Capitulo 1 - Primer Contacto                          

Hoy es un día caluroso de septiembre, llegáis a la entrada del instituto, para algunos es un lugar nuevo, para otros es la vuelta a la rutina, a ver a los amigos, pero para todos es un momento emocionante, es vuestro último curso de instituto, luego os espera la universidad o el trabajo, en resumen, la vida real

Los alumnos más adinerados llegan en coches que dejan en el aparcamiento, otros llegan andando, en bici o traídos por sus padres, aunque estos últimos intentan que se note lo menos posible, en el aparcamiento se encuentran ya algunos grupos de estudiantes que se ponen al día sobre lo ocurrido durante el verano, sus viajes, sus aventuras..., aunque muchos realmente no han salido del pueblo en todo el verano.

Aún faltan unos minutos para que suene la alarma para la primera clase.

Por fin había llegado “el gran día”, o al menos así lo llamaba mi madre, y es que yo no estaba tan segura de eso. No es que me diera pereza empezar el curso, pero empezar en un instituto nuevo… Eso era harina de otro costal. El instituto nunca había sido mi elemento, al menos fuera de las aulas, donde siempre había una estúpida guerra entre quienes eran populares y quienes no; guerra en la que aunque no quisieras tomar parte, te obligaban a participar. Así, sabiendo que no era precisamente el modelo de chica “cool” y que además iba a ser nueva… A ese día no le veía nada de grandioso.

Me levanté temprano, me aseé y me vestí de inmediato, procurando no pararme mucho a pensar en lo que sucedería o no ese día. Normalmente ya era madrugadora, pero ese día tuve que madrugar aún más, ya que mi madre había querido que desayunáramos juntas. Me vestí con un pantalón pitillo de color negro, unas converse grises y una camiseta también gris con un dibujo que hacía un chiste valiéndose de las matemáticas. En cuanto estuve lista bajé las escaleras y me reuní con mi madre, con la que fuimos en coche hasta la cafetería.

En el Simone’s le ayudé a preparar las cosas para abrir y me senté a desayunar en la barra, mientras ella se mantenía al otro lado, por si venía algún cliente. Mi madre intentó tranquilizarme, diciéndome que todo saldría bien, y eso me molestaba.

¿Se cree que tengo diez años? No tiene forma de saber eso…

Aun así me esforcé en sonreírle, todo fuera porque no insistiera en ello. Cuando terminé le di un beso y cogí mi mochila, poniendo rumbo al instituto. Desde mi casa no podría haber ido andando, pero el café no quedaba demasiado lejos, así que me puse los auriculares y caminé hasta mi nuevo lugar de estudios.

No tardé demasiado en llegar, viendo como un montón de gente se encontraba ya en el vestíbulo, muchos ya en grupos. Al entrar en el recinto apagué la música y me quité los auriculares, caminando hacia la puerta principal agarrándome a las asas de mi mochila, levantando apenas la cabeza, lo justo por si veía a alguien conocido alrededor y poder así saludar.

El instituto.

Al fin. El verano ha sido una mierda. Una semana en Nueva York, y el resto del verano prácticamente sólo en casa. Además, la mayoría de mis colegas estaban por ahí de vacaciones, de modo que apenas he podido quedar con nadie. Shyl andaba por aquí, pero ha pasado la mayor parte del verano escapando de Hill Valley. Finalmente, la semana pasada me confesó que se había estado viendo con una chica de fuera, aunque no cree que sea nada serio. Por dios, que Trish y Mandy no se enteren, porque sería catastrófico. De hecho, con Trish he quedado un par de veces. Es increíble cómo cambia cuando no está ocupada con sus cotilleos ni alentada por Mandy. En las distancias cortas, por llamarlo así, es una chica muy maja. Me parece una lástima que se eche a perder de esa manera, pero ¿qué pudo hacer yo? A quien más he visto es a Jordan, en realidad. Hemos quedado para echar unas canastas de vez en cuando y esas cosas. Pero, en fin, la mayor parte del verano me la he pasado totalmente sólo.

Peeeeeeeeeeero... por fin llega mi época, mi ambiente, mi mundo. Ahora, porque esta mañana la casa estaba tan vacía y fría como siempre. De mi padre no se nada desde hace como mes y medio, que me llamó por teléfono y ya se estaba disculpando porque estaba hasta arriba de curro y encima tenía varios viajes pendientes, por lo que era probable que, tal como ha sido, estuviera ausente un tiempo. ¿Mi madre? Pfff... ni idea se donde anda, seguramente ha madrugado para una de esas súper sesiones de "chapa y pintura" relajante que tanta pasta le cuestan, tan bien le hacen sentir, y nadie nota en absoluto. O se ha largado fuera de la ciudad algún acto de los suyos y ya me enteraré cuando se acuerde de dejar un mensaje.

Me he levantado eufórico y se me ha pasado mientras desayunaba completamente solo en la cocina, desganado. Al final me he vestido, he cogido los libros y las gafas de sol, y he venido en coche hasta el instituto.

Y aquí estoy, una vez más. Al menos aquí hay gente que saluda, gente con quien hablar, puedo sentirme parte de algo más que una familia desmembrada y desaparecida. Joder, ya tengo ganas de montar una fiesta...

La entrada a las instalaciones del instituto ya me alegra la cara. Abro las ventanillas y saludo a varias personas que me cruzo mientras conduzco despacio. Incluso saco el brazo al exterior para saludar a un grupo que charla en los jardines, remoloneando su llegada al edificio principal. Cerca de la entrada veo a esa chica nueva, Diana, la hija de Martha, la del Simone's. Esa mujer es encantadora, y cocina a las mil maravillas, espero que le vaya bien el negocio y se quede con nosotros por aquí. He comido varias veces allí este verano, de hecho. Me da pereza ponerme a cocinar cuando estoy sólo en casa. Y con Diana he hablado un par de veces allí, es maja. Me da que va a costar verla en una de mis fiestas, pero oye, nunca se sabe. Toco el claxon cuando paso cerca de ella, y la saludo con la mano y una amplia sonrisa.

Continúo el trayecto hasta el aparcamiento, donde dejo el coche a la primera en los aledaños del edificio, apagando el motor. Saco los libros y los dejo sobre el techo del coche mientras salgo y me pongo la cazadora, saludando con un gesto de cabeza a un grupo de chicas que están apoyadas en el coche de al lado.

Me giro y, exultante, me dirijo a la entrada, con una mano en el bolsillo del pantalón y la otra sosteniendo mis libros, sonriente al verme al fin en mi ambiente, con mi gente, toda mi gente. Al contrario que la mayoría de mis amigos, yo no le hago ascos a nadie. Todo el mundo es bienvenido a mi vida si es donde quiere estar. Bastante me ignora ya mi propia familia...

Estaba muy pero que muy nerviosa por comenzar ese primer día de clases. Pensaba que estaba preparada, que aquello era algo muy simple y que había pasado por mas adversidades en el rancho con sus padres como para que aquello la aterrorizara, sin embargo llegaba la hora de la verdad y allí estaba, ante el instituto hecha un flan.

Su abuela hacia actividades durante el día, al menos agradecía que no se pusiera pesada con ella, pero le había dado tiempo a desayunar con ella y que la mujer le deseara que pasase un buen día. Por suerte le había dejado su furgoneta, una ford ranger del 90 roja y oxidada pero que las transportaba; Tala la había pedido prestada para ir al instituto al menos los primeros días mientras buscaba una bicicleta con la que ir a clase cada día y así además hacer ejercicio.

Desde la furgoneta, en un estacionamiento lo mas lejano posible del parking del instituto, observa cada personaje que se pasea por allí, los cochazos que conducían los adolescentes les parecía alucinante, ni siquiera sus propios padres podían pagar la gasolina de algunos de esos vehículos, aunque también era cierto que ellos eran especialmente rústicos. No obstante, aquello era un desfile de moda que la tenía tan alucinada como asustada.

De la radio sonaba "Stayin' alive" de los Bee Gees, a un volumen bajo, sólo para poder oírla ella, cosa que la hacia parecer su propia abuela en aquel lugar con esos miedos, ese coche y esa música. Al menos los Bee Gees la ayudaban a calmar el ritmo que llevaba su corazón que era alto. Cerró los ojos, cantó un poco del estribillo, y se armó de valor, apagó el motor del coche y con el la radio y bajó del vehículo.

Echó un vistazo a las chicas que parecían super modelos, en su mayoría ya que por suerte también había gente normal. Se miró así misma y se tuvo que conformar con lo que llevaba. Pantalones cortos vaqueros, camiseta blanca, camisa verde, botas rancheras marrones y una mochila marrón también. Pelo suelto, con los nervios no deja de tocárselo mientras camina y suspira, con el corazón aún latiendole con fuerza.

Esta mañana me había levantado más pronto de lo habitual. Quería desayunar tranquila y a solas, no me apetecía demasiado ver a mi tía y a su novio... Y la casa no era lo suficientemente grande para poder evitarlos. Ya me había pasado todo el verano trabajando con ellos, no pudiendo ir a penas a la biblioteca a leer. Al menos podía pasar por allí de vez en cuando a sacar algún libro, entrar en internet y demás.

Estaba realmente "entusiasmada" por regresar a clase. Otro curso más aguantando las tonterías de los "populares y guays" del instituto. Pero al menos volvería a tener libertad y podría disfrutar de mi tiempo en la biblioteca. Desayuné deprisa y dejé todo recogido antes de entrar en el baño. Era el único de la casa y entre los tres, tenía sus horas punta. Aligeré mi marcha y me fuí a terminar de prepararme a mi habitación. Como no, me vestí de negro, con mi pelo largo y liso deslizándose por mis hombros y espalda. Las uñas las llevaba perfectamente pintadas de negro y me puse varias pulseras y colgantes me acompañaban siempre junto a mis guantes de red.

Escuché a tía Jane y a Charlie levantarse así pues, terminé de prepararme deprisa y cogí mi mochila junto con mi antigualla de reproductor de mp3, me puse los cascos y me escabullí de la casa rumbo al instituto, el cual estaba a unos veinte o treinta minutos a pie de mi casa. Para algunos era demasiado caminar, pero a mi me servía para despejarme, pensar y disfrutar de la música... además no tenía coche, se trataba de un lujo que no me podía permitir y prefería invertir el dinero que se comería el turismo en caprichos y cosas que pudiese disfrutar realmente.

Cuando llegué al instituto, ya habían llegado muchos estudiantes más. Subí el sonido de la música, con el fin de no escuchar las chorradas de los de siempre, agaché la cabeza y apreté el paso, cruzando entre la multitud hacia la entrada principal. Tan sólo quería llegar a mi taquilla y guardar mis cosas en ella para luego ir a clase, donde estaría más tranquila. Que ganas tengo de que acaben las clases de hoy. Este va a ser un día muy largo....

Esa mañana había desayunado pronto junto a su padre antes de que este se fuera al trabajo.Al parecer tenia que hablar con el los objetivos de este año.Como siempre no fueron cosas nada fáciles.
Cuando se fue aun quedaba una hora para ir al colegio así que salio a la cancha de su casa a practicar antes de irse a la escuela.

Aquel verano había avanzado mucho en el nuevo deporte elegido,el baloncesto. Después de haber llegado a la final del campeonato y ser nombrado mvp había sido uno de los objetivos que el mismo se había marcado. Ahora solo quedaba ganar también el de este año en el instituto.

Después de revisar en su móvil si había alguna novedad de los blogs que seguía.Se ducho  y se vistió con una sudadera y unos pantalones vaqueros, tan deportivo como siempre.Llamo al chófer para que le acercara de vuelta al colegio después de tanto tiempo.

Al llegar allí, bajó del coche llevando la cartera sobre solo un ansa y botando una de sus  balones de baloncesto preferidos, firmado por Magic Johnson.

Pese a ser uno de los denominados populares no se juntaba con demasiada gente casi  siempre solitario. Miro a la gente por alrededor mientras cruzaba las puertas y guardaba su balón en la taquilla.

Este verano, como el anterior, no pude salir del pueblo, me quede entrenando y a mitad del verano el equipo de atletismo asistimos a una competición, en la que no me fue tan bien. Durante este tiempo, mi padre intentó que pasáramos un tiempo juntos, al cual me rehúse y pasé el tiempo libre que me quedaba despuéés del entrenamiento, yendo ha fiestas, surfear con algunos amigos y asistiendo a un rave que se organizó en el bosque cercano, al principio del verano tenía planeado pasar tiempo con Cora, pero al comienzo del verano ella consiguió un novio, así que al final pasé el verano evitándo la. Esta mañana me desperté temprano, salí a trotar un rato, durante el verano, después de la competición, relajé mi entrenamiento, ahora que el nuevo curso empezaba, era momento de recuperar mi ritmo, regresé a casa y me di un baño, mi padre aun se encontraba en casa, así que desayunamos juntos, durante el desayuno hablamos sobre cosas triviales, él se marchó al trabajo y yo me dirigí a la escuela.

Al llegar a la escuela estacioné mi jeep dónde solía estacionar lo, en los aparcamientos más alejados de la entrada, estaba a punto de pasar mucho tiempo sentado, así que quería estirar mis piernas lo más posible. Durante mi camino a clases, salude a los miembros del equipo de atletismo con los que me tope y algunos otros conocidos.

De camino a la puerta principal, me vi sorprendida por un claxon, haciendo este que diera un bote provocado por el susto. Acababa de llegar, y ya estaba haciendo el ridículo. En seguida me giré, pensando en que se trataría de alguien intentando molestarme, pero no, era Jayden, ese chico que se había pasado ya en varias ocasiones por el café de mi madre. Por lo poco que había hablado con él parecía simpático, y a mi madre le había caído especialmente bien, se mostraba cercano, pero...

No parece el tipo de chico que se relacionaría con gente como yo, eso sería un suicidio social.

Le saludé con un ligero movimiento de cabeza, queriendo ser discreta. Mantener un perfil bajo a veces era la única forma de sobrevivir, aunque… Tenía un largo historial rompiendo mis propias precauciones.

Continuando con mi camino, y cuando estaba a punto de dar con la puerta principal, vi cómo llegaba Tala. En seguida levanté la mano, tratando de llamar su atención y saludarla.

- Buenos días, ¿También es tu primer día aquí, no? – le dije con una sonrisa, volviéndome hacia unas listas publicadas en una de las puertas. – Quería ver cuál es nuestra clase… - comenté casi en un murmullo, buscando el aula que nos correspondía. - ¡Aquí esta! – dije alzando algo la voz, con entusiasmo, al encontrar la clase.

Perfil bajo, Diana, perfil bajo…

- Ya tengo el aula localizada. – comenté a Tara, dándome cuenta entonces de que Mel pasaba por nuestro lado, cabizabaja, a paso ligero y con los auriculares puestos. - ¡Hey! – la sujeté suavemente del hombro, tratando de detener su avance.

Se dirige a la puerta acomodándose la mochila sobre los hombros, tratando de tocarse el pelo lo menos posible para que no se notara los nervios. Pasaba entre el resto de alumnos como una mas, encaminándose a las puertas del instituto.

En cuanto llega a la entrada y se acerca a los carteles, oye una voz que se dirige a ella y se gira para mirar. Al ver a Diana, una sensación de alivio la invade y sonríe ampliamente.

Oh gracias gracias... no seré un alma en pena por el instituto todo el día, y además no es una divina... gracias

Asiente con la cabeza algo entusiasmada - Entonces... ¿estamos juntas? ¡qué bien! si que es mi primer día, ¿el tuyo también?

Entonces ve como alza la mano al hombro de una chica gótica, y ladea la cabeza. Sonríe para sí misma feliz por la situación, ¿pertenecería a un grupo de chicas frikis? y sólo con haber salido del coche, mil veces mejor que andar sola, recuérdalo...

Según me voy acercando a la entrada del edificio principal, veo a lo lejos a Ryan entrando. Una de las estrellas del equipo, junto a Jordan. Joder, con estos cracks en el equipo no me extraña que yo juegue tan poco. Pero bueno, realmente lo que más me gusta del equipo es el ambiente, formar parte de algo. Eso y las celebraciones de después del partido.

Ryan está demasiado lejos como para saludarle, y se adentra en el edificio sin que tenga oportunidad de saludarle, pero me fijo en un pequeño grupito que se está formando en la entrada, que me despierta una sonrisa. "Dios las cría y ellas se juntan", diría alguno de mis colegas. Aunque le pega más a "alguna". Miro alrededor, comprobando con alivio que ni Trish ni Mandy están por la zona. Un pequeño respiro, es demasiado pronto para aguarle el primer día a nadie.

¡¡Buenas!! -Saludo alzando la mano y acercándome, antes de quitarme las gafas de sol. Mi madre siempre dice que es de mala educación hablar con nadie llevándolas. Y bueno, ella puede que no sepa gran cosa de otros asuntos, pero de protocolo y saber estar... La presencia de Mel me corta un poco, no porque me caiga mal, muy al contrario, sino porque se que no le hace mucha gracia hablar conmigo en el instituto. No me extraña, con algunos de mis colegas, sólo me apena. Odio que sean otros los que decidan con quien puedo o no puedo relacionarme. Las escalas sociales de popularidad me importan un bledo, si alguien me cae bien, me cae bien. Como Diana, con la que he charlado un par de veces en el Simone's- ¿Qué? Primer día de clase por fin, ¿eh? -Digo sonriendo a Diana, mirando acto seguido a Melissa alzando las cejas- Mel... -Pero trato de no centrarme demasiado en ella, por no incomodarla, aunque realmente el que se siente incómodo con la situación acabo siendo yo. Vuelvo a mirar a Diana y a la otra chica, que no me suena. ¿Otra nueva?- Huy, a ti no te conozco, ¿eres nueva, también? Jayden Garlan, encantado. -La saludo ofreciéndole la mano, tras pasarme los libros a la otra- ¿Ya estáis ubicadas? ¿Necesitáis ayuda para encontrar el aula, o algo? No es que me hayan nombrado comité de bienvenida oficial, pero... -Bromeo, mostrando mi predisposición. Sí, mi madre también me ha educado para ser un buen anfitrión... y es algo que me gusta, en realidad. Supongo que, en parte, por eso me gusta organizar fiestas en mi casa.

Camino a lo mío, sin prestar atención a nada ni nadie, cuando noto que alguien me toca el hombro. Se positivamente que no es ninguna de las divas del lugar, pues ellas no me tocarían... al menos con la mano. Así pues me detuve y me giré para ver quien era. Me alegré de ver el rostro de Diana.

Hola! la dije mirando luego a su acompañante, la cual no la sonaba de nada, mientras me quitaba los cascos. Conocí a Diana a lo largo de este verano. Pasamos mas bien poco tiempo juntas, pero al menos nos habíamos visto las caras en estos calurosos días. Me llamo... Melissa...

Mi saludo fue interrumpido por un eufórico "buenas" que sonó tras mío. Me di la vuelta y vi a Jayden. En ese momento un escalofrío recorrió mi cuerpo, no por él, era un un chico muy simpático y dicharachero... el problema eran sus amigos. Mi radar localizador de "guays" se conectó mientras le veía venir. Ya no estaría tranquila con él allí, pues sería el reclamo perfecto para sus colegas y ya sabía lo que vendría luego. Así pues, opté por la mejor estrategia... la retirada. Ya tendría tiempo de ver y charlar con Diana y su amiga en otro momento.

Os dejo en buenas manos. dije a modo de despedida, sonriendo a Jaydenme puse  los cascos de nuevo y me dí la vuelta para seguir mi camino.

Observa a las chicas teniendo un buen presentimiento con ellas, quizá podrían llevarse bien, siempre que a Melissa les guste estar con ellas y no sea de esas chicas demasiado solitaria, aunque lo comprendería, todo el mundo tiene derecho a elegir qué hacer con su tiempo sin que le odien o sean juzgados. De pronto los nervios pasan a un segundo plano, ya que se transforman en entusiasmo y un poco de emoción por conocer todo lo que hay allí.

- Un placer, yo soy Tala... - Le dice a Melissa aunque la distrae al no terminar el saludo.

De lejos ve a Jayden, con esas pintas y sus formas, las gafas de sol... intuye al vuelo que es muy popular, pero entonces se acerca a ellas y a Tala se le va quedando cara de idiota ¿Pero... qué hace? igual burlarse un poco quizá... Y al verlo charlar con Diana tan tranquilo, aprieta los labios y sonríe, sin duda no podía juzgar por las apariencias, si a Diana no le importaba su presencia, a Tala tampoco.

Al ver como extiende su mano y le saluda de aquella manera, sonríe algo tímida, observando los ojos del muchacho, sin duda es atractivo y tiene don de gente.

Extiende su mano y estrecha la de Jayden suavemente - Tala Edwards, es un placer Jayden. Pueeees... creo que sí, yo la verdad es que no me siento nada ubicada - Arquea las cejas y sonríe encogiéndose de hombros - Al menos sabemos la clase... ¿no? - Pregunta mirando a Diana que por lo ha averiguado al vuelo, antes que ella sin duda.

Observa como Melissa se va y ladea la cabeza viendo como se escabullía de la situación.

Comenze a guardar el balón y mis cosas en la taquilla despreocupado.Cogí lo que necesitaba para las clases y poco más.
En eso me gire y como sin darme cuenta choque con alguien. Note como esta podía caerse y la sostuve del brazo rápido como en baloncesto.
Mis libros cayeron por el suelo.
Era la chica de la biblioteca Mel creía que se llamaba.

Iba tan centrada en huir de aquella incómoda situación, mirando de reojo donde estaban las divas y populares del instituto, que ni ví al chico aquel que estaba cerca de las taquillas hasta que me golpeé con él. Por fortuna, tuvo los suficientes reflejos y fuerza como para sostenerme y evitar que cayese al suelo, aunque no podía decir lo mismo de sus libros.

Per... perdón... más que un susurro, parecía una exhalación. Yo.. no te ví... lo siento de veras. murmuré, evitando el contacto directo con la mirada del chico. Mis cosas permanecían intactas en la mochila, pero me agaché para ayudar al muchacho a recoger las suyas.

Me agache junto a la chica para recoger mis libros.Parecia que estaban todos bien.

Tranquila la culpa es mia no estaba demasiado atento a la jugada.-dije mientras terminaba de recoger todo aquello.-Gracias por ayudarme,mi nombre es Ryan-comente mientras le alargaba la mano para presentarme-este año ire al ultimo curso ¿Y tu?.-pregunte.

Melissa respondí tímidamente, mientras miraba con recelo su mano, buscando donde estaba la trampa.

Con cuidado y recelo la estreché, manteniéndome tensa. Esperaba un pinchazo por una aguja o chincheta oculta en la mano, tal y como hacían antes.. o quizás una descarga eléctrica. Pero nada... no pasó nada, salvo el apretón firme del chico. Encantada... añadí un poco más tranquila al ver que todo parecía normal, por llamarlo de alguna manera. Pues estas situaciones sociales, no eran precisamente normales para mi.

Sí, tambien acabo el curso este año. Murmuré tímidamente a la par que pensé para mi. Por fín saldré de este infierno y entraré en otro.. si logro subir mis notas de nuevo. Solté la mano de Ryan tras tenerla unos segundos de más cogida y comencé a mirar a mi alrededor. Seguía buscando a aquellos que me hacían la vida imposible desde hacía años, estaba segura que no tardarían en aparecer.
 

Asentí cuando Tala me preguntó con cierto entusiasmo sí estábamos juntas en clase, la verdad es que era tranquilizador saber que ella sería una de mis compañeras.

- Sí, también es mi primer día. ¿No te lo ha dicho mi madre? – pregunté, llevándome la mano a la nuca algo avergonzada.

Había visto a Tala varias veces en el Simone’s, pero fue mi madre quien terminó presentándomela, decidiendo unilateralmente que daría clases de informática a la chica. Acepté encantada, siendo un campo que me apasionaba, pero me molestaba la que seguramente fuera la verdadera intención de mi madre: que hiciera amigos y saliera más de casa.

Al ver a Mel pasar, la detuve con mi mano, y esta en seguida se quitó los auriculares, saludándome alegremente. Mel y Tala comenzaron a presentarse mutuamente, pero el acercamiento de Jayden pareció espantar a la primera. Este no parecía caerle mal, pero intuía por qué le rehuía.

La verdad es que yo también estoy un poco tensa, pero si él quiere hablar con nosotras no debería haber ningún problema…

Desde que mi padre falleciera, me había encerrado mucho más en mí misma. No era chica de multitudes, ni de salir de fiesta tooodos los findes de semana; pero me gustaba salir y pasar ratos con amigos o gente que me agradaba, aunque también pasara mucho tiempo colgada del ordenador, leyendo o jugando. Este tiempo a solas había aumentado mucho, seguramente demasiado, pero no lo podía evitar. Sobretodo al principio, no me apetecía salir de casa ni ver a nadie, me resultaba complicado incluso mirar a la cara a mis colegas. Sin embargo, había continuado normalmente con mi actividad virtual.

Ser Sphinx era mucho más sencillo. Nadie veía mi rostro, ni me conocía, no sabían lo de mi padre, no me preguntaban qué tal estaba. Además, si me apetecía irme, podía irme, si me apetecía llorar, podía hacerlo sin que nadie viera agolparse las lágrimas en mis ojos. Al pasar el tiempo comencé a salir algo más, pero no todo lo que a mi madre le gustaría; y al mudarnos, aún se mostraba más preocupada y pendiente de mi vida social. Lo que ella no sabía es que mi vida social en Hill Valley había empezado a florecer antes incluso de mudarnos, a través de ese ordenador del que quería verme lejos.

Miré como Melissa se alejaba y sonreí, esperando poder hablar más tarde con ella.

- Sí, ha llegado el día D. – respondí a Jayden, devolviéndole la sonrisa, presenciando justo después cómo Tala y él se presentaban; admitiendo esta que se sentía desubicada. – Sí, mi Padawan y yo estamos un poco perdidas. – añadí, haciendo alusión a que Tala era algo así como mi alumna, en una referencia a Star Wars. – Sabemos cuál es nuestra clase, pero no tengo muy claro dónde está… En la web no había ningún plano del centro. – me encogí de hombros, resignándome ante aquel fallo por parte del instituto.

Encantado Melissa. Compartiremos clase entonces.

Mire a la chica que parecia estar alerta esperando algo, no sabia si a alguien o que sonara la sirena de clase.

-Tengo que irme  ya a clase ¿Quieres que te acompañe?-dije ya que parecia que andaba sola.¿O Esperas a alguna amiga? Se te ve como un poco nerviosa,¿Todo bien?.
Tenia los libros entre las manos ya preparado para ir hacia el aula.Era el comienzo del año y era bueno llegar puntual a clase.
Mejor no llegar tarde el primer dia.-le dije aunque era un mensaje mas para mi mismo

En cuanto me acerco a las chicas, Mel se despide rápidamente. Sonríe, pero es puro disimulo. Lo ha hecho otras veces, y siempre tengo la esperanza de que eso cambiará en algún momento, pero las cosas nunca cambian en Hill Valley, siempre es lo mismo. Una especie de guerra en la que tienes que elegir forzosamente un bando, o te quedas en medio con la Suiza neutral durante la segunda guerra mundial. Y, en medio, significa ni con unos ni con otros.

Me quedo mirando cómo se aleja un instante, obligándome a devolverle la sonrisa, a pesar de no sentirla.

Esto es deprimente...

En seguida trato de olvidarlo, pues Tala se presenta, confesando que sí está un poco desubicada. Es normal, no suele haber alumnos nuevos en el instituto de Hill Valley, salvo los de primer año, a los que se hace una visita guiada por parte de un profesor el primer día. No es habitual que se incorpore nadie en cursos superiores, así que cuando los hay están dejados de la mano de dios.

¿Pad...? Ah, vale, Star Wars, jaja. -Río por el comentario de Diana, pues tardo en caer al por esa palabra tan rara. Pero a ella se que le van esas cosas, suele llevar camisetas con cosas frikis, su madre ya me ha lanzado algún comentario al respecto- ¿Plano? Pffff... -Me hago el indignado por la idea, soltando un bufido, divertido- ¿Qué sois, turistas en New York? Esto no es tan grande, y contáis con un navegador Jay 17.0 para indicaros el camino. -Bromeo, con una amplia sonrisa- Además, así me hacéis un favor, dicen que trae buena suerte comenzar el curso entrando al instituto junto a dos chicas guapas. -Digo alzando las cejas, haciéndome el interesante- ¿Qué clase es la vuestra? Igual estamos juntos... ¿Vamos?

Tanta simpatía me abrumaba. Miré a mi alrededor un instante. ¿Sigo en Hill Valley? ¿En el instituto? Me pregunté a mi misma.

Más bien espero no ver a varios, le respondí a sus dudas sonriendo tímidamente. Ir a clase, precisamente era lo que estaba deseando desde que llegué al instituto. Y sí, vayamos a clase. Ya va siendo hora. Le confirmé algo más animada. Recogí los cascos y apagué el mp3 mientras caminaba junto a Ryan.

¿No hemos coincidido en clase nunca hasta ahora... o eres nuevo? le pregunté con curiosidad, pero siempre evitando la mirada directa a los ojos, mientras avanzábamos por el pasillo.