Partida Rol por web

Como una mañana mas cabalgais siguiendo el camino que os indicaron hace ya tres noches en aquella pequeña villa, y el frio invierno que aun perdura en las tierras castellanas cala en vuestros huesos haciendo que por momentos vuestros dientes castañen. Por suerte no deberian de faltaros mas de dos jornadas para llegar hasta vuestro destino en lorca. El camino siempre ha discurrido por los frondosos pinares Castellanos, ahora cerca de un rio y en otros momentos por pequeños montes plagados de encinas. El camino estaba plagado de villas y pequeños pueblos , pero segun os acercais a a Lorca, tierra fronteriza con los reinos moriscos las fincas y villas van desapareciendo y solo habeis encontrado pequeños pueblos alli donde habia un pequeño castillo o algun bastion defendido por algun Señor feudal.

De repente un agudo silbido surca el aire, y antes de que seais capaces de saber que ocurre vuestros cuerpos se sacuden por el impacto de sendas flechas , cuatro figuras se vislumbran sobre un cerro lejano, cuatro figuras que portan unos arcos curvos. Unos infieles, es lo primero que cruza por la mente de Joa mientra siente la lluvia de flechas sobre el clavandose en su pecho,dos flechas se clavan en su pecho y una tercera queda desviada por la armadura de su abdomen.(3 ptos de daño).

Mare de Deu grita el catalan mientras una flecha se clava en su brazo derecho con un chasquiso seco,(4 puntos de daño)

Joao azuza a su recién adquirida montura, y emprende el galope cerro arriba, intentando zigzaguear entre los pinos y matorrales para no ser blanco fácil, aunque la vegetación escasea a medida que se acerca a sus enemigos y aún no se ha adaptado del todo a su nueva montura

"Portugal y São Jorge!!!!" exclama mientras desenvaina su arma y prosigue la carga

Huyo en direccion contraria, esquivando pinos no para evitar los flechazos sino el golpearme con ellos, nunca me he visto en un combate y no se como actuar en una situacion asi. En una de estas que miro hacia atras para observar que pasa me tropiezo y caigo todo lo largo que soy. Me pongo nervioso y abrumado por la circunstancia, me quedo ahi, a la espera, sin moverme. Esperando que mi incapacidad de reaccion me convirtiera en un ser invisible a los ojos de los infieles aguanto la respiracion .............

Una sonrisa irónica afloro en el rostro del morisco que estaba al mando.

Mirar como huye el perro cristiano, disparad a ese loco jinete Espeto con una orden enfatizando sus palabras con el movimiento de su brazo poniendo una nueva flecha sobre su arco recurvado. Con mortal velocidad tres flechas salen hacia su objetivo, por suerte para Joao uno de los arcos suelta un fuerte chasquido mientras rompe su cuerda quedando inservible, para enorme frustracion de su portador. La primera flecha impacta directamente contra el pecho del caballero con un sonoro clong, pero no consigue atravesar la armadura y rebota inservible hacia un lado. Pero no tiene tanta suerte con la segunda flecha que se clava con fuerza sobre su muslo derecho traspasando con facilidad la armadura creando una gran mancha de sangre. (3 puntos de daño)

Respiras aliviado al comprobar con alivio que ninguna flecha mas te ha seguido en tu huida buscando cobertura. Te llevas la mano a la camisola palpando la fea herida de la que aun emanan coagulos de sangre. Collons quina mala sort, Mientras gozas de la proteccion de un pino a tu espalda y te esfuerzas por calmar tu agitada respiracion, oyes unos ruidos en unos arbustos cercanos y un hombre se afana en cargar su ballesta con la clara intencion de disparar a los moriscos, de repente ves a mas soldados, cuentas casi una decena de soldados ,que estan cerrando una trampa sobre los cuatro moriscos. Visca la morenata esta vez parece que estas salvado.

Los moriscos se abren preparados para recibir tu carga, no son simples campesinos y estan acostumbradas a luchas contra caballeros cristianos. Una nueva andana de flechas se dirige mortalmente hacia el valiente caballero. Dos de los proyectiles impactan contra el caballero pero solo uno consigue atravesar la buena armadura de este, causando otro gemido de dolor en el caballero. Los arabes dejan caer sus arcos y se abren en un pequeño semicirculo dipuestos a pelear cuerpo a cuerpo con aquel insistente cristiano. En sus rostros se asoma un leve atisbo de temor, no tenian pensado tener que combatir cuerpo a cuerpo con un soldado pero aun confian en su superioridad numerica.

¡¡Dios, mi señor, consigue con mi espada, que aquellos que te buscan te encuentren!! - brama el caballero mientras arremete con fuerza inusitada contra uno de los infieles, blandiendo su magnifica espada bastarda, pero con demasiado ímpetu, tanto que no alcanza a impactar contra el enemigo

Estupido Cabron muere de una vez gritó el jefe de aquello moros en una lengua intelegible, soltando una última vez la cuerda de su arco, pero para su desesperación aquella flecha voló a decenas de metros por encima de la cabeza de este. Con un alarido de frustración tiro su arco al suelo y desenvainando su afilado talek. En ese momento escuchó el bramido del caballero mientras este cargaba entre las filas de aquellos sorprendidos moriscos que se lanzaron hacia los lados dispersandose mientras desenvainan sus afiladas armas curvilíneas, el caballero pasó entre las filas de estos sin causar el más mínimo daño que el producido por su valiente grito, estos rápidamente, fruto de la experiencia, comenzaron a cerrarse en un mortal círculo rodeando al caballero, que cada vez estaba más cerca acabar en un glorioso y fatal final.

Halib resopló con fuerza, hacía poco que le habían puesto al mando de aquel grupo de exploradores y había buscado a dos incautos a los que emboscar y demostrar su valía a sus subalternos. Había subestimado al caballero, creyó que dudaría y les daría tiempo a arrojar una lluvia de flechas sobre el, pero había cargado directamente sin dudar. Pero por su honor y la gloria de Ala que acabaría lo que había empezado. Sabia que solo necesitaba un golpe mas , un habilidoso golpe que traspasase su armadura y aquel estúpido valiente quedaría malherido.
Con rabia trazó un amplio círculo con el filo de su hoja dispuesto a cercenar la pierna de aquel hombre, pero su arma voló cerca de la rodilla de este,sin ni siquiera rozarle.

El resto de arqueros se dispuso a atacar a aquel pobre cordero que estaba enseñando los dientes más de lo necesario.

Aquellos soldados levantaron sus ballestas apuntando al tumultoso circulo de figuras trabadas en combate. Estabas casi seguro de que iban a disparar a los moriscos, pero solo estabas casi seguro, que pasaría si no lo hacian, que pasaria si fallaban un disparo, aquello soldados estaban tomando demasiados riegos. Podias avisar a Joao con un grito pero aquello alertaría a los moriscos tambien....Gotas de sudor dubitativo recorrían tu frente..que hacer gritar o esperar....

Joao no se acostumbraba a su nueva montura y eso le restaba habilidad en el combate, viéndose rodeado era cuestión de tiempo que acabase doblando la rodilla ante este hatajo de infieles. Con una agilidad sorprendente para alguien de su tamaño, saltó de su montura y embistió con fiereza contra uno de los sarracenos "¡¡¡Ad majorem Dei gloriam!!!" gritó con los ojos enrojecidos mientras su espada impactaba en uno de sus enemigos

Con gran habilidad aquel infiel cambia el peso de su cuerpo de un pie a otro y en décimas de segundo ha girado todo su cuerpo, tu arma blande el aire inofensivamente una vez más. Los tres restantes arabes se lanzaron sobre tu flancos desprotegidos, ya podias sentir la afilada hoja clavandose por tu espalda cuando súbitamente oiste un chasquido y el aire zumbo cerca de tu cuerpo, demasiado cerca de tu cuerpo para tu gusto. Dos aquellos arabes vieron interrumpidos su ataque por un súbito escorzo mientras su pecho explotaba por la subita aparicion de dos virotes.

De repente cuatro rudos batidores, soldados cristianos sin duda, aparecieron en el claro, uno corrió hacia los caballos de los sarracenos, cerrando una posible huida de los supervivientes. Los otros dos rodearon a uno de los supervivientes y el cuarto hombre se acercaba hacia a ti y tu oponente. En pocos segundos el lobo se habia visto acorralado y se convertía en presa.

Os trabais en un combate desigual dos contra aquel explorador árabe.

Rindete perrogritó aquel hombre, pero el arabe arde de odio de odio hacia ti y se lanza con la punta de su arma hacia tu pecho....

Joao estaba apretando los dientes, esperando la mordedura de las armas de los infieles, cuando la providencia quiso que aparecieran esos batidores y las tornas de la pelea cambiaron. Preparó su escudo para aguantar la acometida del sarraceno y después intentó desarmarlo con un poderoso golpe de su espada contra la de su enemigo, pero la fatiga y las heridas recibidas estaban causando mella en su capacidad para la lucha...

Con un veloz movimiento el explorador nazarí se abalanza por tu flanco y alarga su brazo pasando la defensa que te proporciona tu escudo, hasta que sientes la punta de su arma atravesar tu armadura por la junta de dos piezas hasta alcanzar tu hombro desgarrando el músculo y provocando otra aparatosa herida. (2 puntos de daño).

EL grupo de ballesteros cierra su círculo en la cima de la pequeña loma mostrando toda su superioridad, el último enemigo tira su arma aun con tu sangre goteando de ella, quedando alli con actitud desafiante y triunfal ante ti.

Ahora que todo se ha calmado reconoceis a aquellos ballesteros, son sin duda lo que se reconoce como fieles del rastro, grupos de soldados independientes que patrullan por la zonas fronterizas a la caza de soldados enemigos y bandidos.

Joao necesita unos segundos para recuperar el aliento y la calma después de su enfrentamiento con los infieles, y de haber visto la muerte tan de cerca. Aún sorprendido por la inesperada aparición de aliados, agradece al altísimo por su buena suerte

Bienhallados - dice en un castellano con marcado acento gallego. Parece que el Señor ha escuchado mis plegarias y os ha traído como caídos desde el mismo cielo. Gracias por vuestra ayuda. Mi acompañante y yo viajábamos hacia Lorca cuando nos vimos sorprendidos por estos asaltacaminos que nos atacaron desde la distancia con arcos y flechas. En el cuerpo a cuerpo hubiera acabado con muchos de ellos - dice con una mirada de odio al nazarí capturado - pero me superaban en número, y consiguieron herirme antes de poder hacerles frente.

No sé por que nos atacaron, sólo somos dos caminantes sin grandes posesiones, que no transportan ninguna mercancía. ¿Tal es la maldad de estos infames herejes, que atacan a dos viajeros por el mero placer de hacerlo?

Joao, algo debilitado, se lleva una mano al costado de donde brota un hilo de sangre producto de uno de los flechazos recibidos, mientras busca con la mirada al hombre que le acompañaba en la travesía para asegurarse de que está bien y no ha sufrido ataques.

¿Habéis visto a mi acompañante? Se apartó del camino en cuanto comenzó la refriega. No es un hombre de armas y temo que pueda haber resultado herido.

¿Dos simples viajeros? [b]el hombre te mira con escepticismo mientras cínicamente apostilla [b] hasta yo mismo me estoy pensando remataros y quedarme con vuestra armadura y montura apostilla con una mueca cínica.
Acercaros os echare un vista a vuestras heridas y a las de tu criado . Os sentais en el claro donde hace pocos minutos combatiais y comenzais a charlar, dos ballesteros recargan sus armas y con pose nerviosa vigilan desde lo alto de la colina, el resto se lleva aparte a los dos prisioneros detrás de unas zarzas donde comienzas a salir gritos y aullidos de dolor.

Mientras las rudas pero expertas manos del hombre vendan vuestras heridas y las lavan con agua limpia y vino ,charlais afablemente. Estos infieles no son bandidos, son soldados y vuestra cabeza supongo que era un buen premio para ellos, no se porque estais por aqui ni me importa pero yo que vosotros daría media vuelta y volvería por donde he venido, tras esas colinas se encuentra el castillo de lorca y en este momento un maldito ejército de infieles está cerrando su cerco sobre la ciudad cuando oís esto os dirigis a grandes trancos hasta la cima de la colina donde vuestros ojos contemplan la ciudad de lorca y toda la comarca que la circunscribe, como el hombre os había dicho veis que de el camino esta atestado de carretas, animales y personas que se dirigen a toda prisa hacia el recinto amurallado. En el fondo del valle divisais una gran polvareda y varios fuegos, sin duda el ejército del que el hombre os ha hablado.

Contemplando el horizonte vislumbrais todas vuestras posibilidades, podríais correr hacia la ciudad con la idea de encontrar la casa de la protegida del obispo, os la habian descrito quizás fueseis capaz de encontrar la villa cercana a lorca que os habian comentado pero quizás con el tumulto de gente os retraseis demasiado y tuvieses algún encuentro con alguna otra avanzadilla de infieles, podrías preguntar a alguno de aquellos refugiados que se amontonan en el camino, si es que alguno se entretiene a hablar con vosotros o podríais marcharos y faltar a vuestro juramento dejando que el alma de un obispo muerto os persiga el resto de vuestras vidas...

Desde su posición en la cima de la colina, Joao pudo ver un reguero de gente, la mayoría ancianos, mujeres y niños, encaminándose a la zona amurallada alrededor del castillo de Lorca, que dominaba la comarca desde lo alto de un escarpado promontorio.

"Santo Dios..." - murmuró ante lo inesperado de la situación. Volvió a reunirse con los batidores que les habían prestado ayuda contra los soldados nazaríes y les explicó que era imperativo que llegasen a la villa cercana a Lorca y localizasen la granja descrita por el Obispo de Toledo, dado que allí debían reunirse con alguien.

Ya hemos contraído una deuda con vosotros por habernos salvado de estos sarracenos, pero podríamos pediros un último favor? ¿Podéis darnos alguna pista o ayudarnos a llegar hasta esa granja antes de que se cierre el cerco sobre la ciudad? ¡Debemos encontrarnos con esa persona, si es posible antes de que corra a buscar refugio al castillo!

Tras la impactante vision del castillo, y viendo lo acuciante de la situacion intentais por todos los medios conseguir informacion de cual sera el caseron de la "protegida" del obispo. Los exploradores de monte que os han salvado os indican con sorna que no conocen nada sobre la protegida del obispo, pero que les gustaria saber mas. Sin tiempo que perder os dirigis rapidamente al camino. Alli contemplais la riada de carros y personas que se dirigen desesperadamente hacia el castillo llevando sus escasas pertenencias como pueden, aquellos hombres y mujeres aterrados no parecen muy dispuestos a responder a vuestras preguntas, solo responden al miedo a los invansores que les empuja a buscar el refugio de las murallas. Solo con suerte Ologuer consigue sacar unas pocas palabras a alguno, y con desperacion y miedo os dice que habia oido que el obispo tenia una protegida en un gran caseron blanco justo ante de las murallas, es que tendrias que haber preguntando por la casa de la fornecida del obispo te acalara el hombre con guasa, parece ser que lo que ocurria en aquella casa era algo distinto a lo que os conto el obispo o al menos eso parece creer la gente.

Sin mas dilacion correis como el resto de las personas hacia la puerta del castillo, no os cuesta encontrar la casa que os habian indicado, pero para vuestra sorpresa un grupo de monjes de habito blanco, Joa les reconoce al momento como monjes mecedarios. Uno de ellos parece estar inventariando todo aquello que sale de la casa, mientras el resto se afanan en cargar todo lo mas rapido que pueden sobre dos carromatos. El trasiego de gente en el camino y saliendo del caseron es tal que que sin duda podrias inentar colaros en la casa sin ser vistos, o preguntar a alguno de los muchos monjes que no parecen reparar en vuestra presencia mas que en la de cualquier otra de las personas que corren a afanarse a protegerse dentro de la ciudadela del castillo.

¡Hermanos! - se apresura Joao, acercándose hacía los monjes mientras les hace señas con las manos. Soy Joao de Castelo, fráter de la orden de Cristo, y estoy aquí enviado en misión por el Obispo de Toledo para hacer cumplir su última voluntad. En este caseron vive una mujer, una muchacha que es la protegida del señor Obispo. Es mi hermana, y me ha sido encomendada la tarea de encontrarla y guardarla bajo mi protección ante cualquier peligro. ¿Podéis decirme dónde está? ¿Son estas sus pertenencias, y en ese caso a dónde las lleváis? 

Mira deja ya de molestarnos o tendré que llamar a los soldado, acaso no has visto que se acerca un maldito ejército de moros infieles exclama con un grito el monje levantándose enfadado de la mesa ante la insistencia de Joao, y sus vanos intentos de intimidación. El resto de los monjes dejan de cargar el mobiliario y se paran para miraros mientras el caudal de personas y carros que huyen parece indiferente a la escena.

No se enfade , solo era una sencilla pregunta , no pretendemos molestar, no le robaremos tiempo , si no le importa.. el callado Oleguer intermedio rápidamente con palabras dulces para evitar un mal mayor.

Mientras se sienta de nuevo y hunde su cabeza de nuevo en los documentos resopla con aire cansado expresando su malestar por vuestra presencia Mirar esta casa pertenece al convento de las clarisas y sus bienes los gestiona el obispo de lorca, ni se porque ni me importa solo se que tengo que inventariar todo, y si eso no os basta ir a preguntar al mismo obispo y dejarme en paz de una vez.

Tras eso todo parece volver de nuevo a su frenética actividad, sacando baúles y demás enseres de la casa.