Partida Rol por web

            Al final Eva accedió a los pedidos de Marcos, no sin dejar en su rostro una cara de fastidio. No era que no le parecía sensato, se debía a sus ansias de dar con el padre de la niña, y a que ella era su amante. Cosa que ninguno de ellos conocía. Pero la ladrona entendió que no podía ver a quién le había robado el corazón, no todavía, menos sin poner el peligro al resto.

         Encontró un departamento que estaba en mejor condición, pues su puerta se hallaba cerrada bien, y no había signos de destrozos.

          -Aguardad - dijo y con una maestría de sus artes cuando era una ladrona de clase alta, logró abrir la puerta. Les hizo señas a los tres que entrasen, Charlie lo hizo primero y luego fue el turno de Alberto. Marcos entró último. Eva cerró la puerta con presteza y rapidez. El departamento era uno de cuatro ambientes, amplio y estaba en buenas condiciones. Sin embargo nunca se sabía.
 
           -Creo que este sitio es seguro... No hay ni siquiera señales de destrozos. Es como que el que habitaba aquí cerró con llave y se fue.
 

A dos cuadras del hospital

Noche

Primero el vehículo dio de sí lo que podía. Cuando se acabó el combustible tuvieron que hacer paradas de emergencia e ir por más. Lo consiguieron (no sin antes combatir con varias decenas de podridos) para subir al coche de nuevo y seguir conduciendo. Decidieron no parar hasta llegar, sin importar que venía la noche. La calle se iba saturando de caminantes y frenar podría significar no volver a arrancar. De más está decir que pisaron muchas cabezas de camino al Carlos III pero valió la pena.

Porque casi estaban allí. Y además el bebé empezaba a llorar de hambre. Gasera pensó que maternidad debería ser un sitio del hospital que sirviera para el imprevisto.

-¡No me lo puedo creer!! –dijo estrepitosamente Lourdes y Gasera miró en aquella dirección, pero era obvio desde unos metros atrás.

Alguien había puesto un vallado de metal todo alrededor del hospital. Teniendo en cuenta que faltaban dos cuadras para ingresar debió de ser todo un operativo. El problema, más que el vallado en sí, eran los muertos. Se apilaban unos contra otros como intentando romper la valla con su fuerza en número. Y aun no habían visto el coche en movimiento pero no tardarían en hacerlo.

-Tenemos que pensar un puto plan, y ahora…- dijo ella observando la situación. Había un montón de vehículos apilados afuera, podrían esconderse entre ellos. Incluso era posible meterse a un edificio aledaño hasta pensar como traspasar el cercado.

A dos cuadras del hospital

El viaje había sido horrible, primero con todo el pánico y luego con el anuncio de que el coche había fallecido; pero Gasera, que ya llevaba al menos unos meses en esta vida, había decidido que prefería arriesgarse por los suministros y el coche. No hubo viaje a una gasolinera, pero sí encuentros con vagabundos, una correa de bicicleta usada como tubo improvisado y mucho horrible sabor de boca durante mucho tiempo.

-¡No me lo puedo creer!!

Miró. El si se lo creía, pero aun así el Me cago en la hostiaaaa salió de su garganta. ¿Qué coño hacía una valla metálica alrededor de la zona del hospital? ¿Desde cuándo los hospitales tienen vallas de hierro?

...no jodas. ¿Está habitado, verdad?

-Tenemos que pensar un puto plan, y ahora…

-Aparca el coche cerca de ese edificio -dijo en silencio, sacando el hacha- Y ahora sube.

A los muertos no les preocupaban las cosas, y los vivos no se acercaban a esa distancia, así que irónicamente iban a estar segurísimos allí: más que ellos al menos. Ahí podía contar a los muertos por decenas, y si no llegaban al centenar muy raro sería. Señaló con la cabeza.

-Ahí dentro. Hay gente en el hospital -dijo mirando a los podridos- Bastantes. Que no llore. Tápale con una manta si hace falta.

Si conseguían comunicarse con ellos de alguna manera, y todo salía bien (y este era un sí muy grande), y estaban dispuestos a dejar que entrasen (y ese era otro sí muy grande)... bueno, quizá tuvieran suerte.
 

Espero a que Eva abra la puerta con una maestría envidiable mientras miro a nuestro alrededor buscando cualquier posible señal de peligro sin dejar de apretar el mango de stick.

Una vez dentro del piso asiento ante sus comentarios antes de decir en voz baja:

- En principio lo parece, pero voy a asegurarme y comprobar las ventanas. Necesitamos dos espejos grandes.

Tras decirlo empiezo a recorrer el piso con cuidado, vigilando donde pongo los pies y moviéndome despacio para no hacer ruido mientras avanzo con el stick por delante listo para bloquear cualquier aproximación imprevista.

           Salieron del coche y corrieron hacia el edificio de departamentos. Gasera le dijo a Lourdes que, aunque sea, tapase la boca del bebé para que no grite. La chica entendía que sólo estaba intentando protegerlos aunque sonara un poco duro.

          El panorama era el siguiente: había dos edificios en las esquinas. Uno era un edificio de departamentos de unos ocho pisos. La puerta principal estaba cerrada y algunos caminantes merodeaban por allí. Al lado había otro de la misma cantidad de pisos con la puerta totalmente derrumbada. La mayoría, por razones desconocidas, se había encaprichado con el vallado y quería pasar al otro lado. En frente de dicho edificio se encontraba un terreno de parques, un lugar lleno de árboles y lugar para serenarse, al menos cuando el mundo era mundo. Al lado del edificio primero había un negocio pequeño, un lugar donde se vendían golosinas y otras cosas de ese estilo.

          -Tenemos que abrir la puerta -dijo la chica. -Quizás ni esté cerrada con llave. Los parques, no quiero ni probar ir por ese lado... Si vemos que es seguro podemos volver por las cosas pero una vez que yo esté adentro con el bebé. ¿Vale?

                Marcos se aseguró de que el departamento fuera seguro. En su recorrida buscó dos espejos de gran tamaño; sólo halló uno en el dormitorio principal. Había otro dormitorio, que tenía una cama pequeña, como para un niño de diez años o algo así; una cocina - comedor que tenía una gran mancha de sangre seca en el suelo de madera, y un baño en donde todo estaba desordenado. Era como si alguien hubiera manoteado el botiquín en busca de llevarse cosas a último momento. Pero algo no cuadraba, si se habían llevado todo ¿qué hacía un frasco de pastillas somníferas tirado de costado con varias de ellas desperdigadas por el estante? Marcos sintió un grito desde el comedor.

             Alberto estaba luchando con un zombie. ¿Cómo mierda no lo había visto? La respuesta era obvia y bizarra. Se trataba de un enano, un hombre enano que vivió en este departamento decidió cerrar la puerta y tomar pastillas para dormir el sueño eterno. Pero claro, el pobre infeliz desconocía que, en este mundo, si te morías, te volvías a levantar.

Al oír el grito dejo de pensar en las pastillas y salgo corriendo hacia el comedor, al ver al zombi, el entrenamiento, el miedo, la desesperación y la mala leche toman el control y no pienso mientras cargo contra él por su lateral, listo para embestirlo con el stick y apartarlo de Alberto más que para rematarlo.

Mientras cargo y justo antes de fallar de forma estrepitosa, un pensamiento cruza mi cabeza durante un instante.

¿Por qué cojones no hace nada Charlie?

Sonaba duro. Y el hecho de que no hubiera dedicado ni un segundo a la idea de que pudiera no ser adecuado, o una buena idea, hacía complemento a cómo sonaba.

-Vale.

"Ni de coña voy a dejar las cosas"

Ir con una chica prácticamente en tetas le quitaba emoción a la cosa por lo inmediato del peligro... esto es, hasta que mirabas un poco de reojo. Hay algo en el interior de todo hombre que le dice que cuando hay una mujer en tetas cerca, el resto del mundo sencillamente no es tan importante.

-Llevas el martillo. ¿Crees que puedes despachar rápido a algún vagabundo si se acerca mientras vemos la puerta? Porque si nos pillan ellos antes y meten ruído más vale que hagamos un sprint rápido hasta el coche o estamos jodidos.

        Marcos falla estrepitosamente con el stick, golpeando el piso. El impacto pasa muy cerca del costado del monstruo pero no le da de pleno. Entonces se siente el ruido de cristales. Charlie rompe una botella en la cabeza del enano. Eva lo remata con un culatazo de su arma. Del zombie solo quedan trozos de seso esparcidos por el suelo de linóleo. 

       Alberto lo retira de un empujón. Su mirada, sin embargo, está llena de oscuridad. Pronto advinan por qué.

      -Me ha mordido... mierda, recontramierda. Me ha mordido el hombro. 

      Eva se pone pálida. Vislumbra una herida bajo la camisa, está goteando sangre y... aquí esto solo puede tener un final. -Lo siento. Eva levanta el arma y apunta a Alberto.

      -Sabes lo que tenemos que hacer...
 

              Lourdes asiente mientras Gasera tiene un mínimo problema de atención al estar acompañado de una mujer hermosa vistiendo un sujetador. Por suerte a los muertos les da igual. Corren hacia adentro y mientras el chico mueve la manija de la puerta para entrar, ella aprovecha para darle un martillazo a una señora a la que le falta un pedazo del cuello. Con el otro brazo Lourdes sujeta al bebé fuertemente. Otros muertos los notan y comienzan a acercarse. La puerta no abre, pero Gasera le da una soberana patada. Problema solucionado...

          Una vez dentro de aquel portal pudieron ver la diferencia en la que aun no habían podido prestar atención al estar jugándose la vida de nuevo. El bloque no tenía nada que ver con el que fue su primer lugar de encuentro, este estaba situado en las cercanías del hospital, una zona que había sido defendida por el ejército, una guerra por asegurar el centro médico que causó grandes destrozos en las inmediaciones.

          La pareja se encontraba ante una jungla de escombros, algún haz de luz lunar se colaba por las grietas de las paredes y de los techos. A cada pequeño movimiento se levantaba una gran polvareda, todo estaba en silencio, podrían estar en una fosa común ahora mismo, no era ni de lejos un lugar seguro, tanto por los caminantes que podrían estar allí atrapados como por el riesgo de pisar en falso y que alguna pared o algún cascote se les viniese encima…

...

No había sido la mejor idea.

Gasera iba avanzando con el hacha. Con un poco de suerte podrían deshacerse de los vagabundos, pero para lo que habían venido a hacer allí era incluso peor que los muertos. Avanzaba poco a poco mientras el suelo le recibía poco firme y las paredes iban descascarillándose. Buscó el acceso a los pisos superiores.

Tras mi error miro consternado a Alberto, sólo he matado en defensa propia o a los caminantes, por lo que no se si podré hacerlo de esta forma. Sin embargo Eva es más dura que yo y levanta su arma sin dudar.

- Serás recordado. - Digo en voz baja.

           Aquel lugar era demasiado peligroso para andar a oscuras, demasiadas sombras que podían engañar a la vista en una situación de incertidumbre.

           Según avanzan pueden ver el hueco de la escalera totalmente obstruido por enormes escombros amontonados, Gasera avisa a Lourdes sobre un pequeño socavón en el suelo del portal - Cuidado - dice mientras sortea el agujero con una zancada exagerada.

           Apenas saben a dónde se dirigen pero siguen avanzando, no es un lugar muy espacioso pero al tener que ir rodeando montones de vigas y cascotes mientras agudizan sus sentidos progresan despacio. El camino se estrecha entre dos paredes, obligándoles a caminar de fila de a uno por un corto pasillo, palpando las superficies, la chica da con una puerta en uno de los laterales - no sé si es seguro probar suerte, no hay ruidos al otro lado pero podemos terminar de echar un vistazo al pasillo antes de meternos ahí.

           En ese momento les llegan voces de personas. La de un hombre diciendo algo en voz baja, y una chica contestando. –No puedo hacer otra cosa, tenemos que asegurarnos el llegar al hospital sanos y salvos.

          –No puedo hacer otra cosa, tenemos que asegurarnos el llegar al hospital sanos y salvos –dice Eva preparándose para disparar. Alberto baja la cabeza, acepta su destino. Charlie entonces pone una mano en el hombro de la ladrona. –Espera, si… si de verdad tienen la cura quizás… ¿no podemos esperar a llegar y ver a ese médico? La infección a veces tarda días en pegar…

            Eva mira a Marcos.

            -¿Qué te parece que hagamos? –sus ojos buscan la respuesta del muchacho. Por otro lado Alberto aceptará la decisión de la mayoría. Él sabe lo que implica vivir en este mundo podrido.

Miro a Eva y a Charlie antes de mirar a Alberto que sigue cabizbajo.

- Si me pasa a mi preferiría que me volaras la cabeza. - Digo apesadumbrado. - No se lo que tarda en producirse la conversión, pueden ser minutos u horas, nunca he visto que tardara días. Estamos muy cerca y tal vez podamos aguardar algo, pero debemos descansar esta noche, por lo que no podemos arriesgarnos. Si no lo queréis matar hay atarlo e inmovilizarlo de tal forma que no se pueda soltar si se convierte durante la noche.

Me encojo de hombros sin saber que más decir.

Puso la mano para impedir que siguiera avanzando y cayera en el socavón. Lisiarse una pierna era prácticamente una sentencia de muerte.

Subir por la escalera resultaba imposible: buscar una escalera de incendios, que estaban hechas para eso, o quizá encontrar el hueco del ascensor, o mirar por los balcones si se podía acceder al siguiente piso, eran las mejores posibilidades que tenían. Avanzar a ciegas y a probaturas no era la idea, y si aparecía algo en aquel sitio cerrado el hacha no le hubiera servido de mucho, por eso llevaba la pistola a mano.

–No puedo hacer otra cosa, tenemos que asegurarnos el llegar al hospital sanos y salvos.

-... -miró a Lourdes.

¿Qué hacían? Si hablaban con ellos era un riesgo, pero... al menos ellos llevaban un arma. Si había un disgusto seguramente tenían el as en la manga.
 

                Eva asintió al pedido de Marcos, Antonio tampoco se opuso. –Prefiero estar atado a una silla que pensar que podría lastimaros. No… no quiero ser una de esas cosas así que si no llegamos al hospital a tiempo, si veis que empeoro. Pues ya sabéis lo que tenéis que hacer.

                Charlie y Eva estuvieron de acuerdo y trajeron una de las sillas del comedor. Antonio se sentó en la misma y Eva comenzó a buscar en la casa algo con lo que poder atarlo. Finalmente optó por unas sábanas anudadas fuertemente alrededor de su torso. El hombre calvo se quedó en silencio todo el proceso, su mirada era triste… y a decir verdad se le notaba cansado.

                Lourdes no hizo ademán alguno de hablar a las voces o siquiera golpear la puerta. Solamente se quedó escuchando mientras Gasera oteaba alrededor, en busca de otros caminos. Una parte de la escalera parecía utilizable, aunque estaba llena de escombros. Mientras las voces se seguían filtrando.

                   - Si me pasa a mi preferiría que me volaras la cabeza. – Dijo una voz en tono apesadumbrado. - No sé lo que tarda en producirse la conversión, pueden ser minutos u horas, nunca he visto que tardara días. Estamos muy cerca y tal vez podamos aguardar algo, pero debemos descansar esta noche, por lo que no podemos arriesgarnos. Si no lo queréis matar hay atarlo e inmovilizarlo de tal forma que no se pueda soltar si se convierte durante la noche.

                Otra respondió –Prefiero estar atado a una silla que pensar que podría lastimaros. No… no quiero ser una de esas cosas así que si no llegamos al hospital a tiempo, si veis que empeoro. Pues ya sabéis lo que tenéis que hacer.

Tras observar como Eva lo ata, me quito la mochila y, tras buscar un vaso en la cocina, le ofrezco algo de agua y de comida para que coja fuerzas.

Después procedo a atarle los pies juntos y cruzados, de cara a que no pueda apoyarse sobre ellos si consigue ponerse de pie, y hago lo mismo con los brazos, atándole la parte superior al tronco y los antebrazos juntos a la espalda. Después preparo una mordaza, que evite que pueda morder y antes de ponérsela digo:

- Lo siento, esta es la única forma de asegurarnos. Cuando despertemos te liberaré en parte para que estés más cómodo. Pero mientras esté en la silla lo podrás aguantar bien y nosotros podremos dormir más tranquilos.

Después de atarlo me gustaría poner el espejo en el pasillo, de tal forma que podamos ver desde la mirilla, o abriendo una rendija de la puerta del piso, si se aproxima alguien por el pasillo, es sólo una medida de seguridad, para no llevar un susto al abrir la puerta.

Tras esto lo siguiente es descansar, cenar, dormir y prepararnos para el día siguiente.