Partida Rol por web

- ¿Apartado del cubo? - responde Raynor rápidamente -. Raf, en esto te necesitamos más que a nadie. Necesitamos a los mejores. ¿Ocultar a los ojos de la humanidad el hallazgo del siglo? ¿Crees que es lo único que la humanidad no sabe? ¿Crees que sois los primeros en encontrar criaturas inteligentes? No, Raf. Las pruebas están delante de los ojos de todos, pero simplemente sus mentes no son capaces de aceptarlo.

Piensas en lo que has visto. Piensas en cuánto has tratado de convencerte de que eso no era real. Crees que los humanos tienen un concepto muy idealizado de cómo deberían ser los extraterrestres, y quizá Raynor tenga razón. La gran mayoría no podría soportar ver lo que vosotros habéis visto sin caer en la locura. Quizá las pruebas han estado siempre cerca, pero nosotros no hemos querido verlas.

- Desde que me hice consciente de que no estamos solos, he invertido todo mi tiempo y dinero en descubrir qué hay más allá de las fronteras de nuestro planeta. En el camino he encontrado algunas personas en las que confiar y muchos problemas. He hecho algunos amigos, y muchos enemigos. Y algunos de ellos están en agencias espaciales. ¿Acaso hay algún lugar mejor que ese para mantener los secretos ocultos? O eso pensé al principio. Ahí fuera hay posibles aliados, pero sobre todo hay amenazas. Y ese cubo supone una de las mayores.

En cuanto la mujer nombra el objeto, no puedes evitar observarlo. Al principio te pareció amenazante, pero cuanto más tiempo permaneces cerca del cubo, más cercano y menos peligroso te parece. Lo ves cálido, colorido... Jurarías que incluso es capaz de sentir y expresar emociones. No ves ningún mal en ese objeto.

Y el cubo te responde con un destello que se te antoja íntimo y amigable.

- No estoy segura del alcance que podría tener que eso acabe en las manos equivocadas, pero te aseguro que lo que se cruzó en el camino de mi padre no tenía buenas intenciones. Y puedes dar fe de que ese ser que habéis visto ahí arriba es de todo menos diplomático. Raf, ¿qué necesitas para confiar en mi?

El ingeniero responde con duda en su voz.

- Sé que hubo un golpe, Saint. Y sabíamos ya lo de Sarah. Pero tras eso no vimos motivos suficientes para una evacuación. ¿Qué ha cambiado? ¿Qué le ha ocurrido a Ford? ¿Padalka sigue vivo? Hay demasiadas incógnitas, Comandante.

Unos segundos después comenzáis a recibir un archivo en el ordenador de la nave.

- Supongo que todo lo que habéis sufrido ahí arriba ha debido ser agotador tanto física como mentalmente, pero necesitamos toda la información posible. Todavía podríamos salvar la estación; seguimos preparando el equipo de emergencia para iniciar las reparaciones. Y dada la fragilidad de la ISS ahora mismo, deberíamos comenzar cuanto antes. Por eso, si hay algo más que debamos saber...

Georgi susurra como para que no se le pueda oír a través del micro de la radio:

-Dígaselo, Comandante. Dígales que hemos sido atacados sin especificar más. Que no sabemos si están rastreando las comunicaciones o lo que sea..... pero que nos dejen llegar en paz.-

- No lo sé. -el pobre Raf se encontraba sumido en un mar de dudas. Su futuro en juego, a merced de una decisión correcta o equivocada. Lo cierto es que la chica había conseguido sembrar esas dudas en su cabeza, aunque no le había gustado que tildase al cubo como una amenaza.

Tecleó algo en la consola y aceptó el mensaje de confirmación que apareció en la pantalla. Con todo ello, el archivo enviado por la NASA había sido completamente eliminado del sistema.

- Pero lo haré, Helen. Confiaré en usted. -esperaba que la promesa de que no iba a ser apartado del estudio del cubo no fuese una mentira, se lo jugaba todo a esa carta.- Ya he borrado el archivo y espero las coordenadas.

Saint miró a Georgi, mordiéndose el labio inferior. Sabía perfectamente lo que ocurriría si les decía que una criatura del espacio exterior les había estado acechando como si fuera un gato rondando la jaula del canario, pero tenía que darles una razón convincente para su marcha. Tampoco podía decir, así como así, que habían sido atacados, puesto que los vuelos extraterrestres estaban convenientemente vigilados, y si hubiera habido algún acercamiento indebido, el Control de Tierra lo habría sabido.

- Hemos sufrido un sabotaje, Control - dijo, suspirando al fin y mirando a Georgi, puesto que estaba abriendo la puerta para que el médico diera una auténtica clase magistral de teatro - El piloto Harold Eugene Junior sufrió un gravísimo desorden psicológico tras el viaje y el impacto del meteoroide, causando severos daños a la estructura, y poniéndonos a todos en peligro. 

No le gustaba usar al joven piloto para reproducir lo sucedido, aunque en parte fuera el causante, pero no tenía otra elección.

- Atacó e incapacitó a Padalka, al que no pudimos traer, y luego asesinó a Wurst, para luego suicidarse - dijo, con la voz cargada de tristeza - No... no podíamos seguir allí, Contorl.

Escuchas a Helen respirar tranquila tras escuchar tu respuesta.

- Muchas gracias, Raf. No te arrepentirás de tu decisión. A continuación te transmito las coordenadas para tu aterrizaje. Puesto que las agencias espaciales tienen acceso a tu sistema, no puedo arriesgarme a enviarte un documento; tan solo puedo confiar en que este canal cifrado les impida escuchar la información que te voy a transmitir y lo que acabamos de hablar.

A continuación escuchas como la mujer al otro lado del altavoz revuelve algunos papeles. Todavía dudas de tu decisión, pero sabes que no hay vuelta atrás. Y sin embargo, el objeto que te acompaña parece agradecer tus acciones.

- Bien, aquí está. Toma nota, pues solo te las transmitiré una vez. Cuantos menos riesgos tomemos, mejor.

A continuación Helen Raynor te transmite como un ordenador, pero con una voz mucho más dulce, latitudes y longitudes, grados, minutos y segundos, horas, velocidades y demás datos que te permitirán, si sus estimaciones son correctas, aterrizar en mitad del desierto de Arizona.

- Nos encontraremos en el punto de aterrizaje dentro de dos días, Raf. Hasta entonces no volveremos a comunicarnos. Mucha suerte.

El hombre no parece sorprendido ante tus palabras.

- Sentimos mucho los incidentes ocurridos. Desde aquí... Desde la base nos sentimos culpables. Enviar a Ford a la ISS fue un error que jamás debimos cometer. Los psicólogos detectaron cierta inestabilidad mental en sus análisis, y recomendaron que ocupara siempre segundos puestos. Si no hubiese sido por el accidente del piloto asignado a vuestra misión, el joven Ford nunca se hubiera montado en la nave con vosotros... Y todo hubiera sido distinto.

Las revelaciones del hombre os sacuden. ¿Conocían ya la fragilidad mental de Ford y a pesar de todo lo enviaron a la ISS? ¿En qué estaban pensando cuando hicieron eso?

Quizá, como dice el hombre, todo podría haber sido distinto. O no. El choque con el misterioso objeto no podía evitarse. Y la criatura que apareció horas después (¿O han sido días? Ya no sabríais decir cuánto habéis permanecido en la estación)... Estuviera Ford o no, eso no hubiera cambiado. Pero el último momento dramático ocasionado por sus disparos, la muerte de Wurst, el abandono forzado de Padalka... Eso quizá se hubiera evitado.

Sin embargo, saber que la gente de Tierra tiene parte de culpa en todo esto no alivia vuestra culpa por los compañeros perdidos.

Cuando el ordenador informa de la recepción del archivo de la NASA, el ingeniero vuelve a hablar, sacándoos de vuestros pensamientos.

- Está bien, Saint - por su voz, parece que el hombre tratara de consolaros, como si fuese consciente de lo que habéis sufrido hace un rato -. Dejad a un lado lo que ha ocurrido ahí arriba. Cuando lleguéis elaboraréis el informe de misión. Ahora centraros en el viaje de retorno, siguiendo las indicaciones incluidas en el archivo que acabáis de recibir. Pronto estaréis aquí.

Georgi pareció relajarse un poco pero nada podía asegurarse salvo una cosa: El médico ruso tenía miedo, demasiado miedo...

No contestó para despedirse. Simplemente dejó que la voz de Helen se desvaneciese y se perdiese la comunicación.

Evaluó las coordenadas recién obtenidas y las comparó con las del sitio donde en realidad debía llevar la sonda. Si fuese viable, le gustaría continuar el rumbo ya establecido el máximo tiempo posible, tratando de que la NASA advirtiese el cambio de ruta cuanto más tarde, mejor.

Con esto en la cabeza, planeó la maniobra y se dispuso a transmitirla a la nave mediante el ordenador de control.

- ...dentro de dos días, Raf.- ¿qué ocurriría entonces?

Con un asentimiento, Saint cerró los ojos y suspiró, quizás meditando para organizar sus pensamientos. Después, tras unos segundos en los que no se escuchó nada más que la vibración de la cápsula mientras se encaminaba de vuelta a la Tierra, el Comandante pulsó una serie de botones, mostrando en una pequeña pantalla el archivo con la secuencia de aproximación que le habían enviado y luego pulsó un par más, asegurándose que nadie que no estuviera allí les podía escuchar.

- Bien señores, ahora llega el momento de la verdad - dijo, mirando a Paolo, Georgi y Ukio - ¿Qué creen que debemos hacer? La gente de la NASA no se va a creer ni una sola de nuestras declaraciones si nos ponemos a hablar de esa criatura...

Analizas los datos sin problemas. A pesar de no ser un piloto, tu mente está acostumbrada a gráficas, números en crudo, parábolas y estimaciones de movimientos. No en vano fuiste uno de los mejores de tu universidad. A pesar de que ambos puntos de aterrizaje distan, el viaje de dos días te permite una holgura suficiente como para emular durante todo el primer día la trayectoria propuesta por la NASA. A partir de entonces, tendrás que hacer girar la nave para terminar en el punto donde Raynor te estará esperando. Un fallo en la estimación de unos segundos con respecto a la tangente, y acabarías a decenas o incluso cientos de kilómetros. Pero dispones de una claridad de mente de la que no habías gozado desde hacía horas... O días, ya no lo recuerdas.

Introduces en el plano de ruta las nuevas directrices, y te reclinas en tu asiento para descansar.

En el silencio de la nave, por fin puedes desconectar de todo el horror, del dolor que te supone el abandono de tus compañeros y la más que probable muerte de algunos o todos ellos. Pero ahí estás, cada vez más cerca de la Tierra.

Cuando abres los ojos no estás seguro de cuántas horas has dormido. Sientes las piernas entumecidas, fruto de la inmovilidad y la gravedad cero. Jamás pensaste que echarías tanto de menos las máquinas de ejercicio de la ISS que mantenían tus músculos activos. Sueltas el cinturón de tu asiento y te permites un paseo por el estrecho espacio del que dispones en la Soyuz. El objeto, visible desde cualquier rincón, parece magnéticamente adherido a la nave, inmóvil. Sus colores oscilan ahora desde el puro azul celeste al marrón de la tierra seca. Es como si pudieras ver el reflejo distorsionado de tu planeta en su superficie. Los azules se mueven por la superficie igual que el agua, bañando los marrones y oscureciéndolos temporalmente, como las olas humedecen la arena de playa. Te es imposible apartar la vista del enigma que supone ese pequeño fragmento estelar. Y en la frontera entre el azul y el marrón ves una mancha sin color, que se va perfilando poco a poco. Igual que una nube que se forma de la nada en un cielo de verano, la oscura forma va tomando forma, adquiriendo un contorno y matices de colores. La vaga forma se aclara, y te ves a ti mismo, frente al infinito océano, con la vista perdida en el horizonte.

Y el tú del cubo gira la cabeza, alzándola hacia lo que sería el cielo para él, y su mirada se cruza con la tuya. Sus ojos están cargados de melancolía, remordimiento, pero a la vez de determinación. Su mirada te habla de experiencias que nadie debería vivir, pero que cualquiera estaría ansioso por descubrir. Y el Raf del interior del cubo extiende la mano hacia el firmamento... Hacia ti.

Después de permanecer pensativo unos minutos, Georgi dijo -Pues podríamos decir que después del choque y mientras lo investigábamos la estación tuvo una serie de sacudidas que sospechamos por sabotaje.... y que apunten los telescopios y lo miren ellos, a ver que ven.-

- Lo más probable es que envíen una sonda para evaluar las condiciones de la Estación antes de enviar otra cápsula tripulada. La verdad es que desde que empezó todo este proyecto, es la primera vez que se queda vacía..  - en aquel momento recordó a Padalka, y el remordimiento de haberle dejado allí le envolvió. Miró al vacío del espacio y susurró unas palabras a la nada - Espero que me perdones, compañero...

En el reducido espacio de la Soyuz, Raf alargó la mano buscando el contacto con la de su otro yo, hipnotizado por las visiones que tenía al contemplar la superficie del cubo.

Los acontecimientos aunque cada vez más favorables estaba claro que no estaban solucionados, ahora tocaban las explicaciones ... las consecuencias de las acciones tomadas.

Señor, estoy con usted que no podemos hablar de la criatura pero deberíamos ponernos también de acuerdo con Raf, sino nuestras historias puede ser muy distintas. Creo que deberíamos ser la más fieles a la realidad obviando el asunto de la criatura, eso seguro que puedo evitar que nos encierren para siempre.

Haciendo una pequeña pausa.

No se ustedes, pero yo aún no puedo creer lo que nos ha pasado allí arriba. Por cierto señor, que vieron ustedes cuando estaban en el espacio??, alguna pista de lo que estaba ocurriendo.

Las palabras de Paolo tuvieron un efecto devastador en el Comandante, cuyo semblante palideció visiblemente al recordar lo que había visto en el vacío del espacio. Durante el tiempo que había estado ahí fuera, por poco muere por el movimiento brusco de la ISS, y si no hubiera sido por una serie de casualidades y maniobras de sus compañeros, ahora habría un sitio libre en la cápsula.

- Una pesadilla, Paolo... algo que jamás habría imaginado ver y que si lo hubiera visto devorando a Wurst y a Ford con mis propios ojos, habría jurado que me había vuelto loco... - explicó, sin dar demasiados detalles sobre cómo era la aparición.

-Yo... no estoy seguro...- respondió Georgi con voz temblorosa -Era una cosa enorme... más negra que el mismo espacio...-

Estaba claro que todavía estaba todo muy fresco en las mentes de los astronautas como para poder intentar ver que estaba pasando, quizás una vez en tierra podrían trazar una historia común.

Esta claro que todo fue real, pero no vamos a poder hacer ver a nadie que esto paso con realidad. Será mejor que lo olvidemos de momento, y que la NASA crea que la estación se perdió durante el impacto.

Extiendes la mano hacia el otro Raf y sientes la fría superficie del cubo. Tras el contacto, las ondulaciones se concentran alrededor de tu mano y la figura se torna difusa. Sientes como si el material del que está compuesto el objeto rodeara tus dedos, y súbitamente te encuentras frente a las olas que tu otro yo observaba momentos antes. Sientes el dolor por la pérdida de tus compañeros mientras observas la puesta de sol.

Sin embargo, sabes que no murieron en la ISS. Sabes que escaparon, que en la otra Soyuz emprendieron el camino de vuelta a casa. Pero ellos aterrizaron donde la NASA les indicó. Jamás se volvió a escuchar su nombre. Los registros de Georgi Grechko, Paolo Torboli, Ukio Yamazaki y Stanley Philips se cerraron para siempre en los archivos de las agencias espaciales. Fueron tratados como desertores, que abandonaron su servicio y murieron en su retorno a la Tierra... Aunque sabes que llegaron a aterrizar.

Pero ellos tomaron el camino equivocado.

Todo ello lo piensas mientras observas el vasto océano, una vez ha terminado todo. Y te das cuenta de que lo que Raf lamenta es no haber actuado a tiempo.

Aunque por desgracia, antes de ser consciente de que deberías haber hecho, te encuentras otra vez en la Soyuz. La superficie del cubo se ha calmado, y ahora tan solo te muestra los colores verdes y azules del océano, que se te antojan melancólicos.

Conversando, el viaje que estáis haciendo apretados en la sonda, se os hace ligeramente más ameno. Y compartir la experiencia vivida unos momentos atrás la hace sentir más tangible y os ayuda a no perder la cabeza debatiéndoos entre la realidad o la ficción. Wasabi, sin embargo, se mantiene más reacio a comentar sus experiencias.

- Sea lo que sea, era real. Golpeó la estación y nos atacó. Acabó con Wurst. Las pruebas están ahí. Y si la NASA o cualquier otra agencia espacial envía un módulo tripulado descubrirán lo que ronda la ISS... Si es que sigue ahí y no tras nuestra estela.

Es cierto. El viaje ha sido muy tranquilo, pero es posible que esa cosa ande detrás vuestra. Si detectó vuestra nave abandonar la ISS, no dudaría en seguiros el rastro. Aunque, ¿qué era lo que buscaba? ¿Vuestras vidas o el objeto que golpeó la estación?

- Yo creo que no debemos decir nada. Lo mejor que puede pasar es que nos tomen por locos y nos encierren en observación durante un tiempo por shock post-traumático, que lo achacarán a las muertes de nuestros compañeros. Lo que ha ocurrido ahí arriba... Lo que hemos vivido... Lo mejor es dejarlo entre nosotros, ¿no creéis?