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Caliphas

Es la capital de Ustalav, la ciudad más próspera de todo el país y sede de la corte del Príncipe Arduard Ordranti III, competente líder militar pero lamentable político.

Es una ciudad rica y cosmopolita, que pese a arrebatar el título de capital a la Vieja Ardis hace solo 30 años, sigue siendo en el fondo una ciudad vieja repleta de edificios serios e intimidantes además de decenas de nuevas industrias que sueltan humaredas repletas de cenizas en gran parte de sus barrios, una nota de color la dan la gran cantidad de parques en los que árboles de centenares de años y extraños monumentos y estatuas alegran el gris paisaje.

Hay rumores de terribles criaturas en las laberínticas alcantarillas, pero la verdad es que la Caliphas actual es sólo el último asentamiento en llevar ese nombre; en el lugar donde se asiente, a lo largo de las eras, incontables asentamientos han utilizado las ruinas de los anteriores para construir sobre sus cimientos, y hoy en día la gente de Caliphas tiene poca idea de lo que se esconde bajo sus pies, cuando las nuevas construcciones o ampliaciones de las alcantarillas penetran en cámaras olvidadas o antiguos sepulcros decenas de trabajadores desaparecen y no son vistos jamás.

Conocida también por sus amplios castillos de elevadas torres, más de cinco de éstas fortalezas imponen su presencia, sedes del Príncipe, del Almirantazgo, de los guardias del puerto, prisiones o cuarteles, la ciudad tiene predilección por éstos edificios, construidos para durar, y por las góticas gárgolas que los adornan.

Hace 10 años, acusaste a un semielfo bastante rico y noble de adoración a Urgathoa, un terrible delito penado con la muerte, ya que esa diosa malvada es la archienemiga de Pharasma, patrona de toda Ustalav... tenías pruebas serias y confiaste en las autoridades, a pesar de los sutiles indicios de tu diosa de que no lo hicieras*. Desafortunadamente todas las pruebas fueron transpapeladas y la acusación fracasó, haciendo que te ganaras el odio eterno y la venganza de Areznar y su poderosa familia... Saliste a los caminos como penitencia y a la vez para alejarte de los problemas. Ahora en la ciudad cuando has vuelto no queda ni rastro de Areznar ni su familia... hasta su casa señorial está ocupada por otros nobles... 

Prefieres no hablar del tema... no estás muy orgulloso ni seguro de cómo proceder. En tu vida hay luces y sombras y esto no sabes ni como interpretarlo.