Partida Rol por web

La puerta destrozada da paso a una extraña estancia, oscura en comparación con el exterior, que Crane no es capaz de discernir hasta que sus ojos se acostumbran a la falta de luz. Los que lo siguen podrán ver, al igual que él, una gran sala de fiesta tras una gran noche, con taburetes por el suelo, vasos rotos, manchas de un líquido denso y oscuro salpicando la escena aquí y allá, un cuadrilátero al fondo, y en la pared opuesta, unas cristaleras en la planta superior, rotas por el centro de dentro a fuera, como parecen indicar la miríada de cristales que bañan el suelo cercano.

Pero poco a poco, esa visión se va solapando con otra, una imagen de colores más cálidos, al igual que el ambiente, que va subiendo ligeramente de temperatura. Los taburetes, la barra, el ring... todo va desapareciendo para ser sustituido por un suelo llano pero irregular, como podría serlo el de una cueva, solo que en tonos anaranjados y rojizos. Las paredes también parecen diluirse, y sobre ellas empieza a formarse lo que podríais pensar que es la imagen especular de la sala en la que estáis, aunque no podéis estar seguros de que sean su reflejo, pues vosotros no aparecéis en ellas.

Al fondo, cinco figuras rodean a otra, que mira hacia al fondo de la sala, que ahora es la zona más brillante del lugar, pues en ese punto la pared se ha vuelto de un blanco incandescente que os impide mirarla sin tener que entornar los ojos. La figura central se gira hacia vosotros. Os separan más de cincuenta metros, y aún así hay algo en su presencia que os produce escalofríos. Con voz gutural, maldice en un idioma que no llegáis a entender - Malditos bastardos incapaces de contener a unos chiquillos... Por Trigon que los despellejaré un millar de veces por este fracaso... Entretenedlos, ya casi hemos terminado... - gruñe entre dientes a sus lacayos, que empiezan a dirigirse hacia vosotros. Entre ellos, un hombre de ojos fríos mira con odio a Raleigh mientras hace crujir sus nudillos...

Como un destello, aún cuando la puerta no ha golpeado el suelo, percibís a Áine dirigirse directamente hacia el interior, tras unos segundos, sois conscientes de que realmente la detective inspecciona la sala de un lado a otro, incluso a pocos metros de este nuevo y misterioso grupo... la presión y el terror que emiten estas figuras la sobrecoge por unos instantes, aunque eso es algo imperceptible para todos ya que apenas os da tiempo a parpadear cuando veis que realiza un último giro y se pone de nuevo a vuestro nivel...

No hay nada que dé señales de un ritual o algo que pueda utilizar para entorpecerles con lo que hay dentro... sólo nos queda una opción... y no es mi favorita... tras la última palabra la pelirroja se directamente contra el jefe del grupo, alguien debe asestar el primer golpe y medir sus fuerzas... y le golpea repetidas veces a gran velocidad, intentando en todo momento encontrar su punto débil y jugar con que no le dé tiempo a reaccionar... tras esto, termina su movimiento agilmente alejada tanto de ellos como de los Titanes... si me atacan espero que no reciban daño por mi...

vamos compañeros...

La pelirroja irrumpe en la estancia con su característica estela anaranjada, y mientras va reconociendo el terreno los demás van tomando posiciones en la zona próxima a la entrada. Con Crane encabezando la comitiva, y Jacob y Kate a la cola, el total de los titanes se adentra en el nido del demonio. Cada paso dentro de este lugar se hace más pesado, y cada vez que aspiráis este aire sulfuroso sentís un leve ardor en los pulmones, incómodo pero soportable, o al menos de momento.

Después de unas rápidas palabras, apenas inteligibles, Aine se dirige hacia la figura central, ralentizando algo sus movimientos para poder centrarse en su ataque. Lanza sus puños impactando con éxito en el cuerpo de su objetivo, y a cada golpe nota la dureza sobrehumana de su enemigo, que aunque no es capaz de esquivar la ráfaga de puñetazos, no ha dejado de seguir con la mirada a la policía, que siente un escalofrío cada vez que se cruza con la suya.

Tras más de cien impactos a supervelocidad, el supuesto hijo del demonio realiza un sólo movimiento, alzando el brazo en el momento y lugar indicados para atrapar la mano de la velocista entre la suya, deteniéndola en seco. La pelirroja siente el abrazo férreo de los dedos de su rival, que aprieta con fuerza con la intención de pulverizarle los huesos. Pero la detective no es tan fácil de reducir, y consigue liberarse de su presa antes de que su contrincante cierre el puño en el aire, con cara de resignación, mientras la velocista ya está de nuevo junto a sus compañeros.

La ráfaga de golpes no parece haber tenido un efecto importante en él, salvo conseguir encorvar su postura y alguna que otra mueca de dolor. Tras erguir su figura, y tras haber comprendido que no va a poder terminar su cometido mientras haya un titán en pie, dedica una mirada al grupo, deteniéndose especialmente en Raleigh, y es incapaz de ocultar una media sonrisa. Una chispa juguetona se asoma a sus ojos, azules como el hielo, porque, aunque no debería, va a disfrutar con esto.

Mi vista quedo como aquel día en que me puse de valiente y tome de esa botella de licor que mamá tenia para preparar algunas comidas… tuve que parpadear un par de veces rápidamente para poder enfocar lo que tenía frente a mi… y no sabía lo que tenía frente a mi… el aire era pesado y de no tener a Atlas de mi lado, quizá me hubiese golpeado más fuerte, pero me compuse y vislumbre un pequeño grupo al frente-Bueno, “otros” a en la popa-dije para mí mismo pero con suficiente tono para que mis compañeros lograsen oír, acto seguido la común estela naranji-amarilla llenó el ambiente, apenas y logre percibí lo que hacía, vaya que se mueve rápido, golpe tras golpe a quien parecía “el dueño del lugar” pero sin más que un pestañeo de su parte hasta que la tomo del brazo y tan rápido como él lo hizo ella se liberó-Hércules, vas tú de nuevo-pensé mientras cerraba mi puño y veía como los 5 “otros” comenzaban a acercarse-Titanes, no podemos perder el tiempo como con los de antes, así que… denles con todo!, y C. procura no hacerle volar la cabeza a alguien esta vez-le dije mientras lo miraba de soslayo-me pido a este!-Dije mientras Mercurio hacía de las suyas ya y me impulsaba hacia adelante con la velocidad que se me permitiese…Ya ni recordaba si yo iba a la vanguardia del plan de ataque, pero es que este ambiente me ponía tenso, dedique mi mirada a un tipo de contextura promedio que se hallaba de quinto en un medio circulo de 5, lastimosamente, debo admitir que se veía un poco guapo y romperle los dientes seguro le quitaría el encanto, pero… no había tiempo para pensar en eso… tenía el cabello corto, rubio, con vetas de un color gris que se opacaban por la ausencia de luz del lugar pero que aun así lograban verse, mentón cuadrado y firme y pómulos agudos, gosh, que desperdicio que tenga que encontrarse con Hércules, aunque no podía confiarme mucho pues no conocía su poder y si el escuadrón de tipos suicidas nos dieron lata atrás, estos no se quedarían atrás.-Ey! Conoces a Hércules?!-le dije mientras lanzaba un poderoso gancho tratando de enviarlo al infinito y más allá al tiempo que me preparaba para retroceder apenas se me diera el momento-Y Harry,- grite fuertemente para que los demás me oyeran, pero sin voltear-no te contengas!

Sin hacer mucho caso al plan inicial planteado por Raleigh, como animado por la impulsiva velocista, Merlam se lanza hacia adelante sin pensárselo dos veces, dispuesto a cruzar los puños con el primero que le pase por delante. El afortunado es un rubio de pelo corto, situado en uno de los extremos de la "barrera humana" que se interpone entre vosotros y el hombre del fondo. A pesar de la velocidad sobrehumana del mago, el tipo es capaz de reaccionar y adoptar una posición defensiva para encajar el golpe. Ahora que están más cerca, podéis apreciar que todos están en muy buena forma, aunque a este en cuestión le sirve más bien de poco cuando el puño de Merlam le golpea con el ímpetu de un tren de mercancías. Músculo, tendón y hueso ceden bajo la fuerza de Hércules, haciendo el rostro del rubio algo más plano, aunque eso es algo que el joven narniano no va a ser capaz de apreciar de momento, ya que el impulso del golpe lanza a su adversario decenas de metros por el aire, hasta que impacta contra lo que se supone que era la pared del fondo de la sala, que apenas podéis distinguir debido al resplandor que emana de ella - o de más allá -.

El resto de secuaces contemplan la escena, cambiando el gesto sólo para apretar los dientes y tensar los músculos, muy conscientes de lo que se les viene encima. Tras ellos, el supuesto líder empieza a avanzar lentamente hacia vosotros, despertando en todos vosotros cierta inquietud. Dirige ahora la mirada a Merlam, que es el que está más cerca, y al sentir la intensidad de esos ojos clavados en él, el joven mago se ruboriza ligeramente sin entender muy bien porqué...

"Bueeeeno aquí estamos, en una especie de limbo demoniaco".-Siip.-"Y ey mira, son demonios, o tíos malos encapuchados que podrían ser demonios. Me gustan los demonios Crane, uno les puede pegar sin remordimientos."-¿Pero y si no lo son?-"Shhhiiii, tranquilo, tranquilo, tengo una corazonada, y mis corazonadas nunca fallan".-Querrás decir que fallar es lo único que hacen ¿no?. "No es momento para discutir Crane, atízale duro a esos demonios, antes de que alguno se ponga en plan listillo y entonces tengamos que montar una casquería delante de los chavales". La conversación tan solo duro un segundo, o quizás menos. Todo sucedía dentro de la cabeza de blancos cabellos del atractivo efebo que asentía con un leve pero enérgico ademan de su cabeza.

Y pese a que todo se producía a la velocidad del pensamiento, dos de sus compañeros parecían haberse adelantado a sus propias intenciones, ambos de manera espectacular, pero con muy diferentes resultados. No pudo contener una leve sonrisa cuando vio volar a la victima de Merlam, el chaval se estaba aplicando con todo lo que tenía, y lo que tenía parecía de sobra para lo que tenía el tipo al que había golpeado. “O algo así”. En cambio los golpes de Áine no disfrutaban del mismo éxito de su Narniano compañero. “Target, ese es el nuestro, el tipo duro que mira raro".-No prometo nada M.- Respondió apenas un segundo después a su mágico amigo, para acto seguida proyectarse contra el tipo que tantos aires se daba, y contra el que un centenar de puñetazos no habían conseguido detener. “Seguro que en breve le caen 1000". Pensó divertido el albino que podía reírse de todo aquello por su extraño sentido del humor, y por qué era probable que la pelirroja fuese capaz de soltarle esos 1000 golpes.

El boom sónico fue lo único que precedió su ataque. Tan pronto estaba en un sitio, como se encontró en el otro, e incluso durante un breve instante su imagen pareció estar en ambas lugares a la vez. Apareció justo frente al tipejo aquel con el codo por delante a la altura de la cara de este. “No ha sido un mal golpe, pero podías haberle dado más duro".-"Lo estoy tanteando".- Susurro mientras se subía las solapas del inusual abrigo.-Este mamón es mío.- Vocifero para que lo oyeran todos mientras extendía el brazo hacia una lado y mostraba el pulgar hacia arriba.-Ya son nuestros.-Dijo con calma, y acto seguido subió enérgicamente el puño para gritar.-Harry no te contengas.-Lo dijo a modo de grito de guerra en realidad, porque le hacía gracia y por qué estaba algo loco. Y en mitad de toda esa ordalía de pensamientos inútiles, se dio cuenta de que después del golpe, había ignorado por completo a su rival.

Tras tantas conversaciones inconexas y sin sentido, todos los titanes están ya completamente seguros de que Crane está loco, aunque eso no le impide saber emplear su buen entrenamiento de combate en los momentos necesarios -lo cual es cuanto menos preocupante...-. De nuevo haciendo alarde de su velocidad sobrehumana -aunque esté a años luz de la de Aine- en fracciones de segundo supera la "infranqueable" barrera compuesta ahora solamente por cuatro hombres, cuya función era la de proteger a su líder, y en la cual están fracasando estrepitosamente de momento...

El tipo que Merlam lanzó contra la pared del fondo suelta algún quejido mientras intenta recomponerse antes de poder ponerse en pie nuevamente, y alza la cabeza a tiempo de ver el codo del ex-militar golpear el pómulo de la imponente figura que tiene frente a él. Aunque para Aine todo suceda a cámara lenta, no han pasado más un par de segundos desde que el mago cargara contra su objetivo cuando Crane se lanza en picado hasta el fondo de la sala, y aunque el hombre de ojos claros ha sido capaz de seguir con la mirada al albino, su ataque ha sido demasiado repentino y veloz como para poder esquivarlo. Sin embargo, como la velocista puede observar, sí ha podido preparar su cuerpo para el impacto, tensando los músculos, cambiando su postura, de modo que el espectacular codazo lo único que consigue es obligarle a girar ligeramente el cuello y borrarle la sonrisa de la cara.

Mientras Crane parlotea sin sentido, vuestro enemigo adopta de nuevo un gesto adusto e imponente, y con una voz a la vez suave y abrumadora, se dirige a Crane, recuperando su sonrisa - No me extraña que los pobre diablos que he dejado custodiando la ciudad no hayan sido rival para vosotros. Pero no os confundáis, vuestra fuerza y velocidad - dice dirigiendo brevemente la mirada hacia la pelirroja - os servirán de poco aquí. Estáis en mi reino, SU reino - recalca, acompañando sus palabras señalando hacia la pared luminiscente con el pulgar - y cuando llegue no podréis hacer otra cosa que suplicar por vuestras miserables vidas... o pasar a engrosar nuestras filas - añade tras una pausa dramática, endulzando su voz con irresistible picardía, para acabar guiñando un ojo a Raleigh, que siente cómo su corazón se detiene por un instante.

Modo FAKE! on:

Raleigh, que parecía mantenerse a la expectativa, se adelanta con una repentina resolución. Casi parece que, más que estar rezagado, haya estado conteniéndose... Se desliza hasta situarse delante del grupo de Titanes, y entonces se gira para miraros. Pero no queda en su expresión rastro de amabilidad, ni de compañerismo, y sus iris brillan con una extraña y vacía candencia, buscando a uno en concreto de vosotros:

– Ahora, Jacob – espeta con voz hueca hacia vuestra retaguardia. Dos disparos es lo único que se oye en respuesta. Una sonrisa carente de alegría es lo último que os dedica antes de volverse hacia el frente y lanzarse en vuelo hacia donde están el hijo de Trigon y Crane, cuando el eco del gancho que éste acaba de propinar aún no ha terminado de apagarse.

Al llegar justo a las espaldas del albino, el soldado hace un ademán de desprecio con la mano y lanza una vibrante oleada magnética, de una potencia inesperada, sin otra intención que quitar al musculado efebo de en medio.

Se posa reemplazando el lugar de Crane frente al hijo de Trigón, y en un profundo gesto de servilismo hinca la rodilla a los pies del imponente hombre demonio, como si sus ojos cerúleos y el ángulo implacable de sus quijadas fuera todo por cuanto vive.

– Vuelvo a ti, mi Señor. La llama interior de los metahumanos se ha probado intensa. Su sacrificio aportará la energía que necesitamos para completar el ritual. Servirán, como yo os he servido...

Y casi podéis palpar la flagrante devoción que mana como un vórtice de Raleigh Halloway, y la retribución que recibe en igual medida de su Amo.

Modo FAKE! aún on:

Jacob devuelve una mirada cómplice a Raleigh, y al igual que el de éste, su rostro se torna frío y carente de emoción. Con una sonrisa que hiela el corazón de su compañera, que por una vez es incapaz de reaccionar a tiempo, dirige el cañón de la pistola de Crane a una desprevenida Kate y aprieta el gatillo, dos veces. La muchacha se mira el pecho sin comprender qué son esos borbotones carmesí que le oscurecen la camisa. Aturdida, mira de nuevo al policía, a su supuesto protector, ante de que las fuerzas le fallen y se deje caer sobre las rodillas, para acabar tendida en el suelo, luchando agónicamente por respirar, como un pez fuera del agua.

Tras sus certeros disparos, Jacob cambia de objetivo, dirigiendo tanto su mirada como su arma a la pelirroja, que sigue mirando con ojos abiertos como platos, petrificada por el horror que está presenciando. Mientras, el que se ha revelado como su conspirador compañero, lanza a traición una onda magnética al albino, que sale despedido dando giros violentamente por el aire, para caer al suelo con un estrepitoso golpe. Aunque aún consciente, siente un punzante dolor en las costillas, que ha notado fracturarse, internándose parcialmente en sus pulmones. El que pareciera indestructible -o eso le gusta pensar- se pone de rodillas y se lleva la mano al pecho mientras intenta recuperar el aliento, aunque lo único que consigue es escupir un líquido oscuro y denso, que debe de ser lo más parecido a la sangre que corre por sus venas a estas alturas.

Frente a Raleigh, un satisfecho ser demoníaco oculto en un imponente humano sonríe de forma perversa, disfrutando de cada detalle de la escena. - Buen trabajo, hijos míos - dice mientras lleva la mano al mentón del magnetista, y le hace levantar la cabeza para que lo mire directamente a los ojos - Ahora sólo os queda terminar el trabajo. La vida de la medium acelerará la llegada de mi padre, pero aún debe morir el resto... - Con estas palabras, Kate exhala por última vez, y un pálpito de intensa luz rojiza baña el lugar por unos instantes. Al fondo, la brillante luz que os cegaba deja entrever una gran figura humanoide, recortada entre sombras, que cada vez se acerca más a este plano...

Harry se frota los ojos, de repente ha tenido una visión, una especie de alteración cuántica que ha trasmitido sus percepciones a otra realidad alternativa... una realidad en la que sus compañeros lo traicionaban, y su querida Kate moría a manos de Jacob... menos mal que solo fue un instante. 

De vuelta a la realidad, Harry contempla la auténtica situación. Esto no se parece en nada al plan que propuso Raleigh, como no nos coordinemos no vamos a ser muy Titanes que digamos. En fin, ¿El top model metido a malo o la banda de minions?, Minions esta vez, y esperemos que no sean tan duros como la gritona.

Harry se eleva en el aire, intentando buscar un buen ángulo. Hey chicos, grita a los secuaces, entre el ego de Crane y el de vuestro Boss, dentro de poco no vamos a tener espacio en esta dimensión, así es que yo me iría antes de quedar sepultados por un cataclismo freudiano de personalidades tan rimbombantes.

Mientras dice ésto echa un vistazo a Kate y Jacob, asegurándose de alejarse para no hacerlos blancos a ellos de posibles ataques, pero no demasiado por si hubiera que interponerse. 

¡Fire in the Hole! Grita mientras lanza una poderosa onda telequinética hacia los tipos de aspecto siniestro, intentando no golpear a Merlam y confiando en que Crane soporte el impacto si le llega a atrapar el radio de acción del ataque. 

Conforme Harry se eleva e intenta llamar la atención sobre los secuaces del hijo de Trigon, estos le siguen con la mirada, y como si supieran lo que está por venir, salen en desbandada, intentando distanciarse lo máximo posible para librarse de la onda cinética que emana del joven. Dos de ellos echan a correr en la misma dirección, pero no lo suficientemente rápido, y cuando la onda está a punto de alcanzarlos, el que estaba algo más rezagado -al que Halloway conoce como Lex- agarra del brazo a su compañero, frenándolo lo bastante como para ponerse delante de él y utilizarlo de escudo. Cuando reciben el impacto, ambos salen despedidos hacia adelante, cayendo relativamente cerca de Raleigh y la velocista. El "escudo" no parece moverse demasiado, o al menos no por él mismo, pues el otro matón se quita de encima su peso muerto de un empujón, y se pone en pie dispuesto a seguir dando guerra.

El tercero en cuestión, que había salido en dirección diametralmente opuesta, es alcanzado por la espalda, y sale propulsado por el aire, para acabar rebotando contra el suelo repetidas veces antes de detenerse. Aún se mueve, y gime de dolor, pero no parece que vaya a suponer un gran reto rematarlo. Por último, el más rápido de todos ha logrado alejarse de la zona más potente de la onda acercándose a Merlam. Aún así, el último coletazo de la telequinesis de Harry lo lanza de lado, haciéndo que pierda el equilibrio y se dé un fuerte golpe contra el suelo, quedando algo aturdido.

De los cinco, ya hay tres fuera de combate, pero los otros dos no se amilanan. Aprovechando la cercanía al mago, el secuaz se lanza contra él nada más levantarse del suelo. Es un golpe diestro pero apresurado y mal preparado. Nada que Mercurio no pueda prever y esquivar. Por otro lado, su compañero Lex está más centrado, y se acerca sin prisa al militar, adoptando una posición más defensiva que de ataque y desafiándolo con desfachatez y confianza plena a que se lance contra él - Tenemos algo pendiente, cara bonita. Deja a un lado al resto, esto es entre tú y yo - dice, mirando por un instante a los titanes más cercanos a él, invitándolos a quedarse al margen.

Algo irritado por los pobres resultados que están teniendo sus secuaces en sus intentos por retrasaros, el hijo del diablo cruza un segundo su mirada con la de Áine para luego fijarla en Crane. Pero para Áine, esos ojos demoníacos siguen fijos en ella y la atraviesan hasta llegar a su alma. En su cabeza, oye una embaucadora voz que parece provenir de él, una voz potente y dulce a la que no puede ignorar, que despierta en ella sentimientos contradictorios que son muy difíciles de refrenar - Hacía mucho que te esperaba, Áine, mi amor. Por fin reunidos, después de tantos siglos. Ahora que estamos tan cerca no puedes permitir que estos insectos lo echen todo a perder... Combate a estos titanes, mi amor, no dejes que se interpongan entre nosotros...- A la velocista empiezan a temblarle las rodillas y se le acelera el corazón, pues las mariposas que revolotean en su estómago le confirman que lo que dice el demonio es cierto. Todo este tiempo, toda su vida ha sido enfocada a este momento, y ahora debe proteger a su amado... ¿O no?, ¿cómo va a ser cierto? Ella es una policía de Nueva York, y está aquí para proteger esta ciudad y al mundo de bastardos como este... ¿verdad?... ¡¿Verdad?! Tras unos instantes eternos la pelirroja consigue repeler esa atracción prácticamente irresistible de atacar a otro titán, pero su mente sigue confusa mientras intenta recuperar el control absoluto sobre su mente.

Mientras Áine sostiene su propia batalla dentro de su mente, el combate en esta dimensión extraña continúa. El hijo de Trigón lanza el puño contra el abdomen de Crane mientras este aún estaba parloteando como un idiota, sin prestar demasiada atención al monstruo que tiene delante. El impacto produce un pulso que se extiende y retruena por toda la sala y que podéis sentir como una leve brisa que os golpea y pasa de largo. Ante tal brutalidad, el cuerpo del albino se doblega notablemente sobre el puño del demonio, y sus pies son deslizados hacia atrás casi medio metro. Por unos segundos Crane permanece con la cabeza agachada, con la expresión en sombras medio oculta bajo los mechones de pelo blanco. Un hilillo de sangre se escapa de la comisura de sus labios, que se tuercen en una sonrisa satisfecha antes de levantar la cabeza para devolverle la mirada a su contrincante, cuyo rostro se contrae por la ira. - Muy bien, "titanes" - escupe -, voy a arrancaros los miembros uno a uno hasta que no quede de vosotros más que una pulpa sangrienta e irreconocible - gruñe, perdiendo la frialdad que había conservado hasta el momento - No vais a arruinarme este día - concluye adoptando una expresión feroz, dispuesto a apostar el todo por el todo... 

Rezagado, Raleigh analiza la situación con desconfianza, sin acabar de sentirse cómodo, escaneándolo todo con rápidas miradas. Mientras su mente divaga por el surrealista campo de batalla, tratando de dirimir su siguiente maniobra, su cuerpo adopta de forma pasiva una posición de guardia, preparado para esquivar o encajar. El guiño del hijo de Trigón no hace más que descolocarlo aún más…

Sus compañeros, que no parecen compartir sus dudas, van tomando posiciones y pasando a la acción uno tras otro: esbirros volando, una estela cobriza, una detonación que surge del percutir de unos nudillos contra un abdomen marmóreo... Incapaz de tomar una determinación, finalmente otro decide por él: Lex le desafía a un cara a cara, como él hiciera hace unas horas en el parque…

En su escrutinio, Raleigh ha estado buscando algún punto que ofreciera cobertura para Jacob y Kate, un doblez dimensional, un jirón de sombras… “algo” en este entorno superpuesto y cambiante que ofreciera alguna ventaja estratégica. Así que antes de enzarzarse, se vuelve hacia el policía y le hace un gesto de academia, señalándole la poca cobertura que haya podido encontrar.

Luego devuelve su atención a su retador... Siente lástima por él al pensar si se tratará de una pobre marioneta víctima de la corrupción demoniaca o un inocente poseído; y no sabe si debería, porque es igual de probable que sea un hijo de puta desalmado o un demonio encarnado que sirve a su señor de buen grado. Aun así no quiere hacerle daño, pero va a tener que hacérselo…

– Lo siento, ojosfríos –desdeña– Pero vas a tener que acercarte tú. Esto son “las grandes ligas” – Y sin esperar a terminar la frase, que parece encerrar cierta complicidad entre los rivales, dispara una onda contra él.

Jacob reconoce las indicaciones de Raleigh y se lleva a Kate junto a la pared de la estancia, siempre manteniéndose delante de la muchacha, y se agazapan justo en el punto en el que el muro tiene una especie de rugosidad irregular que ofrece una mínima cobertura. El policía sigue manteniendo la posición defensiva, con la pistola en alto a la altura de sus ojos, en este caso apuntando a Lex, que es la amenaza más cercana, pero sin perder de vista al aterrador demonio que está encarado a Crane en estos momentos.

Algo más tranquilo al ver que Jacob sigue sus instrucciones, el magnetista se centra en Lex, que lo mira con ansiedad, y nota cómo se le erizan todo el vello del cuerpo cuando Raleigh adopta una posición similar a la de la noche anterior, cuando lo mandó a volar por los aires de improviso. Pero saber que va a ser golpeado no le aporta los reflejos necesarios para evitar la onda casi imperceptible que brota de los brazos extendidos del "guapito de cara", y la recibe justo en el pecho, que se comprime bajo la presión del impacto. Lanza un grito de dolor mientras trastabilla hacia atrás un par de pasos, pero sin llegar a perder del todo el equilibrio. Se lleva la mano izquierda a su humeante pecho y sacude la cabeza para intentar librarse del aturdimiento. Consigue mantenerse en pie, aunque tambaleante, y vuelve a dirigir la vista al frente, hacia su adversario - Eres un cobarde, rubito - le reprocha a su asaltante, ladeando la cabeza para escupir un poco de sangre - Sé un hombre y déjate los trucos de magia para otros. - le sugiere, alzando los dos puños, adoptando la posición de combate típica de un boxeador - Ven a buscarme - insiste.

Por otro lado, todos sentís el calor cada vez más sofocante que hace en la sala. La temperatura ha subido tanto que el ambiente empieza a verse algo distorsionado, como en una extremadamente calurosa tarde de verano en la que todo alrededor parece ondear en el aire. Además está esa presencia abrumadora, no sólo el hijo de Trigón, no. Algo más, subyacente tras vuestros temores más inmediatos, algo increíblemente ominoso, que se acerca cada vez más. Algo que como llegue a salir a la luz no podréis hacer nada por detener. Y el tiempo del que disponéis para frenarlo empieza a ser muy escaso...

La velocista para en seco lo que parece una eternidad... si él la esperaba.. si por un segundo fuera cierto... pero el hecho de encarar a su grupo, a sus Titanes, provoca una punzada que va más allá de la dulce voz que resuena en su mente... el libro, Raven, Jacob, Merlan...Trigón... nombres que van y vienen de manera acelerada... finalmente y aún sin tener conciencia de donde está o la situación que la rodea la mujer se gira y corre contra uno de los ayudantes, elegido de forma algo azarosa... no sabe bien que hace y se siente desorientada, pero es capaz de percibir el mal que comienza a adentrarse en este plano y no puede quedarse parada ante ello...

Podéis ver como su velocidad habitual se ha reducido y esta vez tras pegar y por primera vez desde que la habéis visto pelear no se aleja de su oponente, negando levente tras el golpe como intentando desperar de alguna pesadilla...

La estela anaranjada se lanza hacia el centro de la sala para golpear al secuaz que estaba junto a Merlam. Si pudierais ver su cara, la veríais desencajada, con la mirada perdida, como desorientada, pero lo suficientemente centrada como para haber acertado el golpe contra el rival, que estaba concentrado en el mago y no la ve venir. La agente neoyorkina lanza sus puños incontables veces sobre el cuerpo no tan pétreo como el de su líder. Cada golpe conlleva un quejido, pero los impactos no son lo bastante fuertes ni localizados como para tumbar al tipo, aunque sí para dejarlo ligeramente aturdido, intentando enfocar la mirada y retrocediendo unos pasos torpes en busca de distancia, recolocándose para hacer frente a los dos enemigos que tiene ante él.

A unos metros de distancia, el hijo de Trigón observa a la descentrada pelirroja con una breve sonrisa que pasa desapercibida para el resto, pero que se clava en la mente de la policía, acompañada de su melosa voz - No te resistas a lo inevitable, Aine. Eres mía, siempre lo fuiste. Deja de luchar y ven a mí. - Si la velocista tenía intención de retroceder a su punto de origen como hace siempre tras un ataque, sus piernas se quedan inmóviles esta vez, con lo que se queda a distancia de recibir un golpe de cualquiera de sus adversarios...

Las cosas se ponían mas complicadas con el pasar del tiempo, y no solo por el cambio del ambiente... si no por los problemas de algunos de los otros Titanes... en especial, ver ese liquido carmesí saliendo de la boca de C. que contrastaba totalmente con su blanca apariencia -¡Crane!- grite casi que involuntariamente... y un impulso me decía que debía ir en su apoyo. Pero en ese momento otro Titan requería mi apoyo, de seguro C. se las arreglaría. Vi llegar a la velocista carmesí casi que a mi lado mientras algo tontamente luchaba contra el maldito que quería verselas conmigo...-Aine, ¿estas bien...?-le dije mientras me ponía entre ella y el adversario...-porque no te ves bien, permanece tras de mi- le indiqué mientras le hacia señas de que se quedara conmigo-Hercules se encargará de esto- Dovy...es nuestro turno...susurré. -Titanes...todo estará bien- y me avalancé contra aquel al que Aine ataco.

Tras la actuación algo descentrada de Aine, las cosas parecen algo de capa caída para este peculiar grupo de superhéroes en potencia. Pero en los momentos más oscuros es cuando la luz se hace más visible, y en este momento, esa luz tiene la tenue tonalidad azulada de la esperanza. Después de situarse entre la policía y el secuaz de Trigón, Merlam exprime de nuevo la fuerza de Hércules que corre por sus venas, potenciada al máximo por el místico poder de Dove, y lanza su puño contra su enemigo, que aun habiéndose retirado a una distancia prudencial de sus dos contrincantes, es incapaz de mover un músculo para impedir ser golpeado.

El mago le lanza un gancho de izquierdas que le golpea en la mejilla derecha, haciendo ondear la carne flácida con el brutal impacto. La cara del pobre bastardo acompaña el movimiento del puño en todo su recorrido... y más allá, pues sale disparado hacia la pared de la derecha, donde se queda parcialmente incrustado, como atravesándola de lado a lado. Lo extraño es que, para empezar, no debería haber atravesado la pared, y para continuar, si lo hiciera no deberíais poder ver su cuerpo como flotando en el aire, sostenido a media altura, como si lo que hubiera atravesado fuera una pared de cristal, y los tonos rojizos y anaranjados que se suponía eran parte de la pared son en realidad la continuación... ¿de la sala?¿De esta nueva dimensión?¿Acaso se está rompiendo el velo?¿O es que la sala es más grande de lo que pensabais en un principio?

Esas son algunas de las ideas que pasan por vuestra mente... pero la acción sigue, y no hay mucho tiempo para pararse a pensar...

"No veas que puñetazo nos acaba de soltar ese hijo de puta. Podríamos andar levantando vagones de 100 toneladas una semana, y aun así nos sobraría algo de energía de ese golpe, para que se yo ... quizás levantar otro par de vagones más."-Se pueden hacer más cosas con la energía que nos dio ese cabron que levantar vagones Crane.-Se susurro asi mismo, aun doblado sobre su cuerpo, inaudible para la mayoría. Mientras susurraba, el sabor metálico de su sangre se deslizo hasta sus paladar. Una hemorragia interna es la típica cosa que acabaría matando a alguien, o haciéndole desear la muerte, aunque no a quien no necesita de su sangre para "vivir", o de sus órganos para mantenerse en pie. " Es más fuerte que nosotros. Como le suelte alguno de esos puñetazos a alguno de estos chavales, vamos a tener que acabar comprándole un ramillete de flores a la familia del que sea."-No deberías subestimar al resto Crane, son buenos chicos. Sin contar que el barbitas puede ser más fuerte, pero yo soy más guapo lo que nos pone a la par.- Susurro mientras se incorporaba sonriente, limpiándose su propia sangre congelada en el tiempo que ahora le resbalaba por la comisura de los labios.

Todos parecían estar desenvolviéndose bien, notaba las descargas de energía cercanas, incluso sentía los potentes golpes que debían propinar sus compañeros a juzgar por cómo salían despedidos los esbirros de medio pelo que se había agenciado el barbitas.-Mi ego es el más grande.- Grito, apretando los dientes y el puño, en respuesta a algo que le había parecido oír un par de segundos atrás, motivándose para acumular parte de la energía, que le había servido tan amablemente el hijo de Trigon, en aquella maza que ahora era su mano derecha, pero que bien podría ser un cometa a juzgar por la velocidad que iba a tomar, y la potencia destructiva que era capaz de desencadenar.

-¡¡¡Esta vez no me voy a guardar tanto, hijo de puta!!!.- Tan solo dio un paso al frente para salvar la distancia que lo separaba de su rival, un paso cargado al límite con sus fuerzas, suficiente poder para destruir un rascacielos. Luego el resto de su cuerpo en perfecta sincronía avanzo, cintura, pecho hombros, bíceps. Todo para magnificar la potencia del ya de por si monstruoso golpe que iba a propinar. Golpeo con tanta fuerza a su rival que ni se molesto en ver el resultado causado en su rival y mas se molesto por ver como su manga había sido desintegrada en la energía del golpe. "Si esto no lo tumba vamos a tener que pegarle con todo".-Tranquilo M estoy bien.- Comento sin girarse mientras adoptaba una postura relajada y encaraba a su rival a la par que se crujía el cuello de manera chulesca.