Partida Rol por web

El joven muchacho, siendo él quien abriera la puerta, con las ganzúas ya guardadas, entreabrió las puertas y al ver a los niños atentos, se llevó un dedo a los labios e hizo gesto de silencio, luego con las dos manos les animó a continuar trabajando como si nada. Luego lanzó un rápido y discreto vistazo a la habitación, estudiando los accesos visibles... así como el propietario de la voz que ladraba las órdenes y amenazas.

Cuando la puerta se abrió la barbará entro a a toda prisa para interceptar al primer enemigo que tuviera a la vista. La sorpresa fue mayúscula cuando además de no encontrar a ninguna encontró una sala de críos asustados. Ella les miró tratando de discernir si su pequeña estaba entre ellos cuando se percató de la cara mezcla de asombro y miedo que tenían y como sus diminutos ojos se dirigían de forma nerviosa a los asaltantes y sus armas. Kahara siguió la mirada de uno de ellos hasta el descomunal martillo que sostenía con ambas manos de forma amenazante.

-Tranquilos, esto no es para vosotros, os liberaremos...

Fue lo único que acertó a decir la semiorca, con la voz apenas en un susurro. Las palabras nunca habían sido su fuerte y al ver el temor que reflejaban sus rostros se le encogió el corazón. Pero no tenían tiempo para eso, debía encontrar a Arya.
Se acercó a una de las puertas y trató de escuchar algo a través de ella mientras preparaba su martillo por si asomaba por sorpresa el dueño de la voz que Querelar aseguraba haber escuchado.

Arso observo a los pobres niños.

- Hijos, salid de aqui y buscad ayuda en los templos. Este sitios no es bueno para vosotros...

Uno de los niños (Cuadro Rosa), mira a agradecido ha Kahara, y suelta la Horquera para acercarse y abrazarla.

En ese momento, la puerta lateral, se abre y un enorme perro aparece tras de ella, con aspecto de pocos amigos.

El crio (Cuadro Rosa), hace una mirada de horror, al ver la enorme y babeante criatura.

Los otros cinco niños (los que tienen recuadro negro), permanecen quietos, mirándose entre ellos y aparentemente asustados.

Tu dirías que la puerta la ha abierto el niño (del cuadro rosa) cuando abrazaba a Kahara.

Recuerda que no puedes decir nada hasta que te toque...

Cuando el muchacho la abrazó tuvo un instante de duda, había oído hablar de los corderos de Lamm pero, tan solo era un crío aunque fuera una trampa  la debería encajar como mejor pudiera.

Kahara mira al niño que la abraza suspicazmente, y aunque la aprieta fuertemente la cintura, no percibe malicia...

Querelar, vio como sus compañeros tenían unas intenciones un poco más expeditivas que él mismo, y entraron sin temor ni precaución alguna. Tal vez eran más gente de acción.

En cualquier caso, desde su posición cerca de la entrada, el joven disparó a la primera amenza que apareció. El ya conocido perro ladrador... por desgracia su disparo salió totalmente desviado al no apuntar correctamente al precipitarse.

Los ladridos del enorme perro, resuenan por toda la habitación, haciendo que los críos se estremezcan. Varios de ellos, os miran y sueltan sus largas Horquetas, levantando las manos y despacito intentar salir por la puerta por la que habéis entrado. (Marco estos niños, con un cuadro amarillo).

Uno de los críos (El del cuadro rojo), el más grande de los críos con diferencia, se mantiene con la Hoqueta fuertemente cogida, y la mueve amenazadoramente.

El crio (cuadro rosa) que abraza a Kahara, parece aterrado. Pero en un instante suelta a Kahara, extrae un cuchillo curvo y dice, con una fuerte voz ronca...

- Malditos cobardes, recordar que Lamm os encontrara y acabara lentamente con vuestras miserables vidas, y dicho esto ataca a Kahara instigando al niño que queda, para que ataque también. Venga Yoni, acabemos con estos cerdos...

Yoni (cuadro rojo), atendiendo a las demandas de su lider ataca a Corvo y demuestra lo poco hábil que es en el manejo de la Hoqueja y la poca fuerza con que impacta el suelo denota, que el crío no es ninguna amenaza grave...

Rauko avanzó lentamente entre los niños, llevándose un dedo a los labios pidiéndoles silencio, mientras les guiñaba un ojo. Avanzo unos diez pies, hasta situarse tras Querelar. 

Se concentró, esperando a que el suertudo perro se pusiera a su alcance, entonces le maldeciría para ayudar a los demás a terminar con tan esquiva amenaza.

Arso ataca con la honda al perro mientras le dice al niño de la horcuela.

- Estas cometiendo un grave error niño, rindete.

Selena, intenta calmar a los críos

- Trankilos, venimos a ayudar y acabar con vuestra tortura, venir conmigo...Comenta la mujer gato, mientras abre sus brazos.

Los críos algo indecisos se detienen. Todos os habéis portado bien y les habéis dejado pasar, y esta últimas palabras de ayuda, hacen que se acerquen a Selena y se fundan todos en un abrazo, y comiencen a llorar…

Arso le pega una pedrada al Perro baboso

Rauko le lanza una pequeña maldición al perro, para entorpecer sus movimientos y que sea más fácil ser golpeado.

El enorme y baboso perro se abalanza sobre Kahara, pero las ansias hacen que se golpee con el hocico en el canto de la puerta y pega un lastimero quejido, fallando en su intento de morder a la bárbara...

Maldito crío pensó la barbara. Pero esa voz ronca no parecía propia de un muchacho de esa edad. Ella quería ayudarles, ¿ y así se lo pagaban?. El dolor y la ira empezaron arremolinarse en el estomago de la barbara haciéndola entrar en un estado de furia incontrolada, todo este tiempo de búsqueda todas lo planeado para salvar a su pequeña no iba a irse al traste por un sucio mocoso y un chucho pulgoso. Así no.

La semiorca se dejó llevar por la furia, noto como sus músculos se tensaban y como la un ansia asesina se apoderaba de ella, dejando escapar un gruñido más propio de una bestia que de una persona. Se encaró al perro y dejó caer todo el peso de su rabia sobre el con un golpe de su martillo.
Tras el golpe dirige su mirada al crío en una clara advertencia de lo que le puede pasar si no se rinde y dice.

-¡Estúpido! ¿Acaso quieres morir aquí?

Corvo esquivó sin apenas inmutarse el inofensivo ataque de aquel crío - ¡Vamos chaval!... Ambos sabemos que tú no quieres esto...- intentaba convencerlo mientras se acercaba hasta él. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, lanzó un puñetazo con los gavilanes de su empuñadura, pero el suelo humedecido y resbaladizo por el agua del río y los fluidos internos del pescado, impidieron que le acertara en los morros.

Estaba claro que ya no se rendiría, así que había que dejarlo fuera de combate antes de que se llevara bastante daño y el asunto fuera irreversible - ¡¡Ríndete!!... ¡¡Te aseguro que no quiero hacerte daño!! - dijo mientras recuperaba la postura defensiva.

Estando equipado con el arco, y siendo el perro una amenza, el joven se situa para disparar una nueva flecha y la dispara con cuidado para no dañar a nadie más...

Kahara, levanta su enfurecida por el engaño, levanta su enorme martillo y por muy poco falla, clavandolo en el suelo...

Corvo, hace una extraña maniobra, para intentar dejar fuera de combate al Crio de la Horquera, sin mucho éxito.

Querelar, se situa para lanzar con su arco lográ impactar una flecha al baboso perro.

El Crio de la Horquera, al ver al enorme perro a su lado, lo mira con miedo y se aparta, y no le quita ojo...

El Crio de voz ronca, se alega de la barbara, sin dejar de mirar el agujero que a dejado el enorme martillo en el suelo, y insta al otro Crio (Rojo) a atacarla. Mientras el ataca a Corvo.
 

Ambos crios Fallan

-¡Eh, niñato!¡Deja esa navajilla, a ver si te vas pinchar! Te juro que te secaré los ojos y se los daré de comer a mi cuervo...- dijo el brujo mientras gesticulaba de manera exagerada entonando un cántico macabro, para tratar de asustar al chaval del cuchillo. 

- Virojo pirojo! Diablo trampantojo haz que a este niño se le seque el ojo! - al terminar su puesta en escena, lanzó una maldición al niño para dificultarle el ataque