Partida Rol por web

Por el rabillo del ojo ves como sigue lloviendo, pero ha dejado de caer agua en la mayoria de la terraza, como si algo grande hubiera sobre ella.

La situacion sigue siendo la misma, solo que Dientes de Sable tiene sujeta a Angela de sus manos con tan solo una de las suyas.

Confianza, ira...

Una corta caida y llegaría hasta ahí... no había tiempo para puertas ni entradas laterales, una mirada a la noche aparentemente tranquila a través de la avioneta que se posicionó en el techo con suavidad...

Una sombra se dibujó desde el techo, no hubo ruido, no hubo rechinar de cristales rotos... pero él ya estaba allí...

Una figura de pelo oscuro y alborotado por el viento surgió de no se sabe donde en el restaurante, para muchos conocido, para otros un extraño, la figura se apartó el pelo de la cara y a espaldas de Dientes de Sable apareció Frederick o una sombra de él mismo... Una sonrisa malévola - sientes confianza - sentenciaba la suerte del gigante que sostenía a Ángela con una sola mano, iba a tener que vérselas con el ruso, que en este primer asalto esperaba pillar a su contrincante por sorpresa... un crujido familiar resonó por la estancia al materializarse, momento en el cual hundió sus desgastadas deportivas en las losas que adornaban el suelo del restaurante preparado en posición de ataque, T´chala le había enseñado bien y Fred sabía usar sus armas como nadie podría, a pesar de lo cual descuidó totalmente su defensa como si no le preocupara en absoluto, al ver a su compañera en aquel estado - sientes temor - su seguridad personal quedaba en un segundo plano, su masa aumentó a un nivel preocupante para la estabilidad del piso y su cuerpo se endurecía mientras su hombro se agitaba hacia atrás para asestar un puñetazo que tumbaría un edificio...

- ¿Porque no te metes con uno de tu tamaño, capullo? rechinó bajo su sonrisa mientras soltaba el brazo hacia adelante...

La figura sombría que era Fredy pronto comenzó a cobrar consistencia, y en la mitad de un suspiro las losas se quebraron bajo sus pies (sin ceder el suelo), su brazo se tenso cuando la bestial cara de Dientes de Sable se giraba hacia él. Soltó a la mujer, iba a necesitar toda su velocidad para librarse del golpe, pero para eso ya era tarde. En su lugar interpuso su poderoso brazo izquierdo entre el puño y su pecho. El impacto levanto una honda de aire suficientemente fuerte para sentar en el suelo a una persona normal, y el monstruo se deslizo con los pies pegados al suelo al menos tres metros hasta frenarse.

Podíais todos ver al mutante, tenia el brazo derecho inmóvil de codo para abajo, debía tener un hueso roto al menos. Esta vez no sonreía, y con un movimiento de su brazo derecho, uno que semejaba un latigazo, su brazo volvió a recuperar su movilidad con un estruendoso crujido, parecía haber tenido el hueso fuera de su sitio, y de manera irreal, habérselo colocado en su sitio en un instante.

El jet quedo suspendido sobre el salón, justo sobre la terraza, y el piloto automático tenía instrucciones de descender lentamente hasta quedar suspendido a metro y medio de la superficie. Heller se detuvo un instante al borde de la rampa trasera del transporte, la lluvia era intensa y dejaba espesas gotas en su casco , que se deslizaban lentamente por su visor. Junto a él paso Frederick, saltando, dejándose caer sobre el techo donde estaban sus amigos en problemas, y vio como este lo atravesaba con su cuerpo totalmente intangible, aquello no dejaba de sorprenderlo, como sus átomos podían disgregarse y vibrar hasta ser capaces de atravesar la materia y cualquier otra cosa, y a la vez no hacerle perder la cordura, o un trozo de su cuerpo al reformarse.

Inspiro una vez, para esto se había preparado toda su vida, esta es la vida que él había elegido, de todos, el probablemente fuera el único que estaba en aquella situación sin que nada más que su deseo de verse en ella lo hubiese empujado hasta tal abismo. De niño, hasta donde la memoria le alcanzaba solo había entrenado, y estudiado bajo la tutela de su padre, para algún día su cederlo como barón, como otro villano más en este mundo. Pero el tenía planes bien distintos.

No lo pensó más, y cuando el jet aun estaba a media decena de metros sobre la terraza saltó, se apoyo con las manos en la cornisa sobre las cristaleras, y se balanceo hacia delante para romper estas con su cuerpo. Antes de caer extendió su mano y disparo su garfio unos 12,3 metros frente a él en el techo. El cable se tensó, lo impulsó, sobre Angela, sobre Fredy, justo en la dirección de Dientes de Sable. Había visto lo que la bestia le había hecho a Angela, a su "chica", deseaba matarlo, pero no podía permitirse tales pensamientos en aquel momento, claro que tendría que buscar la muerte con cada golpe, ese monstruo no caería de otro modo, y a decir verdad, creía conocer pocas formas eficaces de matarlo de manera definitiva.

En el aire cargo su puño, enfundado en un guantelete muy especial, uno que descargaba un pulso de miles de voltios con cada golpe, y golpeo al salvaje, para luego caer al suelo y alejarse hasta colocarse junto a Fredy dando un par de saltos hacia atrás mientras mantenía la guardia tan alta como podía, algo desequilibrado por su entrada.
-Siento haber tardado tanto.- Fue lo único que dijo, y realmente lo sentía, aunque notaba el alivio de que ambos estuvieran vivos, de no ser así y para su sorpresa, no se lo habría podido perdonar jamas.

La bestia termino por colocarse su brazo en su sitio en tan solo un instante, pero para cuando lo hizo otra figura que se acercaba pro encima de su anterior agresor caía sobre él, rápida, y precisa. Él golpe le alcanzo en plena mejilla, y aunque no tenía la tremenda potencia del anterior, este estaba muy bien colocado, y para su sorpresa iba acompañado de una decena de miles de voltios que le obligaron a cerrar los ojos si no quería verlos fundidos. Incluso cuando noto a su rival alejarse la sensación era desagradable, la cabeza le dolía, y la vista se le desdoblaba, al menos unos instantes, pero lo importante es que él, quien llevaba asesinando más de una centuria de años, seguía de pie, y no estaba dispuesto a dejarse derrotar por unos aficionados.

Tenía que luchar contra mis demonios, pero trataba por todos los medios de mantenerle la mirada a aquel animal. Quería que se diera cuenta de que no se encontraba ante un títere que podía usar y tirar cuando le viniera en gana, por lo que sonreí de suficiencia ante su amenaza y alcé mi nariz, orgullosa, con la mirada arrogante y los labios fruncidos.

-Tiemblo de miedo- murmuré, sonriendo, mientras miraba de forma fugaz su mano atrapando las mías.

Miré de reojo a Robert y traté de trasmitirle una confianza que ni yo misma sabía que tenía. Todo tenía que marchar bien, ni por asomo ese iba a ser nuestro final. Me negaba en rotundo.

Fue en ese momento cuando salí de mi ensimismamiento. Escuché un ligero murmullo proveniente del exterior y fruncí el ceño, confusa. Se me cayó el alma a los pies cuando me imaginé que eran más refuerzos para Dientes de Sable. Sin embargo, deseché la idea en seguida cuando la oleada de sentimientos penetró en mi interior, haciéndome olvidar por un momento las heridas de mi espalda.

Abrí mucho los ojos y me quedé petrificada al verlo. El corazón me volvió a latir y una felicidad inmensa floreció en mi interior.

Dios, por fin, pensé, suspirando de alivio. La caballería ha llegado…

Mi pensamiento se interrumpió al ver a Frederick avanzar hacia donde estábamos Dientes de Sable y yo, y, en un primer momento, negué con la cabeza, previniéndole de que no hiciera ninguna tontería, después, no pude sino gritar.

En cuanto me sentí liberada, me aparté inmediatamente. Corrí todo lo que mis pies heridos y cortados me permitieron (ahora me arrepentía el haberme quitado los tacones) y las heridas en mi espalda me punzaron de nuevo, ardiendo y provocándome que siseara de dolor.

Joder, pensé, irritada, haciendo una mueca de dolor, mientras me obligaba a parar y a apoyar una mano en la pared, para no caer de rodillas debido a los latigazos que sentía en la espalda.

Alcé la mirada cuando escuché la cristalera romperse y ahogué un grito, asustada. Una vez más, creía que era ayuda para Dientes de Sable. Sin embargo, los ojos se me llenaron de lágrimas y la vista se me empañó al saber que era Heller. Y fue en ese momento cuando me di cuenta de todo lo que le había echado de menos en esa noche de pesadilla.

Escuché su escueta disculpa y resoplé.

-¡Cierra la boca, Heller- espeté- y cárgate a ese cerdo!- grité, furiosa, irradiando odio por los poros de mi piel, temblando de miedo, temor, ira, furia y cansancio. Sobre todo estaba cansada por todo el día que había pasado y sólo quería que terminara de una vez para volver a casa y dormir. Dormir y pensar que el mal sueño había acabado.

Busqué a Robert con la mirada y encontré sus ojos. Lo miré con esperanza y sonreí, costándome horrores. Asentí con la cabeza, como dándole ánimos, diciéndole que, por fin, todo estaba bien y me centré de nuevo en Dientes de Sable.

Muerde el polvo ya, cretino, pensé, irritada, arañando la pared en la que me apoyaba con las uñas y rezumando furia por todo mi cuerpo. Desaparece de mi vista.

Susan se llevo una mano al corazón y ahogo un grito cuando vio a Frederick saltando al vacío, sin previo aviso, sin protección... contra unos cristales, o a menos eso había visto ella por la ventanilla de la nave. Se desabrocho el cinturón  y corrió hacia la puerta, se sujeto con fuerza al borde de la misma mientras entraba el fuerte viento y la lluvia le golpeaba la cara, alborotando sus cabellos y mojando su ropa. Miro en la dirección en la que había saltado el ruso... los cristales estaban intactos pero el estaba dentro, intuía su forma. Casi inmediatamente Heller le siguió, sin mediar palabra sin decir nada mas se lanzo al vacío con gran agilidad y lo vio desaparecer dentro entre una lluvia de cristales rotos. Se quedo así unos segundos mirándolo todo como petrificada, el sonido ensordecedor de los motores se mezclaron con la lluvia y llenaban por completo la mente de Susan. Era su momento de hacer algo, se giro un segundo y miro a Breiz, y sin saber muy bien por que se le escapo una sonrisa, como una forma de decirle ¿nos ayudaras, verdad?. Volvió a mirar el edificio, ahora lograba ver mejor el interior... el desorden de mesas, manteles y platos regados por doquier y un poco alejado del tumulto de la pelea un espacio libre de obstáculos que dejaba ver el fino mármol del suelo del restaurante. Susan cerro los ojos y murmuro:

-passu aethereum.

cuando los abrió ya estaba dentro. Miro alrededor.

"-Cuando lleguemos Frederick y yo nos haremos cargo de Dientes de Sable.¿Crees que podrás encargarte de los rehenes Susan?."- fue lo ultimo que le dijo Heller. Así que los busco con la mirada, pensó en correr hacia ellos pero estaban rodeados de hombres armados, así que busco un poco de cobertura por si le disparaban, mientras pensaba que podía hacer para ayudarles.

La situación parecía una armada por el gobierno. Eso es lo que le venía a Breiz a la cabeza basándose en su experiencia. Pero ese tipo, Dientes de Sable, lo había oido nombrar alguna vez por sus tíos. Sabía que era peligroso. Esto era mucho más de lo que jamás había enfrentado. Se sintió afortunado de tener a Susan al lado y le devolvió la sonrisa al momento en que ella desapareció. Magia... vino a su mente mientras observaba el combate que libraban sus demás compañeros. La tengo que ayudar con los rehenes. Para él, salvar a los rehenes era como salvarse a sí mismo, ayudar a Susan era como agradecerle por haber pensado que podía ayudarlo. Aunque no funcionara. No sabía que decirle, apenas lo conocía.

Tragó saliva y se un corto salto estuvo sobre la terraza, el viento movía sus cabellos en todas direcciones. Otro lugar demasiado limpio... agradeció que estuviera tan destruido por el combate. Salió corriendo en la dirección en que había vuelto a aparecer la hechicera mientras agarraba una silla que estaba en su camino.
Con el impulso que llevaba en plena carrera hizo un movimiento digno de un lanzador olímpico de javalina mientras se concentraba en la cabeza uno de los siete tipos armados, la silla se convirtió en un proyectil lanzado a una velocidad asombrosa. Por un instante, el muchacho veia como su cuerpo parecía no responder; la imagen de que su acción precipitada causara estragos para sus aliados pasó delante suyo, pero supo ajustarse en el último instante para que su lanzamiento sea certero.

Terminó de correr y se ocultó junto a Susan, respirando rápidamente.

Susan pronuncio su hechizo, y de pronto todo a su alrededor, toda la realidad, se convirtió en una espiral de formas y colores, y en menos de lo que tarda  un colibrí en batir sus alas la espiral volvió a cobrar forma, solo que ya no estaba de pie en la inestable bodega del Quin Jet, sus pies ahora estaban firmes sobre el caro mármol del restaurante, y con premura encontró un poco de refugio tras unas mesas de gruesa madera tumbadas entre ella y los secuestradores.

Poco después de marcharse la joven y cuando el vehículo volador  hubo descendido un poco más, salto a la terraza, y corriendo entre la lluvia se adentró como una exhalación en el salón, con gran habilidad se hizo con una pesada silla con tan solo una de sus manos, y con gran habilidad la lanzo en mitad de su carrera. La silla salvo la distancia que la separaba hasta su objetivo, y se estrello contra uno de los hombres armados lanzan dolo por el aire, rompiendo madera y hueso por igual. El hombre quedo inmóvil en el suelo, y justo en el momento del impacto, todos pudisteis ver un leve acto reflejo, como el resto de los presentes, mostraba un leve amago del dolor sufrido por su compañero.

Pronto todo se volvió un estruendo, las detonaciones de las balas disparadas por las armas automáticas inundaron toda la estancia, el olor a pólvora podía sentirse hasta por los olfatos mas atrofiados, tres de los sujetos centraron sus ráfagas en Breiz, el joven se movía con verdadera velocidad, pero el plomo arrojado sobre él era mucho. Pero para sorpresa de todos, en lugar del rojo carmesí de la sangre, lo que pudo verse fue otro rojo distinto, uno producido a apenas un milímetro de la piel del chico, uno tenue y sobrenatural, y ante ese brillo, los proyectiles se desintegraron por completo.

Otras 3 ráfagas fueron en dirección de Fredy, Robert y Heller ,respectivamente, y mientras Robert y Heller en un alarde de agilidad consiguieron rodar, cada uno de un preciso salto tras un par de mesas, que quedaron reducidas a astillas y donde se perdieron todas las balas herrando por completo sus blancos, Fredy fue incapaz de esquivar ninguna, su ataque contra el mutante psicópata lo había desequilibrado demasiado, había requerido mucho de él, pero el resultado fue el mismo, ni un solo rasguño, todas las balas aplastadas contra su cara su torso y su pierna, apenas dejando le la sensación de ser picado por un mosquito.

Por esta vez la tensión había superado el raciocinio de los asaltantes armados del lugar, y habían dado de lado a su arma mas valiosa, los rehenes, pero no volvería a pasar, podíais leerlo en sus rostros inquietante mente parecidos.

Las balas apenas terminaron de silbar cuando por encima de todo ese estruendo pudo escucharse un rugido ensordecedor, ninguna bestia del planeta emitía sonido tan potente y amenazador, ninguna, salvo Dientes de Sable. Los golpes recibidos le habían dejado aturdido, habían mermado sus fuerzas, en ese momento sus piernas no le respondían como el quería, pero no necesitaba moverse para ser tan mortal como siempre. Con el sonido que haría una navaja automática al descubrir su hoja, Dientes de Sable extendió aun mas sus garras, y con un paso al frente y un potente zarpazo, alcanzo a Robert con una potencia demencial, muy bien debería colocarse el joven pare recibir el golpe, si quería salir no demasiado mal parado de semejante golpe.

Dif 25 XD.

Puedes interponerte si quieres, y si estaba cerquita aunq describi el paso ese XD.

Dif 25XD.