Partida Rol por web

La mujer siguió a Clint, no sin antes saludaros a todos con una extensa sonrisa. - Hola chicos. - Dijo con una voz dulce y jovial. Mientras, Jack lanzaba el paquete de tabaco a Amber y se quedaba cerca de la puerta, al tiempo que David caminaba hacia vosotros, entre flipado por el lugar y asustado por estar allí.

- Me llamo Rose Nylund. - Se presentó, mientras caminaba junto a Cassidy. - Pero podéis tutearme y llamarme Rose.  - Entonces miró a Jason. - A ti te conozco, eres el  muchacho de los Miller. - Luego miró a Amber y entornó la vista. - No se... no te centro... - La dijo antes de mirar a Melissa a quien dedicó una entrañable sonrisa. - Tu y yo hablaremos luego, mi niña. - La indicó como si la conociese de toda la vida, dejando a Mel desconcertada por completo.

Entonces la mujer se centró en Leo y en los comentarios de Cassidy. - Sí, ya veo lo que me dijiste. Esto no es bueno, hijo. -Le dijo al doctor, antes de hablarle a Leo. - Vamos a intentar que todo esto quede en un susto, combinando los poderes de la medicina actual con la nuestra. Aunque la medicina moderna solo te aliviará el dolor y evitará infecciones... y me temo que la nuestra no ha evolucionado tanto... - Entonces miró a Cassidy. - Inyectále eso... yo voy a preparar una infusión de acónito y un ungüento.

Tras estas palabras, la mujer caminó hacia la salida, no sin antes ver a Amber con el tabaco en la mano. - Eres muy joven para suicidarte con eso. - La dijo con suavidad en su voz. - Pero lo suficientemente mayor como para saberlo. -Tras estas palabras, la mujer salió de la habitación, mientras que Cassidy preparaba y pinchaba al dolorido Leo.

David caminó deprisa hacia Amber y Jason, a fin de cuentas, este último era su colega y vecino. - Tíos, no me preguntéis. Casi había terminado de limpiar la biblioteca... ya sabéis... cuando... esa mujer apareció de la nada... - Os contó algo nervioso. - Me ayudó a limpiar "la sangre de lobo" y... es la madre de Cassidy. - Susurró al final, mientras que la anciana y el doctor atendían a Leo.

Jack sonrió ante aquellas palabras desde la puerta.

- Me dijo que estaba en peligro, que no solo eran Revok y su agresor los únicos con ese don en este pueblo y que me iba a llevar a un lugar seguro... y me trajo aquí... Flipé cuando vi la pick-up del doctor aparecer según paramos... - Os confesó, asustado aún por todo.

Luego miró a su alrededor. - ¿Y Jay y Diana?  - Os susurró al notar su ausencia. Iba a preguntar si se habían escondido en un armario juntos o algo así, pero no lo vio correcto en aquel momento, menos aún con tanto adulto a vuestro alrededor. Entonces miró a Leo. - ¿Cómo vas, tío? - Le preguntó cuando la vieja salió de la habitación, justo en el momento que Cassidy le pinchaba la medicación y miró a Mel, a la cual saludó con un gesto con la cabeza.

En vista de que hablar no era lo mío y que me dio la impresión de que ellos tampoco tenían muchas ganas, decidí retirarme a dibujar un poco. Mi mente se relajaría, dejaría de ver aquellos ojos rojos... aquel zarpazo en el pecho de Darryl, la marcha de Diana y su silencio...  y el mordisco a Leo... o al menos eso esperaba. Así que me senté en una mesa, cerca de las ventanas y traté de dibujar algo... lo que fuese... pero mi mente no estaba por la labor.

Así que allí me quedé, lápiz en mano, mientras escuchaba a los chicos encender la consola y entretenerse con ella. Al menos las vistas desde allí eran verdaderamente agradables y me permitían perderme en ellas.

El tiempo se me hizo eterno y casi no había avanzado nada en aquel boceto cuando Cassidy volvió acompañado a la habitación. Mi cuerpo se tensó cuando vi al hombre-lobo acompañarles y preferí mirar hacia otro lado, como a aquella extraña mujer que si recordaba haber visto por Hill Valley, pero que nunca crucé ninguna palabra con ella y en cambio ella... si parecía conocerme a mí.

Por la forma de actuar con Cassidy y Leo y su seguridad con todo aquello, entendí que era otra amiga de los lobos, por lo que conocería a Revok y por ende a mí. Pero me preocupaba de lo que quisiera hablar conmigo, porque yo no tenía intención alguna de hablarle a nadie de mí, de mis cosas y menos aún de los secretos que habían crecido en aquella casa de manera exponencial.

Al menos David apareció también y el chico parecía estar bien, asustado pero bien. Le saludé con la cabeza y miré como Cassidy se preparaba para medicar a Leo, antes de volverme sobre mi bloc de dibujo. No me gustaban las agujas y menos aún las inyecciones.

Al final Mel reunió el valor suficiente y se atrevió a preguntarnos a todos cuánto llevábamos viviendo allí, desde luego para lo que había demostrado hasta ahora en cuanto a sociabilidad con extraños, era un logro, al fin y al cabo no estaba su amiga con ella la que le había aportado algo de seguridad en la ausencua de Revock y aunque nosotros intentabamos mantener un ambiente cómodo seguía siendo muy dificil para ella.

-Uff, yo llevo aquí viviendo aquí toda mi vida, mis padres eran puramente de ciudad pero decidieron criarme en un sitio más tranquilo y sin tanto caos ni violencia como el típico de la ciudad y mira ahora...-comenté con una amarga sonrisa, lo que parecía ser un remanso de par durante años, había estado rodeado de hombres lobo y ahora para colmo, teníamos asesinatos y masacres, desde luego no estába en racha la ciudad precisamente-Tú no te preocupes Mel, si te viene el sueño, duerme, al fin y al cabo no tendremos mucho más que hacer aquí, el estar aquí encerrados por muchas comodidas que haya, no sigue dejando de ser una carcel..-comenté mirando todos los lujos de aquela habitación.

Al final Leo, Amber y yo no enfrascamos con las consolas mientras Mel se dedicaba a dibujar algo y por mucho que me costase admitirlo, se pasaron las horas volando, entrando de nuevo el Doctor, una vieja conocía sólo de vista del parque y David, el tío había salido indemne de la biblioteca tras la limpieza en la que al parecer le echaron una mano al fina-Tío, joder me alegro de verte entero, te ha tocado hacer de Don Limpio ¿eh?-pregunté con una seria sonrisa poniéndome en pie y palmeando su hombro mientras miraba con sorpresa a la anciana cuando se dirigió a mí, desde luego me conocía mejor que yo a ella-Eh...si, señora, ellos son mis padres...-contestés mirándola un instante más para ver por una parte como Amber cogía una cajetilla de tabajo y como Mel seguía absorta con su dibujo. La curiosidad me pudo y me acerqué hasta ella para cotillear lo que tenía entre manos.

-¿Qué dibujas si puedo preguntar?-dije acercándome con mesura para no asustarla demasiado.

Al final echamos unas partidas para echar el rato mientras que Mel se va a dibujar, con lo que el tiempo pasa sorprendentemente rápido.

El doctor vuelve al rato, aún manifestando su descontento por proporcionarnos tabaco, y no es el único. En mi interior, ruedo los ojos. Otra más. Me digo, sin manifestarlo en el exterior cuando la mujer también me reprocha fumar. De momento me guardo el paquete con tal de no tragarlos más por un rato. Le ofrecería a Leo, pero la mujer que se presenta como Rose se ocupa de curarle con los... ¿Poderes de su medicina? Que no tengo muy claro cuales son, vaya. ¿Esta ancianita entrañable también es un lobo?

David también viene con el resto, explicándonos su encuentro con Rose, la madre de Cassidy, aunque entiendo que el parentesco no quiere decir que también sea una licántropo. 

- Han decidido irse. - Contesto a David, decidiendo entonces echar un vistazo al móvil para ver si hay alguna novedad respecto a los chicos. 

Jason se acerca a Mel, pero a mí me inspiran curiosidad las palabras de la mujer, así que después de que se vaya me dirijo al doc. - Si puedo preguntar, ¿Qué va a hacer la señora Rose, exactamente? Hay alguna forma de que esto quede en... ¿Un susto? - 

Aprovechar el tiempo en ese rato fue fácil, dado el lugar de ocio del que disponíamos.

Lamentablemente, mi paso por lo videojuegos fue lamentable, al no poder coger el mando correctamente con la mano herida. Acabe por tirarlo contra el sofá para que Jason me tomara el relevo contra Amber. Jodida, gamer! Ni una he conseguido ganarle!

Mel decidió excluirse, relativamente a pintar en una mesa. Me hubiera gustado acercarme pero me daba miedo, si, dije miedo, de acercarme que y que lo esta vez estuviera pintando fuera mi cadáver o algo así. En cambio, mandé un mensaje escueto a mis madres , por lo menos para que supieran que estaba bien " Me he quedado en casa de unos amigo a pasar la noche.  Nos os preocupéis. Besos". no era el mejor mensaje del mundo pero...¿que iba a decir? ¿Que me había mordido un hombre lobo y que la infección mística podría matarme o convertirme en un clon de Chewbacca?

Hasta que llegaron los refuerzos.

-Cross!- Me levanté asombrado y alegre al verle entrar allí - Joder tio! - le di un leve golpe en el brazo con la mano buena en señal de que era bueno verle allí.- Ya era hora. Si tengo que morder a alguien me gustaría que fueras el primero.- Bromeé.

Mas gente llegó, uno con nuestro tabaco. Menos mal! Y la otra señora que parecía una de las chicas de oro en sus tiempos mozos. ¿La madre de Cassidy? Solo faltaba Miley Cyrus por allí y que me dijeran que era hija del melenas para completar la familia extraña, y me lo creería.

Las curas llegaron, y el dolor también.

- Arggg.- Me quejaba - Odio las agujas, joder mascullé con la inyección.- Solo espero que si hacen un ungüento no sea con pis y saliva de... lo que sea...ufff.- Miré a ala mujer y al doctor y aun así me trague le orgullo al decir- Gracias. ¿Cuanto tiempo queda para... que esto empiece o acabe?-

- El bibliotecario sangró mucho... - Explicó David y miró a Mel. - ¿Aún... vive? - Os preguntó en un susurro al ver a Melissa allí con vosotros y no con él. - ... alguien tenía que limpiar todo aquello y después de lo que vi... y el miedo que me da ese hombre ya... ojalá que esa mujer no me hubiese encontrado. No es que no me guste estar con vosotros, es que no quiero estar en este marrón ni con esos... ¿hombres lobo? ¿No habrán más cerca? - Preguntó asustado mirando al tipo de la puerta.

- ¿Irse? - Miró a Amber. - ¿No se suponía que aquí estaríais a salvo y os contarían que pasa?  - Luego miró a Mel y quiso preguntar por ella y Diana, pero prefirió omitirlo. Aquello no le incumbía y parecía que Leo le necesitaba más. Saludó al herido y se sentó a su lado. - Será un honor para mí recibir tu primer mordisco. Pero en la cara no... - Bromeó. - Las chicas dejarían de hacer cola pasa salir conmigo.

Luego miró la inyección que preparaba Cassidy. - Joder tío, yo que tú no miraba... pero esa aguja te puede perforar el cuerpo de un lado a otro. - Bromeó, tratando de calmar así a Leo.

- Preparar una infusión y un ungüento de acólito. - Respondió Cassidy con una sonrisa. - El acólito es una planta venenosa capaz de poner en su sitio a cualquier hombre lobo. - Os contó. - No es mortal para ellos pero si les debilita... mucho. No todo el acólito es efectivo contra ellos, pero si es la mejor defensa que tenemos.

» Se dice que... - Pinchó en ese momento a Leo. - ... ya está, chico. Perdón, decía que se dice que el acólito puede frenar e incluso parar la... llamémosla infección del Alfa. No es algo que se haya comprobado realmente. Digamos que vas a ser nuestro conejillo de indias, Leo. Los que han sido mordidos siempre ha sido porque se han elegido y querían formar parte de todo esto. Los mordiscos accidentales no se suelen dar cerca de druidas y no tenemos nunca uno tan claro como el tuyo. - Le explicó a Leo.

- Tampoco hay sangre de licántropos en laboratorios y para la ciencia no existen, solo nuestras antiguas enseñanzas y tradiciones pueden ayudarnos con esto. - Os contó a todos. - Pero no os preocupéis. Ella sabe lo que hace. La confiaría mi vida en caso de que supiese que la medicina moderna no pudiese ayudarme, como es tu caso, Leo. En cuanto el tiempo, esta noche tendremos la respuesta.

Mensaje en el móvil.

Pero, vendrás a comer, ¿no? Si quieres traéte a ese amigo, así le conocemos. ¿O vamos demasiado rápido? Ya nos dirás algo. Te queremos, tesoro.

El pobre Leo no hace más que recibir malas noticias. Lo miro, con pena y cierta diversión a la vez por su aversión a las agujas. - Supongo que merece la pena intentarlo, aunque sea con una aguja. - Intento ser optimista con el chico después de que su colega Cross lo pinche con lo contrario. - Mucha suerte, tío. - 

- Sí, está descansando. - Contesto a David, curiosa al pensar, en sólo imaginarme el cómo ha podido ser ese combate cuando habla de la sangre. Respecto a Diana y a Jay levanto los hombros. - Bueno, ellos no se sentían seguro y han decidido pirarse. - Me repito, sin saber muy bien qué más decir. No hemos sabido más de ellos desde entonces, y eso empieza a preocuparme ligeramente. - Espero que estén bien. - 

Dudé de si Mel se atrevería a mostrarme su dibujo, pues después de que yo había visto el anterior, me esperaba cualquier cosa, pero parecía sentirse ligeramente más cómoda como para dejarme verlo, en ese momento pude ver como el doctor pinchaba a Leo con la aguja aquella especie de veneno-bueno tío, piénsalo, más tonto no te va a dejar, a lo mejor de deja más guapo-sonreí intentanto quitar hierro al asunto de nuevo centrándome en el dibujo de Mel.

-¿Dos gatitos dices? joder, pues están bien alimentados-dije con una sonrisa observando con detalle la cabeza de aquel tigre-vaya, dibujas muy bien, un día te pediré que me hagas un retrato, no será dificil con ésta cara de memo-comenté señalándome la cara con el dedo índice, entonces escuché a Amber comentar sobre los dos que se habían largado-Yo creo que ha sido un gran error, al menos aquí podremos defendernos de alguna manera, pero bueno, ojalá encuentren un lugar seguro en el que esconderse-repondí con voz dudosa, viendo lo que había hecho el Alfa en la biblioteca, seguramente le resultaría tremendamente facil encontrarlos y liquidarlos si quisiera, pero preferí guardarme aquellos pensamientos para mí. Si Mel escuchase aquello, seguramente se echaría a temblar y se cerraría más en si misma y ya tenía bastante con que aquellos dos se hubiesen largado y con Revock herido.

- ¿Mas guapo? Imposible tío.- Dije de broma torciendo el gesto de la cara.

De alguna manera necesitaba aliviar ese estrés que me producía la situación y el porvenir de lo que me esperaba. Al menos si lo que decían aquellos tipos era cierto.

No había mas que añadir sobre Jay y Diana. Temía que fueran a por ellos, como moneda de cambio por Mel o por el bibliotecario. Dudaba mucho que ese nuevo alfa quisiera saber de mi. A ver, ¿Cuantas probabilidades de que me convirtiera en lobo había? Esos solo pasaba en las películas o series de adolescentes! Me daba a mi que había visto mucho Buffy Cazavampiros para pensar claramente.

- Conejillo de indias.- repetí sin tono ninguno.- Espero que esa cosa también lleve ajo, no sea que me convierta en vampiro.-miré donde me habían pinchado y casi me dolía mas el verlo que el sentirlo.

Genial, y para colmo, por el mensaje de mi madre creían que era Gay. Bufé guardando el movil.

Cuando la conversación parecía que volvía a girar en torno a la pareja de adolescentes "fugados", apareció Rose con una bandeja en sus manos. Antes de entrar, llamó a la puerta. - Jack, será mejor que te alejes de aquí. - Dijo la mujer desde el otro lado. - Cassidy, hijo, abréme, ¿quieres?

Jack se alejó de la puerta y se fue a la terraza en silencio, saliendo al exterior sin mirar si quiera a Melissa. Sin duda estaba allí por ella, puesto que desde su llegada no había dejado de mirarla, pero parecía que no se atrevía a abordarla o temía la reacción de la joven.

La mujer llevaba una jarra de té en la bandeja, un cuenco tapado con un trapo y un vaso vacío. Se acercó a Leo y le sonrió. - ¿Cómo estás? - Le preguntó dejando la bandeja a un lado. - Lo que vamos a intentar, no se ha hecho nunca antes... es solo una teoría que se lleva barajando durante generaciones... - Le dijo al chico con amabilidad y sin perder la sonrisa. - El resto de lo que pase, dependerá de tu cuerpo y de tu voluntad.

» Esto es un preparado de acólito, es perjudicial para la salud, tanto en humanos como en hombres-lobo, sobre todo para ellos. - Miró entonces a Jack mientras que a David se le descompinía la cara al enterarse de que aquel hombre era otro licántropo como Revok. - En los hombres-lobo da igual como esté, en estado natural, infusión... su olor simplemente les afecta. En los humanos, hay más tolerancia, pero sus raices por ejemplo son venenosas y si no se sabe usar sus hojas y flores, pueden generar intoxicaciones. Quiero que lo tengas en cuenta, porque esto es por tu bien, pero eres tú quien debe decidir si quieres usarlo o no. - Sonrió a Leo con dulzura.

- Y no te preocupes, en caso de que no quieras dar el paso, aprovecharemos esto para protegernos del Alfa esta noche. - Indicó señalando la bandeja. - Es todo muy sencillo. Un vaso de infusión de acónito para beber, debería ayudarte a limpiarte por dentro... el resto lo usaremos para limpiarte la herida y aplicaremos el ungüento en ella, para tratar de pararlo todo. Seguramente te sientas mal a lo largo de la tarde, debilitado y febril. Sería lo de esperar tras usar todo esto, hasta que llegue la noche y la salida de la luna. En caso de notar otros síntomas... deberías hablarlo con nosotros por si acaso... - Le tomó de las manos. - Tu decides chico. Cuando nos digas comenzamos.

Vi a David alejarse asustado de todos cuando se enteró de que el abogado era otro hombre-lobo tras la llegada de la anciana. No podía culparle, puesto que yo también sentí miedo cuando pasó a mi lado y guardé silencio mientras mi mirada de seguía y le veía salir a la terraza. Sentí sus ojos clavarse en mí y aparté la mirada, fijándola en Jason.

- Sí, les dí hormonas de crecimiento al empezar con ellos. - Bromeé con el chico con timidez. - Lo siento yo... no dibujo caras... no son lo mío... - Respondí ante la petición del chico. - De hecho... dibujo para mí... - Añadí nuevamente con bastante timidez. Era la primera vez que hablaba de algo tan personal e importante para mí como era aquello con un casi desconocido y me daba mucho apuro hacerlo.

Que sacasen la historia de Diana y Jay me molestó un poco, más aún cuando seguía sin tener noticias de ella desde su marcha. Eso me hizo mirar el móvil de nuevo. Nada. Cada vez me sentía más sola y vacía y de alguna manera, más incómoda allí... si es que alguna vez estuve cómoda. - Se lo prometiste, Mel, recuérdalo. - Me dije a mi misma, tratando de animarme con la promesa hecha a Darryl.

- David. - Le llamé casi con un hilillo de voz, dándome cuenta de hasta que punto me cortaba hablar con él. Miré a Jason. - Dile que se siente con nosotros. - Le susurré al chico, invitándole así a compartir la mesa. - Está tan asustado como yo... y Leo... necesitamos distraernos... de él. - Señalé con la cabeza al abogado, que estaba mirando hacia dentro apoyado en la barandilla de la terraza. - Y de todo.

La señora me lo dejó clarísmo.

Iba a tomarme algo que o bien me mataba o bien me salvaba de convertirme en un felpudo con patas y garras. ¿ No había mas opciones, no?

- Joder, señora.- Dije algo asombrado mirando a todos un poco estupefacto.- Es que dicho así no es que suene muy de puta madre...- Míré al doctor y rectifiqué ligeramente mi comentario.- Disculpe d-doctor, quería decir...que no tiene muy buena pinta.

Tampoco es que tuviera mas opciones y si ellos creían que eso me iba a servir de algo, bueno, pues habría que intentarlo. Con la mano buena recogí el cuenco con la mierda esa y lo olí, primeramente.

-Dios, huele a pedo de lobo.*- Miré a la mujer, preguntando con la mirada si realmente era mejor beber lo o metérmelo por el culo. Al final, suspiré e hice una especie de chin-chin.- Pues nada, lo que no mata.. engorda.

Me bebí ese mejunje hasta que me entraron arcadas.

- Argg!!! Que asco! No tendrá estiercol, ¿no?

-Desde luego son unas hormonas de primera Mel- comenté con una suave sonrisa alternando la mirada entre ella y el dibujo, no sabía exactamente cuánto aguantaría aquella interacción conmigo y tampoco quería agobiarla-Pues es una pena porque tienes mucho talento yo no sé dibujar ni la O con un canuto- respondí con sinceridad, yo no sabía dibujar ni una figura humana en condiciones, el único poder que me habían otorgado al nacer parecía ser unos buenos reflejos jugando al Call Of Duty. Entonces miré a David cómo Mel comentó-Dave tío ven aquí anda, mira que gatitos ha dibujado Mel, es una máquina-dije con ánimo. Desde luego yo no solía valer para animar a la gente pero parecía que en aquella situación me había venido bien usar el humor y curiosamente tenía más empatía de la que yo creía...

Cuando entró de nuevo la abuela traía una especie de infusión. Desde luego a mí las infusiones no me atraían en absoluto, de hecho me daban ganas de vomitar y tenían pinta de agua sucia pero cuando la ancianita comenzó a explicar las únicas propiedades del mejunje mi cara se fue transformando gradualmente a una mezcla de susto, asco y pena. Leo tenía que beberse esa mierda venenosa para intentar expulsar la otra mierda que tenía dentro, miré a Leo con entereza-ánimo tío estamos contigo y sino balazo de plata, ya sabes, indoloro-le guiñé el ojo con una media sonrisa, aunque cuando vi su gesto de asco al beber aquella infusión no envidiaba su estado para nada, tan solo esperaba que aquella guarrería le ayudase de verdad en aquel mal trance.

Atiendo con atención a la explicación de Rose, escamada por las consecuencias que pueda significar para Leo el tomarse o no esa porquería. Parece una decisión bastante chunga, aunque Leo no tarda en demostrar que depende de para quién, pues el no es que se lo piense demasiado. 

No disimulo mi asco al ver el mejunge, que exagero mientras se lo bebe. - Eugh. Joder tío, qué entereza. - Comento, casi con admiración, pero sin envidia. - Avísame si quieres un piti. - Ofrezco con humor y un gesto de cabeza.

Curiosa por el resto de los planes de esta tarde, además de pasárnosla jugando a la consola, me dirijo a Rose una vez más. - Bueno, y... ¿Hay alguna novedad importante sobre... La situación, o el plan de esta noche? - 

Tras las curas, que no parecían precisamente efectivas, me tocó hablar a solas con aquella mujer. No me contó gran cosa, solo que, al igual que Revok, pero de otra manera más distante, había velado por mí todo este tiempo, dándome a entender que esperaban que en algún momento de mi adolescencia me ocurriese algo. Luego me preguntó por mi extraño don y opté por contarla lo que sabía y la mostré los dibujos que había hecho al respecto. El que más la impactó fue el del ritual, pero los demás, incluído el de Darryl y yo, no la dejaron indiferente tampoco.

Luego hizo venir a Jack y trataron de arreglar las cosas entre los dos, pero yo ya le tenía miedo y verle me hacía tensarme. Quizás el tiempo...

Respondieron al resto de dudas planteadas antes de marcharse, dejando aún en el aire que ocurriría esa noche y nos quedamos solos hasta la hora de la comida. Cassidy vino a vernos y nos preguntó que nos apetecía para comer, de paso me dijo que Revok aún dormia y que estaba mejor. Minutos más tarde nos trajeron los caprichos pedidos, donde escaseó la verdura. Yo volví con mis tigres mientras que los demás disfrutaban de su compañía mutua... Estaba muerta de sueño, pero temía quedarme dormida y volver a dibujar al despertar, así que peleé contra ello como pude.

Para cuando me quise dar cuenta, era la hora de la merienda y esta vez Cassidy vino con ella en las manos, diciéndome que Darryl se había despertado y preguntaba por mí. Ni merendé y mi rostro cambió por completo ante aquella noticia y no tardé en salir corriendo, impaciente por verle de nuevo.

Tenía mejor rostro y la herida había cerrado mucho. Me pareció algo increíble, pero el mismo me dijo que de ser una herida normal, ya debería estar cerrada, que esta tardaría más por ser de un Alfa. No me dejaron estar demasiado tiempo con él, aún se le veía cansado y necesitaba dormir un poco más, al igual que yo. Aún así le manifesté mi terror a dormir y al despertar, hacer otro de aquellos premonitorios dibujos que tan pocas buenas noticias traían. Darryl trató de calmarme y enseguida Cassidy nos interrumpió y me tocó volver con los chicos.

Seguían sin tener noticias del Alfa, pero ya estaban preparando algo aunque no nos dijeron que era, solo que no nos preocupásemos.

Hacía buen día y después de estar aquel rato con Darryl y querer seguir a su lado, preferí la soledad de la terraza. Me senté en el exterior y admiré las vistas, al tiempo que el sol se iba poniendo en el horizonte. El atardecer era precioso...

Pronto la noche lo cubriría todo y para entonces... - ¡Leo! - Exclamé al tiempo que saltaba del asiento y entraba en la habitación, buscando al chico con los ojos. No le quedaba casi tiempo y eso quería decir que en breve nos separarían. Quise acercarme y decirle algo, pero ¿el qué? ¿Qué se le puede decir a un chico en esa situación? ¿Suerte? ¿Ánimo? ¿Virgencita que te quedes como estás?

Me quedé allí plantada sin saber ni como reaccionar, tan solo era capaz de mirarle preocupada. En ese momento me lamenté de no haberme dormido... de haberlo hecho quizás hubiese dibujado su futuro y así la angustia y el temor podrían haberse reducido en nuestros corazones.

Estar allí encerrados aunque disfrutasemos de todos aquellos lujos seguía siendo agobiante, al final dejé sola a Mel con su dibujo de los gatitos, parecía que la relajaba y me daba por pensar que quizás estuviera resultando ser más una molestia que una ayuda para ella, yo intentaba que se acercase a nosotros y entablar amistad pero se resistía, el bibliotecario era su protector y apoyo y Mel centraba toda su atención y preocupación en Revock, cosa lógica por otra parte.

El día avanzaba inexorable ocupando nuestro tiempo lo mejor que podíamos y tras traernos la comida que se nos antojó, Mel seguía ligeramente apartada dibujando aquellos tigres y al pasar a su lado un par de veces a su lado la felicité y le dí una ligera palmada en el hombro por el excelente trabajo que había hecho, pero a parte de eso, no quise acercarme más, de hecho cuando llegó la hora de la merienda le dijeron que Revock estaba mejor y ella fue corriendo a verle como era de esperar y en ese momento se me cruzó por la mente un sentimiento de ojalá yo tuviese en mi vida a alguien que se preocupase por mí con aquella intensidad, sonreí tenuemente y seguí dándole a la consola con Amber para intentar alejar los malos pensamientos de lo que podría ocurrir ésta noche.

Pasada la tarde, dejé el mando sobre mi muslo-Joder Amber, te odio, eres una jodida máquina-dije soltando un bufido echándole una mirada de odio cómica mientras chocaba mi hombro con el suyo, la tía jugaba realmente bien y me había costado ganarla más de una vez. Entonces me percaté de que la oscuridad comenzaba a reinar y los tonos anaranjados del Sol entraban por las ventanas-Mirad... ya está anocheciendo...-dije mirando con tensión a Leo y luego a Amber, ya había visto antes que Mel había salido a la terraza sola, me apenaba esa chica y no quería ni pensar por lo que había tenido que pasar para estar así, desde luego las gilipollas del instituto tenían mucha culpa. Justo en ese instante entró Mel como una exhalación buscando a Leo, no tenía buena cara, estaba un poco pálido pero salvo eso, parecía mantenerse entero-¿Como te encuentras tió? te veo un poco blanco..-dije con ligera preocupación mirándole, parecía mantenerse entero, pero temía que todo pudiese cambiar de un minuto a otro.