Partida Rol por web

Viernes, 10 de enero del año 1230,Navahermosa, Toledo, Reino de Castilla:

Escena 1: De viaje por Iberia:

Es invierno, las fuertes ventiscas, las nevadas constantes de 40 cm de espesor y las bajas temperaturas han sido los mas grandes problemas durante vuestro transcurso por Iberia hacia Toledo.

El viaje es lento, llevas varias noches viajando y acampando en cuevas y refugios improvisados y las provisiones se acaban, el tiempo parece empeorar cada dia mas pues aunque ya estás a pocas noches de Toledo la caza se ha ha hecho dificil por la poca gente que transita los desolados caminos y los animales se guardan del temporal; encontrar refugio tampoco es fácil, ya que las nevadas ocultan la mayoría de las entradas a las cuevas y los refugios que podrían servir de cobijo diurno a un vástago

Has logrado encontrar refugio en una lugubre, incomoda y rustica cueva nada mas atravesar los montes, el hambre te debilita y el ultimo alimento fue un caballo que conseguiste y en el cual te transportabas asi que tal vez te alimentes de tu escudero Ricards.

Con dificultad observas el mapa que por suerte llevas consigo y puedes darte cuenta que a pesar de tus deducciones estas bastante lejos de Toledo capital y al paso que vas con las condiciones del medio no lograras avanzar mucho.

Lo mejor es encontrar rápido una zona civilizada en la que descansar unos días, reponerse, aprovisionarse y seguir camino a Toledo capital. El sitio más cercano que logras encontrar en el mapa es la ciudad de Navahermosa

Molesto por haber tenido que sacrificar al caballo, Francisco refunfuña en la oscuridad de la cueva. Sintiendo como la sed de vitae pronto comenzará a atormentarle de nuevo, mira con ojos golosos a su fiel escudero durante unos instantes. Pero la amistad y lealtad de su compañero de viaje le hacen deshechar esta idea por el momento. Sabe que Ricard aceptaría alimentar a su señor, pero prefiere guardarlo como último recurso.

Tan sólo necesitaria una cabaña solitaria, con un leñador, un cazador, o un campesino y su familia. Maldición, podría alimentarme con tranquilidad y luego deshacerme de los cuerpos sin problema...

Maldice en voz baja y contempla la nieve. Recuerda el calor agobiante de Tierra Santa, las penurias durante los asedios y las batallas, las largas jornadas en el camino patrullando y el calor del hacinamiento de los peregrinos en los hospitales de la orden. Y ahora se veía obligado a pasar frío y hambre. Aunque lo último no era nuevo para él, esta hambre era muy superior a la que había sentido como humano, era más acuciante, más imperiosa. Por eso, en cuanto trazó la que parecía la mejor ruta sobre el mapa para ir a Navahermosa, se cargó la mochila a la espalda, ató la vaina al cinto y se dispuso a iniciar viaje.

Ricard, que silenciosamente había observado las cavilaciones de su señor, se puso en pie y cargó su propia mochila. Sabía que Francisco lo estaba pasando mal, y aunque una parte de su ser se horrorizaba por viajar junto a un vampiro, su sentimiento de lealtad y amistad era más fuerte. Además, sabía que su amo le protegería y ayudaría y a cambio sólo pedía la sencilla lealtad que Ricard siempre le había entregado, y en momentos de acuciante necesidad, tomar un poco de su sangre, la necesaria para seguir el camino.

Juntos salieron de la cueva y comenzaron el viaje hacia Navahermosa.

La noche se muestra tranquila e iluminada, las estrellas guian vuestro camino y la nieve se hace menos pesada.

Aun asi sabes que no podras durar mucho tiempo en estas condiciones de hambre y agotamiento por lo que observas nuevamente tu mapa y ves que si aligeras el paso llegaras a la ciudad antes del amanecer

Al estudiar nuevamente el mapa, Francisco calcula mentalmente la distancia que le queda por recorrer. Aun queda un largo trecho de camino y el tiempo era un grave inconveniente. Sería mejor que llegara a la población antes del amanecer, de manera que con una orden que parecía más un ladrido, indicó a Ricard que deberían acelerar el ritmo. Ambos, cansados y hambrientos, sacaron fuerzas de flaqueza para seguir avanzando más rápidamente y llegar a Navahermosa a tiempo.

Tras 5 horas de tormentoso viaje, el humo de las chimeneas advierte que ya están muy cerca de Navahermosa y pronto divisan a lo lejos los portones de la zona sur de la ciudadela que al acercarse poco a poco se convierte en un inmenso muro de roca gris de 2,5 metros de altura que al parecer rodea toda la ciudad.

los 2 grandes portones de madera sobresalen 1m por encima del muro y se unen en forma de arco. Tres guardias custodian las puertas, llevan cotas de malla con una carcasa larga roja por encima, en el pecho llevan un águila negra bordada como blasón, uno de ellos lleva yelmo, a los otros dos la malla les cubre la cabeza pero a los 3 se les ve el rostro, van equipados con espadas anchas y escudos de infantes con el mismo emblema que portan sus carcasas, llevan guantes y botas de cuero negro.

Buenas noches viajeros Pregunta uno de los guardias al veros parece que las cosas no les han ido muy bien, ¿de donde vienen y que les trae por Navahermosa a estas horas?.

Francisco trata de poner su mejor cara y engañar al guardia para que no descubra su verdadera naturaleza, aunque el hambre y el agotamiento no ayudan demasiado.

Vengo de costas valencianas y me encamino a Toledo. Pero el viaje ha sido más duro de lo esperado y me encuentro en esta lamentable situación. Busco un lugar donde descansar y hacer una escala en mi viaje. No resulta agradable dormir en el duro suelo y me gustaría pasar alguna noche en una mullida cama.

El aspecto del hospitalario es un tanto malo, lo que da credibilidad a sus palabras de que ha tenido un viaje más duro de lo esperado. RIcard, por su parte, permanece tras su señor dispuesto a apoyarle si fuera necesario.

mmmmm ¿Y cual es vuestra mision en Toledo, caballero? Y te observa con gran precaucion mientras los otros dos guardias charlan entre si ¿Pertencis a alguna Orden de Caballeros?.

¿De donde decis que venis?

Cansado por el largo viaje, Francisco se encuentra algo irritable, pero se contiene para mantener la compostura frente al inquisitivo guardia.

Soy un caballero de la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, la Orden de los Caballeros de Malta. Voy en peregrinaje por tierras de Iberia procedente de Tierra Santa, enviado por mis superiores para luchar por la cristiandad. Tras finalizar una misión me encamino a Toledo para, desde allí, buscar un nuevo destino en mi Orden, ya sea en un hospital o luchando por la cristiandad.

Francisco agradece el que les franqueen el paso a la ciudadela y entra seguido de cerca por Ricard. Con paso cansado avanzan por la calle en busca de la taberna donde podrán descansar y recuperarse y tal vez logren sacar algo de información sobre el lugar.

Ricard, vamos, en cuanto lleguemos a la taberna podrás llenar tu estómago con una cerveza y algo de comer. Necesito que estés fuerte, ya que eres mi principal apoyo.

Ricard sonríe, pese al cansancio que le atenaza.

Mi señor, agradezco vuestra deferencia, pero, ¿que hareis vos? También necesitais alimento.

Francisco mira con determinación el cruce señalado por el guardia y responde a su escudero.

No te preocupes por mí. En el peor de los casos me alimentaré de cualquier mendigo o borracho lo suficientemente bebido como para que no sepa que le ha pasado. O sí tenemos algo de suerte, una puta podrá calentarte el costado después de que haya tomado algo yo.

Mientras avanzan por la calle una incertidumbre aflora a la mente del caballero.

Seguro que hay algunos vampiros en esta ciudadela. Espero no tener problemas con ellos durante mi estancia, que espero sea breve.

Los portones se abren de par en par, 3 guardias más guardan la entrada desde el interior de la ciudadela

Buenas noches tengan Dicen a vuestro paso y en cuanto estos cruzan las puertas los caballeros comienzan a cerrarlas de nuevo. Un largo sendero de piedra lisa de color grisáceo claro se extiende a lo largo delante de ustedes, a cada lado del camino el suelo todavía tiene una capa de 5cm de nieve, aunque las lluvias constantes han hecho desaparecer casi toda la nieve dejando barrizales por todas partes, un letrero de madera con las letras laboriosamente grabadas, dice Calle Castilla

Se encuentran en la la calle principal de la ciudad. De cada lado del sendero hay una zona con muchas casas, los candiles y las velas lucen en el interior de algunas, la mayoría de las viviendas son pequeñas, de piedra y con tejado de losas aunque también se pueden ver algunas casas más pobres construidas con madera o argamasa y con techos frágiles, hay varias callejuelas que dan acceso a las barriadas de casas a ambos lados de la calle principal.

La calle esta totalmente desolada cuando de entre las sombras un vagabundo borracho con harapientas ropas se acerca austedes tambaleandose

Respetado..caballero...¿teneis algo para este desdichado?

Francisco, cansado por el viaje, ve al mendigo aproximarse a él. Lo observa con detenimiento y no parece más que un simple borracho sin techo, la escoria del lugar que no le merece mayor atención que la mugre entre sus uñas. En otra situación le habría lanzado alguna moneda para librarse de él, o le habría dado muerte si el encuentro se hubiera dado en una ciudad sitiada, como ya le pasó luchando en Tierra Santa. Pensó por unos instantes en las atrocidades que se cometían durante el saqueo: asesinatos, violaciones, torturas, incluso canibalismo, todo aplicado a cualquiera que hubiera estado del bando contrario, sin distinguir a mujeres de niños. En ese caos, la alimentación habría pasado inadvertida fácilmente. Pero no se encontraba en esa situación y la vitae del mendigo, aunque llena de alcohol, le llamaba. Su auspex le permitía escuchar el latido del corazón del borracho y como la sangre se movía por las venas y arterias. Sin pensarlo más, se detiene unos instantes y le hace una señal a Ricard para que espere. La alimentación no era algo agradable para que su escudero lo viera, aunque era algo que ya había hecho en anteriores ocasiones.

Llegaba el momento de la caza y Ricard lo sabía, lo presentía. Siempre estaba dispuesto a ayudar a su señor, pero Francisco solo tomaba la sangre de su escudero como último recurso. Había llegado el momento de determinar si esta noche su señor se iba a alimentar de él o no.

Dejando de lado por unos instantes la apariencia de humanidad y las consideraciones sociales, Francisco se muestra ante su víctima como un ser terrible y amenazador dispuesto a tomar su precio de retribución en la vida del mendigo. El borracho, asustado, comienza a correr por una calleja, tambaleándose, tropezando con la basura y hundiendo sus pies en la nieve. Tras él, una encarnación del mal, un ser cuya estirpe se pierde en la noche de los tiempos, surge de la oscuridad para perseguirle y atormentarle lanzando una risa cínica, sarcástica y cargada de un terror animal. Finalmente el perseguidor logra alcanzar al mendigo y se lanza sobre él.

El borracho, al sentir como la bestia con forma humana que le sigue se arroja sobre él, se revuelve e intenta resistirse tratando de defenderse. Francisco, sorprendido momentaneamente por las acciones del mendigo, y debido a su inexperiencia con la lucha sin armas, se ve por unos momentos superado. Pero no se rinde y trata de sacar fuerzas de flaqueza por pura desesperación. Finalmente logra superar al mendigo y le da el Beso. Hunde sus colmillos en la piel mugrienta del borracho y comienza a alimentarse con un placer y deleite inhumanos. Está hambriento, y le gustaría saciarse, agotar al mendigo, pero no quiere llamar la atención más de lo estrictamente necesario, por lo que se alimenta con moderación. Cuando acaba, hace con su espada algunas heridas leves y sin importancia al mendigo y lo arroja a un montón de basura. Su intención es que parezca que se peleó con alguien o estuvo pidiendo limosna a quien no debía. Un borracho no llamaría demasiado la atención.

Has saciado tu hambre y ocultado las pruebas que tal vez podrian culparte, la vida de aquel vagabundo es una mas por lo que con ayuda de Ricard estas satisfecho y continuas tu camino.

Tras recorrer unos 500m a pie con ligeras lluvias llegan al
primer cruce como los guardias les habían indicado y a la izquierda del camino principal encuentran la taberna. El cartel cuelga de encima de la puerta de madera, tiene dibujado una gran espada reluciente entre dos jarras llenas de cerveza y una banda en la que pone “La Dulce Tizona”, la taberna está construida con piedra y argamasa, tiene 2 pisos y un buen tejado de losas grandes, sale humo de la chimenea, se oye música y alboroto de gentío dentro del local y se ve luz a través de los finos cortinajes que cubren los ventanales.

Se encuentran dispuestos a entrar

Francisco mira a Ricard, que parece más desamparado despues de la caza. El escudero, agotado y derrotado por la larga caminata y el terrible espectáculo de ver a su señor alimentarse acechando como un animal salvaje a un borracho, se siente al límite de sus fuerzas.

Su señor, al comprobar el estado de su compañero, decide que la taberna será la mejor opción. Además, la noche se aproxima a su fin y no sería bueno permanecer a la luz del día. Finalmente el vampiro se dispone a entrar a la Taberna.

abres la puerta de la taberna y entran, lo primero que ven es una gran sala llena de gente, la barra está a la izquierda nada más entrar y el tabernero no para de servir vino y cerveza a los clientes, un grupo de tres músicos se encuentra situado en la esquina inferior derecha tocando música alegre, hay unas 12 mesas de madera de roble oscuro con 6 sillas cada una repartidas por el local y casi todas parecen estar ocupadas (una sin ocupar, pero cerca de la chimenea), justo enfrente
de la puerta hay una chimenea de piedra con una gran fogata que calienta la taberna, dos hermosas damiselas sirven las bebidas en las mesas, hay gente bebiendo de pie y otros en taburetes borrachos con la cabeza pegada a la barra o encima de una mesa, la gente bebe, ríe y charla y apenas reparan en vuestra entrada en el local, la mayoría de los clientes parecen trabajadores, artesanos o agricultores y
granjeros, también hay algún comerciante y artista pero ningún caballero o noble

Musica de fondo:

Francisco entra en la taberna y al ver que la unica mesa disponible está junto a la chimenea decide evitarla. Busca con la mirada un rincón oscuro donde no llame la atención y se dirige a él junto Ricard. Trata de moverse sin destacar demasiado y avanza con cuidado. Una vez que llega hasta el lugar que mejor considera, trata de llamar a una de las camareras para que sirva una cerveza para el escudero.

Como la unica silla que estaba vacia esta junto al fuego os toca ubicarte de pie en el rincon, tras tu llamado una linda chica se acerca a ti ¿Desea tomar algo, caballero?, tenemos cerveza de raiz

Una cerveza para mi escudero e información para mí. Estoy buscando una posada que sea cómoda y no demasiado cara.

Francisco hace cuentas mentalmente del dinero del que dispone, y todavía tiene lo suficiente para mantener un ritmo de vida espartano. Por suerte, aunque le gustan los lujos, la vida con los hospitalarios le ha acostumbrado a las carencias, por lo que no se encuentra incómodo. De todas formas, está deseoso de llegar a Toledo y una vez allí ver cual podrá ser su próximo destino.

Si no encuentro nada a mi gusto en Toledo probaré a viajar hacia el sur. Tal vez en las guerras con los moros encuentre mayor acomodo. De todas formas prefiero evitar el riesgo de un viaje tan largo sin caballo y sin señor o protección adicional.

La bella Helena da media vuelta y se acerca al tabernero para solicitarle la cerveza mientras que te distraes observando a los musicos entonar bellas melodias

Mientras la camarera va a por la bebida, Francisco trata de pasar desapercibido. Sin embargo vigila con atención a los parroquianos en busca de cualquier cosa que pudiera ser sospechosa.