca uses esta armadura con fines malvados, o por motivos personales y egoístas. Si lo haces, todos los santos del mundo te darán caza y muerte.
El antiguo unicornio sonríe levemente, como pocas veces en esos años.
-Esto no es más que el principio del camino. Seguramente has sentido el enorme cosmos que generaste, y como nuevamente duerme en tu interior. Aquello que sentiste es la verdadera esencia del cosmos, que despertó en este instante por el encuentro entre tu poder y el de la armadura, quizás solo el destino o una coincidencia, incluso un milagro producto de tu esfuerzo. Con el tiempo y la experiencia quizás puedas lograr un poder como el que sentiste, e incluso superarlo.
  La caja que contenía la armadura de Bronce estaba en el piso entre maestre y discípulo. Julius hizo un gesto con la mano que invitaba al ahora santo de Athena a tomarla.
-Harás bien en recordar que solo debes tirar de la cadena si la situación así lo amerita, sé que es tentador hacerlo y portar el Cloth que te has ganado con justicia. Pero debes vencer esa tentación a toda costa.

Esta bien maestro. Seguiré tus consejos y partiré a ver a Athena. Aunque tenga posesion de la armadura, aun no me sienta plenamente confiado. Creo que aun soy un pez en este mundo y debo mejorar mucho mas, gana experiencia para poder afrontar el destino que tengo marcado.

Me sentía nervioso por partir solo y encontrarme con otros santos. No sabía como podrían reaccionar ante un novato como yo. Sabian realmente que yo era el nuevo santo del unicornio? Era posible que me aceptaran como compañero?

Sin duda me preguntaba muchas cosas de que es lo podría encontrarme alli en Grecia. Sin mas preambulos, me preparaba para cargar la armadura y marchar del lugar.

-Hay algo más inmediato que me gustaría que investigues.- Dijo Julius antes de que su discípulo parta para Grecia. -Por los nativos con los que intercambio víveres me he enterado de que el ejército Argelino ha estado más activo de lo común en la aldea de Bel Horizon, al Oeste de acá. Al parecer han habido varios roces con los aldeanos y problemas de orden, pero los Aldeanos no han sabido explicarme bien el porqué.- Observó hacia el Oeste.

-No es un tema que nos incumba a nosotros, pues rara vez los caballeros intervenimos en asuntos mundanos. Lo que me preocupa es que hace tres noches sentí una fuerte presencia cósmica en esa dirección, y temo que no sea una casualidad.- Espero por escuchar la opinión del Caballero del Unicornio.

Si hay problemas en las vecindades, lo investigaré. Supongo que me servirá como primera prueba. Espero que esos viles no sean los que te atacaron tiempo atrás. Recuerda el momento en que Julius fue atacado en el establo y se activo por primera vez la armadura. Si lo son, me encargaré de darles su merecido.

Le contesto con énfasis.

 -Exacto. Creo que sera una buena oportunidad para que pruebes tus habilidades como Santo de Athena. Ve a la aldea y descubre el origen de aquel cosmos. Si tienes problemas, no dudes en tirar de la cadena de la caja y confiar en la armadura. No asumas riesgos innecesarios, no solo los Caballeros de Athena dominan el cosmos. Otras fuerzas oscuras también tienen acceso a su fuerza, y pueden rivalizar con el poder de los caballeros.- Dijo Julius a su Antiguo Discipulo.
 -Aun no estamos muy al tanto que fue lo que sucedio aquella vez pero puede que haya una relación entre todas estas cosas.- Agregó el hombre un tanto pensativo.

Gracias por todo, y nos vemos a la vuelta.

Me despido cordialmente de mi maestro Julius y cogiendo la armadura, me la pongo a la espalda. Con ello me encamino hacia la aldea.

-Cuídate camarada. Que las estrellas te favorezcan.- Respondió Julius apretando la mano para despedirlo. Por un instante Dorian tuvo el presentimiento que sería la última vez que le vería, quizás en mucho tiempo, quizás para siempre.

Dejar la montañas atrás, era una tarea casi tan peligrosa como llegar ahí, pero Dorian no era el mismo que había llegado hace seis años. los abismos y acantilados, junto con la tierra resbaladiza eran para él un terreno tan sencillo como la pradera más plana. El Este se extendía en el horizonte, en aquella lugar donde solo unos cuantos sobrevivían con muchos esfuerzos.

Empece el viaje hacia a la aldea. En mi mente me iba imaginando la nueva aventura como santo de bronce y que enemigos me esperarian por el camino. Aprovechaba para ir disfrutando de la naturaleza, el canto de los pajaros y verme en sintonía con ella.

Dorian no tardo en orientarse y dar con las marcas dejadas por los camiones del ejército. Le tomo casi dos días de caminata llegar al lugar indicado.

Las luces de la aldea brillaban abajo, desde lo alto de la colina por donde llego. Varias patrullas de soldados Argelino vigilaban los alrededores del lugar. Parecía haber mucha actividad dentro del pueblo, y en una colina al otro lado, algo muy extraño en aquella lejana tierra.

Al llegar a la aldea pude admirar sus construcciones asi como la actividad de los pueblerinos. Lo primero era centrarse en buscar al enemigo, y una prueba de ello era sentir su cosmos si lo poseian. Ello me ahorraría una busqueda minuciosa.

Detectas levemente una presencia cósmica en el interior del pueblo. Se trata de un cosmos agresivo, aunque no sabrías determinar bien su ubicación exacta, estás seguro que se encuentra dentro de la zona urbana.

Tras ubicar la zona donde posiblemente estaba ese cosmos agresivo, me empiezo a mover de forma disimulada.

Dorian intento escabullirse en silencio entre los guardias. pasando entre los edificios medio vacios vijiladors por los guardias que al parecer habian sacado a las pesonas de sus casas.
 En un primer momento el santo de unicornio lo habia hecho bien pero no se percato de la presencia de 4 hombres armados que habian detenido su ronda para intercambiar informacion.

-¿Quien va ahi? pregunto uno de ellos apuntando su kalashnikov en dirección al joven. Acto seguido los otros tres lo imitaron y tambien apuntaron sus armas pidiendole a los gritos a Dorian que se ponga las manos en alto y que suelte aquella extraña caja que llevaba.

Como reaccion, levanto las manos en señal de paz, evitando violencia alguna. Timidamente les digo: Estoy buscando un hotel. Algun lugar donde reposar. Creo que me he perdido.

Sin duda con esas metralletas me podrían liquidar de primeras. Debería vigilar con quien hablo.

El sacar a tanta gente de fuera de sus casas me extraño mucho. Supongo que estarian buscando a alguien.

-No hay hoteles por aquí.- Dijo uno de los hombres. -Quítate la mochila y acompaña al resto.- Agregó señalando un grupo de personas que eran cargadas a un camión a unos pocos metros de ahí.  Los hombres no parecían muy simpáticos ni propensos a ayudar a nadie de por allí.

No puedo dejar la armadura aqui. Tampoco puedo ir con ellos.

Con firmeza le respondo: No se preocupe, ya me buscaré algun cobijo. Seguiré mi camino.

Mantenía con firmeza mi mano sobre las riendas que cogian la caja a mi espalda. Con esas palabras me despido y comienzo a andar por la calle alejandome algo del lugar de conflicto. Ya buscaría otra forma de saber lo que pasa.

Los hombres bajaron un poco las armas antes de seguir hablando. -¡Ya tenemos suficientes problemas con toda esta maldita gente! Vete por dónde has venido. No te queremos ver por aquí.- Ordeno uno de los militares. Mientras que el ultimo de los camiones visibles cargaba por la fuerza a un niño no mayor de ocho años que no dejaba de gritar y llorar.

Odiaba como estaban tratando a esa gente. Parecian pura ganadería, pero ahora no podia arriesgarme a una batalla. Debo mantener mi anonimato. Me retiro aceptando en mi interior que no era el momento de actuar. Tenia una mision mas importante que salvar a un pobre niño. Viendo que las casas no eran muy altas, buscaría subirme al tejado de una de ellas, para luego saltar encima del camión y que me llevaran hasta su destino.

Habiendo pasado 6 años de durísimo entrenamiento junto a Julius subirse a un camión que estaba a punto de salir le resulto al caballero casi tan fácil como parpadear.
 El camión que conducía a la gente sacada de sus casas se dirigió casi a las afueras de la ciudad, en un lugar en donde parecía estar llevándose a cabo una construcción.
 En el lugar había cerca de unas 10 personas entre mujeres ancianos y niños que estaban siendo obligados a trabajar en dicha obra.

 Además de esa gente otros dos guardias armados controlaban que la gente hiciera lo que se les decía.
El camión descargo a la gente y pronto abandono el lugar dejando al santo en una mejor situación si quería entrar en acción y ayudar a esas personas.

De pronto algo llamo la atención de Dorian. Dos soldados se estaban metiendo con una de las personas.

-Ya aprenderás mocoso. ¡Todos trabajan en el pozo!- Mientras uno de los soldados reía, el otro pateaba a un niño de no más de 10 años en el suelo.