Partida Rol por web

Empiezan a pasar los minutos, y vosotras permanecéis alertas e impacientes. De vez en cuando veis pasar algún zombie deambulando por la calle, pero no parece reparar en vosotras y pasa de largo. Al cabo de un rato os ponéis a toquetear con la radio. La mayoría de emisoras simplemente emitían ruido, al parecer no cogía ninguna frecuencia correctamente.

Apunto de desistir encontrasteis una numeración que si parecía emitir algo. Sonaba la voz de una mujer, aunque el mensaje esta cortado, la presentadora habla sobre un "estado de emergencia en todo el país", "encerrarse en sus casa y esperar ayuda militar" y "evacuación en los puntos designados". Al final de todo empieza una frase con "el virus se ha extendido.." y de repente se corta el mensaje. Al cabo de unos instantes vuelve a empezar la misma grabación una y otra vez.

Los zombies deambulaban torpemente por aquel lugar, pero afortunadamente no se percataban de nuestra presencia.

El ansia por saber en que andarían Marcos y Romo, me llevaron a encender el radio y comenzar a buscar algún programa o quizás música, pero sabía que la posibilidad era escasa, pero al parecer, no.

-Liz, escucha...- murmullo al tiempo que intentaba subir un poco más el volumen. Permanezco en silencio, escuchando atentamente y las palabras de la mujer no eran muy alentadoras, lo que llevaron a que mi corazón diera un vuelco y mis ojos se pusieran como platos.

-El virus se ha extendido...- susurro y comienzo a negar una y otra vez con la cabeza. Sabía que algo así estaba ocurriendo, pero confirmalo, no había sido muy grato.

-Debemos buscar uno de esos refugios que habla, allí podrán ayudarnos y sacarnos del país- digo con un hilo de voz, mirando a Liz, preocupada -ha dicho una emergencia en el país, quizás solo sea en España, con suerte y esto no se convierte en una pandemia- no sonaba muy optimista, pero no podía perder la fe por completo.

Liz no dejaba de vigilar, aunque escuchara la radio... sabía que un descuido podía resultar fatal. Se giró hacia Isabel y asintió; "Ojalá... puedes venirte conmigo a mi tierra, pero tendríamos que encontrar un barco, gente... no sé, igual podíamos ir hacia la frontera con Francia, igual resulta que allí todo sigue bien...". La joven suspiró.

"Aunque no podemos saberlo. Eso que sale en la radio parece una grabación, no hay nadie hablando en ninguna parte...".

Oísteis unos golpes secos en el lateral de la furgoneta donde estaba Liz. Estabais distraídas con el mensaje de la radio cuando los oísteis y os girasteis rápidamente para ver que era. En primera instancia no veías nada pero Liz de asomó un poco y vio una pequeña niña, infectada, mirándoos a los ojos e intentando acceder a vosotros golpeando la puerta como podía.

Las palabras de Liz tenían mucho sentido. Una grabación, eso era lo que habíamos escuchado ¿Y si ya habían comenzado a evacuar los sobrevivientes al virus? Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo ante aquel pensamiento.

-¡¡Oh Dios mio!!- exclamo ante aquel ruido y llevo ambas manos a la boca al ver a la pequeña golpear la puerta del coche -¡¿Que hacemos?! ¡¡No podemos irnos hasta que no regresen Marcos y Romo!!- mis ojos se ponen como platos e instintivamente lempuño la herramienta que había cogido de la parte trasera del coche.

-Joder, joder, joder ¡¡¿Por qué no regresan?!! No podemos bajarnos del coche, podría mordernos e infectarnos, lo único que se me ocurre es embestirla de un golpe ¿Qué dices, Liz?

La niña seguía golpeando la puerta. A pesar de ser pequeña, sus golpes sonaban duros, tenía mas fuerza de la normal. Seguía emitiendo una mezcla de lloriqueo y sollozo con gruñido, y os miraba con sus ojos ensangrentados. Los golpes empezaban a hacer mucho ruido y podían llamar la atención.

El primer golpe alarmó a Liz, que no vio llegar a la niña porque no era muy alta, y cuando descubrió su horrible cara saltó hacia atrás como un resorte con el corazón a cien por hora. "¡AAH!, ¡Joder, que susto!", gritó sorprendida... luego, alejándose de la puerta, miró a Isabel. "Creo que es mejor no salir del coche, sí... podría ser peligroso... ¿porqué vas a exponerte a que te muerda cuando puedes dar marcha atrás y luego atropellar ese monstruo?... pobre niña, si yo me convirtiera en eso querría que alguien acabara con mi sufrimiento... es horrible, pero retrocede y luego embístela con el coche... será lo mejor, si no atraerá más zombis...".

Respondo a la sugerencia de Liz asintiendo una vez con la cabeza. Si no acababamos con la pequeña, llamaría la atención de otros zombies y podríamos tener serios problemas.

No lo pienso mas, enciendo el coche y comienzo a dar marcha atrás para embestirla. Esperaba que tuvieramos suerte y que de esto no surgiera un acontecimiento peor.

-Estámos a una buena distancia ¿No crees? Bueno, allá vamos- y dicho esto, aprieto el acelerador haciendo sonar ligeramente las llantas. El coche iba a buena velocidad, esperaba tener éxito. 

Demostrando una sangre fría desconocida hasta ahora, atropellasteis a esa niña infectada. Chocó violentamente en el parachoques del coche, abollándolo y salió disparada contra un muro cercano, acabando su cuerpo en una forma grotesca y antinatural. A pesar de ser un zombie, vuestro corazón latía fuertemente, acababais de hacer algo impensable hacía tan solo unos días.

Pero lo que paso después fue aún peor. Una persona normal estaría muerta tras esa embestida, pero esa niña parecía retorcerse aún, intentando mover alguno de los múltiples huesos rotos y dislocados que tenía.

Al detener el coche, llevo las manos a mi rostro, conmocionada por lo que había hecho. No dudé en hacerlo y ahora sentía preocupación por no haber tenido un poco de piedad por aquella... niña.

Podía sentir como mis ojos se humedecían rápidamente. Mi corazón latía con fuerza y mis manos temblaban. Por un instante se cruzó por mi mente si tendría aquella misma determinación si Liz, Marcos o Romo  resultaran infectados. Aquel pensamiento me alteró, provocándome leves jadeos.

-Aún vive... no podemos dejarla sufrír...- sollozo y las primeras lágrimas se deslizan por mi rostro -Dios, no quiero hacerlo una vez más...- aferro las manos del volante, sin apartar la mirada de la niña.

Con los labios apretados, Liz miró directamente la escena horrible. "No podemos volver a hacerlo. Ahora ya no es peligrosa, pero está junto a un muro. Si usamos el coche nos arriesgamos a romperlo, y a romperla más a ella sin conseguir que deje de sufrir".

Suspiró con una mueca de tristeza en el rostro. "Creo que debemos dejarla ahí. Es horrible, pero lo primero es vivir lo suficiente como para salir de aquí. Tenemos que pensar con la cabeza... y ser fuertes. Ésta será la primera cosa horrible que vamos a hacer, pero estoy segura de que no será la última. Si salimos del coche para acabar con ella hay pocas posibilidades de que nos muerda, porque está muy rota. Pero si no salimos, no hay ninguna. Quedémonos aquí.".

Con todo lo que había pasado, habíais montado bastante jaleo. Un buen puñado de 'caminantes' se han ido acercando a la zona, parecen bastante desorientados y deambulan de un lado para otro dentro de ese parking vacío, sin tener muy claro el origen del ruido. Vosotras agacháis la cabeza por reflejos al ver entrar al primero y de vez en cuando os asomáis para ver que cada vez hay mas y mas.

La única que parece saber de vuestra posición es aquella niña, que ahora con el cuerpo destrozado se arrastraba muy lentamente con un brazo, con la mirada fija en vuestra furgoneta.

Asiento a las palabras de Liz. Tenía razón, debíamos permanecer en el coche y dejar a la niña zombie en ese estado lamentable.

-Ahora hay más de esas criaturas cerca nuestro ¿Los escuchas?- hablaba en voz baja y aún agacha -Debemos retrocer, al menos un poco; alejar el coche de los zombies, de lo contrario, Marcos y Romo podrían tener problemas al subir- y dicho ésto, me incorporo retomando la posición. Comienzo a retroceder lentamente el coche, hacia la dirección en la que nos encontrábamos.

Mientras retrocedía, no apartaba la vista de aquella chiquilla. Sentí pena y a la vez miedo.

Apretando los dientes, Liz agachó la cabeza; "No sé si es una buena idea, Isabel... hay muchos zombis, si ven que el coche se mueve se darán cuenta de dónde viene el ruido... pero claro, también lo sabrán en cuanto se acerquen... ¡vale, sácanos de aquí!", dijo mientras descargaba tensión agarrando con fuerza el acolchado del asiento del vehículo...

Aunque el movimiento del coche fue lento, los zombies parecieron darse cuenta de que ahí había algo, quizás también alertados por la niña que aun destrozado, intentaba por todos sus medios alcanzaros. Como un rebaño de ovejas, de repente todos aquellos seres empezaron a correr hacía la furgoneta como locos.

-¡¡¡Joder, Liz, se han percatado de nuestra presencia; tenías razón!!!- mi tono de voz era agudo, causado por el mismo pánico que sentía en aquellos momentos.

Detener el coche, era casi un suicidio, así que por esa razón continúo dandole marcha atrás al coche. Mi mayor preocupación no era estar rodeada de zombies, Marcos y Romo lo eran ¿Y si regresaban en aquel momento? Esas criaturas se avalanzarían a por ellos.

Lo único que se me ocurría era huir del lugar, dar unas cuantas vueltas a la manzana y regresar en busca de los chicos. Pero antes de marcharnos, miro una vez más hacia atrás en busca de ellos.

-No sabes cuanto me jode largarme de éste lugar y saber que los dejamos...- digo a Liz entre jadeos con un hilo de voz. Era lo único que se me ocurría y rezaba para que todo saliera bien.

Liz gritó, y se apartó de las ventanas mirando a Isabel con los dientes apretados; "Sácanos de aquí Isabel, aleja a estos bichos... así los chicos podrán salir...", dijo mientras aseguraba las puertas y las ventanas; "Que no entren... que no entren...", susurraba asustada.

Un ruido lejano y una sombra que visteis de reojo os hizo giraros hacía el final de la otra calle, que daba a la playa. Visteis algo increíble que os asusto y os abrumo a la vez. Un avión enorme, sobrevolaba el mar, a muy poca altura, salía humo y fuego de sus alas.

Totalmente descontrolado.

La visión era impactante y el ruido cada vez era mas fuerte. Los zombies parecieron quedarse algo confusos también y se giraron hacía esa fuente de ruido y movimiento.