Partida Rol por web

No encontráis ninguna referencia hacía Rupert Grant pero buscando por el apellido si que aparece una señora llamada Edwina Grant. Resulta que esta mujer es la esposa del hombre que buscáis, y estuvo ingresada hace dos años cuando dio a luz a su hijo. Un niño llamado Melvin Grant pero que falleció en el parto.

No encontráis ninguna referencia más por aquella época. Revisando libros más antiguos no parece haber nada más, tal vez no vivieran por esta zona. En cualquier caso la enfermera vuelve con vosotros y os pregunta como os ha ido. Parece haber recordado que dejaros solos en el despacho no fue una buena idea.

Observando uno de aquellos libros, me topo con la historia de una tal Edwina Grant. No dudo en comunicarle mi hallazgo a mi compañera de investigaciones:

-Mire esto, señorita MacGuffin: La mujer de Rupert Grant. Parece que dio a luz en este hospital a un hijo, pero falleció durante el parto. Tal vez eso hiciera empeorar la salud mental de nuestro hombre, incluso puede que fuera el detonante. Habrá que preguntarle a esa enfermera si estuvo en aquella época y si sabe algo más sobre...

Interrumpo mis palabras y cierro de golpe el libro que estaba consultando ante el regreso de la propia enfermera al despacho, que viene con un gesto de preocupación en el rostro y parece mirarnos con seriedad a ambos. 

-Creo que ahora mismo podremos salir de dudas.-Le comento discretamente a la institutriz.

La enfermera observa en silencio los libros que tenéis sobre la mesa. Os pide que os sentéis mientras los va ordenando, tal vez intentando averiguar que habéis hecho. Pero cuando le comentáis los detalles del parto, la esposa y tal empieza a recordar algo.

Os cuenta que el hombre trabajaba en la banca, tenía una buena posición. Fue una tragedia lo ocurrido, el matrimonio se vino abajo. Que fallezca el hijo en el parto es algo habitual, pero no entre gente pudiente y con una buena posición. Después de aquello se mudaron del barrio, ya no volvió a verlos más. Bueno, a la esposa que es con quien estuvo hablando. Intento ayudarla a que buscara alivio y esperanza en la fe. Pero ella estaba enfadada, y dirigía su frustración hacía su marido.

-Qué historia tan triste -mis palabras eran sinceras. No era madre, pero imaginaba que no habría dolor más grande que el de perder un hijo. Entendía el enojo de la señora Grant. Las personas pudientes creían que el dinero los ponía a salvo de todo, y en cierta forma así debería ser. Pero la vida no era justa y por más que una fuera dueña de todas las riquezas del mundo, no podía comprar la voluntad de Dios.

-Gracias enfermera, no queremos interrumpirla en sus labores, sabemos que el hospital está desbordado. De todas maneras, ya nos íbamos, ¿verdad esposo? -volví a sonrojarme con la última palabra, pero la farsa había que llevarla hasta el final.

Una vez a solas, le comenté a Jack mis impresiones acerca de la historia que nos contado dado la enfermera-. No creo que hallemos nada más sobre el paciente Grant aquí. Pero tal vez si fuéramos a su domicilio, su esposa podría darnos más información. Tomemos los datos del registro y partamos antes de que alguien empiece a sospechar de nuestra presencia en el lugar.

-Sí sí, ya nos íbamos. No queremos interrumpir su labor aquí. Muchas gracias por su ayuda, hermana.- Digo a modo de despedida antes de emprender el camino de salida del hospital.

Tras intercambiar opiniones con la señorita MacGuffin, decidimos cuales son los siguientes pasos a seguir:

-Desde luego tiene mucha razón, Lucrecia. Sería interesante si pudiéramos investigar en el hogar del matrimonio Grant. Y si la esposa tuviera a bien recibirnos y colaborar con nuestra investigación...-Por un momento me paré divertido, ya hablaba como uno de aquellos inspectores de Scotland Yard.- Pero antes de seguir avanzando con todo esto tenemos que reunirnos con el resto del grupo. Habíamos quedado en volver a encontrarnos todos al final del día, y creo que nuestra ausencia injustificada a la cita no serviría más que para preocuparles sin motivo.

-Oh, tiene razón! -enfrascada en la labor detectivesca, había olvidado la reunión que teníamos luego de realizar las primeras pesquisas. Jack tenía razón. Si no asistíamos, preocuparíamos al resto del grupo sin motivo, y bastante teníamos de qué ocuparnos ya como para generar nuevos contratiempos.

-De todas maneras, no sería conveniente aparecer por casa de la señora Grant estando tan avanzado el día. Podría tomárselo a mal, o generar desconfianza en ella y si queremos que nos cuente algo más de su esposo, tenemos que tenerla bien predispuesta. Vayamos pues, a reunirnos con los otros. Mañana podremos visitar a la viuda.