Partida Rol por web

- Fresco ? Claro amigo ! - exclama el barman soltando una carcajada, cuyo rostro parecía haber sido afeitado por el mismisimo Freddy Kruger.

Al instante, el barman vuelve con un vaso de un líquido amarillento y vaporoso.

- Su refresco !!

Gracias. Què le debo?

Miro nuevamente por los alrrededores

Oiga, estoy interesado en algo que sucediò aquì hace poco... A quièn puedo preguntarle?

Digo casualmente mientras sigo mirando  a los alrededores.

- Veinte créditos. - Dice el barman - Aquí ocurren cosas todos los días, es extranjero, acaso ? -

Vaya caripela... por todos los sith de antaño... Es asqueroso su rostros...

Emm... Tome... Pues, puntualmente se trata de una pelea aquì, hace poco... Un forastero de capa negra... O tùnica quizà... No lo recuerdo bien...

El barman recoge los créditos como entusiasmado, y su mirada se torna sombría al pronunciar al sujeto de la túnica oscura.

- Sí - dice seriamente - sé a lo que te refieres... pero mi información no es gratuíta, extranjero. - el barman resulta tajante.

Asiento con la cabeza

Este sabe de que hablo...

Eso significa que ha de ser buena... Digame, de cuanto hablamos?

Pregunto con voz baja para tratar de que la menor cantidad de gente posible se entre del asunto.

- Je - el barman sonríe bruscamente - Eso dependerá de lo que quieras saber...

Doy un trago corto al amarillento brevaje y aclaro la voz

Pues por què se armo la trifulca es algo que me intresa y què se sabe del individuo me interesa aùn màs... Supongo que podrìamos decir que son dos preguntas... Sonrìo levemente, tratando de enviarle el mesaje de que no es el dinero lo que me importa y que, de hacer las cosas bien, podrìa llevarse una pequeña fortunita.

- Acércate, extranjero - te dice mientras apoya un brazo en la barra y agacha la cabeza - Verás, no es algo que haya sentado muy bien por aquí. - El Sith deja caer un billete de cincuenta créditos sobre la barra - El hombre me estuvo preguntando acerca de leyendas y sobre los antiguos habitantes del planeta, y quién podía saber más sobre eso, después de un rato unos buscalíos se pelearon con él y... - un nuevo billete de cincuenta vuelve a caer sobre la barra - fué alucinante, en pocos segundos acabó con todos ellos, incluso lanzó a un Shistavanen contra la pared, dejándolo casi muerto. - el barman parece entusiasmado con esto.

Humm... Vaya luchador sobrenatural... Dime pues, que fue lo que se enterò sobre esas leyendas y adonde se fue...

Digo mirandolo seriamente, para luego mostrar una sonrisa

Vamos, que si sabes de eso, son cien màs...

Bien, ahondemos un poco... Quizà deba... No, mejor espero.

El barman murmura mirando hacia el billete que tu mano derecha deposita sobre la barra, entre ambos.

- Mmmm... lo envié a un arqueólogo de la ciudad, en los pisos superiores - dice mientras arrastra el billete hacia sí - su nombre es Tim Rossdren.

Tim Rossdren, perfecto. No tengo más preguntas...

Le extiendo los cien Aunque eso sòlo es una respuesta... Tenga los cien y llameme un aerotaxi.

Espero que me confirme el asunto del transporte y

Tenga buenas noches... Digo al tiempo que dejo mi vaso casi sin tocar. Ahora a partir rumbo al sitio del Rossdren ese... Pero con cuidado pues la peña puede ponerse violenta... Conmigo...

El barman sonríe a carcajadas cuando le propones que te busque un aerotaxi.

- Dudo que ningún aerotaxi se acerque a estos lugares, extranjero. Un placer hacer negocios contigo - dice mientras se marcha, seguramente a atender clientes del local.

Trato de recordar si he visto algùn transporte particular estacionado afuera del Xifón Azul

No me quedará otra que, o bien pagarle a algùn motero por el aventòn, o bien sacarlo afuera y cortarlo en pedazos...Lo cual me daría transporte permanente...

Las palabras del cantinero no han hecho mas que cambiarme el genio, ahora, estoy molesto por el estùpido contratiempo.

Cuando acabe esa misiòn, si es que ese formidable luchador no acaba conmigo antes, habrè de llevarme un deslizador conmigo a donde vaya... Maldita sea mi estampa...

Comienzo a caminar atento a no ligar un sillazo por la cabeza rumbo a las afueras del local, aún escondiendo entre mis mangas el sable láser...

Veamos que hay afuera... Si llega a haber alguno de estos bichejos marchàndose en solitario, tanto mejor...

Sales fuera de la cantina, es de noche y ha comenzado a llover, aunque amainadamente. No ves aerodeslizadores por ninguna parte, ni transeúntes pasar. Es tarde, y a excepción de los ruidos provenientes de la cantina, la ciudad parece desierta.
Tal vez lo mejor sea comenzar a andar, y esperas no cruzarte con ninguna banda callejera... aunque tal vez si se diera el caso tengas la suerte de encontrarte con algún tipo de vehículo...

A medida que me gano en el exterior, comienza a calarme los huesos el frío y maldigo mi suerte...

Quizá debiera haber esperado a que amanezca en el Xifón Azul... Que va... Ni siquiera tengo con que desquitarme. ¿Cómo se supone que toda esa manga de alienigenas miserables llegó hasta la taberna? Malditos sean ellos...

Mi mano derecha aprieta la empuñadura de mi sable bajo mi túnica raída y quemada, los nudillos de la izquierda se ponen aún mas blancos que de costumbre cuando cierro el puño arrebujado bajo mis ropas pensando en como he liado mi misión por culpa de mi estupidez en los comandos de El Vengador...

Pero soy un Sith... Y soy Arkaniano... Nadie más cerca que yo mismo a la perfección... No he de claudicar... Sólo me molesta lo miserable de mi situación...Es deshonrosa...

La lluvia cae sobre Xandralis cuando el Sith avanza en la oscuridad de la noche hacia la parte alta de la ciudad. La calle está desierta y solo se escucha el tintineo del agua caer levemente sobre los barrios bajos y una pequeña neblina invade el suelo.
El lord maldice su situación desafortunada con el estrellato del Vengador y la falta de un aerodeslizador para moverse por Xandralis. De pronto, se oye, a lo lejos, el rugir de un motor, un speeder, tal vez, aunque es dificil de apreciar. Pasan los segundos y el pequeño tintineo del motor de un speeder se convierte en el tumultoso ruido de varios motores acercándose.

Estás bajo un pequeño puente de una carretera que pasa por encima del lugar en el que te encuentras. A lo lejos, comienzas a divisar una serie de pequeñas luces que se aproximan hacia tí.

Impasible, el Sith espera, encapuchado en su requemada túnica, el llegar de los vehículos con una sonrisa invisible en su rostro ceniciento, dando gracias a la Fuerza por tal regalo.

A tu alrededor se colocan tres speeder que llevan dos pasajeros cada una. Unos jóvenes ataviados con ropas de mismos colores y mismos logos, seguramente de algún tipo de banda, bajan de ellas y se acercan a tí. Algunos de ellos van rapados, otros llevan rapada la mitad de la cabeza, y de su coronilla aparece un pelo puntiagudo simulando una escobilla, mantenido así por electrocargas de un implante que aparece en sus sienes.
Uno de ellos, seguramente el cabecilla, se aproxima un poco más a ti y de su buchera saca un vibrocuchillo con cara de pocos amigos.

- Venga, danos todo lo que lleves encima, extranjero... - el individuo aparenta unos veintitantos, con ropas sicodélicas y sonríe sarcásticamente con el resto de la banda cuando te habla.

Gracias, muchas gracias...Por fin liberarè mi ira contra algo en este patètico planeta olvidado.

A medida que el lìder se me acerca, cual si fuera un rancor furiosos, dejo ver mis colmillos en una mueca a mitad de camino entre una sonrisa y un gruñido.

Me concentro a medida que se acerca balbuceando quien sabe què. No lo escucho. Solo me concentro en la Fuerza y en los movimientos de combate que una tras otra vez he practicado en Korriban. Sè que harè lo mejor posible para realizar una carnicerìa, aunque sòlo necesite un speeder ardo en deseos de matar a los seis tipejos, tan desagradables con su aspecto de quien sabe què.

Cuando el que parece el lider muestra su vibroarma, dejo que mis brazo cruzados se separen al tiempo que activo mi sable y propino un poderoso golpe lateral apuntado a su torso al tiempo que libero mis ansias de sangre en un grito

¡¡¡Rraaaaah!!!

El chico del vibrocuchillo cae al suelo con un grito agónicamente silencioso y una brecha requemada en su pecho.
Atónitos y enfurecidos al mismo tiempo, el resto de la banda parece mascullar algo a la vez que sacan diversas armas, grandes cadenas, vibroarmas y algún blaster es lo que alcanzas a ver.