Partida Rol por web

Tu habitación y la de tu prometido estaba igual que como te imaginabas, muebles lujosos, vuestras maletas junto a una cama doble, un escritorio donde estaba el enorme terrario de tu mascota....No parecía para nada una habitación de escuela...parecía la habitación de un hotel de lujo.

-No he reparado en gastos...quiero que mi prometida este a gusto, que se sienta como en casa.-Te sonrió Seijuro mientras te acariciaba suavemente el trasero.

Kiara observó la habitación boquiabierta. En verdad no sabía de qué se impresionaba si eso no era nada comparada con la habitación de la mansión Akashi, pero sí le llamó la atención que pudiera conseguir eso en una escuela.

Admirando todo, Kiara se acercó al terrario, sacando a su hurón, acariciándolo mientras seguía inspeccionando su habitación.

-Ya veo que tiene todo lo que me gusta

-Si…le pedí al director que nos diera la mejor habitación…después de todo quiero que estés a gusto conmigo…y…la rata…-Declaro mirando con desprecio al roedor, Seijuro no tenía buena fama con los animales, por algún motivo todos lo odiaban. Las palomas, los perros, los gatos, los hurones, los lagartos, los mapaches, los osos, los pajaritos, los mosquitos, las arañas, las moscas, los albatros, los peces, los calamares, los cangrejos, las zarigüeyas…en fin ningún animal le querían cerca.

-¿Te sientes a gusto entonces?.-Pregunto cruzándose de brazos y mirándote fijamente a los ojos.-Si no te gusta algo lo cambiaremos cuando quieras.

-No, mi amor, me gusta mucho -Kiara sonrió de lado, aun acariciando a Kirure que le daba mordisquitos en la oreja-Ya te doy comida

Kiara echó en un cuenco comida para su hurón y le dejó sobre la cama tranquilamente, acercándose al armario. Seijuro le había pedido que llevara poca ropa, que él se encargaría de que siempre tuviera ropa... Y eso le causaba cierta sospecha.

Cuando abriste el armario, te llevaste una enorme sorpresa, no había apenas ropa y la que había...la que había era lencería de esa que tanto le gustaba a el, con aperturas en la zona vaginal, y con agujeros en los sujetadores donde tendrían que ir tus pezones.-¿Que, te gusta la sorpresa?.-Sonrió acercandose a ti por atras y dandote un beso cariñoso en la mejilla.-Solo será hasta mañana, tu ropa ha sido encargada.

Kiara miró los conjuntos con detenimiento. Algunos eran preciosos y otros hubieran sido más baratos si simplemente se hubiera paseado desnuda debido a la escasa tela que los componía.

-Vaya... ¿Los estrenaremos todos? -Preguntó con una sonrisa angelical, mirando uno morado, su color favorito, mirándole a él de reojo antes de volver a colgarlo

Seijuro te miró fijamente mientras te abrazaba por la cintura.-Todos y cada uno de ellos…y lo haremos donde tu quieras.-Dicho eso te dio otro cariñoso besito en la mejilla y luego una pequeña cachetada.

-Vamos, si quieres puedes probarte uno ahora, o podemos ir a la ciudad y comer un helado.-Seijuro parecía estar de mejor humor después de lo que ocurrió en los baños, realmente era la única manera de que no estuviera tenso.

Kiara cerró los ojos ante el nuevo beso, pegándose a él un poco sin darse cuenta hasta que se separó a darle la cachetada.

Era obvio que el sexo animaba y calmaba a Seijuro hasta tal punto que parecía no acordarse de que hacía poco quería quemar un templo y que Raiga había hablado con ella. Quizá pudiera mantenerle contento a base de sexo si se organizaba bien pero temía por su salud y su constitución al imaginar la cantidad de semen que iba a tener que albergar.

Por suerte... Tomaba la pildora.

Kiara miró a Seijuro y sonrió cerrando el armario.

-Tenemos mucho tiempo para probarlos... La idea del pueblo me parece más apetecible. Y así Kirure podrá salir también un poco a tomar el aire

Seijuro hizo una mueca al oírte hablar sobre ir con Kirure.-Agh…como quieras, pero no pienso agarrar a la rata si vas a probarte ropa o comerte un helado.-Declaró poniéndose las manos en el bolsillo y luego sacando su cartera cargada de tarjetas de crédito y una ingente cantidad de dinero en efectivo, una vez contados los billetes volvió a guardarla en el bolsillo y se dirigió hacía la puerta.

-Cuando quieras cariño.-Declaró acercándose a la puerta y esperándote para poder ir de paseo al pueblo

-Kirure es bueno, yo lo cuidaré

Kiara caminó hacia la maleta, sacando la correa con la que solía pasear a Kirure. Se la guardó en el bolsillo y dejó que el hurón se escondiera en la capucha de su sudadera; acto seguido se acercó a Seijuro.

-Vámonos

Seijuro levemente alzó su brazo para que te agarraras de él y le acompañaras, después de todo tu prometido era un caballero cuando quería. Aunque aun así mantenía  una distancia prudencial a tu capucha, donde estaba tu mascota mirándole fijamente y casi siseándole.

Lentamente te acompaño hacía la puerta y saliste al pasillo, del pasillo a la calle donde no os estaba esperando un coche, cosa que era extraña, aunque no tanto si lo pensabas con claridad, después de todo el pueblo estaba realmente cerca, por lo que no era nada extraño ir andando.

-¿Que helado querrás?.-Preguntó mientras salíais de la escuela.

Kiara caminó agarrada a su brazo observando bien cada lugar que no había podido antes, caminando hasta el pueblo.

-Uhm... ¡Frambuesa! -Dijo emocionada. La frambuesa le encantaba

Seijuro asintió levemente con la cabeza.-A mí me gustaría comer helado con sabor a ti…preferiblemente sabor a tu coño...tu delicioso y sabroso coño.-Respondió lamiéndose los labios.-Pero supongo que uno de sabor a chocolate será suficiente para mi...al menos por ahora-Comentó mordiéndote cariñosamente la oreja, lo que provoco que tu mascota saliera de la capucha y le gruñera enseñándole los dientes, a lo que Seijuro respondió apartando la cara con rapidez y mirando de mala gana al bichejo.

Ya podíais ver el pueblo en la distancia, apenas habíais caminado unos minutos, realmente estaba cerca y eso estaba bien, sobre todo si tenías que ir a hacer la compra.

Kiara se estremeció ante sus palabras y el pequeño mordisco. Cuando notó a Kirure gruñirle, se apresuró en echarle atrás.

-Basta, celosón. A ti también te compraré alguna gominola

La interrupción de Kirure le había hecho perder el hilo y ya no tenía la piel de gallina. Observó el pueblo a lo lejos, pensando lo bonito que debería ser de noche mientras se adentraban paseando.

Seijuro sin decir ni pio volvió a acompañarte a la escuela, pagó por tu ropa de mala gana, peor realmente…esa tarde romántica que teníais planeada parecía haberse ido al garete.

Al llegar a la escuela entró en el edificio principal y se dirigió a tu habitación.

Una vez dentro dejo su cartera sobre la mesita de noche y se quedó mirando fijamente por la ventana.-Deja a la rata en su jaula.

Kiara no le había dicho nada absolutamente. Le dedicó una mala mirada cuando denominó de esa forma a Kirure pero obedeció, acariciándolo antes de cerrarle.

Tras hacer esto, se dispuso a guardar la ropa nueva en el armario aun sin decir nada, haciéndose la loca.

Una vez te diste la vuelta notaste como tu prometido se acercaba a ti por la espalda y te agarraba con fuerza del pelo.

-¿Crees que ha sido gracioso dejarme en ridículo?.-pregunto arqueando una ceja, sus ojos volvían a ser los de siempre, esa mirada violenta y tensa.-Cada vez estas más osada…tal vez deberías cambiar tu actitud.

Kiara dio un chillido y echó la cabeza atrás cuando le tiró del pelo. Las lágrimas se le saltaron por el susto y el dolor pero no dejó de mirar mal a su prometido.

-¡Quizá deberías cambiar tú! ¿No soy la mejor prometida? ¿Por qué ligas con otras?

Pudiste notar la cólera en los ojos de Seijuro, con fuerza tiró hacía atrás y te tiro al suelo.-¿Como te atreves a hablarme así?, ¡SI ME DA LA GANA ME TIRO A LO QUE YO QUIERA!.-Declaró antes de darte una fuerte bofetada que provoco que tu labio se cortara.

-¡RECUERDA QUE ERES MIA, MIA Y DE NADIE MÁS, SI QUIERO TIRARME A 20 TIAS Y QUE MIRES, LO HARÁS¡, ¿LO ENTIENDES?.-Dicho eso volvió a golpearte más fuerte con el dorso de la mano. Seijuro, tu prometido, claramente estaba en cólera.

Kiara no pudo evitar temblar cuando notó que la tiraba al suelo. Jamás había visto esa mirada, jamás le había visto así.

Gritó de dolor por ambos golpes e intentó librarse de él y correr hacia la puerta para huir, arañándole la cara como autodefensa en un momento de pánico.