Partida Rol por web

El bofetón que me sueltan me gira la cara. Me levantan y arrastran al puente junto a Thomas. Su grito de dolor me caló dentro al gritar el nombre de Jae. Ya no había forma de sostener las emociones. Amplios lagrimones corrían por mi cara mientras me dejaba llevar impotente y frustrada, mirando al suelo, como un animal asustado y desquiciado. Todo era una mierda.

Oigo de fondo a uno de ellos gritar que salgan antes de que le pegue un tiro a la pelirroja. *Saldrán y los matarán a todos... -

*¿¿Y ahora que?... - aún tenía algún que otro temblor. Ya me tenían. Ya no importaba nada. No podía correr.

El joven manco fue levantado sin esfuerzo, como si fuese un muñeco, sus ojos se clavaron en el cuerpo del moreno, el impacto de verle así causó una división entre dos partes de su cerebro. La racional, y la emocional, prácticamente imposibles de convivir en aquel trágico momento. Cada uno de sus lados le gritó una cosa, cada parte vio algo completamente distinto, y contradictorio.

La primera, le dijo que ya no podría hacer nada por él al ver la sangre fluir de la nunca, los ojos abiertos, y ningún movimiento del cuerpo de su compañero. Sus conocimientos médicos le dijeron una y otra vez, que no tendría dalvación posible, y aunque no estuviese sujeto, cruzó el umbral al mundo de los muertos. Demasiado tarde de poder hacer uso de cualquier capacidad clínica, incluso los milagros no servirían de nada. Pero lo peor, le ue que aún su maldita racionalidad, le hozo ser, en parte, consciente de que lo peor aún estaría por llegar. El disparo no fue en la cabeza, si no más abajo, con todo lo que aquello conllevaría un tiempo, incierto. Después. Jae regresaría, y no como él le hubiese gustado.

En cambio, la otra, completamente destrozada y desgarrada, no pudo soportar verle así, y el joven chico de la barba, no cesó en llorar por él. Grietas en su interior cada vez más grandes hasta que acabó roto por dentro, como una figura o un jarrón echo añicos que se había estampado contra el suelo con fuerza. Siempre había algo peor que morir, y él la acabó de experimentar. Ver morir a la persona más importante, delante de él, e incapaz de hacer nada. 

-No, no, no, no... - Repitió una vez tras otra entre lágrimas de dolor, frustración, rabia, negación, impotencia. Con una expresión en su rostro que fue el reflejo de todo lo que ocurrió dentro de él. Toda aquella batalla encarnizada entre emociones y pensamientos, fueron detenidas cuando un puño fue dirigido a su estómago con fuerza, mermando tanto consciencia de la cruda, triste, e injusta realidadp, haciéndole tambalear su abatido ser.

Fue llevado preso junto con Jeanine, que corrió la misma suerte que el enfermero. Y la pelirroja, cuya libertad fue tan breve como angustiosa, la utilizaron de rehén para hacer salir al resto bajo amenaza de muerte. Toda aquella información le llegó de forma amortiguada, como un eco lejano debido a su atención difusa. ¿Cuántos más de su grupo, compañeros, amigos. tenían que morir? ¿Acaso ya no fueron bastantes? Y sin embargo, él, ya no pudo hacer más. Su suerte fue echada.

Los segundos comenzaban a parecerle una tortura ante la expectativa de lo que le sucedería. Sin moverse siguió buscando con la mirada a Roland, pero tal vez se encontraba muerto o tal vez estaba tratando de ver cómo resolver la situación...o tal vez había decidido abandonarla a su suerte. No, no podía pensar así, sabía que él no sería capaz de tal cosa. Era el temor, el maldito miedo el que la hacía pensar demasiadas cosas. Estaba también enojada, muy enojada con ella por permitir sentirse tan asustada. Estaba acostumbrada a siempre ser dueña de sus emociones, más ahora eran éstas las que la estaban dominando a ella. Intentó regular su respiración tratando de controlarse, si ese era el final, si le disparaban lo mejor era estár tranquila, no porque estuviera resignada a morir ya que era claro que quería vivir, no, era por el orgullo de no darle el gusto a los desgraciados de verla así, temerosa y angustiada.

Las cosas están complétamente en nuestra contra y tienen a Alexandra. -Maldición. -Algunos han huido y me están buscando. -No tengo tiempo de hacer nada, cualquier acción es la muerte de ella. -Encontraron dos muertos y ni se inmutaron, no les importa. Levanto mis manos.

-Estoy aquí, por favor no le hagan daño. Estaban atacando a mi grupo y mi reacción fue atacar también. ¿Qué quieren? Apenas estamos moviéndonos a... cualquier lugar. Estamos sobreviviendo. -Hablo con voz neutra aunque preocupada. Salgo lentamente, esta es una decisión que no me agrada en absoluto... -No quiero que muera... -"No te culpes" -No me digas eso, no ahora.

La pelirroja alzó la mirada al escuchar su voz, el solo verlo hizo que de nuevo su fuerza para controlarse se derrumbara y las lágrimas acudieron de nuevo. No la había dejado, claro que no la dejaría. ¿Pero ahora qué? Aquellos hombres ya habían demostrado que podían matar fácilmente, tal vez ahora es que ambos morirían. Era extraño pero experimentaba una mezcla de tranquilidad al saber que si moría no estaría sola -esperando que él no muriera-, pero también de impotencia porque ahora quería vivir más que nunca.

Como fuera lo miró directo a los ojos agradeciéndole el que estuviera ahí.

El hombre dibuja una especie de sonrisa en su rostro mientras arroja a Alexandra a hacia una de las mujeres para que la aseguren luego con la barbilla le ordena a dos hombres que desarmen y registren a Roland obligándolo a levantar los brazos para luego por la espalda asegurarlo con unas esposas.

Al pasar cerca de Roman este le da un terrible golpe en el estómago al cocinero que lo dobla hincándolo, luego lo arrastran junto con los demás hacia el puente.

Roman da una última mirada como esperando a que salga alguien más para entregarse, sólo el resto del grupo de hostiles rapiñando el campamento.

De pronto el cuerpo de Jae comienza a moverse, Roman se da cuenta pero sigue su camino sin tomarle importancia, la mujer también empuja a Alexandra, los restos del modelo extiende los brazos para tratar de atrapar a alguno de los últimos hombres que se ha quedado rezagado, este sólo lo esquiva y ríe burlón mientras sigue su camino con lo que ha recolectado hacia el puente donde los espera el resto del grupo de hostiles.

Escucho mis latidos como bombean sangre hasta la cabeza, al pasar por la sien suenan como martillazos. El sudor me cae por la frente y llega a la boca, con la lengua relamo ese sabor salado. A la vez tengo la boca seca. Cada minuto es como una hora.

Intento atisbar a Amandha donde se ha tirado al suelo pero ya no la veo, ni a Stan, ni a Rebecca, ni a Ronald...

A lo lejos oigo la voz desgarrada de Thomas gritando el nombre de Jae, al que he creído ver caer acribillado. Peleo conmigo mismo por no salir, no serviría de nada. No aún. Oigo a Matt gritar "atrás, atras", algunos están a salvo...

Se oyen voces, como de una pareja mayor... parecen haber capturado a alguien, los gritos me rebelan que es Alexandra, si alguien tan capaz como ella es capturada me temo lo peor para todos. Y preguntan por Robin Hood, sin duda hablan del arco de Roland que ha debido derribar algunos. Escucho que amenazan con matar a la pelirroja, joder.

Intento escuchar por donde vienen, por si tengo que disparar para defenderme. Pero este no es mi medio, no aún. Oigo crujir de ramas, pájaros... y pasos, no se por donde vienen. Escucho la voz de Roland que piensa entregarse, sin duda tendrá un plan, Roland es muy hábil pero me pregunto qué piensa hacer ante tantos... acto seguido escucho el sonido de un gemido, sin duda le están golpeando o algo parecido. Así pues, si mis cuentas no están mal se llevan a Roland, Thomas, Alexandra y... Jeanine. ¡No! - resuena un eco en mi cabeza.

En mi cabeza imagino levantarme y como hacen Matt o Roland ventilarme todos los que me permite el AK-47... pero sé que no será así, no soy ni mucho menos un gran tirador. En segundos pienso un plan... vislumbro una idea. Recuerdo a los caídos Alex, Horace, Jack, Eura... su gesta me da fuerzas para hacer lo que ellos hicieron.

Guardo silencio, espero y espero, preparo el arma para disparar en un instante, parece que los pasos se alejan pero yo sigo sin moverme. De repente recuerdo que estamos en medio de un apocalipsis y sin duda los tiros habrán atraerán mordedores.

Cuando haya pasado un rato poco a poco, muy lentamente, agacharé la cabeza y la sacaré pegada al suelo en el tocón para ver qué ha pasado, intentar buscar a alguien.

Desde allí arriba veía todo estaba a salvo de miradas indiscretas, pues no me moví, estuve tentada a disparar cuando empezó el tiroteo pero mientras sacaba la pistola y apuntaba ya todo había acabado. si disparaba delataría mi posición, quizás no en el primer disparo, pero si lo repetía seguramente al final alguien miraría a las alturas al revisar los cuerpos muertos y que la trayectoria era inclinada, eso si siempre que hubiera médicos o personal cualificado en esas lides, que entre tantos seguro que había alguien.
Así que permanenci quieta, unas lagrimas me salieron de los ojos cuando vi que mis compañeros caían y los demás se replegaban dejándome allí arriba, otra vez sola, pero dispuesta a no morir y menos a desvelar mi escondite.
de repente encuentran la flecha de Roland y para que no maten a Alexandra, que podría hacerlo perfectamente se entrega, es el único que se entrega, así que el resto debe estar en los alrededores o haberse largado.
Pero yo sigo arriba escondida y observando y escuchando, preparada para defenderme si me ven y sabiendo que si me hieren lo mas seguro es que pierda el equilibrio y muera en la caída.

Después de subir de mala manera a empujones y jaloneos del bosque a la carretera el grupo hostil lleva a los capturados hasta el puente donde hay varios vehículos y un enorme camión con las puertas de la caja abiertas de par en par, algunos hombres y mujeres suben provisiones y animales cómo pollos y cerdos vivos en pequeñas rejas de madera, mientras una pareja, hombre y mujer observan con los brazos cruzados e indiferentes a los recién llegados.

Uno de los hombres que no bajó a ayudar a sus compañeros en la pequeña refriega se acerca a la pareja con un rifle autómatico en el hombro.

-Espero por su bien... -hace un ademán con el dedo índice señalando a los prisioneros- que no sean sus amigos... ya saben que hacemos con los que traicionan la confianza de Negan...-

La pareja mueve la cabeza en señal de negación, la mujer se nota más nerviosa que él hombre el cuál destila el odio y fastidio por todos sus poros. El hombre acerca su rostro al tipo.

-¿No te agradó la manera en que te lo pregunté?...- El hombre inmediatamente baja la vista y niega con la cabeza nervioso. -Roman... suban a estos -señala a los prisioneros.- con Paula, ¿Cuantas bajas sufrimos?...- Pregunta dejando de lado a la pareja para encaminarse a una de las camionetas.

-Perdimos a 12... incluyendo a Jared y Donnie, a Negan no le va a gustar... trate de que esto no terminará mal pero Jared y su maldito carácter... señala a Roland- Robin Hood acabó con esto a James, Carlos y T-Bonne... -le da el arco- los dejo cómo brochetas listas para asar.

El tipo después de tomar el arco y tensarlo un poco se lo devuelve a Roman, camina despacio hacia los prisioneros que son puestos en fila antes de subirlos a la camioneta que una mujer conduce con más hombres en la caja. Los examina en silencio hasta que se detiene frente a Thomas.

-¡Wow Chico!... ¿Donde metiste la mano?... mueve la cabeza cómo cuando un padre regaña a su hijo por una travesura, luego les da una señal  a los demás hombres para que los suban de mala manera a la caja.

Detiene al tipo que jalonea a Jeanine levantando la palma de su mano derecha, la toma de la barbilla y le levanta el rostro. -¿Eres deportista?... ¿Baloncesto tal vez?...- mueve la cabeza en señal de negación. -Ya te encontraremos un deporte para tú físico...- luego voltea con la pelirroja. -Esta le va a gustar a Negan...- Una sonrisa más de compasión se dibuja en su rostro con un ademán hace que los suban y a todos los acuesten sobre la caja con varios hombres armados resguardándolos. La camioneta arranca seguida por otros vehículos.

Luego se dirije a la pareja que continúa inmóvil. -Hilltop ha cumplido... pero... si nos han engañado con este grupo lo sabremos... y quién sabe si Negan tenga compasión de su comunidad...- el hombre da media vuelta dirigiendose al camión de mudanzas. -Nos vemos la próxima semana... misma hora, mismo lugar...-

La caravana de vehículos con hombres armados se aleja del camión blanco con la pareja mirando la retirada de aquel grupo hostil.

No podemos hacer nada más que replegarnos y escondernos detrás de los gruesos troncos de los árboles que hay en el bosque, las ráfagas están imposibles, localizo a Stan... más de 20 hostiles le señalo rápidamente, con el dorso de mi mano en la garganta le indico que no nos queda mucha munición, señalos que alcanzo a ver a Amandha, Jafreese y a los que han atrapado... una nueva ráfaga más brutal que la primera nos obliga a pegar la espalda al tronco, vienen más hostiles no podemos aguantar la posición retrocedemos más... he perdido de vista a todos excepto a Milky y Mike que siguen conmigo, no sé nada de Rebecca ni de Roland, hasta que escucho que se entrega, movimiento de gente, estamos muy lejos nada podemos hacer desde aquí, le indico a Mike y a Milky que subamos hasta a carretera, nos deslizamos lo más rápido y silencioso que podemos, alcanzamos un terreno alto y con varios arbustos, demasiados vehículos y gente muy bien organizada, dialogan con una pareja... tal vez los tienen amenazados... ó se encuentran negociando, están negociando, un hombre al parecer el líder ordena que suban a nuestros compañeros a una de las camionetas, alcanzo a leer los labios de Milky quién deseperado me pide que haga algo, no puedo hacer nada, son demasiados y sería un suicidio arremeter contra ellos en este momento, los conduciría directo a nuestra muerte.

Con una mano le indico que se calme, los vehículos se ponen en movimiento, se queda la pareja con un camión, al parecer vacio, Mike, Milky y yo nos agazapamos lo mejor que podemos detrás de los arbustos mientras la caravana pasa a varios metros de distancia de nuestras cabezas.

 Les ordeno a mis dos acompañantes que se muevan rápidamente por el borde de la carretera una vez que la fila de vehículos hostiles se ha alejado, nos dirigimos hasta la pareja que está por marcharse.

Salgo apuntandondoles con  el M16 y una mano en señal de alto.

-¡ESPEREN UN MOMENTO!... ¡ESPEREN!... NO LES DISPARAREMOS... NUESTRO GRUPO FUÉ ATACADO, SE LLEVARON A NUESTROS COMPAÑEROS...- la pareja se sorprende y por un momento pienso que van a correr, pero al escucharme el hombre se dá media vuelta y se dirije al camión molesto.

-NO ES NUESTRO PROBLEMA... NO QUEREMOS PROBLEMAS... MALA SUERTE PARA USTEDES, YA TENEMOS SUFICIENTES PREOCUPACIONES CON ESOS MALNACIDOS, SERÍA FIRMAR NUESTRA SENTENCIA DE MUERTE EL HECHO DE HABLAR CON USTEDES...- El hombre sube al camión  y le grita a su compañera. -¡CRYSTAL! ¡ES HORA DE REGRESAR!...-

La mujer se queda un momento viendo a su compañero y luego la baja a mirada y entrelaza las manos nerviosa.

-Yo.... Dios...- La mmujer está al borde del llanto y se sobresalta al escuchar al tipo gritar nuevamente su nombre.

Me quito la correa y pongo el M16 en el suelo lentamente, levanto las manos en señal de que no estoy armado.

-Por favor... ayúdame... se han llevado a nuestros amigos... asesinaron a uno de ellos, había más gente con nosotros, no sé si esten heridos ó muertos...- Mike también pone su arma en el suelo y luego Milky.

La mujer voltea nerviosa al camión mientras el hombre enciende el motor.

El momento en que decido entregarme me es doloroso, siento como si estuviera traicionando a Alexandra y a pesar de su mirada... intento observarla con seguridad, aunque le preferiría decir... -Lo siento.

Me desarman y me llevan cerca del maldito que iba a mata a Alexandra. Un fuerte dolor no tarda en llegar. -Grnnn... -Casi me hace vomitar lo que no tenía en mi estómago, pero resisto y observo nuevamente a Alexandra mientras me hiperventilo para controlar las náuseas e intentando aplacar el dolor. -Lo siento.

El vehículo en el que nos suben empieza a moverse y solo me dedico a prestar atención a lo que está sucediendo. Tendremos que resistir para después asesinarlos a todos. La venganza es un plato que se sirve frío, porque si se sirve muy rápido aún estará caliente y será amarga. Es mejor dejarla que se enfríen con tiempo y disfrutar de su dulce sabor. Lo sé muy bien, soy chef.

Escucho como las voces se alejan cada vez más, hasta que son casi un murmullo. Se gritan unos a otros y se oyen ruidos de puertas de vehículos cerrándose. Oigo sonidos de animales de granja, ¿Pero qué está pasando ahí?

Al poco arrancan varios vehículos, espero unos instantes y asomo la cabeza por la parte de abajo del tocón. Alcanzo a ver un único camión blanco y dos personas, un hombre y una mujer. A los pocos momentos aparece Matt apuntando con su arma y detrás de él Mike y Milky, así pues están bien. Ignoro el paradero de Amandha y la escurridiza Alana pero dudo que se las hayan llevado.

Me levanto en mi sitio en la parte de abajo y me dispongo a ir hacia ellos, para ver qué saben de Thomas, Roland, Alexandra y Jeanine pero el capitán deja las armas en el suelo. Me detengo en el momento y desde abajo apunto al hombre, se intercambian gritos y el tipo se sube al camión, dejo de apuntar. Me extraña la actitud de Matt, ahora tenemos las de ganar no sé quienes son pero no debe dejarlos escapar. Una mujer permanece al lado del camión.

Me cago en la puta, ahora irán a dejarlos escapar. Subo corriendo echo una furia pensando en nuestros compañeros capturados, mientras no dejo de pensar en el cuerpo de Jae y las demás cosas de abajo, lamentablemente ahora ya no corren prisa pero me hago una nota mental de volver luego.

Llego arriba mientras la mujer permanece al lado del camión, ¡De aquí no se va nadie! – chillo en alto, mientras miro con gesto extraño al capitán. No sé quienes sois vosotros – en buena lógica no deben ser de los otros pues los han dejado tirados. Baja aquí ahora mismo – le grito al hombre del camión, me muevo hasta tenerlo a la vista y no perder detalle de sus movimientos, quiero tenerte a la vista, ya hemos tenido bastantes sorpresitas. Si no bajas disparo a las ruedas y de aquí no os vais. Baja con las manos en alto y hablemos, lo que más deseo es lanzar el AK47 a un lado y descargar todos los golpes de puño que pueda en el hombre, jab, cross, directo, uppercat, swing, hook y sacarle información a golpes me giro hacia la mujer, tú también, ¡las manos en alto!. Seguramente el capitán debería hacer el parlamento pero ahora mismo me importa un comino, él nos metió en este lío disparando en primer lugar, así que ahora hablo yo. Solo quiero información, nosotros no somos animales como los hijos de puta que se acaban de ir. Tenemos un amigo allí abajo del que quiero ocuparme así que desembuchad y nos iremos todos – dudo que los dejemos ir, y menos teniendo vehículos, pero es lo que necesitan oir.

Habíamos tenido un mes tranquilo, Thomas estaba reviviendo gracias a Jae, Roland estaba mucho más calmada junto a Alexandra, incluso yo empezaba a conocer a Jeanine y todo se había ido a la mierda en un instante.

Ambos son aprendidos, Alexandra está por reclamar cuando golpean a Roland pero en la posición que está nada puede hacer y si se pone brava pudieran golpearlo aún más así que termina mordiéndose la lengua. Ahora el miedo es rebasado por el enojo y la impotencia, sabe que todo aquello no es su culpa pero no puede evitar sentirse responsable de que ahora tienen también a Roland, en un inicio el verlo le había hecho sentir mejor pero estando así comprendió que ahora él estaba en un riesgo mayor.

Antes de subirlos a una camioneta otro de los hombres se detuvo a observarlos uno a uno, cuando hizo el comentario sobre ella sintió un nudo en el estómago al entender aquellas palabras. No podía dejar que el miedo se apoderara de ella una vez más así que optó por no pensar en eso, lo mejor era concentrarse en sobrevivir y salir de ahí.

Arriba del vehículo miró preocupada a Roland que estaba a su lado.

-¿Estás bién?-dijo prácticamente tan solo moviend los labios. Era una pregunta tonta ya que era obvio que no lo estaba, pero el temor la hacía formular preguntas tontas.

Mike Sanders desenfunda su arma de cargo y le apunta a la cabeza del boxeador caminando lentamente hacia donde se encuentra el afroamericano apuntando con el rifle. -BAJA EL ARMA JAFREESE...-

Me giro extrañado hacia el marine bajando el arma y apuntando al suelo, pero bueno, ¡tú con quien estás! Se han llevado a nuestros amigos porque habéis abierto fuego cuando ya se iban ¿Y ahora no queréis respuestas? Vale.

Guardo el arma y me bajo a ver el cuerpo de Jae, por lo menos que no retorne, Thomas lo querría así.

Es demasiado obvio lo que pretenden, la mujer lo dice de una manera tan natural... -¿Acaso no le importa, le parece bien? Estas personas están dementes, debí matarla yo mismo antes que hacerla pasar por esto nuevamente. -Escucho la voz de Alexandra. -¿Se preocupa por mi? -Respiro y la miro de reojo. -Fui egoísta... van a hacerte daño, lo siento. Quería que vivieras, pero no para que pasaras nuevamente por... -Me detengo al ver que uno de ellos me observa, no quiero que le hagan daño, no innecesariamente. La van a lastimar, pero prefiero no provocar que lo hagan y el que nos preocupemos por el uno por otro es un gran problema en este momento.

Aún estamos en movimiento y lo poco que veo de los compañeros que se encuentran conmigo no es muy alentador. Creo que Jae resultó muerto, pobre de Thomas. A pesar de estar al límite de provisiones no estábamos mal y hace un momento estaban tan contentos y optimistas, en lo que cabe. Jeanine nunca me cayó demasiado bien, es demasiado ruidosa. Hasta pensé en matarla yo mismo cuando nos encontramos con su grupo, habría sido un acto de cordialidad antes que terminara siendo comida para los muertos. No se que vaya a pasar con nosotros, pero intentaré resistir. Alexandra no se merece esto y pienso hacer lo que sea necesario para salvarla.

En algún momento, el chico dejó de llorar, de derramar lágrimas, siendo consciente de que fue en vano. No obstante, las señas fueron más que evidentes, el rostro húmedo, y los ojos rojos. Silencioso más no poder, si no fuese por sus constantes vitales aún activas, parecía que el chico estaría muerto. Con la mirada ausente, perdida, ni siquiera había miedo, el shock de haberle perdido, fue demasiado para él.

Aquel hombre, le gastó una broma a modo de bronca por haber perdido la mitad del brazo. Comentario que el chico ni respondió, porque no consiguió reaccionar. Total, ¿para qué? ¿o quizás fue una burla? No le importó, tampoco es que fuese demasiado relevante dada su incierta situación. Y pese a haber sobrevivido, perdió todas las razones de seguir luchando, una a una, le fueron arrebatadas, derrumbadas como un endeble castillo de naipes. 

Y sin embargo, su corazón, roto, siguió latiendo, su lenta respiración no se detuvo, aún desconcertado de la situación, sin comprender el porqué ha pasado. Su mente se perdió entre los buenos recuerdos de hace unos pocos días, incluso el que sucedió hará pocas horas debido a su desmayo. 

Todo su optimismo, su motivo para sonreír, su felicidad, sus ganas de vivir...se fueron a la mierda. Tan rápido, como injusto. No obstante, no era más que otra trágica historia de todas las que habían. Una más entre tantas. Su mente, al borde del abismo, su cordura en entredicho, le exigieron al joven una y otra vez, un motivo para continuar respirando, un motivo para que su corazón siguiese latiendo, un motivo para abrir los ojos. Una y otra vez. Una tras otra.

Quizás, lo único que podría hacer, sería esperar, intentar ser fuerte. Aguantar. Todo aquello mientras el vehículo, con sus compañeros, Jeanine, Roland, y Alexandra, se encaminó a un destino. Un destino nada halagüeño

Solo un poco más...pero duele, duele demasiado, ¿por...qué? - Se dijo así mismo con el fin de que las ruinas, de lo que fueron alguna vez fueron un hombre enamorado, no terminase por desaparecer. ¿Debería sentir odio por lo ocurrido? ¿Miedo por lo que aún está por ver?  ¿indiferencia para dejar de sufrir por sus emociones? Cuestiones que pasaron por su cabeza, su parte racional, la única que fue capaz de trabajar en aquellas emociones, la otra, la llamada emocional, ya estuvo perdida por completo.

Pasó parte del trayecto con la espalda apoyada, las piernas extendidas, y la mirada clavada en la chapa inferior de su prisión temporal. Una mirada vacía. Ausente. Sin nada en ella. Demasiada tranquilidad por su parte. Y en su interior empezó a tener un hormigueo extraño, como una herida sangrante, gota tras gota, gota caída, gota perdida. Intentó buscar el origen de su herida para tratarla, su mente de enfermero empezó a trabajar en ello usando sus conocimientos médicos.

Ante las ráfagas de las bálas fui retrocediendo hasta otros árboles, no fue mucho lo que pude repeler del ataque debido a los refuerzos hostiles que llegaron, maldita sea eran demasiados. Cuando los disparos se detuvieron no pude ver mucho de lo que ocurría, apenas si algunos murmullos de lo que decían, algo que no era bueno. Me pareció ver que se llevaban a Thomas y Jeanine, mi instinto me decía que saliera para evitarlo pero la razón me lo negó ya que como he dicho, eran demasiados y tan solo hubiera conseguido que me mataran. Aún así el sentirme terriblemente mal por no poder hacer algo me carcomía.

Mirando alrededor no logré ubicar en primer instancia al resto de nuestro grupo. Con cautela y asegurándome que no había peligro salí de donde me encontraba. Necesitaba buscar a Matt y los demás, entonces vi movimiento a lo lejos y empuñando la glock apunté, entonces reconocí que se trataba de Jafreese. Gritarle para que me viera no era una opción, así que lo sigo cuidándome aún las espaldas.

Cuando al fin consigo alcanzarlo veo que localizó a Matt, Mike y Milky quienes están con una pareja, pero Matt ha dejado su arma en el suelo, debe ser porque no son parte de los hostiles. El boxeador les apunta provocando que Mike haga lo mismo pero hacia él, corro para llegar ahí y ver qué demonios está pasando.

Al llegar Jafreese ha bajado ya el arma, su enojo es más que evidente, sobre todo por cómo actuamos contra los hostiles. Lo puedo entender, pensará que debido a ello se llevaron a nuestros compañeros, pero de no haberles disparado seguramente el resultado habría sido peor, todos muertos o apresados.

Miro hacia la pareja y luego me acerco despacio a Matt. De reojo noto que no hay más de nuestro grupo, Alana no está con Milky, espero que se haya podido poner a salvo. Igual faltan Roland, Alexandra y Stan. Miro a Matt preguntándome si él sabrá qué habrá ocurrido con ellos.

-Quienes son ellos?- le pregunto al estar a su lado, él está desarmado pero yo aún no suelto la pistola que sujeto a un costado sin apuntar, pero lista por cualquier cosa que puedan hacer el hombre o la mujer, ésta última pareciera apunto de ponerse a llorar. Tal vez se trate de personas decentes, pero es difícil de saber.

El hombre apaga el motor y baja corriendo para proteger a la chica que no sabe como reaccionar ante la amenza de Jafreese.

-¡BAJA TÚ PUTA ARMA!... ¿¿¡QUÉ ES LO QUE QUIEREN!??... ¡EL CAMIÓN!...- El hombre le arroja las llaves al moreno en lo que Mike Sanders saca un arma y le apunta a la cabeza, el hombre retrocede y resguarda a la chica con su cuerpo sin dejar de mirar la situación.

Jafreese molesto le reclama al militar por apuntarle y baja su arma algo dice sobre sus compañeros, da media vuelta y desaparece terreno abajo.

En eso llega Rebecca, el hombre y la mujer quedan observando a Mike quién vuelve a enfundar la pistola.

-Será mejor irnos Ethan...- La chica empuja a su compañero y se dirige hacia donde han caído las llaves, las recoge y toma del brazo al joven quién sólo mueve la cabeza y se deja llevar a la cabina del camión.