Partida Rol por web

-Al menos será buena oportunidad para probar nuevas placas solares de grafeno.- dice Georgi más que nada para tratar de pensar en otra cosa, que el tono de Padalka no le ha gustado nada... pero nada.

Saint se quedó visiblemente preocupado por el tono de voz de Padalka. Si era tan grave como para necesitar a sus antiguos compañeros de Expedición, probablemente era extremadamente probable que tuvieran que regresar a casa. ¿Quizás aquella era la última misión que viajaría hasta la ESI en muchos años?

- Paolo, aprovecha para intentar contactar con Control de Tierra para informarle de todo lo que está sucediendo. Gracias. Me dirijo a ver cómo se encuentran el UDM y los laboratorios.

-UDM está bien, que ya lo ha chequeado Ford.- dijo Georgi tratando de evitar un desplazamiento inútil por la maltrecha estación.

Y al fin volvéis a vuestro laboratorio. La última vez que estuvisteis aquí, antes del golpe, había gente, datos interesantes y luz. Ahora hay penumbra, ordenadores apagados y cables colgando de un lado a otro. Uno de los armarios se había abierto por el golpe (quizá el que ocasionó la brecha a Ford), y varios cuadernos con anotaciones de experimentos flotan por la estancia.

Los ordenadores parecen estar bien, y la mayoría de instrumental científico también, aunque hay restos de una de las muestras de sangre de Wurst flotando por la estancia. Cuando la ves es demasiado tarde, y no consigues reaccionar a tiempo para esquivarla. Tu camisa acaba con una mancha de sangre de ratón justo al lado del símbolo de la Agencia Espacial Europea.

En tu rincón, varios papeles flotan dispersos, con algunas de tus anotaciones de las últimas semanas. La última frase es la relativa a los datos que habían captado tus sensores, con un dibujo de unos hombrecillos verdes que habías añadido a modo de broma. La hoja también se ha manchado con la sangre de la muestra de Wurst, y bajo la luz de emergencia, los cómicos hombrecillos parecen desagradables criaturas de tres ojos.

Wurst tampoco puede evitar acabar con sangre de ratón en su ropa, y se preocupa en primer lugar de alcanzar sus cuadernos.

- Cuidado, hay restos de cristal del vial de sangre. Fíjate bien antes de apoyar las manos en las paredes.

Los trozos de cristal flotando no son realmente peligrosos, pero apoyar una mano sobre un vial supondría cortarse con un cristal que ha estado en contacto con sangre de ratón. Y los ratones de Wurst han sido utilizados en ensayos médicos y se les ha inyectado algunos compuestos químicos que no te  gustaría tener en tu sangre.

Wurst dobla un papel a modo de cono para utilizarlo como una "red" con la que pescar los cristales que flotan por la estancia.

- Trataré de ser rápido, pero esto me llevará algo de tiempo.

Y acto seguido se dedica a impulsarse de una pared a otra del laboratorio para cazar con su papel los fragmentos del vial de sangre.

- Recibido Georgi, gracias - respondió Saint por radio - Wurst, Raf, si seguís por la zona del Columbus, ¿os importaría comprobar el estado de las secciones japonesas? No creo que hayan resultado muy afectadas, pero no quisiera arriesgar.

Haciendo cálculo mental del mapeado que había memorizado de la ESI, Saint calculó que ya se habían explorado todas las zonas de la estación. Le gustaría saber ciertamente en qué condiciones se encontraba el ala P, pero para eso tendría que esperar. En cuanto el grupo de Padalka volviera del paseo en el exterior, pondrían las cartas sobre la mesa y decidirían el siguiente paso.

Aprovechó para dirigirse al Nodo 3 y realizar otro diagnóstico en el Ordenador Central.

- En seguida te ayudo, Wurst. Déjame hacer una comprobación primero. -se dirigió a su rincón, teniendo mucho cuidado de no cortarse. Tenía mucha curiosidad por saber si el "lo que fuese" continuaba mudo o si le había dado por "cantar" otra vez. Trataría de poner su ordenador en marcha y averiguaría si los sensores de rayos cósmicos aún estaban en funcionamiento. Y si lo estaban, a ver qué estarían registrando en esos momentos.

Después, cogería un papel cualquiera (el de los hombrecillos verdes bien podría valer), se fabricaría un bonito cazamariposas como el de su compañero y le ayudaría en la labor de despejar el módulo de aquellos peligrosos cristalitos.

Raf se impulsó hacia el intercomunicador y contestó a las palabras del que iba a ser su nuevo comandante.

- Tenemos algo de lío poniendo el Columbus en orden. No parece que haya graves destrozos aunque estamos rodeados de un enjambre de cristalitos y de muestras de sangre de ratón que revolotea a nuestro alrededor.

Nos costará un rato, comandante. Después vamos a la zona japonesa. Aunque quizás, si Georgi está todavía por el CAM pueda echar él un vistazo. -sugirió.

-Voy a ver la parte japonesa entonces. Si tenéis problemas de cristal y sangre coged el aspirador de mi consulta.- respondió el médico por el intercomunicador.

Acto seguido Georgi comenzó a desplazarse hacia el sector japonés de la ISS.

Asintiendo a las palabras de sus compañeros y viendo como de nuevo volvía la tensión al ambiente.

De acuerdo, intentaré contactar con el centro de control de la tierra.

Dice Paolo mientras se dirige a iniciar la comunicación con la tierra. 

- Aquí Ford, el Nodo3 parece estar ok. La DSM y su Soyuz aclopada también están operativos pero todo el módulo Ruso a partir de la Zvezda ha sido comprometido y está despresurizado, nuestros compañeros allá fuera seguro pueden informarnos mejor del estado. - dijo haciendo una pausa ante el intercomunicador.

Tras comprobar el estado exterior de la Zvezda deberían comprobar el estado de la Soyuz acoplada originalmente al módulo Ruso para evaluar su posible rescate o recuperación - sugirió -, procedo a trasladarme a Cupola y así os echo una mano supervisando la operación exterior, si necesitáis algo estoy pendiente de vosotros. - dijo mientras se sentaba en el módulo Cupola y escudriñaba visualmente el espacio en busca de los astronautas.

Georgi pasó por el Nodo 2 y se metió de lleno en la zona japonesa de la estación que, como de costumbre, estaba pulcra y ordenada.

"Estos japoneses cada día parecen más alemanes con esto del orden," pensaba el médico mientras avanzaba.

Tras cortar el intercomunicador te impulsas hacia el ventanal del Nodo 3. Una vez en Cupola, te inclinas para comprobar los alrededores de la ISS y la estructura de los módulos que desde aquí puedes ver.

Fragmentos del sector P sobrevuelan a vuestro alrededor, algunos encajados contra otras partes de la estación, pero la mayoría alejándose hacia el infinito espacio. La mayoría de módulos parecen estar bien, aunque es cierto que desde aquí no se ve completamente la estación, por lo que no consigues ver el Zvezda. Sin embargo, sí que puedes observar el vehículo Progress acoplado al UDM y la Soyuz en la que llegasteis a la estación, anclada en el DSM. A las malas, el Progress podría ser utilizado como vehículo, pero no permitiría viajar a más de tres personas (y eso ya sobrepasando lo recomendable). La Soyuz podría permitir un cuarto astronauta, pero no más. Si la Soyuz del Zvezda está inutilizable, tan solo 7 podríais volver a la Tierra, a no ser que envíen un transbordador para recoger a los demás.

Mientras piensas en las posibilidades de el retorno de emergencia, te da la impresión que uno de los fragmentos desprendidos de la estación cambia de forma, adaptándose a la estructura del módulo con el que está contactando, como si fuese de goma en lugar de acero. Parpadeas dos veces y te fijas bien, para descubrir que de nuevo vuelve a flotar libre, tan rígido como debe ser el metal. Te sobresaltas cuando Saint entra aquí desde el Nodo 1.

Después de transmitir las órdenes vuelves hacia el Nodo 3 para realizar un par de pruebas más. Esperas que tus compañeros no tengan problemas con el análisis visual de lo que queda, por lo que por ahora te olvidas de ello.

Cuando llegas al Nodo 3, Ford está suspendido observando por Cupola, sin quitar ojo al espacio que os rodea. Cuando te agarras de la esclusa del Nodo 3 para impulsarte dentro, le asustas involuntariamente. Cuando se vuelve, trata de ocultar su sobresalto.

Efectivamente, salvo un par de cuadernos que se han escapado de su sujección, el módulo está perfectamente. Tan solo la luz roja de la habitación delata que ha habido un accidente y estáis en situación de emergencia.

Sin embargo, cuanto te giras para volver, algo te hace volverte, inquieto. Casi al final del módulo, un desagradable sonido te hace centrarte en la puerta que separa el laboratorio del ELM, el módulo de logística para los científicos. Jurarías que al otro lado, algo ha rascado la superficie metálica de la puerta.

Miras fijamente hacia la puerta, con el aliento contenido. La luz de la habitación no ayuda en absoluto a tranquilizarte, y lo vuelves a escuchar. Es un sonido casi apagado, muy discreto, pero constante. Estás seguro de que hay algo o alguien rascando con velocidad la puerta desde el otro lado. El chirriar del acero arañado recorre tu columna, erizando cada pelo de tu cuerpo.

-Gennady!.- suena la merviosa voz del médico por el sistema de comunicación para continuar un poco (pero muy poco) más clmada -Alguna cosa parece estar rozando el exterior del laboratorio donde se acopla con el ELM. Verif¡icar si es una antena o algo.-

Con curiosidad te diriges al ordenador, con un presentimiento. Activas tu usuario rápidamente y accedes al registro de los sensores de rayos cósmicos. Solicitas las entradas de la última hora, centrándote en los minutos previos y posteriores al golpe.

Por algo te habían escogido a ti para viajar al espacio. Tu habilidad y tu intuición te han hecho seguir siempre el camino adecuado y centrarte en lo importante. Y una vez más, esa intuición no te ha fallado. Instantes antes del golpe, los sensores han captado algo. No se parece en nada a lo de antes, pero de nuevo tienes un pico de actividad registrada como si fueran rayos cósmicos. Lo que fuera que había emitido lo ha vuelto a hacer, aunque esta vez no sigue un patrón. Es simplemente un pico altísimo - supera los umbrales máximos de registro de tus aparatos -, que se apaga en el instante previo al golpe. Unos segundos después, tus sensores vuelven a captar algo, aunque ahora ocurre todo lo contrario. La señal es captada casi por casualidad, ya que roza el mínimo de lo que tus sensores pueden recibir.

Un máximo, silencio en el momento del golpe, y después una emisión mínima y constante, aún presente. Sea lo que sea, eres consciente de que está emitiendo en este momento, lo que excita tu curiosidad científica.

Quizá sea solo tu subconsciente para tranquilizarte, pero algo te dice que no es el sonido del metal contra el metal. Te cuesta admitirlo, pero ese algo es tremendamente parecido a unas pequeñas uñas, rascando rápidamente la puerta, como si buscaran algún resquicio para pasar del ELM al laboratorio.