Partida Rol por web

- Gracias.- dijo sinceramente mientras entranba.

Una vez dentro no puedo evitar lanzar una mirada atras. Esperando que a su llegada alguien les esperase con la vacuna para todos los afectados que quedaban atras.

Cobos con dos maletas en la mano estudió la situación. Él había visto a aquella gente tirada por los suelos, nadie parecí peligroso, más bien parecían grávemente heridos. Para esconderse en la cabina junto al piloto y a aquella gente se hubiera quedado en el servicio. No se perdonaría a si mismo el dejar sin cuidados al resto del pasaje. - Señorita, ahí detrás no hay nadie pegando mordiscos, solo gente herida. Si los dejamos a su suerte quizás sea tarde cuando aterricemos. - dijo antes de verla entrar junto al hombre mayor en la cabina. - ¿Quién se esconde ahora? - Les gritó mientras se daba la vuelta y seguía quitando las maletas de la barricada.

- Si no quiere entrar esta en su derecho, no sere yo quien le cierre la puerta en las narices y si usted se quiere arriesgar voluntariamente es su decision.

No le digo nada mas, no puede salvar a la gente si estan enfermos y tienen algun virus pero si el quiere hacerlo adelante.- Confunde el termino cobardia con el de estupidez.

Entro ignorando al loco de extraña vestimenta.

Si no le arrancan la cabeza regresare junto a usted.

Al parecer, algunas de las personas que había tumbadas e inconscientes en la parte trasera del avión empezaban a levantarse, mirando a todos lados como desorientadas. Al oír hablar a Jorge desde "la barricada", algunos miraron en esa dirección. Si mirada estaba perdida y su carne era totalmente pálida, incluso se les marcaban el color de algunas venas. Algunos empezaron a levantarse torpemente, siguiendo aquel murmullo de gente que se oía al otro lado de la cortina. Poco a poco se iban levantado todos, algunos parecían mas heridos que otros, pero nadie hablaba, solo soltaban una especie de quejidos y gruñidos.

Gracias a los huecos que estaba dejando Cobos quitando maletas se podía ver el otro lado. LA gente se estaba empezando a levantar. Jorge se dirigió a ellos: - Tranquilos, pronto aterrizaremos y les pondrán ayudar y curar las heridas. No se pongan nerviosos - les dijo el hombre mientras el que se estaba poniendo nervioso era él. La gente que se estaba levantando estaba muy pálida con las venas marcándose bajo la carne. Además algunos tenían heridas graves a las que parecían no echarles cuenta. ¿Y si tenían razón, la mujer y los otros dos hombres? ¿Y si eran peligrosos? Cobos dejó de quitar maletas y empezó a caminar hacia atrás dirección a la cabina pensando en el hombre del suelo de hacia un rato - el que había mordido a los otros dos - y en el segundo de abordo.

Roque agarro la puerta con una mano desde dentro de la cabina y se asomo un poco… -¡¡eehhh tú, muchacho!!- …gritó refiriéndose al hombre del pasillo… -¡o entras ya, o cierro la puerta y no se abre hasta que aterricemos!- …le advirtió en tono serio, a Roque no le gustaba nada esta situación y menos aún en un avión, no se la iba a jugar por un tipo que ni siquiera conocía… -¡y créeme que va en serio, ya tendrás tiempo de jugar a los médicos cuando estés en tierra!- …concluyo Roque con semblante serio y preparándose para cerrar la puerta.

Aquel hombre estraño, de comportamiento tan estupido, comenzaba a ponerme verdaderamente nerviosa. No conocia los motivos por los que dios creaba este tipo de personas y seguramente tendrian algun proposito para ellos pero sinceramente, no comprendia cual.

- Esto no es un juego, entre ya, por Dios.- Le pedi con los dientes apretados.

Los gritos acabaron por desencadenarlo todo. La gente que había ido "despertando", empezó a avanzar torpemente hacía vosotros, con la mirada fija en Jorge. Los primeros tropezaron torpemente con las maletas caídas y rompieron las cortinas con lo que todos podíais ver el espectáculo. Había algunos que tenían heridas podridas que se les veía el hueso incluso, otros simple mordeduras y cortes, pero todos estaban pálidos e idos.

Aunque los primeros cayeron, los de atrás no tuvieron reparos por empezar a andar y moverse por encima de los demás, con tal de alcanzar su objetivo: vosotros.

Aquellos tipos no necesitaban ayuda, el que necesitaba ayuda era Jorge. Vio como se le acercaban con sus miradas infernales fijas en él. Pasaron un par de segundos antes de que su cuerpo reaccionara. Se dio la vuelta y echó a correr hacia la puerta de la cabina. Aquel tipo dijo que la cerraría y eso podía ser su perdición. Rápidamente entró, echó el último vistazo atrás y cerró la puerta. Observó a los tres hombres y a la mujer y dijo: - ¿Qué cojones era eso?

Me hacerque a Roque para ayudarle a cerrar la puerta lo mas rapido posible.- ¿Que son? ¡Son las pobres personas que usted no queria dejar solitas!.- Gruñi mientras ayudaba a cerrar.

¿Todos los españoles eran asi? Me habian comentado que eran poco serios y dados a las fiestas pero no estaba preparada para algo como ese tipo. Pense que quedaba media hora de viaje, si no se complicaban mas las cosas y por un segundo senti mas miedo de pasar ese tiempo encerrada con el tipo de la camisa extraña que con esos salvajes de fuera.

Jorge empezó a correr hacia la puerta de la cabina cuando los primeros hombres empezaron a pasar de la zona de las maletas. Tras cerrar la puerta de la cabina, se oyeron varios golpes, de gente que había impactado en ella, que hicieron temblar la cabina entera. Estabais todos quietos, y aguantando la respiración, hasta que aquellos golpes cesaron y pareció volver todo a la "normalidad".

La puerta por suerte estaba blindad y tenía una mirilla. Por ella podíais ver como aquellos seres deambulaban ahora por la parte delantera del avión sin rumbo, chocando entre ellos a veces. Su estado cada vez era peor, como si fueran cadáveres andantes en descomposición.

Le dije que no podia hacer nada.
Sonrio a Jorge.

Me siento en la plaza del copiloto.

¿Cuanto falta para que alcancemoz nuestro destino?

Qué maldita cosa le había pasado a aquella gente. Parecían muertos y se habían levantado como si nada y habían avanzado hacia él. Cobos se sintió amenazado, verdaderamente en peligro y ahora, viéndolos por la mirilla, parecían animales intentando olisquear a sus víctimas. Jorge se arrepentía de no haberse quedado en Alemania cuando su vuelo hizo escala allí. Fue advertido en varias ocasiones que un virus extraño había irrumpido en la península, pero él pensó que exageraban...siempre lo hacían: la gripe A, las vacas locas, siempre igual y al final no era para tanto.

Cuando recibió la enésima crítica de aquella mujer de agrio carácter no le importó un ápice, al igual que cuando su compañero de asiento se mostró condescendiente con él...lo único que quería era que aquel avión aterrizara lo más rápido posible para estar a salvo.

Busco un lugar para sentarme, un sitio donde no moleste. Me alegro de haber cogido mi pequeño equipaje de mano pues necesito algo que busco en su interior con ansia.

Saco mi vieja biblia y la habro por una pajina sin mas, necesito abstraer la mente del horror que me rodea, encontrar algo de consuelo..

El destino decide que la pagina abierta sea en pleno apocalipsis, no creo en que algo asi sea una coincidencia y solo puedo suspirar.

- Oh, dios mio....no...

El capitán Ackermann se sienta, algo alarmado por los golpes de la puerta y la repentina entrada de Jorge, así que suspiró hondo y se crujió los nudillos. Al ver que Taubmann se sentaba en la silla de copiloto, se giró y le dijo.

- Por nuestro bien, no se le ocurra tocar nada. - sentenció con la mirada, que acompañaron sus serias palabras.

Dicho esto se colocó los cascos con micrófono y apretó unas palanquitas, que al parecer desactivaban el piloto automático. Desde la cabina se veía todo muy diferente, al atravesar nubes y surcar por el cielo viéndolo desde la parte delantera. Desde aquí delante, cualquier movimiento del avión se hacía mucho mas perceptible, por lo que cuando el capitán desactivo el piloto automático y empezó a corregir la ruta, os sobrecogisteis, aunque pasados unos instantes os disteis cuenta que no era mas que un giro rutinario.

La sensación de velocidad y el visiblemente balanceo del avión desde la cabina, casi hacen vomitar a Roque, el cual se llevo la mano a la boca para reprimir el acto, girándose rápidamente hacia atrás y apoyando su otra mano contra la puerta para paliar el vértigo… -por favor, dígame que queda poco para aterrizar- …dijo aún con la mano en su boca.