Partida Rol por web

Escena del hogar de Nathaniel Essex, en el sótano de un bar de Vancouver.

DESCRIPCIÓN

Edad: 20
Nacionalidad: Canadiense
Estilo de lucha: Boxeo

Características físicas:
Mide 1'90 metros de altura y pesa en torno a los 80 kg de peso, estando en la categoría crucero de boxeo (cruiser weight). Es fuerte, aunque no excesivamente musculoso, ya que decidió que primaba más la velocidad que la fuerza en sus combates (algo que nadie pudo comprender).
Siempre lleva cazadoras de cuero, pantalones con múltiples bolsillos, y un cigarro en los labios cuando tiene ocasión. Sus botas son de corte militar, debido a su funcionalidad y una hermosa puntera de acero que evita que cualquier capullo le aplaste el pie de un pisotón.

Características psicológicas:
Es un tanto violento, razón por la que fue alejado de los rings y las competiciones de boxeo. Desde siempre ha estado entrenando, con lo cual su pasión es encontrar al mejor luchador posible que le permita superar de una vez por todas sus límites en la lucha.
Es un tanto irreverente con sus contrincantes. Intenta no serlo tanto, pero hasta que no le hacen besar la lona no cambia su percepción del enemigo.

HISTORIA

Nate nació hace 20 años en Vancouver, Canadá. Su familia, de clase media, regenta un pub en una zona residencial. Su padre, ex-boxeador, le introdujo desde muy pequeño en el mundo del boxeo. Esto le entusiasmó de sobremanera y le impulsó a progresar a grandes pasos en el mundo del combate.
Sin embargo, sus tendencias ireflexivas más de una vez le costaron un combate. Una fatídica noche, luchando por el título de Cruiser weight infantil de Canadá, en plena final, un perfecto directo le hizo besar la lona. Sin pensarlo, se levantó del suelo y le soltó al contrincante una patada en la rodilla que le quebró el hueso. Fue el fin de su carrera. La federación de boxeo le expulsó, los combates se acabaron.
Fue su peor época. Lejos de los estudios, sin oficio ni beneficio, sin combates, anclado a sus padres. Comenzó a trabajar en el pub de sus padres como un simple camarero más. Las peleas se prodigaban, la policía dió más de un aviso a sus padres. Pisó los tribunales en varias ocasiones por pelearse en plena calle y enviar al hospital al estúpido que osó enfrentarse a él.

Pasaron varios años así, y comenzó a formar a su alrededor un "club de la lucha". Montó un ring ilegal en el sótano de su bar, y todas las noches se realizaban combates y apuestas. Empezó a hacerse un nombre entre los ilegales de la ciudad. Frecuentó todos los rings posibles en Canadá pero ninguno de calidad.
Después de una noche de reñidos combates, a sus oidos llegó información sobre una red que preparaba refiregas callejeras entre gente de muchos estilos diferentes. Sin pensárselo, se apuntó. Y aquí estamos, esperando a empezar la temporada.

THE CLOVER IRISH PUB

Vancouver, Canadá

El bar Clover Irish Pub aloja a la facción de pelea más importante de toda la ciudad. Es un pequeño grupo de luchadores de los más diversos estilos e ideales, sacados de todos los sitios posibles. La única credencial para entrar es haber estado federado al menos durante un año en tu vida en cualquier tipo de deporte de contacto, aunque luches con otro diferente. Actualmente cuenta con una veintena de afiliados, los mejores (aparentemente) de la ciudad. El miembro más conocido del Club es Nathaniel Essex, miembro fundador y ex-boxeador profesional, dueño además de las instalaciones que en las que se dan lugar a los combates.

Pasemos a describir el bar. Es un establecimiento ambientado al más puro estilo irlandés. Su nombre, Bar Irlandés Trébol, es más que descriptivo de lo que nos vamos a encontrar en el interior. Sus suelos están tapizados en madera, al igual la parte inferior de las paredes. Detrás de la amplia barra proliferan los adornos de cervezas, chapas, botellas, todo relacionado con la cultura cervecera irlandesa.

Varias mesas permiten un aforo de clientes amplio, pudiendo llegar a albergar tras sus puertas a una cincuentena de personas sin menoscabo de tu entorno personal inmediato.

Detrás de la barra, un joven moreno nos atiende con una gran sonrisa.

Periódico: – Buenas noches. Usted es Nathaniel Essex, dueño de este pub, ¿verdad?

Nathaniel: -Siendo sincero, el dueño es mi padre, pero ha decidido dejarme el trabajo a mí por comodidad. Y sí, soy Nathaniel. Aunque mejor me llaman Nate.

P: -Este bar data de la época de la fatídica Ley Seca. ¿De qué se ocupaba en aquellos entonces?

N: -Mi abuelo y mi padre lo fundaron como respuesta a una ley que pensaban era ilegal (risas). Ofrecían café, té y demás infusiones a un módico precio. Sin embargo, a partir de cierta hora en el sótano se podía comprar de una manera poco legal y a un precio elevado botellas de los mejores licores del mundo, traídos de extraperlo. La policía nunca llegó a saberlo (más risas).

P: -De ahí le viene la afición por las acciones ilegales a este bar, ¿no? Por lo que hemos oído, aquí transcurren peleas de todo tipo.

N: -Hombre, no es exactamente como lo pintan. Aquí se dan cita los hombres y mujeres que deseen pelear contra estilos con los que no se encontrarían nunca en un ring. El club tiene medidas muy estrictas. Contamos con dos médicos entre nosotros, y la admisión es dura. No permitimos a nadie que no haya pasado tiempo antes en los rings legales de la modalidad que elija.

P: -¿Nos podría enseñar las instalaciones?

N: -Por supuesto. Pasen por aquí.

Detrás de la barra, camuflada con la madera del suelo, hay una trampilla que nos franquea el paso hasta el sótano.

Una vez allí, al pulsar un interruptor una serie de bombillas arrojan una tenue luz sobre un ring de boxeo.

Aquí huele a sangre seca, a sudor rancio, a esfuerzo de gente por superarse. También se escuchan los gritos de peleas pasadas, el chasquido de huesos rotos...

En una pared, un enorme papel nos enseña las normas del Club. La principal es que cuando alguien dice basta o se rinde, el combate se acaba, al margen de los deseos del otro combatiente.

P: -¿Se permiten las apuestas?

N: -Esto no es por ganar dinero, sino por hacer ejercicio y demostrarnos a nosotros mismos que tenemos el valor suficiente como para medirnos físicamente con otro tío, quizás más fuerte, rápido o mortal que nosotros. Aún así, es habitual que entre nosotros crucemos apuestas pequeñas para tener más incentivos para ganar.

P: -¿Y podría entrar yo en el club?

N: -Señorita, cuando su historial la deje completamente preparada, la recibiremos con los brazos abiertos (risas).

Hanna Grey, corresponsal del diario Vancouver Living

Muy bien! Tienes 5 puntos gratuitos extras para usar en la creación del personaje (en total 20 puntos gratuitos para distribuir según las reglas de creación).

Por favor, dile a la "chica" que si no apura si concepto de personaje queda fuera del segundo round, ok? Y termina la ficha, tengo las siguientes observaciones: en atributos físicos, usaste uno de más (tendrá que salir de los físicos). Y Deflecting Punch requiere Bloqueo 3, tienes solo 2.

Un extraño se abrió paso hasta el ring, donde dos muchachos intercambiaban torpes golpes. Se acomodó entre la gente, sonriendo ante los desmañados luchadores.

- Hay alguien aquí capaz de luchar como hombre? Estoy buscando a Nathaniel... anotado en el ranking Street Fighter. Si es como esos dos, van a ser los puntos más fáciles jamás conseguidos, hehehehe!

De una puerta salió Nate con un papel en la mano. Se acercó a David y le tendió su mano derecha.

-Nate Essex, dueño de todo este tinglado. ¿Con quién tengo el honor?

Joder, menudo tipo me han enviado. Acaba de llegar y ya está hinchando las pelotas. Creo que voy a barrer el suelo con su cara en breve.

-Subamos al bar. Te invito a una caña y me explicas qué haces aquí y qué quieres. Aunque si vienes de parte de los street fighters, no hay duda de qué deseas. Si es así, cumplamos con el protocolo de hospitalidad.

El cartel que lleva en las manos...

El tipo te mira detrás de los las rojas gafas, y la tensión de sus hombros se relaja un segundo.

Te estrecha la mano con fuerza y decisión. - Tienes razón, perdón colega. Mi nombre es David, David Dale. Supongo que sirven buena cerveza en este lugar, y no la agua mezcla norteamericana que me dieron en Washington?

-Joder, ¿qué prefieres, Murphys o Guinnes? Están directamente traidas de Irlanda. Quizás no te pueda alojar en el Palace, pero cerveza tienes la que desees. Y del tipo que elijas.

Hábilmente Nate saltó la barra y se colocó detrás del tiracañas. Varios grifos diferentes se apoyaban en la mesa, anunciando cada uno qué delicioso néctar de dioses repartían.

Cogió dos vasos y se sirvió una Guinnes, esperando a que David eligiese la que prefería.

- Joder, dame una Guinness, a quien no le gusta una buena negra?

David saboreó la cerveza lentamente, observando el lugar. Yo también tengo un bar, sabes? Solo que es otro estilo distinto: playa, surfistas, turistas gordos que no saben distinguir la buena bebida. Pero paga las cuentas.

El vaso hizo un golpe seco al dejarlo con fuerza. Se limpió la boca con el dorso de la mano enguantada.

- Espero que entiendas que no es nada personal. Debo ganarte, eso es todo.

-Tú tranquilo, David. Ambos opinamos lo mismo. Debemos ganar a toda costa. Sin rencores, pues.-Sirvió la cerveza de David y sacó de la barra unos emparedados de jamón y queso.-Aprovecha y come, que las energías suelen volar después de viajar, y no me apetece enfrentarme a alguien en condiciones de superioridad. Si no, la pelea no merecería la pena.

Le tendió la cerveza y dejó unas llaves encima de la mesa.

-La casa está encima del bar. Es el 2º B. Tercera habitación del pasillo a la izquierda. Allí podrás descansar y relajarte. Esta noche a las 10 es la pelea, que hasta entonces curro aquí dentro. Supongo que vendrán a vernos los habituales del club.

Si me quieres algo, estaré por aquí.

La tarde pasó sin novedades, solo con un poco de ansiedad por parte de Nathan. Después de todo, a pesar de haber tenido innumerables combates, este era su debut como Street Fighter.

A las 9 de la noche David bajó de la habitación, evidentemente recién duchado. Le agradeció la hospitalidad y le devolvió las llaves. Luego se dirigió al sótano.

Varias peleas preliminares tomaron lugar, más que nada gente del club que no dejaba pasar la oportunidad de provarse en el ring. Los rumores y comentarios en voz baja abundaban, por supuesto. Casi todos señalaban con decoro al luchador en cuero rojo sentado a un costado, con un vaso de whisky y la hielera a mano.

Cuando por fin Nathaniel se presentó, un aplauso cerrado lo recibió. Era el local, por supuesto. Avanzó hasta el ring, donde David lo esperaba.

- Subimos? El lugar comienza a... caldearse.

Con un ágil salto se ubicó sobre el ring, en una esquina. Con un crujido flexionó dedos y articulaciones, mientras lanzaba varios puñetazos calentando el torso y los brazos.

Nathaniel tomó una cuerda del lateral, suspiró y se encaramó con una mano. Alguien tomó una foto.

FIGHT!!!!

El guerrero vestido de rojo avanza pesadamente hacia el anfitrión, flexionando los músculos.

- Estás listo? Te vas a enfrentar a mí, o vas a correr por el ring? dice con una sonrisa. 

Nathan avanzó con total tranquilidad. Al fin y al cabo, este es su ring. Sin embargo, en ningún momento bajó los puños, protegiendo cara, pecho y tripas.

-Tranquilo, David, que las cosas de palacio van despacio... Cuando te golpee, no quiero lloros ¿entendido?