Cassidy no habló en todo el trayecto, tan solo para preguntarle a Leo como se encontraba. Mel iba pendiente todo el tiempo de Revok, acariciando su ahora tupida cabeza mientras que el hombre-lobo descansaba con los ojos cerrados sobre su regazo. Tal y como dijo el doctor, Jay pudo alcanzarle en la vía principal con su coche y seguirle sin problemas hasta el destino elegido: La Mansión King. La vivienda más grande, cara y antigua de todo Hill Valley. Seguramente se trataba de la primera mansión que se construyó en aquel lugar. La mayoría os sorprendísteis por estar allí, aunque alguno ya había sospechado sobre aquella familia y la licantropía en ella.

Cassidy aparcó cerca de la entrada de la enorme casa. En la puerta se encontraba el mismísimo Lance King, con cara de pocos amigos. Tras vuestra llegada apareció un coche más, del cual se bajó un hombre más: Jack Murray, abogado de profesión. Alguien quien no dudó en caminar hacia la pick up al olor de la sangre y mostrar su verdadera naturaleza ante todos al ver a Revok allí tendido, con la herida en el pecho.

- No os asustaréis ahora, ¿verdad? - Os preguntó con tono irónico en su voz, antes de subir a la pick up de un salto y mirar a Mel como trataba a Darryl. En su caso sus ojos eran amarillos, pero no por ello menos terrorífico su aspecto. Melissa no pareció asustarse ante aquel hombre lobo que se alzaba ante ella. - ¿Adolescentes? ¿En serio, Darryl? ¿No puedes buscarte amigos de tu edad?

Se giró entonces hacia Cassidy quien acababa de bajarse del coche y acompañaba a Leo. - ¿No había más para traer, Doc? Ya podéis explicaros bien los dos. - Y entonces vio a Leo y su herida. - Deberías llevarles dentro con Lance. Yo llevaré a Darryl a una habitación para que descanse. - Miró entonces a Mel. - Puedes venir, Melissa Von Braun. Tranquila, sabemos quien eres.

Tras aquellas palabras, cogió entre sus brazos a Darryl y descendió de la pick up sin problema alguno. Mel se quedó en silencio y bajó tras él, siguiendo sus pasos al interior de la vivienda.

Todo aquello era raro, muy raro. Como mis dibujos. ¿Acaso el mundo se había vuelto loco o estaba en una horrible pesadilla? Esperaba que fuese lo segundo, mientras que continuaba mirando el rostro de Revok sobre mi regazo, guardando silencio hacia donde Cassidy nos llevase.

Me sorprendió el lugar, puesto que no esperaba que fuésemos allí, pero más aún aquel tipo que salió del coche y se dirigió hacia nosotros, cambiando su forma como si nada. Sus ojos eran amarillos y no tenían aquel brillo que mantenían los de Darryl o incluso los ojos rojos de su agresor. Pero no se porqué, no le tenía miedo y simplemente me quedé sorprendida cuando dijo mi nombre. Miré a Darryl, quien me miraba en aquel momento y me sonrojé pensando en... bueno, fueron demasiadas cosas las que me vinieron de golpe a la cabeza.

La invitación de aquel hombre-lobo a ir con Darryl, fue lo mejor que en aquel momento me pudo pasar y asentí con la cabeza para luego ver con que facilidad cogía Revok en sus brazos y se lo llevaba. Descendí de la pick up y busqué a Diana con la mirada. Al verla, me acerqué a ella y la abracé con fuerza. - Estaré con Darryl. No quiero que esté solo. - La dije. - Si pasa algo, llevo el móvil. - La dije antes de separarme de ella y sonreirla con pesar, preocupada por aquel... ¿hombre? para luego salir corriendo detrás de los dos y darles alcance poco antes de llegar a la altura de Lance King, a quien no me atreví a mirar y pasé queriendo ser invisible en aquel momento por su lado, bajo su atenta y fría mirada.

Lance no dijo nada. Os observó a todos desde la puerta. Tenía el ceño fruncido y estaba visiblemente molesto por todo aquello que estaba viendo. Miró con frialdad a los dos hombres-lobo al pasar a su lado, pero quizás a Mel la miró con más frialdad o rabia aún. Pero no se inmutó ni dijo nada.

Cassidy os invitó a acompañarle y se detuvo delante del King. - Espero que esto... - Comenzó a decir serio, cuando vio a Leo y la herida en su brazo. - Pasad dentro. - Relajó un tanto el rostro y caminó delante vuestra, guiándoos por la inmensa casa a uno de los salones, el cual tenía grandes ventanales que daban al bosque.

- Sentaos... - Os dijo a todos, quizás más por educación que por ganas de que lo hicierais. Luego miró a Cassidy. - Un Alfa... - Le dijo y el doctor asintió con la cabeza. - Esta bien... - Parecía que aquello le molestaba mucho, pero a la vez relajó algo su mirada y su voz, sentándose en un butacón que parecía reinar en aquel salón. - Supongo que tendréis preguntas, muchas preguntas. Pero antes de formularlas, debéis saber que no responderemos a todas. Hay secretos que deben seguir siéndolo. Aunque la primera pregunta creo que es evidente. ¿Qué pasará con él? - Miró a Leo para luego mirar a Cassidy, quien se había colocado en una posición donde parecía ser el intermediario de ambas partes.

- Depende de varios factores que ahora no vamos a valorar, pero vuestro amigo, por el momento, no podrá salir de esta casa. Ese mordisco significa varias cosas. Entre ellas, que acabe siendo uno de los nuestros. Cabe la posibilidad de que lo le ocurra nada y se vuelva inmune... o que muera en el proceso. - Miró con frialdad a Leo. - Eso es algo que solo tu cuerpo puede afrontar y debe pelear por ello. Es cierto que, si eres descendiente de hombres-lobo, las posibilidades de convertirte en uno aumentan... pero viendo que no sabéis nada de esto... debo entender que no tenéis esa... ventaja en vuestra sangre.

» En cuanto a Darryl, aún es joven y fuerte. Se recuperará... sino el doctor estaría con él ahora mismo y no con nosotros. - Miró a Cassidy con cierta complicidad. - Y bien, ¿por donde queréis empezar?

Quizás, en otras circunstancias, habría prestado mayor atención a la ruta que describíamos conduciendo por Hill Valley. Tal vez me habría percatado de la proximidad de la mansión de los King, y hubiera elucubrado acerca de Ryan y todo lo que le había pasado, el lobo que se les había aparecido a él y a Tala, su "accidente" de coche de funestos resultados, incluso la posibilidad de que no hubiera sido un accidente realmente. Seguramente, podría haber conjeturado acerca de la extraña historia que rodeaba a la familia King, su preocupación por el medio ambiente, o ese episodio en la vida de Lance King del que poca gente hablaba porque ya nadie le daba importancia. Podría haber pensado en lo que ocultaba la historia de su secuestro.

Pero la verdad es que no estaba para pensar en nada de eso. Conduje en silencio, sin siquiera poner música en el coche como acostumbraba, sin poder apartar de mi cabeza la idea de que mi prima Bella pudiera ser la víctima de aquella especie de ritual que Mel había dibujado, el cuerpo que la policía había encontrado. Styles no me había cogido el teléfono, y no tenía forma de saber si era por pura mala suerte o porque ya se había enterado del peor desenlace posible y no estaba en condiciones de contestar.

Aparqué mi coche detrás de la camioneta del doctor, saliendo al exterior con la mirada perdida, que sólo pareció desaparecer al aparecer aquel hombre y adoptar como si tal cosa un aspecto salvaje e inhumano muy similar al que nos había mostrado el propio Darryl. Mientras cargaba al bibliotecario hacia el interior de la mansión, dediqué un breve instante a revisar mi teléfono por si Styles había dado señales de vida sin yo oírlo, pero con un gesto de desesperación volví a guardarlo en el bolsillo.

Accedimos al interior, donde nos recibió Lance King. No se por qué aquello no me resultó demasiado sorprendente, dadas las circunstancias, aunque sí me dio qué pensar mientras nos acomodábamos tal como nuestro anfitrión nos invitó a hacer. De hecho, tomé asiento en la plaza central de un incómodo aunque aparentemente caro sofá de tres plazas, escuchando sus explicaciones. Mis ojos volaron al rostro de Leo al escuchar las opciones que se abrían ante él, por culpa de aquella herida: convertirse en hombre lobo, volverse inmune... o morir. No es que sonase demasiado bien, la verdad, y no pude evitar mirar un instante al doctor, al druida, preguntándome si él podía hacer algo al respecto. Sin embargo, me pareció estúpido preguntar aquello en ese momento. Después de todo, si podía ayudar, creía que era claro que lo iba a hacer de todos modos. Levanté la mano, dispuesto a hablar, pero no exactamente de eso, y esperé a que nuestro anfitrión me diera la palabra.

Ehm... Bueno, mi nombre es Jayden Garlan, señor King, y antes de nada quisiera decirle... -Miré a mi alrededor, al resto de los chicos- ...bueno, creo que hablo en nombre de todos si digo que sentimos mucho lo que le ha pasado a Ryan. Algunos de nosotros estábamos con él y con Tala en aquella fiesta, antes de que decidieran retirarse. Recuerdo que le pedí que tuviera cuidado... -Añadí bajando la voz, rememorando aquel instante, en que para nada sabía lo que habría de suceder. Pero era inevitable pensar que, si hubiera hecho algo de manera distinta, tal vez las cosas habrían salido de otra manera. Era irracional pensar en ello, y lo sabía, pero...- No puedo imaginar lo duro que estará siendo para usted, pero a mí al menos me ayudaría a entender todo lo que está pasando si pudiera al menos aclararnos si lo que... lo que le ha pasado a Ryan, tiene algo que ver con todo ésto de los hombres lobo, o sólo fue un accidente como dicen. Y, por otra parte... -Guardé silencio un instante, pasándome la lengua por los labios antes de proseguir- ...no se si tendrán algo de información al respecto, pero según he leído parece que han encontrado un cuerpo mutilado, y... m-mi prima ha desaparecido. Bellatrix Tramell. No he podido averiguar si se trata de ella o no, y... -Apenas me salían ya las palabras, sintiendo cómo se me hacía un nudo en la garganta, así que decidí terminar cuanto antes, alternando mi mirada entre King y Cassidy- ...b-bueno, si saben algo...

Todo lo que estaba sucediendo se asemejaba cada vez más a una pesadilla, una en la que el sentimiento de impotencia se apoderaba cada vez más de mí y en la que el silencio comenzaba a adquirir un gran protagonismo.

Fue el silencio lo que llenó el coche de camino a nuestro destino, que terminó resultando ser la Mansión King. Jayden no me había dirigido la palabra desde que le viera desistir de llamar por teléfono para subirse en su coche. Sin mediar palabra, le acompañé a este y ocupé el asiento del copiloto sin decirle nada y así transcurrió el desconocido camino; en silencio.

Miraba a Jayden de reojo de vez en cuando, preguntándome en qué estaba pensando, temiendo en qué estaba pensando. En otras ocasiones, era a Melissa a quien mis ojos buscaban en el vehículo que seguíamos, aun sin poder verla. El tiempo restante permanecía con la mirada perdida, sin poder evitar preguntarme por qué sucedía todo aquello, por qué tenia que sucedernos a nosotros todo aquello.

Bajé del coche cuando Jayden aparcó, quedándome cerca de él y mirando sorprendida el entorno en el que nos encontrábamos, el cual sólo había visto en un par de fotos. Quiénes habían acudido ante nuestra presencia también resultaba sorprendente, pues una de aquellas personas se mostró con aquel aspecto animal que también adquiría Revok, mientras que el otro era Lance King, importante hombre de negocios y abuelo de Ryan. No llevaba mucho tiempo en aquel lugar, pero había leído varias cosas relacionadas con la ciudad, y la familia King había sido una de las fundadoras de la misma.

El súbito abrazo de Melissa me sobresaltó ligeramente, pero también me reconfortó, abrazándome a ella quizás más fuerte de lo que debía.

- Descuida, yo también estaré al tanto de mi móvil. - le dije a mi amiga al separarnos, tratando de mostrarle una tenue sonrisa que no fui capaz de dibujar.

Terminamos entrando en el lugar, guiándonos el Señor King hasta un lujoso salón. Aquel hombre parecía molesto con nosotros, o con la situación, puede que con ambos; quién sabía. Me senté junto a Jayden cuando aquel hombre nos invitó a tomar asiento. Tenía intención de permanecer a su lado hasta que me hiciera saber que deseaba lo contrario.

Lance King dejó claro que tendríamos la oportunidad de formular preguntas, pero antes nos puso al tanto de la situación de Leo, mirando al chico con estupor cuando mencionó lo que podía pasar con él. Al entrar en detalles, me pregunté si aquello sería lo que hacía Ryan en aquellos momentos, si su cuerpo estaría “peleando” por alguna herida de ese tipo y no por un accidente automovilístico. Quizás estaba corriendo demasiado, aunque si bien no teníamos indicios para pensar que aquel incidente hubiera sido algo bien distinto de lo que nos habían contado, todo lo que estaba pasando también llevaba a pensar que casi cualquier cosa era posible.

Cuando el abuelo de Ryan nos puso al tanto de lo que pasaría con Revok y nos dio la palabra, Jay fue el primero en tomarla. Aquello me reconfortó en cierto modo, pues a pesar de su abatimiento continuaba siendo capaz de ser el Jayden de siempre. Asentí cuando manifestó que sentíamos lo que le había pasado a Ryan, sorprendiéndome que preguntara si aquello tenía algo que ver con los hombres lobo, pues no creí que aquella fuera a ser una de sus primeras preguntas.

Tras ello, mencionó a su prima, preguntando si sabían algo al respecto; pues aún no sabía si aquella persona que habían asesinado era ella. Al romper su silencio me atreví a posar una mano en su pierna, y le miré a los ojos, esperando reconfortarle aunque fuera un poco.

Aguardé a que respondieran a las preguntas de Jayden y formulé yo también algunas.

- ¿D-de cuanta gente estamos hablando? - pregunté temerosa. - ¿Cuántos hombres lobo hay en Hill Valley? U-uno ya nos parecía algo imposible y ahora... Resulta que hasta hay familias enteras. - suspiré, aquello sonaba tanto a locura, pero era absolutamente real. - ¿P-por qué debemos temer a algunos y a otros no? ¿Y-y por qué conocen y protegen tanto a Melissa? - añadí pronto, nerviosa, teniendo que contenerme para no seguir formulando preguntas, y es que podía contar por decenas las dudas que me surgían en torno a todo lo que estaba sucediendo.

Todo aquello se me antojaba como una película cutre de serie B con hombres lobo, adolescentes perseguidos en la noche por bestias sanguinarias, que terminaban siendo descuartizadas, convertidas en brazos y piernas de plástico mal hechas, pero en cambio todo aquello no tenía ninguna gracia, era completamente real, los hombres lobo, las transformaciones, la sangre, las muertes...era escalofriante y me daban ganas de vomitar, pero aunque cualquier mente racional diría que era un simple sueño era la pura realidad.

El viaje en el coche fue un lapsus mental, aquel shock repentino de ver al bibliotecario en ese estado, me revolvió la memoria y me quedé en blanco literalmente por unos minutos y cuando me quise dar cuenta nos encontrábamos en la mansión King ¿Que coño hacíamos allí? Otra nueva pregunta para añadir a mi ya largo listado desde lo ocurrido en la fiesta del bosque. Cuando bajamos y vimos a Cassidy con esa media transformación realmente me dejó parado pero no tanto como esperaba, quizás porque ya lo había visto en Revok o simplemente por el miedo que daba, me costaba diferenciarlo en ese momento...

Entramos en la mansión mientras Mel no se separaba de Revok en ningún momento yo me mantuve en silencio y de repente me vino una idea de un juego de rol, una bruja protegida por hombres lobo, o una hechicera...desde luego ser tan friki desarrollaba mucho a inventarme esas chorradas pero ¿Andaría realmente desencaminado? Seguí flipando con esas ideas hasta que nos guiaron a una nueva sala donde Lancé King nos esperaba. Su cara no era precisamente amigable y desde luego nuestra presencia allí no le agradaba en absoluto, así que mantuve un gesto serio y respetuoso. Cuando comenzó a explicar la situación de Leo se me heló la sangre, pensar en él terminando convertido en hombre lobo sería una maldición pero morir, sería mucho peor seguramente. Lo único que pude hacer fue mirarle con lástima y desearle la mejor de las suertes, por muy capullo que fuese, me caía bien y no se merecía un final así.

Entonces King nos ofreció aquel turno de preguntas, al cual yo no supe en principio que decir, pues la situación se me antoja confusa pero intenté ordenar las ideas.

-Señor King ¿Estamos en peligro? ¿Nos van a matar? Diría que somos una molestia para vuestros planes y...¿Que tiene de especial Mel? ¿Por qué la protegen tanto? ¿Qué relación tiene con los hombres lobo?¿Tiene algo especial, algún tipo de poder o algo?- acerté a preguntar, sonaba estúpido, pero teniendo hombres lobo ante mí pensaba que cualquier cosa era posible...

-Su puta madre...-

Esas palabras decían a grandes rasgos como era aquella mansión. En mi vida había visto tanto lujo, salvo en la tele, en ese programa de "Casa de Famosos" o algo así. En otra ocasión entré a robar un una casa parecida, ni mucho menos tan grande, pero parecida. Al final me pillaron, claro. ¿Quien iba a pensar que ese reloj de 4000 pavos tendría localizador?

Era algo extraño para mi entrar por la puerta principal de aquella mansión y no por la trasera, como la mierda, como siempre me habían tratado.

Se llevaron a Revock a descansar, no sin antes darme cuenta que aquello parecía un refugio para pulgosos hombres lobo. ¿Que era esto? ¿Como la Masión de los Xmen pero con lobos? Joder, si es que me meto en cada lío.. Y con todo el brazo se me había quedado dormido, como si me hubieran puesto una anestesia, solo que únicamente me dolía si pestañeaba un poco. En definitiva: moverlo, apenas, pero dolía.

No fue hasta que Jay lo menciono. Joder! Es cierto. A este tío se le ha muerto el hijo! NO dije nada, solo chasqueé la lengua, molesto por mi mismo, por no saber que decir y por ser un estorbo o algo mas de loque preocuparse o quitarse de en medio.

- Vamos, no me joda!- Dije revolviéndome un poco donde estaba.- ¿Así que ahora me voy a convertir en un Husky Siberiano?- Algo despectivo, pero me salió del alma.- C-con todos los respetos...les agradezco todo esto...- miré a los hombres esperando que no me mataran por ese comentario.- ...pero es que...joder! Es muy fuerte!- Ya tenía demasiados pelos en los huevos para que encima me salieran mas en otras zonas donde solo debía de haber piel normalita.

Me llevé la mano buena al pelo y me tapé la cara unos segundos.

- Pues miré... mi padre era un hijoputa que se ponía hasta el culo de todo y hasta donde yo se solo dejaba pelos en el baño después de afeitarse los huevos para estar guapo con su nueva novia de los viernes. Y mi madre... nunca la conocí.- deje caer a un lado el brazo de forma sonora -Soy huerfano, si eso le sirve...- Estaba mosqueado. ¿No había una puta inyección como para la rabia?.- ¿Y si no, qué... me muero? ¿O me vuelvo inmune y gilipollas a la vez? Joder! - Estaba nervioso, enfadado, pero no sabía con quién. Frustrado, como cuando te dicen que tienes una enfermedad terminal o algo así.

Resople como un toro intentando sosegarme. Notaba las palpitaciones detrás de las sienes y me senté de golpe en un sillón de esos, dejándome caer de golpe. Después hice la única pregunta inteligente que me importaba en ese momento.-¿Y cuanto me queda? He tenido colegas con el mono.. y no mola, tio. No mola.- Finalicé rendido arrebujándome en el sofá, cansado y dolorido.

- ¿Puedo llamar a mis madres?- pregunté en un intento desesperado de que quizá ellas me dieran ese abrazo que me faltaba, ese "no te preocupes, todo saldrá bien".

Interludio

Se me hacia extraño estar allí, siguiendo a aquel hombre que llevaba en aquella forma a Revok, su igual, rodeada de tanto lujo. La casa de los King. Jamás pensé que la pisaría. Menos aún tras el fatídico accidente del pequeño King y la pobre Tala. Pero eso no me impedía seguir a aquel hombre lobo y a Darryl, más ahora que sabía que le amaba... y a pesar de que aquel dibujo besándole no fuese lo que quise ver, sino que representé la RCP, mis labios habían estado en contacto con los suyos y eso me hacía sentirme especial.

No tardamos en llegar a una habitación en la misma planta baja de la casa, que daba la impresión de estar dispuesta y preparada para recoger a heridos. Pero si era todo lo que parecía que era, tampoco me sorprendía demasiado encontrarme con una sala así en aquella casa. El hombre dejó a Darryl con cuidado sobre una de las dos camas que habían allí y cambió de forma ante mis ojos. No me dijo nada, solo me sonrió y miró las heridas de Revok antes de salir en silencio.

Miré a Darryl, sus ojos estaban abiertos y seguía con aquella forma medio hombre, medio bestia. Me acerqué a él sin temor y me senté en la cama a su lado, dejando el bloc de dibujo a mi lado y donde cogí su mano, ahora convertida en garra con la misma ternura que en la biblioteca o en el coche. Le miré a los ojos y me sonrojé al recordar los dibujos. - Yo... lo... lo siento... se que me defendiste y por eso estás así... - Le dije con dolor en mi voz. - Yo... - Mi voz temblaba. Quería decirle que le amaba o que eso era lo que sentía en aquel momento, pero no me salían las palabras. Aquello podía acabar por completo con lo que éramos el uno para el otro... - podría perderle.

- Yo... me comporté como una tonta en el hospital... volví a dibujar algo... y... no quería que lo vieses... quería que ocurriese realmente... en lo más profundo de mí lo deseaba... - Y lo deseo... ahora más. - Le dije tibuteante, nerviosa y ruborizada, no dejándole hablar. - Espera a que termine... por favor... - Le rogué cuando vi que quiso tomar la palabra. Entonces cogí el bloc de dibujo y le enseñé ambos dibujos donde "nos besábamos". El primero con él con los ojos cerrados y normal, el segundo, con los ojos abiertos, con aquel tono azul en ellos y el exceso de cabello... tal y como estaba ahora. Solo que se los mostré en la posición correcta. No verticales, como los vi yo y se los mostré a Diana, sino horizontal, con él en el suelo, bocarriba...

- No lo interpreté bien y... no creí que se refiriese a tener que salvarte... no respirabas y... tenía tanto miedo... si hubieses muerto... no se que habría hecho... y no quiero perderte por confesarte todo esto... - Era lo más cercano que podría estar para declararme mi amor por él en esta vida o en otra. Mis ojos estaban cargados de lágrimas y cerré el bloc de dibujo, dejándolo sobre la mesilla de noche, para luego armarme de valor y mirar a Darryl a la cara. Sentí como me agarraba la mano con fuerza y como comenzó a acariciarla con mimo con su pulgar. Al mirarle, me sonreía. No estaba segura de que significaba aquella sonrisa, pero me hizo sonreír también y ese gesto hizo que mis lágrimas se deslizasen por mis mejillas. Estuve a punto de abrazarle, cuando escuché que llamaban a la puerta y esta se abría.

El hombre que había traído a Darryl, entró con una palangana y jarra con agua, toallas limpias, paños y un par de botellas de agua frescas y cerradas. No dijo nada, solo lo puso en la otra mesilla de noche y nos guiñó un ojo, regalándome una sonrisa antes de marcharse. En ese tiempo, me limpié las lágrimas de la cara como pude.- Es... ¿Es tu hermano? Os parecéis mucho... - Le dije a Darryl cuando el hombre salió de la habitación para luego mirar a Revok a los ojos de nuevo. Me moría por abrazarle y llorar sobre su pecho... pero no estaba en condiciones de aguantar a una niña llorica y consolarla... él era quien debía ser cuidado en aquel momento.

King os miró a todos en silencio, uno por uno, según íbais comenzando a hablar y esperó a que formulaseis vuiestras preguntas antes de comenzar a responderos a cada uno de vosotros. Como era de esperar, comenzó con Jay, pero con una actitud bastante defensiva con respecto a sus preguntas. Su ceño se frunció con severidad al saber que habíais estado juntos en aquella fiesta del bosque, previa al accidente. Más no dijo nada al respecto. - El accidente de mi nieto es algo que aún se está investigando. - Dijo tajante con respecto a ese tema. - Y si tiene algo que ver o no con... mi raza, es algo que por el momento a vosotros no os incumbe. - No era de extrañar su comportamiento, puesto que hasta el momento, el estado del joven King era un verdadero secreto para todos. Aún así, Revok parecía más sociable y amable que el mismo Lance King en aquel momento.

Cassidy le miró con cierta desaprovación al verle hablar así, pero no le dijo nada. - En cuanto a tu... prima... hubo un tiempo que conocía cada cara de los habitantes de Hill Valley, cada nombre... - dijo con cierta nostalgia. - Pero ha crecido demasiado como para saber quien es quien. Me temo que solo se lo que ha desaparecido y ha sido gracias a la radio.

Luego miró a Diana. - No revelaré cuantos ni quienes somos. No estáis aquí para eso. Pero si os diré que no somos familias enteras. - Miró a Cassidy durante unos segundos y este asintió con la cabeza. - El gen del lobo no se transmite con facilidad, ni aún siendo dos hombres-lobo se puede asegurar descendencia licántropa. Unos lo somos de nacimiento, otros... son elegidos por su familia, por amigos... o al azár... - Miró a Leo. - y son preparados y honrados por un Alfa. Es el único que puede conceder ese privilegio a un humano. - Explicó no carente de orgullo. - Y nosotros, somos como los demás. Unos buenos y otros malos. - Sonrió levemente. - Siempre hay alguien malo a quien temer... y en los cuentos suele ser un lobo.

» Melissa Von Braun... Sabía que esa chica traería problemas desde que llegó a la ciudad y Revok casi a la par... - Dijo en voz alta para todos. - Pero eso es algo que solo le concierne a Darryl. Ella es asunto y problema suyo, no nos concierne a los demás. - Explicó a Diana y a Jason antes de fijar sus ojos en él. - ¿Mataros? No. Al menos no por el momento. - Sonrió levemente, pero viendo como iba hablando no era fácil saber si bromeaba o decía la verdad. En cambio Clint si que sonrió más abiertamente al escuchar sus palabras. - Si estáis aquí es porque sabéis demasiado, tendréis preguntas y nosotros respuestas. Nosotros tenemos cosas que proteger, como nuestro legado y nuestra naturaleza y vosotros cuidar de vosotros mismos y de vuestras vidas, puesto que os estáis adentrando en un mundo, donde los peligros acechan detrás de cada esquina... y parece que uno de esos peligros, os ha visto a todos y os está rondando de cerca. - Volvió a mirar a Leo, quien estaba amargado y jodido por su propio estado. Tanto que olvidó de cuidar sus modales, algo que no le gustó nada a King, quien no miró nada bien al huérfano.

En ese momento, una voz se alzó a vuestra espalda.

- O morirás... o quizás no te conviertas en nada... - Dijo una voz profunda a vuestra espalda. El abogado, apareció en el salón con la ropa algo manchada de sangre. - Espero que puedas dejarme otra camisa, Lance. No quiero ir por la calle con la sangre de Darryl en mi ropa... no con lo que está pasando en Hill Valley ultimamente.

Jack se colocó junto a King, antes de seguir hablando a Leo. - Entiendo que todo esto te desconcierte, jovencito... que no sea agradable que te digan que puedes morir... pero no te aferres a eso. No estamos hablando de un cancer terminal donde no se pueda hacer nada. Tu serás el primero en pelear por tu vida en cuanto llegue el momento. Lo harás... yo lo hice cuando pasé por ello. - Parecía tratar de calmar a Leo. - Yo no nací así, sino que fui elegido, educado y, como prueba final, mordido por el que fue el Alfa de Hill Valley. Y vivo. - Sonrió a Leo. - Tu al menos no sabes si tienes sangre lobuna en tu cuerpo. Yo no la tenía y aún así elegí esta vida. Y no... si sobrevives, no te volverás más gilipollas de lo que ya eras.

» Esta noche, en cuanto el sol se oculte y salga la luna, se producirá el cambio... si es que ha de producirse. Estaremos a tu lado en todo momento, salvo que veamos que si hay cambio... puesto que solo un Alfa podrá controlarte y me temo que el único que hay es el que te ha hecho eso... quien sin duda vendrá a buscarte en cuanto sienta lo que ha pasado. - Miró a Lance, pero buscó apoyo en Cassidy realmente. - Hubo un tiempo en el cual, Hill Valley contaba con su manada de hombres lobo, guida por el mejor de los Alfas. - Puso la mano sobre el hombro de King, quien sonrió con nostalgia. - Eran quienes protegían el bosque y a las criaturas que para vosotros son solo mitológicas, pero que viven y cuidan de la naturaleza. Yo formé parte de esa manada... pero las cosas se complicaron y... la manada tuvo que ser disuelta por decirlo de forma agradable. Todos, tanto el Alfa que la componía, como los Betas que le seguíamos, pasamos a ser lo que se conoce como Omega. Los hombres lobo más débiles, puesto que sin manada, sin un Alfa, perdemos fuerza...

Entonces miró a Cassidy y le sonrió. - Al menos no perdimos los favores de los druidas y, aún más débiles, hemos logrado continuar con nuestro cometido. Sabíamos que en cualquier momento un Alfa podría venir a reclamar estas tierras, este pueblo y a los pocos que quedamos en él... pero siempre esperamos que no ocurriese nunca... Y no, no sabemos quien es, pero si va mordiendo a su libre albedrío o amenazando a otros para que se unan a él... es que no es trigo limpio.

»Si tenéis que llamar a alguien, hacedlo. Esto no es una cárcel. Pero... nada de decir donde estáis y menos aún contar nada de esto. Tendrás que mentir a tus madres, chico. Con suerte solo una noche... dile que estás con unos amigos y que os quedaréis todos en casa de alguno... Se que no os va a agradar la idea, pero hasta que no sepamos que va a pasar con Leo, pasaréis el día y parte de la noche aquí.

Luego miró a Cassidy. - Deberías ir a ver a Revok y quitarle eso del costado... no sangra por ahí ya y parece que empieza a tener más color...- El doctor asintió con la cabeza y os miró a todos.

- Creo que lo mejor es que me quede aquí. - Respondió a Jack. - Revok está en buenas manos ahora mismo y necesita descansar. Ellos me necesitan aquí ahora. - Dijo refiriéndose a vosotros. Él era esa línea invisible que separaba a los hombres lobo de los humanos y quizás el apoyo ajeno y adulto que necesitabais para no salir corriendo de allí.

- En cuanto a Melissa... no esperábamos que desarrollase ningún tipo de poder... - Respondió a las dudas surgidas. - No puedo decir más, puesto que es cometido de su guardián decidir si habla o no de ella y su pasado. Pero realmente no pensamos jamás en que pudiese tener ese "don". - King y Murray miraron sorprendidos a Clint. - No es algo... malo... no lo puede controlar y no es dañino para nadie. - Dijo tratando de calmar sus miradas. - Y aún estamos tratando de averiguar si es algo puntual, si se puede controlar e incluso si podemos volver a bloquearlo de alguna manera.

Por algún extraño motivo, Cassidy no decía abiertamente que le pasaba a Mel a pesar de parecer estar informado de todo lo que la joven había dibujado y lo que se había cumplido. Era más, por sus rostros, ni Lance ni Jack sabían nada al respecto. - Además, Melissa es asunto de Revok. Siempre lo fue y se quiso así cuando se presentó en Hill Valley. - Pareció querer recordárselo a ambos, dejando zanjado el tema de Mel. O al menos tratando de hacerlo.

Casi podía entender que el señor King se pusiera a la defensiva al tratar lo sucedido con su nieto. No debía resultar nada agradable para él. Sin embargo, eso no aminoró la sensación de recibir una patada en el estómago cuando dijo que no nos incumbía. Poco le había importado saber que habíamos sido los últimos en estar con él y con Tala, o cómo nos pudiera estar afectando eso.

Aquella sensación de haber escuchado que estábamos allí para obtener respuestas, al mismo tiempo que se nos decía una y otra vez que no merecíamos tenerlas, continuaría un buen rato más, a medida que el señor King seguía hablando. Vale, entendía que no supiera nada acerca de mi prima, y era consciente de que el hecho de que lo hubieran sabido era tan sólo una posibilidad. Ese no era el problema, aunque lo fuera para mí. Pero no íbamos a saber tampoco cuánta gente era como ellos, ni sus identidades más allá de los que estaban en aquella sala, ni tampoco nada en absoluto sobre Mel porque eso resultaba ser sólo asunto de Darryl. Ni siquiera parecía que la posible opinión de la chica al respecto importase en absoluto. Así que, aunque Lance King volvía a repetir que teníamos preguntas y ellos respuestas, empezaba a preguntarme si no sería más sencillo que nos contasen lo que les diera la gana en lugar de tenernos haciendo preguntas que no tenían intención de responder. Porque estaba más que claro que no estaba interesado en responder precisamente a lo que de verdad nos interesaba.

¿Para qué estábamos allí, entonces?

Al menos, eso era así en lo referente a Lance King. El otro hombre, tras pedir una camisa para cambiarse de ropa, fue algo más comunicativo. Nos ofreció una cierta información acerca de los hombres lobo que servía como excusa para casi justificar el habernos llevado hasta allí. Casi. El posible desenlace de la situación de Leo parecía ir a acontecer aquella misma noche. Aquella idea logró apartar a mi prima unos instantes de mi cabeza, ignorando momentáneamente aquel rollo acerca de cómo habían funcionado las cosas en el pasado en Hill Valley. Estuve a punto de preguntar cómo era que una manada con alfa y betas se había podido disolver, pero ¿para qué? Pasaba de recibir otro “no es asunto vuestro” por respuesta. Miré de reojo al doctor al mencionar aquel nombre, “druida”, pero tampoco dije nada sobre eso. No me importaba, porque lo que me importaba era otra cosa.

Señor, con todo el respeto… usted dirá que esto no es una prisión, pero nos dice que no podemos irnos, y eso nos convierte en prisioneros. –Afirmé mirando fijamente a aquel hombre- Y entiendo lo que ha dicho de Leo y los motivos por los que él debe permanecer aquí, pero me gustaría saber cuál es el motivo para que todos los demás debamos permanecer retenidos. No podemos ayudar a Leo, y si finalmente se convierte… ese Alfa parece que va a venir a buscarle. –Me puse en pie, con gesto serio pero luchando por controlarme como mi madre me había enseñado, sin perder nunca el control. No fue hasta que lo hice que me di cuenta de que la mano de Diana estaba sobre mi muslo, así que acaricié aquella mano un instante mirando a la chica, antes de encarar de nuevo a aquel hombre lobo- Dicen que tenemos preguntas, pero lo que nos interesa no es “asunto nuestro” o lo desconocen. Dicen que éste es un lugar seguro, pero parece poder convertirse en el objetivo de ese asesino al que tienen tanto... respeto. -Por no decir miedo- Dicen que tenemos que quedarnos, pero no por qué. A no ser que sea otra cosa que no nos han querido contar, no veo ningún motivo para pensar que ninguno de nosotros pueda ser del interés de ese Alfa, salvo Mel por motivos que no piensan contarnos, y Leo en caso de que se transforme en uno de los suyos. Y hasta él sufrió esa herida por pura casualidad… -En aquel momento, me giré y miré directamente al doctor, a aquel druida, fuera lo que eso fuera. Allí estaba, hablando de Melissa como si fuera propiedad de Darryl, y tan sólo aquel hombre pudiera decidir sobre su destino. Hablando de su don como si se lo hubieran bloqueado ellos, y pensasen volver a hacerlo. ¿En qué momento aquella gente se plantearía que Melissa era asunto de Melissa? ¿Cuándo la tratarían como a una persona, y no como a una posesión de Darryl?- ¿Por qué nos han traído, exactamente? ¿Por qué no puedo sencillamente montarme en mi coche y marcharme? A nadie le importa si yo vuelvo a casa o no, pero aquí hay gente con familias a las que preocupar y responsabilidades que atender. Y yo debería ir al hospital o a la oficina del Sheriff a averiguar si mi prima… -Algo se me atragantó en la garganta, teniendo que apartar la mirada y tragar saliva, antes de soltar un suspiro y poder a duras penas terminar aquella frase- …e-está… muerta.

No sabría cómo definir la actitud que Lance King tuvo en aquellos momento en los que trataba de responder a nuestras preguntas, si es que podía decirse que aquello era responder a nuestras preguntas. Me resultaba irrisorio aquello de que a nosotros no nos incumbía si lo sucedido a Ryan y Tala tenía que ver con los hombres lobo. ¿Cómo que no nos incumbía? No sólo eran nuestros amigos o compañeros de clase, sino que podíamos haber corrido la misma suerte que ellos.

Lamentablemente, el hombre no sabía nada de la prima de Jayden, yéndose por las ramas unos instantes; como si echara de menos tiempos pasados. No sabía nada de ella, pero de lo que sabía tampoco parecía querer decirnos mucho, lo cual volvió a dejar claro pronto. Tan sólo nos dio unas pinceladas sobre cómo surgían nuevos hombres lobo, mencionando algo que me chocó bastante.

Aun así, lo verdaderamente chocante llegó después. La forma en la que Revok trataba a Melissa me ponía enferma, y al parecer aquella actitud se extendía al resto de hombres lobo. No sabía mucho sobre esos seres, pero lo poco que estaba viendo no me gustaba precisamente. Nos decían qué teníamos que hacer, nos contaban verdades a medias, y trataban a Melissa como si fuera un ser incapaz que dependía totalmente del bibliotecario.

Cuando Lance acabó de pronunciarse, hablando de un peligro que no comprendí, el otro hombre lobo que habíamos visto fuera se unió a la conversación. Este no sólo se encargó de explicar a Leonard su situación y posibilidades, haciendo alusión a su propia experiencia de conversión, sino cómo sería aquel proceso por el que el chico tenía que pasar. Acabó hablando también del papel del Alfa, y de cómo eran las cosas anteriormente en Hill Valley y de cómo eran ahora.

Mis ojos se abrieron como platos cuando dijo que tendríamos que quedarnos allí hasta que Leonard pasara por aquel trance que determinaría si era o no un hombre lobo.

¿Qué diablos tiene eso que ver con los demás?

Para colmo, al que llamaban druida quiso hablarnos algo más sobre Melissa, pero lo que escuché no me gustó nada. No sólo hablaba nuevamente como si Revok fuera su dueño, por mucho que lo llamara guardián, sino que parecía saber que Mel tenía una extraña capacidad; algo de lo que parecía haberse enterado incluso antes que ella misma.

Esto está llegando demasiado lejos...

Estaba nerviosa, furiosa, tenía miedo, y no sabía cuántas cosas más. Sentía tanta impotencia que apreté mis dientes y empecé a temblar, aunque aquello duró el tiempo justo, tratando en seguida de disimular. ¿Quién se creía esa gente? ¿Quiénes eran para tratar a Melissa y a todos los demás de aquella manera?

Entonces Jayden se pronunció, hablando con una compostura admirable. Terminó poniéndose de pie incluso, no sin antes mirarme y acariciar mi mano, ayudándome a relajarme un poco con aquel gesto. Le escuché atenta durante toda su intervención, una digna del ganador de uno de los concursos de debate del instituto. Aquellos hombres ya podían tener una buena explicación que darnos, y no limitarse a insistir en que les hiciéramos caso, porque no nos habían dado motivo alguno para confiar en ellos.

En cuanto noté que Jayden se trababa al hablar de su prima, me puse en pie y me situé a su lado, mirándole.

- Deberíamos. Es lo que querías decir, ¿no? - le corregí con una triste y tenue sonrisa, antes de mirar a aquellos hombres que parecían querer gobernar nuestras vidas. - ¿Q-qué es eso de que un peligro nos ha visto a todos y nos ronda de cerca? - pregunté temblándome la voz en un inicio, pero en seguida gané seguridad. - ¿Y no podrían unirse de nuevo? Así podrían echar a ese Alfa, ¿no? - añadí antes de fijar mi mirada en el doctor, quien más enterado parecía estar de lo que le pasaba a mi amiga. - Si no quieren hablarnos de Melissa, está bien. Pero Melissa es asunto de Melissa, no de Revok. Deberían contarle la verdad.

Interludio

Darryl se mantuvo en silencio en todo momento, pendiente de las palabras y gestos de Melissa. Lo que aquel fiero hombre-lobo sintiese por ella, lo guardaba dentro de sí. Pero se dejó cuidar y mimar por ella, hasta que quiso intervenir y ella le detuvo. Revok la miró con extrañeza y observó los dibujos que en ese momento Mel le mostraba. Por un momento, le pareció ver a la joven que el hombre dibujaba una tierna sonrisa en su rostro. Pero fue algo que duró a penas un segundo.

En ese momento el silencio se apoderó de la habitación. Mel se había declarado a Revok y este permanecía en silencio, impasible. Pero su mano agarró la de la joven y la comenzó a acariciar en silencio. Lo que Melissa no sabía, era que Revok había escuchado los pasos de alguien acercándose a la habitación. En ese momento fue cuand Jack entró y dejó las cosas que traía a su lado, para marcharse de nuevo en silencio.

El bibliotecario sonrió ante la pregunta de Mel, a quien no había soltado la mano en ningún momento. - No, no somos hermanos. De hecho no somos ni familia. - Le dijo a la joven con aquella voz profunda y casi desgarrada para luego mirarla en silencio, con aquel brillo tan intenso y azul en sus ojos. - Eres increíble... me tienes aquí, convertido en algo que ni sabes lo que es y... en lugar de hacerme preguntas sobre lo que soy... - Su garra subió hasta el rostro de Melissa, el cual acarició con cuidado, viendo como ella reaccionaba cerrando los ojos.

- Hay mucho que debes saber, Melissa. Como el motivo por el cual vine a Hill Valley hace tantos años y por el cual sigo estando, a pesar que hace al menos dos que debí marcharme... y eres tú, princesa. Siempre has sido tú. - Los dedos de Darryl pasaron por los labios de Mel y, para cuando esta abrió los ojos, se encontró al hombre ante ella, no a la extraña bestia que era hacía unos segundos. Revok seguía recostado en la cama, sus ojos habían vuelto a su tono castaño habitual y los colmillos y el pelo habían desaparecido. Miraba a Mel con ternura, incluso con amor en sus ojos.

- No me vas a perder por lo que me has dicho, princesa. Y estoy dispuesto a dar ese paso y caminar al ritmo que me marques... pero debes entender que algunas cosas si cambiaran entre nosotros y que por el momento, nadie más debe saber nada de esto... si es que decides dar ese paso final. Hace demasiado tiempo que dejé de verte como una niña y que te veo como una mujer, pero se que aún debes madurar y puedo esperar... - Le dijo con voz calmada y serena, aunque por dentro supiese que sentía y quería de ella. - ... no hay prisa, princesa.

En ese momento fue Mel, quien haciendo un esfuerzo enorme por su parte, se inclinó sobre Darryl y le besó los labios con cuidado. Era su primer beso y Revok lo sabía, por eso no la forzó a nada, simplemente la dejó hacer y que ella misma descubriese que era aquello. Sonrió levemente al ver la inocencia en aquel beso que la joven le estaba dando y por un instante quiso mostrarla más. Pero no era el momento ni el lugar, aunque se permitió el besarla a ella también con dulzura. - Debo cambiar, princesa... mis heridas, duelen menos y se curan antes con la otra forma... - Susurró a la joven, quien asintió con la cabeza y volvió a besarle nada más cambió su forma humana a lobuna, haciéndole abrir los ojos como platos por la sopresa de que ella siguiese besándole aún con ese feroz aspecto.

El abogado iba a hablar en respuesta a Jay, pero Lance alzó su mano silenciando así al hombre-lobo y de paso al druida. - Supongo que tendré que volver a explicar todo más despacio, para que lo entendáis mejor. - Miró entonces a Jack. - Creí que los jóvenes de ahora eran más espabilados... supongo que solo era mi nieto... - Luego miró a Jay, sin moverse del asiento. - Ya dije que había cosas a las cuales no iba a responder, ni yo ni ninguno de los presentes. Haced las preguntas apropiadas y se os darán las respuestas, pero no busquéis más allá de lo que os podamos contar. Hay cosas que solo las pueden saber y entender los que ya están en este lado. 

»¿Queréis marcharos? Adelante. - Jack fue a interrumpirle y Lance nuevamente le hizo calmarse con un gesto con su mano, pidiéndolo que esperase. - El Alfa os ronda simplemente por se amigos de Mel. Si realmente quiere algo de ella, os usará para su fin. Pero puede que nos equivoquemos y que pasar unas ¿doce horas? aquí, sea lo peor que os pueda pasar en vuestra vida. - Dijo con calma, relajándose en el sillón. - Salvo el mordido, el que quiera marcharse que lo haga. No les retengáis... son mayores y saben cuidarse solos de lo que les acecha. - Dijo mirando a Jack y a Cassidy. - Pero recordar si os marchais, que estáis rechazando la ayuda que se os está dando, una vez salgáis por esa puerta, no vengáis a pedir nada. - Os dijo a todos con extrema dureza.

Luego fijó su vista en Diana.- Veo que lo has entendido. Melissa es asunto de Melissa, no vuestro ni nuestro. - Miró duramente a Cassidy en esta ocasión. - No deberíais meteros ni preguntar tanto en las cosas que verdaderamente no os conciernen. - Os dijo con dureza en su voz. A punto estuvo de añadir que ellos mismos no se habían metido en ese asunto, salvo el druida por lo que se veía, pero se dio cuenta de que era repetirse de nuevo. En ese momento sonó el móvil de Lance, lo miró y se puso en pie.

- Lo lamento. Debo responder... - Caminó hacia la puerta donde descolgó antes de salir al pasillo. - General Lane, ¿qué se le ofrece? - Fue lo que escuchásteis antes de que saliese del salón.

Murray resopló al ver salir así a Lance. - Lo de Ryan le tiene destrozado. - Dijo mirando a Cassidy, antes de miraros a los demás. - No puedo añadir nada más al respecto. Es su casa, son sus normas y fue mi Alfa. Le debo lealtad y respeto aunque ahora no seamos más que... nada.

» Y un Alfa no es un asesino... quizás este sí lo sea, pero no podemos hacerle frente. Un Alfa puede doblegar a un Omega con solo usar su voluntad. De hecho no se de donde sacó Revok la fuerza para hacerle frente y acabar con ese zarpazo en el pecho. - Miró a Cassidy, buscando quizás alguna respuesta en su mirada. Pero el druida guardó silencio. Estaba más serio que cuando accedió a la casa, las palabras de Lance le habían molestado.

- Y no, no podemos unirnos... no es tan sencillo. Tenemos un pacto que cumplir, una especie de tratado de paz donde no se nos molestará mientras no rompamos las normas... y simplemente con la presencia de Revok en el pueblo, ya las estamos quebrantando. - Se quedó pensativo unos instantes antes de seguir hablando. - Nuestros ojos, al cambiar de forma, dicen mucho de lo que somos o hemos sido. Un Alfa siempre tendrá los ojos rojos. Un Beta o un Omega, siempre los tendrán amarillos... salvo una excepción.

»Cuando un hombre-lobo mata a un inocente, sea el motivo que sea... si sus manos se han manchado con su sangre y sus heridas son la causa de la muerte... sus ojos se volverán azules. Y ahí entra Revok. Vino a Hill Valley para proteger y cuidar a una niña que vivió algo que la marcó de por vida y que sabemos que oculta algo más. Pero fue nuestra decisión no inmiscuirnos en ese asunto y mantener a Darryl alejado de nosotros, puesto que rompía el pacto. - Miró entonces a Cassidy de nuevo, buscando en su mirada si seguir hablando o no. - Hay cazadores, hombres que dedican su vida y recursos a darnos caza y exterminarnos. Algunos no tienen miramientos, nos odian y eso es suficiente para acabar con nosotros. Otros tienen principios y solo dan caza a "los ojos azules".

»Se que Darryl está aquí y que accedió a cumplir el encargo para expiar sus pecados, pero eso no hará jamás que lo que hiciese cambie y él sabe que está condenado a muerte. Y no, no me preguntéis por lo que hizo. No daré esa respuesta aunque la tenga en mis manos. - Os aclaró antes de que alguno decidiese preguntar lo que no debía.

Clint no dijo nada esta vez. Se mantuvo en silencio escuchando a los dos licántropos hablar y dar las explicaciones pertinentes. Si bien era cierto que su rostro se endureció con las palabras de Lance y su invitación a marcharos y no volver, se relajó un tanto con el pequeño discurso de Murray.

- Debéis entender algo. Yo puedo detener el paso de un Alfa en un entorno limitado y controlado. Una sala, dos... , no en todo Hill Valley. Aquí puedo daros protección, limitada eso sí. Pero una vez que os marchéis... yo debo quedarme a velar por quienes me necesitan de verdad.

» Y sí, mañana el problema seguirá siendo el mismo, pero al menos sabremos quien es... o que quiere y vosotros al menos estaréis enterados de eso. Se que no es la mejor de las maneras, pero ahora mismo es lo que hay. Si realmente os queréis ir, os acompañaré a la salida. - Se ofreció bastante sereno a Diana y Jay, los que se habían pronunciado al respecto quizás incluso serio. Todo aquel pequeño lío había borrado la simpatía de su rostro aunque aún se notaba cierta amabilidad en su voz. - Si alguno más se quiere ir, tendrá que ser Jack quien le acerque a su casa. - Añadió mirando a Amber y a Jason, quienes no se habían pronunciado aún. - Yo tengo trabajo que hacer aquí.

La voz de Diana me sorprendió, por inesperada. La forma en que me corrigió hizo que bajase la mirada lleno de vergüenza, al comprobar la tristeza que destilaba su tenue sonrisa. No pretendía hacerla de menos o pasar de ella, sino simplemente no decidir por ella. No me gustaban los tíos que tomaban decisiones en nombre de sus chicas, de sus amigos… de otros.

Y en aquella mansión abundaban.

S-sí, eso quería decir. –Confirmé a Diana en voz baja.

Pero mi rostro se tornó serio de nuevo, cuando Lance King se pronunció de aquella forma, lleno de desprecio y condescendencia, tratándonos como si fuéramos idiotas por no entender aquello que no estaban diciendo. Puede que yo no fuera el chaval más listo del mundo, pero tenía muy claro que en el discurso de nuestro “anfitrión” había algo más que lagunas. Insistía en que fuéramos nosotros quienes hiciéramos las preguntas que ellos considerasen adecuadas, un absoluto sinsentido dado que eran ellos los que decidían qué se podía contar y qué no. ¿Por qué no se limitaban a contar aquello que sí podíamos saber? En lugar de ello, ¿debíamos buscar la aguja en el pajar? ¿Para ver si, con suerte, nos conformábamos con menos información de la que podrían ofrecer?

Incluso nos ofreció irnos libremente, y mis ojos volaron al rostro del otro hombre lobo al darme cuenta de que había estado a punto de rechistar ante eso. Fruncí el ceño, molesto con todo aquello. King volvía a hablar a medias, y sin sentido. Al menos, a no ser que se guardase algo, esa sensación que no me dejaba ni a sol ni a sombra. ¿Por qué insistía en que el Alfa nos rondaba? Hasta donde yo sabía, no se había dado el caso. El Alfa había ido a por Ryan y Tala… ¿Por ser amigos de Mel, o por ser él nieto de quién era? Me parecía absurdamente temerario asumir lo primero,
así porque sí. ¿Y Leo había sido herido por ser amigo de Mel… o por haber estado allí cuando el Alfa atacó a Revok? Pero nada, King insistía en que éramos su objetivo, sin dar una sola explicación de cómo había llegado a esa conclusión.

Y su solución era quedarnos allí esa noche, y ser protegidos por ellos… durante esa noche. ¿Y después? ¿Qué cambiaba cuando amaneciera? Al día siguiente seguiríamos siendo amigos de Mel, y según él seguiríamos siendo objetivos de ese tipo. Habrían cuidado de nosotros durante la noche en que más probable era que el Alfa acudiera precisamente a esa casa. ¿No estaríamos más a salvo lejos de ella? Si iba a la mansión y nos veía allí, ¿no nos marcaría eso, ahora sí, como objetivos en adelante? Todos allí parecían muy convencidos de que no debíamos irnos, pero sus motivos me parecían más que cuestionables.

No cambié mi actitud hasta que King se largó para atender aquella llamada telefónica, momento en que tomé aire y resoplé con desgana, frotándome los ojos. No me gustaba todo aquello, no me convencía, y aunque el doctor me había parecido un hombre honesto desde un principio, allí todos hacían lo que King decía, y no me fiaba de él. Pero nos había puesto entre la espada y la pared, con una decisión difícil de tomar. Quedarnos allí aunque no tuviera sentido, o largarnos y olvidarnos de pedirles una ayuda de la que no sabíamos nada, sin más garantías que la mierda que nos estaban ofreciendo en aquel momento.

Tú decides. –Dije finalmente a Diana, una vez los demás terminaron de explicar algunas cosas más, asuntos sobre el color de los ojos de los hombres lobo y lo que delataban, o la existencia de cazadores que perseguían a todos o algunos de ellos. Incluso el druida explicó a grandes rasgos cómo podía proteger a los presentes del Alfa, impidiéndole acceder a un lugar concreto, una idea que me hizo pasarme la mano por el flequillo, internando mis dedos por el pelo como una suerte de peine improvisado- Nadie ha dado un solo motivo por el que debamos creer que realmente somos objetivo de ese Alfa, y lo que nos ofrecen es quedarnos aquí esta noche, en que hay más posibilidades de que el Alfa venga aquí que a otro lugar, y a partir de mañana buscarnos la vida. –Resumí- No podemos pasarnos la vida metidos en “una habitación o dos”. –Razoné, repitiendo las palabras del doctor, antes de suspirar y llevar una mano al cabello de Diana, apartando un mechón de su rostro hasta detrás de su oreja- Yo prefiero irme, pero si te sientes más segura aquí… me quedo contigo.

Escuché con detenimiento y atención toda la información e historia que iban desgranando tanto King como los demás allí presentes y se acumulaba en mi interior una mezcla de miedo a la muerte, terror, fascinación y hasta curiosidad, pero mi instinto de autoconservación se inclinaba más por el miedo a que aquellos monstruos podían hacernos mucho daño llegado un momento dado, pero al menos parecía que nos encontrábamos en el bando bueno, o quizás el menos malo. Lo que me sorprendía era la muestra de poco entendimiendo de la situación por parte de Jay, encararse con aquellos seres podía salirnos muy caro, de hecho bastante estaban haciendo con explicarnos ciertas cosas cuando nos podían haber liquidado a las primeras de cambio...ésta gente no eran personas normales y eran muy peligrosas.

La historia de que habían protegido Hill Valley desde tiempos antiguos y de que habían sido una sola manada me creo una cierta curiosidad así que no me importó soltar la preguntar, al fin y al cabo lo peor que me podía llevar era un no por respuesta-Señor King ¿cuál fue la causa de esa disolución? debió de ser algo muy grave para que una manada tan hermanada y unida llegase a separarse de una forma como esa...-pregunté con interés sin dejar de lado la cautela. Luego miré a Jay de nuevo.

-Pero tío, al menos si ellos nos ofrecen protección, aunque sean doce horas, será mejor que estar ahí fuera sin tenerla, no quiero comparar ¿pero sabes el olfato que pueden llegar tener? si te tiras un pedo en una habitación, un perro puede entrar un mes más tarde y seguirte la pista, así que un hombre lobo no quiero ni imaginar la capacidad olfativa que debe de tener...por favor no me entiendan mal señor King, es un simple ejemplo, no podría nunca comparar sus capacidades con un simple cánido-noté como comenzaba a ponerme nervioso y eso no era bueno, así que respiré hondo para tranquilizarme y volví a mirar a Diana y Jay-Cassidy al menos nos ofrece la posibilidad de saber quién es ese Alfa para poder evitarle y escapar si fuera necesario, vosotros haced lo que queráis, pero yo me quedo..-sentencié.

Me quedé mirando a Amber también y aunque ella no se había pronunciado claramente sobre el tema, si se iba, no la podía culpar por ello, era una situación que acojonaría a cualquiera y era su decisión yo prefería quedarme, después de lo que había visto, al menos aquella gente sabía lo que había de por medio y eso era mucho más de lo que nosotro sabíamos hace cinco minutos.

-Joder, tíos, ¿en serio no lo pilláis?- Dije de forma distraída, mirando hacia el suelo desde mi asiento, y con gesto cansado.- Son viejos! No pueden hacer nada porque son viejos.

Alcé la mirada para encontrarme con al del resto.- ¿Es que nunca habéis visto el National Geographic en las sobremesas de la 2, ya sabéis... después del Saber y Ganar? A los lobos viejos se los echa de la manada para que no sean un estorbo.- Miré fijamente con cierta sonrisa burlona a los mayores, empezando por el viejo King al teléfono y llegando hasta Cassidy. - O huyen para que los mas jóvenes y fuertes no se los cepillen.- suspiré cansado y por momentos mis esperanzas de ver mi moto al día siguiente se esfumaban, con la idea de que o moría o me raptaba una secta de peludos con orejas puntiagudas.

-Jo tíos, en serio estamos jodidos si ese Alfa quiere venir a por mi y a por Mel. Vosotros no lo vísteis, joder! Ese tio si daba miedo de verdad. Darryl no pudo ni moverse! Y solo le dio un zarpazo para destrozarlo el pecho. Solo uno! Y es el puto tío mas rápido que he visto en mi vida!- Relataba haciendo gestos con los brazos y las manos de forma exagerada.

pero me paré en seco cuando escuché lo de los ojos azules.

-No me jodas! Lo sabía! Entonces fue Darryl!- Dije levantando la mano buena y señalando en la dirección en la que el viejo se había ido- En la fiesta! Había un lobo enorme con los ojos azules junto a un cadáveres que encontramos Rylee y yo.- Solo nombrarla me hizo tartamudear un momento.- E-era el viejo! - Me quedé pensativo- Porque e-era Revock, ¿no?- Empecé a sacar mis propias conclusiones.- Estaría allí para proteger a Mel por si alguien se pasaba con ella en la fiesta, ese chico, se pasó de la raya y el viejo se lo cepilló,¿no?

Miré a todos con estupor.

- Porque si el Alfa tiene los ojos rojos, y un asesino azules... ¿no hay mas ojos azules que Darryl, no?- formulé la pregunta mas bien para autoconvencerme de ello que para saber la verdad.