Partida Rol por web

Numendil asiente con una sonrisa a la jocosa presentación del bardo, señala su jarra de agua indicando que ya está bebiendo y le ofrece la fuente de pescado que hay sobre la mesa. Va a preguntarle sobre el resultado de sus indagaciones cuando una figura que entra en la posada llama su atención, al mirarlo más atentamente reconoce enseguida al hijo del Alto Inquisidor. Haciéndole gestos con la mano, del modo más disimulado del que es capaz, trata de llamar su atención para que comparta su mesa.

Cuanto antes nos reunamos todos antes podrá nuestra misión experimentar avances significativos -. Se dijo pensativo. Era mucho lo que se esperaba de ellos. Iba comprendiendo, a medida que conocía mejor a los miembros de su equipo, que habían sido escogidos para aquella tarea por una buena razón.

Cuando el guerrero estuvo cerca, el hombre gato volvió a presentarse con una inclinación de cabeza -: Por fin nos llega la oportunidad de ser debida y formalmente presentados. Como quizá ya sepáis soy Numendil, sacerdote de Apolo especializado en sanación de combate. Ni que decir tiene que podéis contar con mi colaboración en todo lícito menester que ayude a llevar a buen término nuestra misión.

Le señaló una de las sillas existentes entre Rion y él. Miró un momento a su alrededor, le pareció que los presentes seguían distraídos con el trovador y nadie sospechoso reparaba en ellos.

Con una sonrisa hago un rapido movimiento de brazo para que la moneda caiga y reaparezca. 

-Chico, por mucho que busques no puedes encontrar la moneda que un mago ha hecho desaparecer-entonces miro al chico que se oponía a que les ayudara-. Vaya, ese Tom tiene que ser un niño muy bueno al escondite si entre todos no lo encontrais. ¿Cuanto lleva escondido?

Tal vez estaba exagerando, pero cuando escapas de la justicia aprendes a esperar lo peor. Y si los rumores eran ciertos y los capuchas negras se habían establecido en aquel lugar, no era un sitio muy seguro para los niños.

Apenas sentí el aroma a la comida se me abrió el apetito por lo que ordené un plato de carne asada, acompañado por patatas y guisantes para hacer un pure y una jarra de cerveza negra.

Haciendo un paneo general vi que la posada estaba abarrotada de gente pero pude reconocer a algunos de mis compañeros.

Note el gesto de Numedil y me acerqué a la mesa, tomando la silla que me había indicado y escuchando su presentación.

-Mi nombre es Edward, me alegra contar con alguien que cure en el grupo, siempre es bien recibido, por mi parte soy Paladín...o lo era hace tiempo-

La última frase del Ex-Paladín dejaba en el aire la incógnita de lo que le habría sucedido. El sacerdote había sido educado en la convicción de que no siempre era oportuno presionar las conciencias.

A su debido tiempo Edward descargará la suya -. Pensó sin la menor arrogancia. Si estaba escrito que recuperara su condición de Paladín aquello ya supondría una gran victoria para todos. Sin embargo, tenían temas más acuciantes de los que preocuparse; tomó un poco de agua y dijo dirigiéndose al guerrero:

Estaba a punto de preguntarle a Rion por su entrevista con el amigo de Roul - se giró hacia el bardo - ¿Ha sido fructífera tu conversación con Fiannan?

Esperó su respuesta, cualquier información sería valiosa pues, lamentablemente, comenzaban la tarea prácticamente a ciegas.

En mis labios dibujo un “gracias” cuando Numendil me ofrece comer de su plato, una fuente de pescado. Al pasar por mi lado el tabernero pido una jarra de cebada para acompañar la comida y entonces me percato de la presencia de otro hombre en la mesa: aquel que era hijo del Alto Inquisidor, el tipo fortachón. Numendil y él intercambian saludos, tras lo cual el sacerdote se gira hacia mí para preguntarme por mi encuentro con Fiannan.

-Antes de nada, un placer conocerte, Edward. Yo soy Rion, espero que nuestra colaboración sea fructífera y sin demasiados sobresaltos… –murmuro para luego dirigir mi vista al hombre gato-. A decir verdad, no he podido sacar muchas cosas en claro, es más, tampoco creo que él sepa mucho. Aunque el chico lleva poco tiempo en la secta, seguramente los miembros del Culto pidieron precaución a la hora de mencionar sus actos e intenciones  –afirmo mientras intercambio miradas con mis dos interlocutores-. Lo único de interés que me ha contado ha sido que un miembro del Culto curó a su prima enferma de tifus con el poder de las almas y que ahora está prácticamente perfecta. Además, según tengo entendido, hay que realizar un pequeño ritual si deseas ser aceptado por ellos. Pero si queremos averiguar más sobre sus doctrinas tenemos que acudir a una reunión que realizan cada semana en el teatro que está cerca de la Escuela de Orfebrería.

A la espera de que asimilen la información, comienzo a devorar unos cuantos pescados.

El poder de las almas -. Repitió para sí el sacerdote pensativo antes de aclarar -: En mi modesta opinión la auténtica magia solo procede de los dioses, o de repugnantes acuerdos con malvadas entidades. Tal vez arrojara alguna pista sobre el particular examinar a la prima de Fiannan, si ello es posible sin levantar sospechas.

Tamborileó sobre la mesa con las garras mientras su mente seguía trabajando.

¿Te dijo qué día de la semana se reunían en ese teatro? Es un buen punto de partida, podemos presentarnos allí e indagar un poco, tal vez incluso uno de nosotros podría tratar de entrar a formar parte de la secta manteniendo al resto informados de cualquier detalle relevante. Aunque estaré encantado de escuchar cualquier otra sugerencia.

Terminó su jarra de agua y notó que le urgía satisfacer cierta necesidad fisiológica. Trató de aguantar hasta que la reunión terminara.

¿Sabemos dónde se encuentran los miembros de nuestro grupo que faltan?

Correspondí el saludo del bardo.

-Yo espero lo mismo compañero- luego de eso nos comento lo que había podido averiguar acerca del culto, el lugar donde se reunían llamó mi atención, pues de hacerlo siempre en ese lugar como era que la jefa del Gremio de Orfebres no tuviera más información que darnos?

-Yo creo que los dos miembros que faltan son los que mejor podrían infiltrarse en la organización, sobretodo el hombre, parece tener ciertos talentos para el engaño, sin ofender- dije mirando a Numendil ya que compartían raza.

Veo al niño y veo si puedo sacar provecho de su conocimiento de las calles. 

Saco una pieza de plata reluciente de mi cinturón.

- ¿Te interesa? Te la cambio por algo de información ¿Te parece? - si era tan bueno a las escondidas capaz había visto algún movimiento que me sirva para ver como ingresar a aquel edificio. Ya que hasta ahora no han realizado nada llamativo ni han hecho movimientos como para estudiarlos correctamente y poder infiltrarme al lugar. 

-Fiannan está dispuesto a presentarme a su prima, quizá podamos pasarnos más tarde a conocerla. Pero no debemos ir todos, llamaríamos demasiado la atención, algo que no nos conviene. Bastará con tu presencia –comento mirando a Numendil-. Respecto al día que ha de celebrarse la reunión, juraría que me dijo mañana por la tarde, aunque no lo puedo confirmar con total seguridad.  De todos modos, no perdemos nada si mañana acudimos allí.

Observo por encima del hombro a la clientela, la mayoría está entretenida en sus habladurías o en escuchar al trovador. Bebo un trago de la cebada que ya me ha servido el tabernero y cuando voy a seguir comiendo añado una cosa más:

-Estoy con Edward, el hombre gato parece el individuo perfecto para infiltrarse en la secta, intuyo que sabe moverse por los lugares pasando desapercibido. El perfil bajo y el sigilo son dotes privilegiadas en situaciones como esta, y él probablemente reune estos rasgos.

No encuentro motivos para ofenderme, Edward, pero os agradezco la gentileza. Tras escucharles observo que hay varias líneas de acción posible, lo oportuno será esperar un poco más al resto del equipo y trazar, una vez estemos todos juntos, un plan que satisfaga a la mayoría.

El sacerdote, que ya no lo parecía ataviado con las oscuras ropas, se levantó de la mesa.

Les ruego me disculpen un instante, debo atender un asunto improrrogable.

Diciendo esto Numendil se alejó hasta las letrinas para regresar de nuevo, poco después, con expresión de alivio en su felino rostro.

-Eso es verdad, si va mucha gente hasta podemos ir todos, separados obviamente para ver de que se tratan esas reuniones, luego de eso alguno se podría infiltrar, fingiendo haberse convencido de las palabras de los oradores-

Numendil se excuso y se levantó.

-Adelante- dije mientras le daba un sorbo a mi jarro de cerveza- de todos modos habrá que plantearselo a los que faltan y ver que información consiguieron por su cuenta-

- Acho, como mola lo k'ace el pavo e'te con la moneda - sin duda tus trucos habían captado la atención de los niños y te miraban con mucho interés. Aunque tenías la sensación de que el que hablaba de forma más paleta tenía más interés en la propia moneda que en los juegos de manos.

- Solo nos queda buscar por cerca de la logia - responde el otro chico cuando preguntas por Tom. El chico señala en una dirección y puedes ver, a lo lejos, un edificio que se eleva por encima de las casuchas. - Ayúdanos a encontrarlo, va!

El brillo de la moneda capta rápidamente la atención del chico. Una sonrisa pícara aparece en su rostro - Información? ¿Qué clase de información? Por que, no es por fardar, pero yo se muchas cosas!

Poco a poco vais intercambiando opiniones y comentando vuestras posibilidades. Mientras tanto la posada se va vaciando un poco. Mucha de la gente que estaba comiendo ya había terminado y se habían ido. No obstante aún quedaban algunos parroquianos disfrutando de sus bebidas durante la sobremesa.

Sonrío satisfactoriamente ante el ímpetu y la predisposición del muchacho. 

- Muy bien, entonces dime todo lo que sepas de ESE - digo señalando con el dedo - edificio y la gente que lo habita. 

Le entrego la moneda una vez me haya dado la información, no vaya a ser que una vez tenga la monedad de plata se vaya corriendo y yo mantengo mis incógnitas. 

Les miro a los chicos con una sonrisa mientras les doy la moneda.

-Muy bien, chicos, yo os ayudo a buscar. Pero yo seré el jefe, ¿vale? Si en algún momento os digo que tenéis que iros os ireis-dije mientras me levantaba y me preparaba para ir hacia la logia-. Por cierto, ¿que es ese sito que llamais la logia?

Tras volverse a sentar en la mesa Numendil retoma la conversación -: Me parece bien, Rion, juntos, si no surge ningún desacuerdo por parte del resto del equipo, iremos antes de que acabe el día a visitar a la antaño enferma prima de Fiannan -. Hizo una pausa y luego matizó -. No sería humilde por mi parte asegurar que mis conocimientos en materia de sanación resulten suficientes como para averiguar algo significativo, sin embargo y aún cuando no sirva de nada en lo que respecta a la misión, al menos nos aseguraremos de que esa pobre chiquilla está, como aseguran, a salvo de su enfermedad.

En cuanto a ir mañana al teatro para observar la conducta predicadora de la supuesta secta, me parece muy idóneo, sobre todo si, como muy bien ha apuntado Edward, alguno de los nuestros consigue mediante la picaresca entrar como iniciado -. Negó un poco con la cabeza antes de admitir con cierto azoramiento -: Me temo que en eso no seré de utilidad, cuando tengo que faltar a la verdad me pongo tan nervioso que hasta llego a morderme la lengua al intentar hablar.

-Lo mejor será que nosotros solo vayamos a presenciar- miré al bardo- aunque nuestro amigo cantor tal vez puede embelesarle los oídos a alguno de ellos y ganar su favor, sin embargo por ahora todo lo que digamos son meras especulaciones, el momento de la verdad llegará cuándo estemos en la reunión- dije mientras iba terminando de comer.

Escucho los comentarios de mis compañeros de mesa asintiendo de vez en cuando para que vean que no los estoy ignorando. Termino de comer un pescado e inmediatamente vacío la jarra de cebada para digerir la comida.

-Yo mostré también el mismo recelo que muestras con tus palabras, Numendil. Fiannan dice que la chica no tiene secuelas de la enfermedad y que está completamente sana. Aunque una cosa es lo que uno cree ver y otra lo que realmente ves… -murmuro con un tono dubitativo-. Como sea, la mera curiosidad de comprobar su estado ya despierta mi interés. Esta tarde, si no surge un imprevisto o una causa de fuerza mayor, iremos allí.

Volví a llamar la atención del tabernero para que rellenara la jarra antes de mirar de nuevo a mis oyentes. 

-No tengo inconveniente alguno en intentar hechizar con mis palabras y mi música a algún miembro de la secta, mas si os soy sincero, funciona especialmente con las féminas –se me escapa una risilla que siquiera oculto-. Espero que nuestros dos camaradas no se hayan metido en problemas y ese sea el motivo de su tardía comparecencia –añado mostrando cierta impaciencia.