Partida Rol por web

La multitud aguarda expectante. Decenas de pancartas y cientos de voces se alzan a las puertas del juzgado de Simi Valley, en Los Ángeles. La prensa ha hablado sobre el juicio durante semanas y la gente está enfervorizada ante el evento. Tras semanas de incertidumbre por fin se ha desvelado: el juicio por la guerra de bandas que dos años atrás causó más de cien víctimas entre muertos y heridos se va a celebrar en el juzgado de Simi Valley, el mismo en el que tuvo lugar el polémico juicio contra los policías que agredieron a Rodney King en el 92.

Una joven enfermera con su uniforme de faena termina su desayuno frente al televisor en la cocina, junto a la sintonía aparece la cabecera de las noticias del canal 4 y el logotipo de "Los Àngeles Morning News" en el centro de la pantalla. La imagen se funde con el rostro del presentado que luce un traje oscuro con corbata a cuadros.

- Buenos días, Los Ángeles. Son las nueve de la mañana y hoy abrimos nuestro informativo con la noticia que está sacudiendo toda la ciudad; La celebración del esperado juicio por la llamada "Guerra de Sangre" que asoló parte de Los Ángeles hace dos años. - traga saliva de modo casi imperceptible - Tras todos estos meses de espera, la pasada semana por fin se hizo pública la fecha del juicio, que va a comenzar esta mañana en los juzgados de Simi Valley. Allí se encuentra nuestra compañera Silvia Meyer. - se gira hacia su derecha donde tras él hay un monitor - ¿Silvia, que puedes contarnos de la situación?

En el monitor aparece, mirando a cámara, la imagen de una mujer rubia de unos treinta años con un micrófono y un pequeño auricular en la oreja. En el fondo de la imagen pueden verse decenas de personas con carteles profiriendo gritos ininteligibles y la furgoneta del canal 4.

- Buenos días Chuck, la situación a las puertas de los juzgados es de tensión y espera. Desde hace un par de horas han ido llegando decenas de personas que muestran su interés por la llegada de los presuntos implicados en los disturbios. - se aparta un poco acercándose a la furgoneta para que el cámara muestre un plano de la multitud - Como podéis ver, muchos llevan pancartas pidiendo la condena a muerte para ellos y muchas otras aluden a la lentitud con que la justicia ha llevado todo el proceso. - vuelve a ocupar el primer plano con su sempiterna sonrisa - Mientras llega el furgón policial desde San Quintín, vamos a recordar los hechos; - la cámara comienza a tomar una panorámica del juzgado y de las personas que se encuentran manifestándose mientras ella continua hablando - Quince muertos, tres de ellos policías, seis inocentes ciudadanos y seis presuntos delincuentes, ciento diez heridos de diversa consideración, seis incendios provocados, decenas de graves robos, asaltos y daños materiales de diversa gravedad; ese fue el saldo de los disturbios ocurridos hace dos años. - la reportera toma aire un instante mientras comienzan a mostrar imágenes de archivo referentes a los hechos.

- Nadie sabe a ciencia cierta el origen de la guerra, pero algunas fuentes consultadas hablan de disputas territoriales, otras comentan que la causa fue el narcotráfico y otros hablan entre susurros que los instigadores fueron los dos jefes mafiosos más importantes del condado que utilizaron a sus títeres para añadir parcelas de poder a sus imperios criminales. - suspira un segundo algo indignada - Lo cierto es que fuera cual fuese el motivo real, parte de la ciudad se vio sacudida durante seis semanas por oleadas de violencia, robos, tiroteos y sangre.

- Vaya Silvia, parece que la situación está que arde... - sonríe el presentador - Continuemos recordando los hechos mientras nuestra reportera espera la llegada del furgón policial. - continua leyendo el queue - Esas semanas de violencia que nos relataba mi compañera fueron causados por bandas tanto Crip como Blood, pasando por pandillas mexicanas ya fuesen Norteñas o Sureñas, grupúsculos racistas y hasta los delincuentes comunes, todos aquellos que hacen del crimen su forma de vida parecieron lanzarse a un enfrentamiento abierto y multilateral que bañó de rojo las arterias de la ciudad. Nadie se sintió a salvo en las zonas afectadas: en cualquier momento una zona tranquila podía transformarse en un campo de batalla. - toma aire con ligereza - A todo esto se añadieron algunos oportunistas que aprovecharon el caso para robar y asaltar comercios...

La cámara abre el plano y deja ver tanto a Chuck como a una mujer vestida de color claro que sonríe con amplitud, le hacen un primer plano y comienza a hablar.

- Además Chuck, los partidos politícos de la oposición se añadieron a las voces críticas con la actuación policial y la alcaldía. Lo cierto es que la policía pareció sobrepasada por los hechos y tardó en reaccionar. Cuando lo hicieron, el número de muertos era considerable y se contaban por decenas los heridos. La situación era tal que se estudió llamar a la Guardia Nacional para retomar el control de las calles.

- Pero finalmente no fue necesario, Colleen. - indica Chuck señalando con su índice derecho enérgicamente - Y tras asestar duros golpes a las bandas principales todo fue regresando a la calma.

- Así es Chuck, - asiente la co-presentadora - sin embargo los ciudadanos continuaron pidiendo responsables políticos por la gestión de la crisis, así como la captura de los causantes de los disturbios. Pronto se anunció desde la alcaldía que los cerebros criminales que se encontraban detrás de los hechos habían sido detenidos "con las manos en la masa" durante un tiroteo en el aparcamiento de un centro comercial y encarcelados a la espera de juicio con unos cargos muy graves.

- Y desde entonces no se ha sabido nada más hasta hace siete días, - comenta el presentador con cierto tono de incredulidad - cuando desde la oficina del alcalde se anunciaba la fecha de hoy como la elegida para la celebración del juicio. La prensa no tendrá acceso a la sala por "motivos de seguridad" y se ha anunciado que cuando finalice el proceso se celebrará una rueda de prensa, ¿no es así Silvia? - pregunta volviendo a girarse para mirar el monitor.

Ajenos a toda la espectación que el caso está generando en la ciudad de Los Ángeles, estáis todos encadenados los unos a los otros y confinados en un furgón policial que se os antoja incómodo y diminuto, sobretodo para Pablo que está entre Big Fat y Speed, ambos mucho más fornidos que él.

Frente a vosotros están sentados dos agentes de policía con los uniformes de manga corta y una extensa sonrisa de satisfacción al veros ahí apretujados. Uno de ellos, el rubio, os ha estado haciendo la vida imposible durante estos dos largos años.

Recordáis que la primera vez que lo vistéis fue a la semana de entrar en la trena, minutos después de encontraros con él los agentes penitenciarios os acorralaron en vuestra celda, tras la paliza que os dieron algunos acabásteis en la enfermería. Pero no tú David, tú lo disfrutaste tanto que esos guardas no volvieron a acercarse a ti dirigiéndote miradas de extrañeza.
El caso es que desde entonces ese tío os está jodiendo y ya estáis cansandoos de él, sobretodo tú Big Fat que estás acostumbrado a que nadie, NADIE, te vacile y ese puto polizonte lleva dos años vacilándote.

Tú, Pablo sigues pensando que no deberías estar ahí y que pronto todo se aclarará gracias a tu abogado pero no puedes dejar de estar preocupado por el negrata que tienes esposado y encadenado a tí a tu izquierda, parece estár totalmente enmonado y el giganton de la derecha suda como un jodido cerdo del calor que hace ahí dentro. El otro, un blanquito incluso más enclenque que tú, no ha abierto la boca en todo el trayecto y su mirada totalmente vacía te acojona un poco.

- Me habéis visto en vuestros peores momentos y aquí estamos otra vez... - sonríe con una gota de sudor bajando por su frente - Tranquilos, también me veréis mientras os ponen la letal. - murmura quitándose la molesta gota de sudor con su muñeca izquierda - Como disfrutaré de ese momento... - sentencia dando unas suaves bofetadas en la cara de Lee Jay - ¿Estás con el mono, eh? - empieza a carcajearse - Este día pienso recordarlo el resto de mi vida.

Os gustaria arrancarle la cabeza ahí dentro aprovechando que sois cuatro y ellos tan solo dos, sin embargo la cadena que une las esposas de todos vosotros también os sujeta al banco, haciendo imposible que os levantéis hasta que ese hijoputa blanco decida liberaros.

David se muestra impasible. Simplemente la situación le divierte. Después de tantos años confinado un pequeño "cambio de escena" puede ser interesante. Disfruta del resto del viaje recreandose en como seria de interesante rebanar la barriga de ese poli.

Confiaba en que el jodido viaje a los juzgados al menos fuera tranquilo y cómodo, pero no, ni siquiera me pueden dar ese placer. Casi parece que no quepa ni el aire entre los dos negros que me enlatan y estoy sudando sin remedio como un cabrón. Y lo peor de todo no es eso, sino el tener que soportar la jeta del pinche rubio con su sonrisita de superioridad. Yo no podría balasearlo, no valgo para esas mierdas ni quiero, pero bien merecido tiene ese cagón acabar muerto en el árido asfalto por todo lo que me ha hecho pasar en la trena. Ojalá alguien le joda bien más pronto que tarde y pueda yo verlo.

No puedo evitar sentir malestar al ver a los tipos junto con los que voy a ser juzgado. Que a un pendejo se le salgan los ojos y tiemble por su puta dosis siempre influye en las decisiones de los jurados, claro. Por no hablar del gigantón con estampa de rompehuesos o del maldito blanco con mirada de lurias. Mierda, no voy a pensar en eso ahora, mi abogado no va a dejar que me arrastre esta gente.

Ignoro al par de polis y cierro los ojos para tranquilizarme un poco. Me he comido ya dos años, pero esos blancos racistas hoy no me van a condenar a muerte por un montón de mierda que yo no he hecho. Soy inocente, desde que llegue aquí me he mantenido fuera del juego y he sobrevivido limpio. El abogado va a darse vuelo para demostrarlo y el juez aflojará, por supuesto que sí. Todo se arreglará, nadie me va a quitar de en medio hoy.

"Me cago en mi dios... Este hijo de puta de David debe estar deseando abrirme en canal." Piensa atemorizado el negrata de Lee Jay. "Y para colmo hace la hostia que no tengo unos gramos para meterme... Que puto asco, joder..." Cuando el poli se dirige a él y lo abofetea y le habla, responde de bastante malos modos.

- Que te jodan, hijo de puta.

"Quizá alguien aquí tenga una dosis de crack... Joder, que ganas tengo de fumarme algo..."

Iba con los ojos cerrados, apoyada la espalda en la chapa del furgón. Había insistido a los guardias hasta que le habían dado un chicle de biodramina. Le ponía algo enfermo ir en la parte de atrás de aquellos furgones, con el movimiento, y casi sin ver nada. Era como ir en la bodega de un barco. O algo así. En realidad nunca había ido en barco. Nisiquiera en un yate de aquellos, lleno de tias buenas de diferentes colores, como los cantantes de rap famosos. ¿Cantarían algo sobre aquel juicio? ¿Snoop Dog quizá? ¿Ludacris? ¿O quizá un corrido, por aquel chicano que les acompañaba? "Un inocente que era víctima del sistema". Aquel tio se había pasado meses en la cárcel llorándole a los guardias sobre su inocencia. Quien sabe, a lo mejor era verdad. O a lo mejor le gustaba metérsela por el culo a niños de 6 años.

Sudaba como un puto cerdo, hacía calor. El furgón se movió un poco más al tomar la curva, y aquel poli gilipollas, "Sullivan", volvió a tocarles los cojones. Abrió los ojos, despacio, y miró como se cachondeaba del blood. Mejor tu que yo, hermano, pensó. Ninguno de los dos les causaba simpatía. Luego miró el cinto del poli, y vió su pistola. Un viejo revólver del 38. Para ser tan capullo, tenía un arma un poco anticuada.

-Sullivan -dijo- Tengo una idea...

Se inclinó a mirarle con una expresión indiferente. La expresión que tendría si David comenzara a sacarle las tripas con un cuchillo, y le obligara a cómerselas.

-¿Por que no me comes la punta de la polla?

Sonrió.

El poli con la frente totalmente bañada en sudor sonríe negando con la cabeza, casi como sino pudiese creer que aquellos pandilleros tuviesen los cojones de replicarle. Como una exhalación extrae su porra y golpea en el abdomen de Big Fat haciendo a este doblarse, en su interior el oficial esperaba escuchar un quejido o algo, pero el jodido cabrón del moreno no le da ese placer. Con una mueca de rabía por no ver a la mole negra balbucear dolorido, golpea a Lee Jay en el pecho, perdiendo levemente el equilibrio y estando a punto de caer sobre los imputados.

- ¡Hijosputa! - grita furioso mientras su compañero le agarra para que pare - Voy a ser lo último que veáis cuando os ejecuten... - señala sus ojos con los dedos índice y corazón derechos y luego apunta hacia los negros - ¡Y me pienso asegurar que vuestra familia no vuelva a tener contacto con vosotros! - vuelve a gritar haciendo ademán de volver a golpear a Big Fat que, no aparta la cara, plantándole dos cojones.

El furgón empieza a reducir la velocidad mientras se comienzan a oir gritos enfurecidos clamando por la pena de muerte, la venganza y varios cientos de insultos racistas, tanto del tipo "jodidos negros" hasta el "chicano hijoputa".

- Controlate tío... - suspira su compañero una vez sentados - Si los marcas su abogado nos puede joder y retrasar esto... - explica apoyando su mano izquierda sobre el hombro derecho de Sullivan que se aparta con una mueca furiosa

Apenas un par de minutos después en los que se oyen varios golpes contra la chapa del furgón, tanto de puños como de objetos lanzados contra este, el vehículo se detiene y los polis se ponen de pie, esperando a que les abran desde fuera.

La cámara que estaba mostrando planos de la multitud enfervorecida regresa al rostro de Silvia.

- Asi es, he de decir Chuck, que no deja de llamar la atención que no haya sido hasta este año de elecciones cuando se ha dado el tramite al juicio pendiente. Algunos sectores críticos quieren ver en este hecho una maniobra política del actual alcalde, Antonio Villaraigosa, que buscaría así un golpe de efecto que reforzara su imagen pública, algo deteriorada, y cuya popularidad había descendido sensiblemente en las encuestas del último año, pero estos rumores fueron rotundam...

La gente comienza a moverse y a agitar furiosamente las pancartas, a la vez que comienzan a gritar más fuerte y la reportera se ve obligada a elevar la voz

- ¡Ah, Chuck, me parece ver varios coches patrulla acercándose a la zona y el furgón blindado donde van los imputados! - grita olvidando totalmente de que estaba hablando - ¡Veamos si podemos acercarnos...!

El departamento de policía ha calculado mal la expectación levantada y cuando llega el furgón con los acusados la gente parece enloquecer: empujones, gritos, insultos, objetos volando hacia el vehículo, mientras los agentes movilizados en el lugar apenas pueden contener a la muchedumbre furiosa. Muchos son familiares y amigos de las victimas o afectados de alguna manera por los hechos: dueños de establecimientos arrasados o que vieron arder su tienda a consecuencia de los disturbios. Se respira mucha tensión en el ambiente cuando los acusados bajan del furgón y son "escoltados" hacia la entrada del gran edificio, en donde se decidirá su futuro.

Descendéis del furgón a las puertas del juzgado. A empujones, Sullivan, su compañero y dos agentes del departamento del Sheriff os conducen hacia la gran escalinata. Mientras subís podéis ver la gran multitud que os insulta y que parece desear lincharos. Entre pancartas y micrófonos y grabadoras de prensa escrita y televisión cae una lluvia de objetos sobre todos vosotros que os hace todavía más difícil el ascenso, dificultado por las esposas que lleváis y os unen a los cuatro a una corta cadena que os une unos a otros.

Entre toda la multitud hay una mujer rubia con un micro del canal 4 que parece ser "devorada" por la masa y desaparecer bajo esta.

Sullivan os empuja por detrás mientras Berger tira de vosotros y los agentes del Sheriff tratan de evitar que os linchen interponiéndose entre vosotros y la jauría de blancos encabronados.
 

Aquello parecía una imagen vieja, antigua, y no por ello menos acojonante. Una turba de blancos esperando a que sus hermanos del KKK les pusieran en una cruz y les prendieran fuego. Aquello no iba a ser un juicio. Iba a ser un linchamiento.

Big Fat se había consolado pensando que al final no les caería la perpetua, ni tendrían su milla verde. No habían apretado el puto gatillo, no aquella noche. Pero aquellos blancos... aquella gente eran como zombies. Caminó como pudo, sintiendo el estómago le daba un vuelco. Si los maderos no les tenían a ralla, esparcirían sus mollejas de negro por la plaza y se subirían a los coches patrulla aullando de gusto, con cuchillos ensangrentados en las manos.

Entonces la certeza de que iba a palmarla, de una manera u otra, le llegó de súbito. Su madre se quedaría definitivamente sin hijos. No esperaba piedad ni misericordia allí dentro. El cabrón de Sullivan tendría una erección de caballo. Él solo tenía ganas de pasar por el váter. Algo le apretaba en el bajo vientre. Algo que le hacía sudar frío.

Hijos de puta. Pensó. Solo necesito una oportunidad... solo una. Si tenía que morir, que no fuera de aquella manera. O atado a una camilla, viendo a Sullivan a través del cristal.

Estás frente a las puertas de entrada a los juzgados, sobre la escalinata a salvo de la multitud enfervorecida. Ves llegar con difícultad a los dos policías y tus clientes, los ayudantes del Sheriff que los intentan proteger empiezan a verse sobrepasados por la gente y varios objetos están cayendo cerca de tus defendidos.

Quieres ayudarles, pero no sabes muy bien como ayudaría tu presencia allí abajo, aparte de para otorgar un "blanco" más al que lanzar objetos. Por lo tanto decides esperar allí arriba a que lleguen, pensando en impugnar al jurado para intentar retrasar el juicio un poco.

Soy consciente de que el juzgado de Simi Valley está en una zona de blanquitos asustadizos y no me sorprendo al escuchar todos esos gritos e insultos a nuestro alrededor. Que les jodan, ellos creen que somos basura oscura que hay que limpiar, pero me temo no será hoy cuando yo caiga. Sus pensamientos racistas no son pruebas y contra mí no tienen una mierda.

En seguida me doy cuenta de que con cada segundo que pasa esa turba de dementes se pone más y más histérica, demostrando que no son mejores que nosotros. Parecen perros de presa rabiosos, pero no me asustan. Les guste o no voy a alcanzar el juzgado para demostrar mi inocencia.

Camino con pasos cortos a duras penas mientras la jodida chota trata de controlar como puede esa sed colectiva de venganza. Los objetos nos sobrevuelan de un lado a otro hasta que por fin uno se estrella en mi cabeza. Pierdo el equilibrio sin remedio y las cadenas de los tobillos terminan el trabajo. Los sucios escalones no perdonan y me recuerdan de cerca lo que soy: un tipo legal, un perdedor.

El camino hacia la gran escalinata fue dificultoso. Y es que aquellos moles tiraban con mucha mas fuerza de la que su cuerpo enclenque podia soportar. Por culpa de la cadena que les unia David Gray estuvo a punto de tropezarse mas de una vez. Pero eso tambien se debio a otra cosa. David sentia una extraña, pero muy familiar para el, excitación que le recorria todo el cuerpo. Los nervios de la gente y sus ansias de matarles no hacian mas que divertirle. Ese dia prometia. Probablemente no saldria bien de esta pero la excitación le nublaba cualquier razonamiento. Ya olía la emoción de las proximas horas.