Partida Rol por web

Por un momento la no muerto se detiene y parece que piensa en tus palabras, pero hay algo que esta yendo mal, pues Lucy sin dejar de arroparse con los brazos murmura:- Lo siento.- Entonces la madre se abalanza a por ti, sus manos huesudas parecen garras por la forma que cogen buscando atraparte y despedazarte con ellas. La mujer no quiere una salida, no quiere  dejar a su hija que tenga redención, lo puedes ver en sus ojos oscuros y comprendes con horror que es ésta cosa la que esta haciendo que la en otros tiempos perturbada Lucy haga los designios de su oscuro amo...

Rápida como un rayo la bella elfa se escurre de las manos de la horrible cosa que la acecha. No va a dejar que la mate, por mucho que sea la madre de Lucy y por mucho que ésta la ame. No es bueno que nadie someta a nadie de tal manera, para abandonar aquello que ama.

Además, no dejará que Lucy se le escape. No teniendo la posibilidad de ayudarla, y no después de que ella misma aceptase su ayuda. Sopesó la posibilidad de agredir a esa mujer deshecha. Eso iba a molestar a Lucy, quizás la pusiese en su contra. Pero no le quedaba más remedio. Era eso, o dejarse matar ella misma.

En un abrir y cerrar de ojos estaba apuntando a la mujer deshecha con su arco, y no le tembló el pulso al disparar.

Tu flecha vuela rauda hasta clavarse en la carne putrida de la criatura que ni siquiera gime por el golpe, su carne ya está muerta, solo un daño excesivo puede terminar con ella, pero tú arco no es precisamente una buena arma para el cuerpo a cuerpo y la no-muerto que es la madre de Lucy esta a punto de abrirte de romperte una costilla con un golpe de su puño. Es entonces cuando Lucy se lanza sobre su madre y la agarra, para volver su cara hacia ti y decirte:- Marchate, no dejare que le hagas daño, pero tampoco quiero que le hagas más daño a ella.-

-Te espero en mi habitación a la misma hora del otro día. Ven. Por favor. - Le dice asintiendo a sus órdenes y entendiendo el por qué se pone en medio. Al fin y al cabo es su madre, y ella su amante. No puede elegir por mucho que quiera, su amor será siempre de las dos. Pero al fin ha descubierto que realmente Lucy siente lo mismo que ella, y no la dejará sucumbir ante la maldición. ¡Ay de aquel que intente hacerle daño a su pequeña...! 

En un abrir y cerrar de ojos la elfa ya se estaba alejando por el túnel que formaba la cueva, hacia la salida. Su paso era rápido y decidido. Esperaba con todo su corazón que Lucy apareciese lo antes posible. Quería saber qué es lo que acababa de pasar exactamente. ¿Qué clase de criatura era esa mujer a la que Lucy llamaba Madre? ¿ Qué era capaz de hacer? ¿Cómo dominaba a Lucy de aquella manera? Y lo más importante... ¿Quién demonios era aquel Rey Yacente? Estaba decidida a ir a ver a Ishmael antes de ir al encuentro con su amada, y preguntarle si sabía algo de aquel Rey. 

Lucy no te contesta, pero sabes en tu interior que te seguiría a donde fuese, en tanto que la madre sisea al verte escapar huyendo por los túneles hacía la salida. Pero desgraciadamente antes habías seguido a tu amada, ahora todos los túneles te parecen iguales y desgraciadamente puedes escuchar que hay algo detrás tuyo siguiendote, y por la forma de gruñir no crees que sea Lucy.

A pesar de solo haber visto un momento los túneles, encuentras uno que te resulta familiar y corres hacía él con lo que sea detrás tuyo. Tras unos minutos empiezas a notar el aire fresco del exterior y los aullidos de Draco que te espera encima del acantilado. Decides volverte y esconderte tras unas piedras para saber quien es tu perseguidor.

Pronto una figura femenina aparece, pero no es la figura insinuante de Lucy, sino la de su madre que te rastrea como si fuera un perro, su forma de andar a cuatro patas y su toque esqueletico, hace que parezca una horrible araña. Piensas que va a seguir hasta la salida, pero parece que la luz le daña, pues con un resoplido de chasco, se da la vuelta y vuelve a las profundidades junto a su hija...

Cuando ve la figura de aquella monstruosa mujer contiene la respiración, para no delatarse a sí misma. Se da cuenta de que la luz daña a aquella criatura, y suspira más tranquila cuando la ve dándose la vuelta, pues no quería matarla, para no hacer daño a Lucy. 

Salió de su escondite y se acercó al borde de la cueva. Sabía que era muy abrupto, pero tenía que subir de alguna manera. Una vez puesta a ello le resultó más fácil de lo que parecía al principio, y llegó al lado de su lobo en pocos minutos. 

-Eres un buen chico, Draco.- le dijo cariñosamente, acompañado de una suave caricia entre las orejas del animal. - Vamos, tenemos que llegar cuanto antes a la habitación de Ishmael. Tengo que preguntarle algunas cosas. ¿Qué te parece aquella criatura, olía mal verdad? - rió suavemente y se puso en marcha.

Pronto estas de nuevo junto a tu lobo amigo y guardián, pues tu pericia escalando es grande. Y diriges tus pasos hacia la mansión de Ismael, tienes que hacerle algunas preguntas, como si no hubiesen suficientes. Escuchas un trueno, luego otro, parece que una tormenta va a sacudir el lugar, como si fuera una premonición aceleras tu paso, antes de escuchar un grito en la lejania, un grito femenino, quizás de alguna de las mujeres del servicio...

Los truenos eran un mal augurio. Seguro que esta noche iba a ser una noche dura, quizás no tan dura como la anterior, pero era evidente que tampoco descansaría aquella siguiente. Su encuentro con Lucy la tenía preocupada, y tenía demasiadas preguntas que hacerle a Ismael, por lo que se dio prisa, tanto para no mojarse como para que le diese tiempo a todo. 

Sus oídos captaron un sonido horripilante, el de un grito de mujer. No era una voz conocida, pero intentó concentrarse para averiguar de dónde venía. ¿Qué estaría pasando? Quizás los otros hermanos malditos hayan empezado con sus actos... O quizás haya sido el asqueroso de Oswald... Sea lo que sea, tenía que averiguarlo. Vidas inocentes estaban en peligro. 

El sonido proviene de la casa, tu fino oido no puede mentirte, y crees que puede ser la voz de Lys. Tal parece que algo horrible está pasando y tus raudos pasos te llevan a la casa a su parte posterior donde el jardín linda con la mansión, allí puedes ver a lo lejos a hombres vestidos con extrañas ropas que les dan un toque a nomadas del desierto, que merodean por el lugar, hay al menos 10 de ellos, y no crees que tengan buenas intenciones.

Divisó a unos cuantos hombres vestidos de una manera extraña. Tenían una actitud bastante mala, estaba claro que buscaban pelea. Se deslizó silenciosamente por el jardín intentando no ser vista, hacia la casa. 

Utilizando los arbustos bien cuidados por el jardinero de la mansión, consigues la cobertura que necesitas para pasar sigilosamente al lado de los soldados que parecen estar molestos, quizás por no estar atacando la mansión directamente. Pronto estás en la puerta de la cocina, allí dentro escuchas los gritos de la cocinera, en tanto oyes los ruidos de lucha, parece que está intentando fazarse de sus atacantes, aunque con su corpulencia, lo lleva complicado...

Entró en la cocina, con el arco y una flecha ya en posición de ataque, dispuesta a disparar si remediar palabra a los que están atacando a la cocinera. Primero se aseguro de que fuesen realmente hombres malvados, y si así se daba el caso, atacaría. 

Al entrar por la puerta, estaba tan concentrada en identificar a los atacantes que la puerta se intentó cerrar sola, pero dándole a ella que estaba delante. Se asustó, para nada se lo esperaba. Y la flecha se le disparó. ¿Habría matado a algún inocente? 

Ves a dos hombres vestidos como los bárbaros del desierto con los que combatistes hace ya unos años. No te explicas como han podido llegar hasta aquí. Están sujetando a la enorme mujerona mientras uno de ellos le está haciendo cortes con el cuchillo torturándola. Desgraciadamente tu flecha se clava en la pierna de la mujer, por lo que grita prolongadamente, uno de los hombres saca su espada y se dirige hacía ti. Cuando de repente una luz verde sale de tu pecho como si fuera la luz de un faro...

Estaba volviendo a armar el arco cuando de repente una luz verde comenzó a salir por su pecho. No entendía qué estaba pasando, y confundida, miró a los dos bárbaros pensando en que me estaban haciendo algún tipo de hechizo. La luz la ciega durante unos momentos y parpadea para volver a ver. ¿Qué demonios está pasando? Un deje de pánico brilla dentro de su mirada. 

Sientes una pequeña sensación de dolor y al final la luz desaparece junto con el dolor. Desgraciadamente la situación no ha cambiado, tu atacante ya está cerca casi puedes sentir el metal de su espada. En tanto que la cocinera grita por las heridas inflingidas con su secuestrador observando estupefacto la luz que ha emanado de ti.

Rápidamente vuelve a sacar una flecha y la coloca en el arco. Apunta, respira concentrándose y dispara. Intenta ser más rápida que el atacante y salvar, además de su propia vida, la de la cocinera.

¿Qué es lo que hacen estos hombres aquí? ¿Estará bien Ishmael? 

Cada momento que pasaba la tensión era mayor y por ello se sentía torpe. Tenía que actuar con rapidez, y actuar certeramente, o todo se acabaría tanto para ella como para su amada Lucy.

Lucy....