Partida Rol por web

Un solitario camión de la basura recorría pesadamente un parque en la zona alta de Los Angeles. El conductor, un negro de mediana edad con medio cigarro en la boca lo conducía con aspecto cansado. Era su trabajo de siempre en una noche igual que siempre.

Sin embargo, esta vez el viejo camión se quedó parado cuando el aire comenzó a cargarse de una extraña estática. El tipo giró la llave de contacto mientras maldecía por lo bajo. 

-¿Que le pasa ahora? Maldito trasto... de buena gana lo tiraría.

La estática comenzó a hacerse más y más audible. La atmósfera se llenó de unos extraños rayos azules que convergían en un punto cercano al camión. El basurero, con más de veinte años a sus espaldas de recorrerse las calles, jamás había visto nada igual, se bajó del vehículo y se alejó de allí a toda prisa.

Cuando los rayos se disiparon, en su punto de unión apareció un hombre en una postura encorvada. Estaba completamente desnudo y sus enormes músculos se contrajeron cuando se incorporó. Era alto, más de metro noventa, y sus ojos carentes de emoción recorrieron el paisaje.

Su misión había comenzado.

En otro punto de la ciudad, durante la misma noche pero un poco más tarde, un fenómeno similar ocurría en un callejón como tantos otros de Los Angeles. Esta vez el testigo fue un vagabundo que dormitaba entre unos contenedores de basura. La figura que se materializó entre el espectáculo de luces no era tan fornida como su predecesora. Tenía cicatrices en la espalda, como si se hubiera quemado, y también estaba desnudo. Y al igual que el otro, tenía que cumplir una misión y el tiempo había comenzado a correr desde el mismo instante en que cayó al frío suelo cubierto de basura.

El viaje hacia el pasado había sido un éxito. Eso sería lo que podría pensar una persona nada mas llegar sano y salvo a su destino. Sin embargo, el ser que acababa de llegar no era humano. Era una máquina, un Terminator, el mejor modelo de combate, que solo tenía un único objetivo: localizar y destruir a Sarah Connor, la madre de John Connor, el líder de los resistentes humanos. Skynet le había trasladado al pasado para cumplir tan importante misión. Acabar con ella supondría el fin de la guerra, el dominio de Skynet y sobretodo, el fin de la raza humana. 

El Terminator observó a su alrededor, observando el entorno en el que se encontraba. Sus ojos, se detuvieron finalmente en el vehículo que estaba en la carretera fue hacia él, ignorando al basurero que segundos antes había salido corriendo de allí.

Al acercarte al vehículo abandonado, tu CPU rápidamente ejecuta un programa de diagnóstico que te confirma que las interferencias electromagnéticas de tu llegada a 1984 han fundido el sistema de encendido. El vehículo no se moverá hasta que alguien con las herramientas adecuadas lo arregle.

Un poco más allá, el parque se abría a un paseo circular con abundante césped. A tu sistema auditivo llegaban las voces lejanas de tres humanos.

El vehículo no funcionaría, pero eso no era mayor problema. Su aguzado oído metálico capta el sonido inconfundible de voces humanas cerca de su perímetro. Sin mayor preámbulos, se dirige hacia donde se encuentran las mismas. Gracias a sus sentidos agudizados, no tiene problemas en localizar la dirección. Camina rápidamente hacia allí. No debía perder mas tiempo del necesario. Tenía un objetivo al que localizar y destruir. 

No tenía tiempo que perder, tenía una misión importante. Sin embargo no pudo evitar estar un tiempo parado, mirando alrededor. El viaje había sido un éxito, había viajado al pasado y aquí no parecía haber seres mecánicos. La ciudad, a pesar de ser un estercolero para alguno de sus habitantes, no estaba en ruinas. Si no se hubiera insensibilizado con tanta sangre y destrucción en su época casi podría derramar una lágrima por ver que aún hay esperanza.

Pero no hay tiempo que perder, así que se acercó al tipo que era un testigo silencioso de su llegada. Se dio cuenta de que su desnudez era un problema, pero no sentía demasiado pudor. De todas formas, debía buscar pronto algo de ropa.

-Amigo- dijo acercándose al vagabundo- ¿tiene algo de ropa? Se lo agradecería, sin duda.

Aunque en su piel desnuda no tenía bolsillos en los que guardar una cartera con dinero. Aunque tampoco es que el dinero le sirviera mucho en la época en la que solía vivir. No tenía con qué pagar a aquel ser de los bajos fondos.

El vagabundo te observa de arriba a abajo, con ojos soñolientos y varias botellas vacías a su alrededor.

-Solo tengo lo que llevo puesto amigo... y lo encontré en la basura... Oye, ¿has visto una luz brillante?

Un poco más allá, atravesando el paseo, tres humanos se encontraban discutiendo y chillando entre ellos al lado de unas vallas. Iban vestidos con chaquetas de cuero, pantalones y collares. Uno de ellos incluso tenía el pelo teñido de azul y de punta.

Al verte acercarte dejaron de hacer el idiota y se concentraron en ti.

-Eh, fijaos que tipo más raro -dijo uno de ellos. Sus dos amigos se rieron como si aquello fuera gracioso.

-Bonita noche para pasear, ¿eh? -te preguntó el tipo que llevaba el pelo azul.

Bonita noche para pasear, ¿no?- repitió el Terminator. Tras comprobar que el funcionamiento de su voz era perfecto, hizo una rápida pasada a los tres tipos, analizándoles, hasta centrarse finalmente en el que se encontraba a la izquierda.

Dame tu ropa, ahora- ordenó. 

El modulador de voz funcionaba al cien por cien de rendimiento. La CPU insertada en tu exoesqueleto calificó la amenaza que suponían estos tres humanos en 0% Al pedirle a uno de ellos que te entregara su ropa, el tipo del pelo azul se puso violento.

-Ven tú a buscarla -dijo sacando una pequeña navaja. Los otros dos le imitaron enseguida, sin saber que tu apariencia humana no era más que un señuelo. Ninguno de esos pequeños artefactos podía disminuir tu rendimiento pero sí causar desperfectos a tu envoltura de tejido vivo.

Las armas de aquellos humanos no podían hacerle un daño significativo, pero podían causar desperfectos en su tejido vivo. Había que actuar con rapidez y celeridad. Con un rápido movimiento golpea al tipo de la izquierda mientras que con su otra mano agarra al hombre del pelo azul del centro en su cabeza y le empuja hacia detrás. Ya, con dos de los tipos en el suelo, decide golpear con furia al tercero en discordia, atravesándole con su brazo exoesquelético el pecho para arrancarle el corazón.

Uno de tus brazos golpea al tipo de la izquierda enviándole contra el muro bajo que lindaba esa zona. Tus sensores registran que sufre únicamente una ligera conmoción. El del pelo azul sale volando y se estrella contra la puerta metálica que cerraba la salida del parque. Una serie de crujidos confirman la rotura de varias costillas, tal vez la columna vertebral, y también una fractura craneal.

El hombre que queda en pie arremete con su navaja hundiéndola en tu costado. Obviamente ni siquiera araña la cobertura de tu exoesqueleto, pero ha dejado un feo corte en el tejido humano que te recubre. Golpeas con uno de tus brazos que atraviesa la caja torácica sin ninguna dificultad, destruyendo el corazón de esa frágil forma de vida.

Tras arrancarle el corazón, lo deja caer al suelo mientras observa al único humano que se encuentra con vida -al fin y al cabo, el otro posiblemente no saldría de hoy-. Esta ligeramente aturdido, pero aún vive. 

La ropa- no tiene necesidad de decir nada mas. Simplemente espera a que el humano se la quita. Tras esto la recoge y comienza a vestirse. El pequeño corte ya ha dejado de "sangrar". No le preocupa demasiado, puesto que no había logrado dañar a sus circuitos. 

Ya con la ropa puesta, camina hacia su objetivo. Tiene las coordenadas de distintas Sarah Connor que hay en la ciudad. Debe ir matándolas una a una hasta terminar su misión.

Sin responder la pregunta del vagabundo, Kyle se limitó a coger los pantalones raídos y a ponérselos.

-Creo que me van a hacer más falta a mí que a ti.

Mientras se los ponía pensaba en que debía darse prisa y encontrar a Sarah Connor antes de que lo hiciera "él". Aunque también necesitaba más ropa y armas. Y saber si el viaje había tenido éxito.

-Por cierto, ¿en qué fecha estamos?- le preguntó nuevamente al vgabundo.

-¿Fecha? Pues... -el vagabundo se lleva la mano a la barbilla-. Es jueves, 12 de mayo.

En ese momento un coche de policía pasa frente al callejón. El vehículo se detiene mientras el agente en su interior os apunta con una linterna.

-¡Eh! ¿Qué están haciendo ahí?

Lo primero que tenía que hacer era localizar a su objetivo. Si bien es cierto que se encontraba en la ciudad, no habían logrado encontrar exactamente donde podía ubicarse. Él se encargaría de ello. Empezaría por lo más fácil y básico: buscar un teléfono.

Skynet le introdujo en su memoria una buena cantidad de información útil para su misión. Entre ellas se encontraba buena parte de las costumbres de los humanos en aquella época, así como información básica de su ciudad y sus costumbres. Gracias a ello el Terminator sabía que los humanos utilizaban teléfonos públicos para comunicarse, y en ellos podía encontrar una guía con las distintas direcciones y teléfonos. Era un buen indicio para empezar.