Partida Rol por web

The paradise is on the other side

Prólogo: Rompiendo la harmonía

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17/12/2013, 17:50
Director

Una ligera brisa sofoca los sueños tranquilos. Otra mañana en el paraíso, tras un leve movimiento bajo las sabanas una sombra se mueve al fondo de la sala. Cualquiera diría que se ha pasado allí toda la noche, mirando fijamente los pies del lecho sobre el que duermo el gran Dalton. Con movimientos calculados y practicados Jake Harlock se sitúa frente a la ventana y abre las cortinas antes de que las sombras puedan pedir clemencia.

- Buenos días, señor. - Dice tras dar media vuelta sobre si mismo para ponerse frente a la cama. - Deduje que se levantaría sobre esta hora después de la hora a la que se acostó anoche. El desayuna esta listo en el comedor principal, como siempre. 

Harlock se dirige hacia una mesa cercana a la puerta de salida y abre un maletín que no estaba allí la noche anterior. Aunque todo sigue siendo parte del protocolo habitual. Con brazos ágiles Harlock extiende la ropa de su interior sobre la mesa, el olor a limpio impregna la sala. Cierra el maletín y tras cogerlo se sitúa junto a la puerta. 

- Le estaré esperando en el comedor. Si surge cualquier problema acudiré enseguida. 

Tras estas palabras sale por la puerta y la cierra tras sus pasos. Aún se escucha el eco lejano de sus pasos tras la puerta durante un rato, y después, el silencio. 

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17/12/2013, 18:12
Willy

Tras una larga duermevela en la que apenas había conseguido pegar ojo, William se despereza y sale de la cama. No es un hombre con prisas, se toma las cosas con calma y lo primero de todo es ir al baño. Allí procedió con su rutina diaria: ducharse, lavarse la cara, recortar la barba... Finalmente, cuando salió, era un hombre nuevo. Encima de la mesa estaba su café matutino, que Jake siempre le preparaba, y lo tomó lentamente, dejando que el sabor se expandiera por su paladar, mientras se vestía con su traje habitual: los pantalones, la camisa arremangada, el chaleco, los guantes blancos y la chistera. Hoy no era un día especialmente importante, así que no era necesario que llevara su atuendo de mago. Colocó su reloj de bolsillo en el bolsillo del chaleco y la baraja de cartas suelta que siempre llevaba, aquella que le regaló su hermano para su 17º cumpleaños. Era una baraja especial con la que siempre le salían los trucos de cartas. Finalmente, bajó al comedor a tomar su desayuno.

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17/12/2013, 19:00
Director

El olor a recién hecho ya llegaba hasta las fosas nasales antes de bajar las escaleras que conducían hasta el comedor. Recto como una estatua Jake le esperaba los pies de la escalera a la esperaba de recibir cualquier mandato. El secreto de como conseguía que sus platos parecieran siempre recién hechos era algo que Dalton no había podido descubrir aún. Una vez sentado en la mesa Dalton se le acercó para servirle otra taza de café y le acerco varias de las pastas que reposaban sobre la mesa. 

- La señorita Harrison se ha mostrado muy insistente esta mañana para desayunar con usted. Por desgracia estaba reunido y no he podido molestarlo. - Una ligera sonrisa afloro en los labios de Jake. 

Charlotte Harrison era la hija de una família que vivía cerca de la mansión Dalton. Desde que conoció a Dalton en una exposición de obras de arte se había mostrado muy interesada en conocerlo mucho mejor a él y a su cartera. Además, la chica no resultaba muy agraciada y sus conversaciones sin contenido interesante habían acabado siendo un incordio insoportable. 

- ¿Tiene intención de salir hoy, mi señor? - Dijo Jake mientras le acercaba otros platos. 

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19/12/2013, 21:04
Willy

Al entrar en la habitación lo primero que llamaba la atención era que, a pesar de que vivía una mansión, las habitaciones no eran para nada lujosas. Esta en especial, poseía un gran ventanal que daba afuera y dejaba entrar la luz. Las cortinas se encontraban entreabiertas, eran de color rojo intenso, el preferido de William, y dejaban pasar los rayos perezosos de sol de la mañana. Una pequeña mesa para apenas 6 comensales se hallaba en el centro de la estancia, donde un mantel blanco impecablemente colocado y un perfecto desayuno esperaban a William. El resto de la estancia estaba escuetamente amueblado, con el único mueble que destacaba era un minibar. Si había algo que William no soportaba era la ostentación, dado su carácter pragmático.

William se acercó a la mesa con toda la calma del mundo. No había prisa alguna, de momento y podía sentarse a disfrutar del delicioso café de Jake. Mientras tomaba el café y las pastas, leyó el diario de aquél dia, que estaba perfectamente doblado encima de la mesa. No había nada especialmente interesante, pero lo leyó entero igualmente.

- La señorita Harrison está bastante insistente últimamente, ¿no crees, Jake? Ha sido muy buena idea tener una reunión tan de buena mañana - dijo guiñándole ligeramente el ojo. - De todas formas, saldré un rato a dar un paseo. No vendré a comer, pero probablemente esté aquí para la cena. Gracias, Jake.

Tras terminar de comer, William se dispuso a salir a la calle. Tomó su chistera y sus guantes, nunca salía sin ellos, y también su abrigo y un paraguas, por si llovía. No iba a necesitar de sus trucos, pero aún así llevaba siempre consigo una baraja y algunos objetos básicos.

La primera regla de un mago era estar siempre preparado. ¿Preparado para qué? Para cualquier cosa. Y aunque no fuera un mago ya, las reglas habían calado hondo en su rutina. Sobretodo cuando se tenía que reunir con ese extraño desconocido. Y finalmente, salió por la puerta.

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19/12/2013, 23:07
Director

William se dirigió hacia la puerta no sin antes encender su I.R.I.S. (Identification Robot for Integrity and Segurity). Lo hizo sin pensar en las implicaciones que aquello suponía, como algo a lo que estaba acostumbrado. Una de las grandes maravillas de Cele. Todos y cada uno de los ciudadanos llevaban uno, seguridad era lo que impregnaba sus siglas, pero para mentes más sabias la palabra correcta era control. Su aspecto era sencillo, una bola que cambia en la palma de la mano y con un botón que activaba un ojo. La bola comenzaba a flotar a tu lado y te saludaba cordialmente según la hora del día. Fueras a donde fueras debías llevar tu I.R.I.S. contigo. Por ello, ya se había vuelto parte de cada uno de los ciudadanos de Cele. 

Con el picaporte aún en la mano Jake se acerca a William por sorpresa. La ligereza con la que caminaba su mayordomo había sorprendido a William más de una vez. 

- Disculpe, señor. Se me olvido comentarle esto. - Jake le extiende una tarjeta de color negro. - ¿Estaremos ocupados esta noche, señor?

Era otra vez aquella tarjeta. Siempre aparecía dentro de la casa, como si un fantasma la posara encima de la mesa y luego desapareciera sin dejar rastro. Era completamente negra salvo por el dibujo de un ojo en el centro de una de las caras y letras finas de color blanco en la otra cara. El mensaje era claro, solo mostraba una dirección. Siempre era así, una dirección, un individuo que no mostraría ni su rostro y un maletín lleno de dinero como adelanto. Desde que trabajaba para G. Smith, la posibilidad de que cualquier mañana le llegara una tarjeta siempre existía. 

Notas de juego

Te dejo el siguiente mensaje para que le des alguna orden a Jake respecto a los preparativos necesarios. Te dejo que te inventes totalmente el sistema, si tienes una guarida o lo que sea. Después, cuando salgas de la casa, seguiré roleando. 

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21/12/2013, 22:24
Willy

William sonrió levemente, sólo con la comisura ante la pregunta de Jake. Solía sonreir de esta manera cuando quería parecer irónico y educado a la vez. También era su sonrisa para si mismo, cuando quería, disimuladamente, reirse de algo o alguien, o cuando se sentía satisfecho consigo mismo. Era, con todo, una sonrisa difícil de interpretar.

- Eso parece, Jake, todo apunta a que volvemos a tener trabajo.

William decidió para sí mismo, que el paseo ya no era una opción. Salió por la puerta, mientras leía cuidadosamente la tarjeta de G. Smith. Siempre era una escueta dirección. Siempre era una posada perdida de la mano de Dios. Siempre había una habitación reservada, bajo su propio nombre. Siempre había un maletín holográfico en la habitación. Si algo distinguía a G. Smith era que no se presentaba nunca personalmente. Pero era él quien le encargaba sus trabajitos. Nunca le exigía nada. Simplemente, le dejaba la mitad pequeña del pago, y se limitaba a decirle el objetivo. Y allí se encontraria de nuevo, escuchando el monólogo de un holograma.

Notas de juego

[Te dejo el siguiente post para el mensaje holográfico.]

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22/12/2013, 14:50
Director

William salió a paso ligero de su casa, si aquello se podía considerar una simple casa. Su mansión de dos plantas estaba rodeada de un extenso jardín, la mayor parte del mismo esta casi abandonado y no presentaba ningún tipo de decoración. Aún así, parecía estar muy cuidado, Jake se encargaba cada semana de dejar la hierba bien lisa. La verja de la mansión no esta muy lejos de la puerta por la que salía William. El sol brillaba, el sonido de pájaros artificiales impregnaba el ambiente y el muro, que se podía ver desde cualquier punto de la ciudad, mostraba la imagen de un falso cielo, engañando a todos los ciudadanos. 

Dado que no se permitía ningún tipo de vehículo saliendo de la limites de la ciudad, William tuvo que conformarse con el transporte público. Al bajar las escaleras que daban al entramado interminable de pasillos en el aire de la ciudad una voz chillona comenzó a acercarse a William. Volvía a ser Charlotte, tan asfixiante como siempre, pero por suerte esta vez el transporte llegó puntual como un reloj y William hizo oídos sordos a lo que fuera que le estuviera gritando aquella mujer. 

El transporte hacía recordar la forma de una capsula, era para pocos pasajeros y salvó el suelo, todo tenía una textura que hacía recordar al cristal. Una ligera melodía de fondo iba acompañada de unos anuncios sin importancia, entre ellos William solo pudo captar "Se cumple el centésimo aniversario del teatro Lagrima de Musa". Era uno de los teatros más aclamados de la ciudad, William había estado allí más de una vez, y no solo como espectador, cosa que prefería no recordar. 

El transporte viajaba por una vía aparte alrededor de la ciudad, los pasajeros eran mayormente androides que iban a cumplir ordenes de sus dueños. Poca gente se alejaba de su hogar desde la existencia de esos aparatos. Tenían el cuerpo totalmente blanco y metalizado, su forma era totalmente humana pero sus ojos no mostraban emoción alguna. También había otros pasajeros, pero como era habitual ninguna palabra salió de sus bocas. Reservados y desconfiados, así se habían vuelto todos los ciudadanos en aquella ciudad perfecta. 

Por suerte llegó rápido a su destino y pudo despedirse del asfixiante silencio. Estaba en la plaza más grande toda Cele, el Portal del Comienzo. Era la puerta principal de la ciudad para todos los ciudadanos que cumplían las normas. Al otro lado de un edificio estaba el puerto de Cele, con transporte a cualquier parte del mundo habitada. Quizás eso creaba una sensación de libertad, pero ningún lugar recibía bien a un transporte de Cele, casi todo el mundo temía salir de la ciudad y por ello la plaza estaba casi desierta como siempre (comparada con su tamaño). Eso sumado a unos precios desorbitados le quitaban las ganas a cualquiera de moverse de su casa.

Por suerte, William tenía sus métodos para saltarse las normas. Conocía un bar, bastante disimulado entre tanto lujo, cuyo dueño se había presentado en su casa el dio que recibió la primera misión de G. Smith. La gente se dirigía a él como El Comerciante, dado que se encargaba de traspasar mercancía de Cele hacia afuera o viceversa. Nadie de los que trabajaba para G. Smith revelaba su nombre, incluso William, todo el mundo sabía que los nombres eran peligrosos. William entro en el local, aunque El Comerciante, un hombre alto y a primera vista vulgar no pareció darse cuenta. El procedimiento era el habitual, primero había que enseñar la tarjeta. 

Notas de juego

He preferido relatar un poco el camino hacia la posada (que esta situada en los suburbios) para darle más contexto a Cele. Si quieres explicar algo tu también adelante. Este post siguiente puede ser bastante corto, tomatelo como que me estoy tomando un descanso para seguir luego con la parrafada que queda.

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23/12/2013, 01:21
Willy

William se tomó con calma el viaje, tampoco tenía prisa, aunque estaba algo preocupado por si Charlotte le atrapaba. De todas maneras dudaba que pudiera o quisiera seguir a un autobús público por medio de la calle. Finalmente, decidió relajarse y mirar por la ventana durante el resto del trayecto. No era una visión especialmente bonita, pero era más agradable que el androide que tenía al lado. Esos ojos en blanco le ponían de los nervios y evitaba mirarlos siempre que podía. Era en momentos como esos en los que William se planteaba qué hacía aún en Cele. Había mucho mundo por ver, cosas más hermosas más allá de los muros de esa ciudad. Se sentía ya como una americana que te viene estrecha porque has crecido, pero aún no quieres reconocer que ya no te cabe. Finalmente, sacudiéndose esos pensamientos de la cabeza, se apeó en la Plaza del Comienzo. Si aún estaba allí... Era porque aún tenía obras de arte que mostrar. Con parsimonia se acercó a la taberna, mirando de un lado a otro, y entró. La taberna estaba perfectamente impoluta. Por lo menos en cuanto a la apariencia, porque sus negocios eran un tema completamente diferente. William se acercó a El Comerciante y le dirigió una mirada. No hacía falta más, ambos sabían que no eran necesarias las palabras. Acercándose a la barra, pidió un bourbon. Era su whisky favorito, y era la señal. Junto con las monedas, dejaba la tarjeta, y en la parte de debajo de la copa siempre había una contraseña. 

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23/12/2013, 01:40
Director

William le da un disimulado sorbo a su bebida y luego va hacia el baño. Aquellos que conocen al Comerciante saben que losa tienen que levantar para poder ver el panel de la contraseña. Cada día la contraseña era nueva, así se aseguraba este método. William introduce con calma la contraseña facilitada en el papel, cualquier error podría resultar fatal debido a las medidas de seguridad que podría activar una contraseña errónea. Por suerte, William nunca había comprobado este hecho por si mismo, así que no conocía de que se trataba exactamente.

Una vez introducida la contraseña la pared al otro lado del baño se deslizaba hacia abajo. William volvió a esconder el panel de la contraseña y paso como otras tantas veces. Como era evidente, no le pilló por sorpresa que la pared volviera a su posición original justo cuando había pasado y que un camino iluminado por luces verdes de comenzara a abrir delante de él. Una vez pasado este pasadizo se llegaba hasta una puerta demasiado rudimentaria para ser de Cele. El gran secreto del Comerciante era una escalera de mantenimiento que misteriosamente había sido borrada de los planos de la ciudad. Se usaba en tiempo de construcción de la misma, y los únicos que se encargaban de mantenerla ahora eran los hombres de G. Smith. La escalera descendía en forma de caracol y la bajada resultado casi interminable a primera vista. Había muchas puertas por el recorrido pero se había prohibido la entrada a cualquiera de ellas y aunque se intentaran abrir estaban cerradas. Finalmente la última puerta daba a las alcantarillas de los suburbios, esa era la peor parte del recorrido.

Antes de abrirla había unas taquillas cercanas a la puerta puestas allí especificamente por los hombres de G. Smith. William desconecto su I.R.I.S. y lo dejo dentro de una de las taquillas, la llave para cerrarla era la tarjeta de G. Smith. Dentro de la taquilla también había ropa vulgar para pasar desapercibido por los suburbios y unas mascarilla para hacer más leve el recorrido por las alcantarillas. Pero la gran desventaja de pasar por la alcantarillas no era solamente el olor, si no que también eran los robots de vigilancia. Era difícil burlarlos, aunque cada uno tiene sus propios metodos, y William tenía los suyos. 

Notas de juego

Los robots de vigilancia son objetos ovalados del tamaño de una cabeza que circulan por los suburbios de forma sistemática y se alteran ante cualquier fuente de sonido o cualquier objeto que entre dentro de su area de escaneo.

Entre tus artilugios te dejo que tengas una gafas que permitan visualizar este área de escaneo y alguna especie de humo que elimine la visión de la misma. 

Quiero que utilices el siguiente post para describir como viajas por las alcantarillas y como reaccionaria tu personaje ante la aparición de uno de estos robots. Ya estas acostumbrado a tratar con este tipo de actividades, así que no te haré tirar por ello. 

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24/12/2013, 15:15
Willy

Las alcantarillas no eran precisamente el sitio preferido de William, sobretodo por el olor a podredumbre que emanaban por todos lados, pero se hacía más soportable desde que G. Smith empezó a dejar las mascarillas. William andaba siempre con ojo avizor para los robots. Cierto dispositivo, adquirido de forma no completamente legal, le permitía ver los campos de detección de los robotos, lo cual era extremadamente útil a la hora de no perder la vida en ese laberinto. Muchas veces se preguntaba cómo recargaban su batería esos robots, ¿a qué o quién le interesaba plagar las alcantarillas de robots sedientos de sangre? Al gobierno de Cele, según parecía.

No era extraño que los pensamientos de William divagaran mientras caminaba, casi siempre solía hacerlo, pero ni siquiera eso podía hacer que lo tomaran por sorpresa, sus ojos eran muy rápidos y su instinto más rápido aún.

La estrategia de William era simple. En cuanto veía el haz de uno de los robots de seguridad, se quedaba quieto en cualquier recoveco de la pared. La paciencia era fundamental para esta estrategia y aprovechaba bien los pocos segundos que eso le dejaba quitándose el guante. Cuando empezó a viajar por aquí, usaba un método mucho menos elegante, con bombas de humo, pero tras las primeras veces, decidió implantarse cierto aparato en el dedo derecho, que le permitía generar pequeños pulsos eléctricos, no lo suficientes como para para dañar a una persona, pero si para desactivar durante un par de minutos a uno de sus amables amigos robóticos.

Con esto, solía pasar sin problemas a través de las alcantarillas hacia los barrios bajos de Cele, allí donde se encontraba toda la escoria y la chusma de la ciudad. O eso es lo que decían. Nunca se paraba más de lo necesario a comprobarlo, la mayoría de las veces se dirigía directamente al lugar de reunión con G. Smith. Como hizo aquella vez.

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24/12/2013, 19:22
Director

La taberna no llamaba demasiado la atención. En su cartel rudimentario de madera rezaba el nombre "El perro rabioso". Era un lugar vulgar y apestoso, pero eso era en parte lo que lo hacía menos sospechoso. La mujer detrás de la barra lo miro de reojo, era fofa y sobre-maquillada y la gente se dirigía a ella como Escarlata. Por su aspecto parecía más la Madame de un burdel que la dueña de una taberna como aquella. No hizo falta ni que le dirigiera una palabra a William, un gesto con la cabeza le indico que subiera hacía arriba y William metió con disimulo la mano entre las hojas de una planta como siempre hacía para conseguir la llave de la puerta que le tocaba ese día. Subió hasta el segunda piso, probó la llave en la puerta cuyo numero esta marcado y entró.

Dentro solo había penumbra a su alrededor y una lampara encendida encima de una mesa. Lo único que permitía ver la lampara era el maletín. El maletín tenía una ranura para tarjetas, cuando William la introdujo esta ya no volvió a salir, se escucho un *click* y el maletín se abrió.  Un pequeño holograma surgió de la maquinaria del interior y un hombrecillo vestido con una gran capa, sobrero de copa y un ojo que ocupaba toda su cara saludo a William con el sombrero. 

- El ojo ve lo que el hombre atesora. - Fueron sus primeras palabras, todos los mensajes de G. Smith comenzaban igual. - Saludos, D, por favor toma asiento y sírvete una copa. 

En ese momento dos lamparas más se iluminaron de pronto, una alumbraba un asiento de terciopelo negro situado detrás de William. La otra alumbraba una mesita cercana al asiento con una copa y una botella de vino de calidad. 

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26/12/2013, 13:53
Willy

William hizo como el misterioso G. Smith le decía, sirviéndose una copa. En parte por no ser descortés con su excéntrico anfitrión, y en parte porque era un vino excelente, una cosecha de hacía 20 años. G. Smith tenía un gusto exquisito, no sólo para el vino, sino para casi todo, como por ejemplo el excelso mobiliario de la habitación que rodeaba a William le maravillaba.

- Y la mano lo toma sin demora. - Esa era la respuesta a la frase de G. Smith - Siempre es un placer encontrarnos de nuevo, G. Smith. A tu salud - dijo mientras se llevaba la copa a los labios - ¿Qué tienes preparado para mi esta vez?

William sabía que no era más que un holograma ya grabado, pero G. Smith siempre se pausaba. William no esta muy seguro de si era por cortesía respecto a él, para dejarle responder y asimilar sus palabras, o meramente para pensar su siguiente frase. Sea como fuera, a William le gustaba responderle. Estaba seguro de que G. Smith podía verle, y le gustaba pensar que ser educado valía la pena.

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26/12/2013, 18:44
Director

El holograma asintió y comenzó a hablar aunque no tuviera boca. 

- El objetivo de hoy puede ser más difícil que otro a los que te has enfrentado. Hoy te infiltraras en uno de los almacenes de la empresa que controla la seguridad de Cele, Wrigatto. El objeto que debes adquirir es un I.R.I.S. que tienen oculto en una sección secreta. Este I.R.I.S. es una pieza fundamental para completar posteriormente otra de tus misiones así que el fracaso no es un opción. - De pronto el holograma se comenzó a llenar de datos. - La misión dará comienzo a las 12 de las noche, durante el cambio de guardía. Un hombre de confianza te dará acceso al almacén, pero una vez dentro estarás solo. Los planos y la localización del objetivo se descargarán en la tarjeta que te fue facilitada esta mañana. Recuerda destruir toda esta información al acabar la misión. El punto de entrega será las 12 de la mañana siguiente y se lo darás al Comerciante, como siempre el pago será realizado en tu cuenta bancaria al cabo de una semana. Espero que tenga suerte en su cometido, D. - Y dicho esto el holograma desapareció y la tarjeta volvió a salir del lugar por la cual la había introducido William. El ojo parecía emitir un brillo más intenso en ese momento. 

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27/12/2013, 22:18
Willy

William asintió en silencio. G. Smith siempre era claro como el agua sin dejar lugar a preguntas. Tampoco es que fuera a haberlas en caso de necesidad. Cuando terminó y se cerró el maletín, William se levantó, dejando la copa de vino en la mesita. Pronto estaría todo el dramatismo de G. Smith desmontado, así que salió de la habitación y cerró con llave, dejándola bajo la alfombra de delante de la puerta. Salió por la salida de atrás para no levantar sospechas, como siempre, y hizo el camino de vuelta con toda la calma del mundo. Tenía hasta las 12 de la noche para prepararse, así que en cuanto llegó a casa, empezó a preparar el trabajo. Le dió instrucciones a Jake para que preparara su traje. El traje de D, el ladrón misterioso, era muy especial. Era un esmoquin diseñado especialmente por su padre para las actuaciones que William adaptó para su nuevo trabajo. Contenía unos bolsillos especiales en las mangas que originalmente eran para guardar cartas, aunque ahora guardaban su propio sistema de ganzúas en dos partes, que guardaba una en cada manga. Además, llevaba un arnés en el interior del traje que le permitía ocultar aquellos objetos que robaba sigilosamente y además, contaba con un ingenioso sistema de ganchos que le permitía ocultar algo con tan solo tocarlo unos segundos y enganchar unos ganchos que llevaba bajo las mangas, que se encargaban de ocultar el objeto discretamente, como por arte de magia. Además, este arnés le permitía engancharse a ciertos sitios mediante los ganchos, que podían dispararse, permitiéndole balancearse para cruzar sitios. Los guantes, que se permitía llevar día a día, contaban con un par de accesorios muy interesantes. El guante derecho, contenía un pequeño dispositivo capaz de generar un láser lo suficientemente grueso como para cortar a través de paredes, tanto de madera, como de cemento o de metal, cuyo grosor fuera menor a 4 pulgadas, y el izquierdo contenía otro dispositivo semejante que permitía generar descargas electromagnéticas de pequeña intensidad, pero suficientes para incapacitar a un pequeño robot durante un par de minutos. Ambos dispositivos tenían poca autonomía, apenas de unos 5 minutos, pero eran sencillamente recargables. Su antifaz, diseñado para cubrirle la cara, también poseía un par de lentes muy finas que podían detectar fuentes de calor, hacer zoom y ver con rayos X a través de paredes de menos de 5 pulgadas. En el antifaz también llevaba incorporado un micrófono para poder mantener una comunicación constante con Jake. Además de todo esto, siempre llevaba una pistola de dardos tranquilizantes y dos bombas de humo. A William le gustaba empezar sus misiones preparado para cualquier eventualidad. Al fin y al cabo, un mago siempre guarda un as en la manga, pero William... William prefería llevar cinco ases.

Notas de juego

(Siempre que diga que preparo el traje de D, se sobreentiende que llevo todo este equipo)

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29/12/2013, 22:59
Director

Notas de juego

[Detalles sobre la empresa del Almacen de la empresa Wrigatto]

El almacén tiene una superficie de 5000 metros cuadrados, distribuidos en 3 secciones.
La primera sección que es la de salidas en la cual los vehículos recogen los objetos que traen los robots de almacén, esta zona está libre de humanos puesto que usan robots que distribuyen los productos, el sistema automatizado que conduce los camiones tiene detección de personas y reconocimiento fácil por lo que es vital evitarlos.

La segunda sección es la de almacenamiento, aquí hay unos 100 robots que se mueven constantemente atendiendo pedidos y recolocando objetos, estos robots siguen raíles en el suelo por lo que no tienen ningún sistema de detección óptico a parte de un láser para saber en qué posición están, pero en el caso de que alguno se choque puede resultar en un aviso general de fallo.

La tercera sección que es donde está el objeto que se busca es la caja fuerte donde se guardan los prototipos que vienen de la fabrica quizás se puede encontrar con un capataz, ocupese de él por lo medios que crea. 

La seguridad del complejo es baja, solo tienen cámaras de seguridad que monitorean que no haya intrusos para evitar el espionaje industrial, estas cámaras están conectadas a la central y desde allí se vigila. Normalmente cuando detectan movimiento que no es de robots se avisa a la central y desde allí puede enviar a los robots guardias y sellas el almacén de forma preventiva. El tiempo estimado desde que sellan el almacén hasta que llegan los robots suele ser 10 minutos.

 

[Detalles sobre la misión]

El agente dentro es el señor Smith Smith, llevará un sombrero marrón y su I.R.I.S estará defectuoso por lo que nunca enfocará el lente de su cámara, el capataz que tendría que ocupar su lugar al salir el anterior estará ocupado 30 minutos más que de costumbre por lo que habrá un lapso de 30 minutos en el cual no habrá capataz alguno que controle los robos, estos seguirán sin problemas cumpliendo sus tareas.

Cualquier pregunta, o cambio de planes se la podrás hacer a nuestro contacto.

 

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24/01/2014, 18:24
Willy

William salió de casa pronto. No era pronto para Cele, puesto que las luces desaparecían a las 10 de la noche, pero si que lo era para D, el ladrón misterioso. Siempre salía por la puerta trasera, una pequeña puerta que se encontraba en la parte trasera del sótano, dentro de uno de los viejos armarios de su padre. Esta llevaba a un viejo túnel de mantenimiento del alumbrado, y terminaba desembocando en la parte de atrás de una juguetería. William siempre lo mantenía cerrado con llave, desde que cambió la cerradura, puesto que nadie debía descubrirlo, pero él mismo la había trucado para poder abrirla en cuestión de segundos.

Se dirigió hacia el lugar de reunión con el señor Smith, amparado en la oscuridad de la noche. El complejo se encontraba a una buena distancia de la juguetería, pero William contaba con tiempo de sobras. Cuando por fin llegó el informante, William había tenido tiempo de sobras para preparar todo su equipo para la operación. Un mero apretón de manos bastaba para que deslizara sigilosamente una tarjeta en la mano de William.

G. Smith siempre operaba así, contactos misteriosos que le entregaban tarjetas de información, enrevesados y crípticos acertijos que le llevaban a salas vacías con hologramas. Mientras pensaba en todo esto, iba introduciendo la tarjeta en el lector incorporado en la muñeca de su traje. Este enviaba toda la información a Jake, que la proyectaba a través de su antifaz para que él pudiera verla.

No tardó en tener ante sí un plano tridimensional del edificio. El plan era sencillo: entrar, coger y salir. El problema era el lapso de tiempo. El señor Smith hacía menos de 2 minutos que había llegado, lo cual significaba que en 3 minutos, empezaba el lapso de tiempo en que el capataz desaparecía.

William no se podía permitir perder un segundo. Empezó cortando una pequeña sección de la valla exterior para entrar al recinto sin ser visto. Al fin y al cabo, no había presencia humana en la sección de entradas, sólo robots que no impedirían su tarea. No le costó nada en absoluto evitarlos y colarse en el techo de un camión. Los camiones no pasaban ningún registro al entrar en el almacén, y allí se coló entre los estantes.

Aquí empezaba la parte divertida. William ya había calculado una ruta segura entre los estantes, pero estaba el factor de los robots. Preparó el EMP para desactivarlos, nunca estaba de más ser precavido, y avanzó por los pasillos que formaban los archivadores. No tardó en llegar debajo de la habitación del capataz. Tras escanearla con los rayos X y ver que estaba vacía, se colgó con el gancho de su cinturón y cortó un hueco circular en el suelo de la sala con su láser. Allí se encontraba la sala de cámaras, desde donde se controlaba la fábrica entera.

Conectar un pequeño dispositivo bastó para que Jake tomara el control del sistema, desactivando las cámaras al instante. Ahora ya no podía ser visto, y procedió a la tercera sección. Allí era donde se encontraba su objetivo. La misión estaba al alcance de su mano.

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25/01/2014, 11:25
Director

Dejaste atrás la habitación de control mientras todas las pantallas indicaban que los robots funcionaban sin problemas y después de atravesar un par de puertas llegaste a la sección donde se encontraba la zona de seguridad.

Allí habían dos cámaras que te miraban atentamente pero no hacían ningún movimiento de enfoque por lo que lo más probable es que estuvieran conectadas al sistema del almacén.

Delante tuyo se encontraba una gran puerta y una pared que a simple vista parecía más dura de lo que puede atravesar una cortadora de plasma en 1 día. La puerta ya la habías visto antes en informes de seguridad. Tenia 6 pistones de acero que hacía que tirar la puerta abajo fuera muy difícil pero su debilidad y probablemente la razón por la cual te eligieron es que la cerradura no era digital sino mecánica. Era un sistema del pasado pero lo suficiente fiable y antiguo como para que ningún espía corporativo del tres al cuarto supiera siquiera como empezar.

Notas de juego

Has gastado unos 8 minutos para llegar allí por lo que te queda bastante tiempo hasta que vuelva el capataz (Por lo menos 1 hora).

Se me ocurren dos opciones aunque puedes hacer cualquier otra que te parezca.

> Ir rápido y forzar la cerradura directamente para hacerla inutilizable pero abriendo todo. En caso de fallar no se abrirá y en cualquier caso quedarán marcas pero no tardarás más de 10 minutos.

> Ir lento y probar por intuición cual es la combinación, tus años de experiencia hacen que esto sea posible pero si tienes mala suerte puedes tardar varias horas.

(Dime qué habilidades utilizas y si elijes alguna de estas opciones o cualquier otra que se te ocurra)

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25/01/2014, 15:43
Willy

Muchos ladrones de poca monta se confiaban con su intuición. Si algo había aprendido D, el ladrón misterioso, en sus muchos años de carrera es que uno nunca debía fiarse de esa azarosa dama. D sólo confiaba en aquello que podían ver sus ojos, y así fue como lo hizo: su visión de rayos X no podría atravesar esa compuerta, pero sin duda podría ver el mecanismo de la cerradura.

Lo demás era cuestión de habilidad, la cual no le faltaba, precisamente. Sus manos habían sido entrenadas en la prestidigitación y podía abrir cualquier cerradura normal en cuestión de segundos. Una cerradura más grande iba a requerir más tiempo, pero ahora mismo caminaba sobre seguro.

Notas de juego

Invoco el aspecto de Siempre un as bajo la manga de William para usar el visor de rayos X como ayuda a forzar la cerradura, sumando a eso mi ya considerable habilidad en ello.

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25/01/2014, 16:44
Director

Notas de juego

Vamos a pasar al modo off-rol, debido a que esto va ser un prueba y error de tiradas en caso de que no te salga a la primera.

Tira por Cerrajería y contare que tienes el +2 a esa tirada (Dado que con tu percepción base ya vas bien).  

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25/01/2014, 17:27
Willy
- Tiradas (1)