Partida Rol por web

Veinte negritos

3. El juicio de Unius Nolan Owen

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01/04/2014, 00:57
Director

VICTOR WOTTON se dio cuenta que la única solución posible a destrozar a Unius pasaba por su propio sacrificio. "Qué mal gusto morir siendo un héroe en un sitio tan mediocre", pensó, pero no estaba dispuesto a seguir el juego a aquel psicópata. Había calculado bien. Si USABA EL CANDADO y encerraba esa noche a Angus, el único inocente declarado, Chico, ese cruel lobo y su enamorada Luz no podrían matarle. Durante el día Angus no podría votar pero confiaba en que las almas gemelas tampoco pudieran votarse y entonces, tal vez, sólo al vez, Angus podría decidir de alguna manera el empate y ganar la partida... 

Se dirigió hacia la habitación del inglés. Era la hora. Cuando fue a cerrarla, el inglés salió de la puerta como si esperara a alguien. A estas alturas ya sabrían que él era el que había encerrado a todos aquellos ese tiempo... Así que le saludó. 

Pero Angus le miraba atónito.

- ¿Qué? ¿Qué haces tú...? Oh... 

Justo en ese instante, un enorme golpe por la espalda derribó a Victor, que cayó ensangrentado de espaldas. ¡Era Chico! ¿Qué hacía allí? 

- Angus, ¿qué estaba haciendo Victor en tu habitación? 

- Creo que... intentaba encerrarme ¿y tú, HERMANO, qué hacías? 

- ¿Cómo que qué hacía? ¡Matar a Luz, claro! Pero la he dejado a medias, oí que venían a por ti y no sabía qué estaba pasando, ya sabes que soy nuevo en esto de matar gente- respondió el brasileño. 

Victor cerró los ojos de desesperación. Se había equivocado. Angus en efecto fue quien descubrió que él y Chico eran almas gemelas. Hermanos perdidos, hermanos encontrados en el peor de los escenarios. 

Unius tardó algo más en saber qué ocurría

- ¿Qué estás haciendo Chico? Durante la noche no puedes hablar con Angus. ¿Qué absurda conexión os traéis entre manos? Y tú... Victor, maldita rata nocturna, por fin compruebo que eras tú quien me privó más de una vez de ejecutar a quien deseaban mis acólitos. Ya sabes lo que dije que ocurriría si alguien hacía trampas. 

Un disparo venido de ninguna parte le acertó en la espalda. 

"Oh no, como al perro, muero como el perro. Qué... mal... gusto..."

 

Fue su último pensamiento. 

Pero Unius parecía estar furioso. 

- Mi obra, mi obra de arte arruinada en su recta final. ¿Cómo puede ser eliminado alguien sin seguir el orden de la canción? 

- A él no le gustaba mucho la canción, lo mismo lo ha hecho aposta- dice Angus encogiéndose de hombros

- Calla, hermano, ahora eso no. Escucha, Unius, no tocaba esa que decía...

De los cuatro que quedaban, de los cuatro que quedaban

uno se volvió del revés, ya solo me quedan tres

Pues el que nos tenía que proteger al final ha muerto él mismo por hacerlo. Se ha sacrificado el que parecía el más egoísta de todos. Yo creo que eso se puede entender como volverse del revés ¿no? Ah, y mira, si quieres... sí, eso es... ya está... ¡¡El candado le cierra ahora la boca!! ¿Ahora sí?

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01/04/2014, 01:06
Unius

Unius estaba tan turbado que de nuevo volvía a enseñar su rostro. Los hermanos Angus y Chico bajaron hacia el salón. 

- Sí, supongo... supongo... pero todo esto es tan irregular. Aún no entiendo qué hace Angus ahí, presenciando... 

Entonces un grito vino desde el dormitorio. 

- ¡ASESINOS, HIJOS DE SATÁN! COUGH, COUGH... 

Era Luz Aurora Jaramillo. La víctima de los acólitos que Chico no pudo terminar de ejecutar con aquella inyección de toxinas. 

Aquello fue demasiado para Unius

- ¡Acólito, no has acabado tu misión, te ordeno que la ejecutes!

- Uf, pues es que mira...

- En serio, sí, es que ya todo esto nos viene un poco grande- dijo Angus- Total, si ves que hemos estado juntos desde el principio nos vas a pegar un tiro así que..

- Sí, lo que mi hermano intenta decirte es que si tanta rabia te da la monja, cárgatela tú... 

Tosiendo sangre y temblorosa la monja casi rodó escaleras abajo. Pero seguía viva cuando UNIUS ABRIÓ EL CRISTAL Y SALIÓ PARA REMATARLA. Cogió la jeringuilla del brazo de Chico y dispuesto a que nadie en absoluto alterara las reglas del juego y acabara su canción del verdugo antes de tiempo, se la inyectó a la monja. 

Luz Aurora gritó de nuevo de rabia y cayó al suelo de rodillas, tosiendo y convulsionando. Empezó a rezar mientras Unius le daba la espalda y les decía a ellos

- De los tres que me quedaban a uno le entró la tos, ya sólo me quedan dos. El juicio aún puede seguir si...

Pero Luz no rezaba. Recitaba una lista de nombres

... Por Caroline, Connor, Hugh, James, Jane, Jerzy, Larry, Mark, Milton, Mordecai, Nicoletta, Scott y Victor... cough, cough...

¡MUERE UNIUS!

Y entonces la Monja Anticáncer sacó el último objeto de debajo de su poncho: UN REVÓLVER que disparó a bocajarro sobre aquel ejecutor. 

Unius gritó herido de muerte mientras aún tenía que escuchar a aquella mujer gritarle mientras a su vez moría

- Dios dejó de hablarme cough cough hace tiempo... No sé si estará esperando para juzgarte... Pero sé que el infierno es mucho peor que tu casa patética y sé que...un tribunal popular formado por todos nosotros... te estará esperando... 

Y así, al décimo día, aquel hombre desconocido, artífice de dieciocho muertes, cayó muerto sobre el propio salón de juegos. 

Notas de juego

Para los que seguís Victor muere al tratar de encerrar a los enamorados. Luz es elegida por acólitos. Tiene el revólver, pero como el último bando en pie son Los Enamorados y tiene que ganar alguien, su arma es usada de manera tan lírica para poner fin al juego, sin arrebatar la victoria a estos primeros. 

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01/04/2014, 01:30
Director

ANGUS MCMULLEN Y JUNIO "CHICO" CHICAO se miraron perplejos.

Si alguno de los dos hermanos hubiera tenido un rastro de heroicidad o sentido épico se hubieran abrazados felices de saberse los supervivientes de aquella masacre. Pero nada de eso tenían que ver con aquel hortera británico y ese disparatado bailador de forró. 

- Te juro que esto es lo más raro que me ha pasado en la vida. Bueno, después de haberme reencontrado contigo aquí y descubrir que te habías follado a mamá

- ¿En serio más raro que ver a una modelo meterse una barra de acero entre gemidos? Tío, estás mal de la puta cabeza

Los dos contemplaron los últimos cadáveres y empezaron a trastear en la sala de mandos de Unius. Un botón abrió la puerta. Otro prendió fuego a las cortinas... Las llamas empezaban a prender por aquellos dormitorios malditos mientras Angus y Junio salían por la puerta principal

- Oye, ¿por qué crees que Randall nos ayudó al final? ¿Piensas que eso de intuir que éramos hermanos le removió la patata? Ya sabes, porque eso de que tu familia fuera un friki psicópata debe ser jodido ¿no? 

- Hmmm, puede... pero ¿sabes qué? Lo mismo era su rollo. Ser raro. ¿sabes? Era un tío raro, no me jodas. ¡Un ejército de mujeres buenorras a sus órdenes y a lo que se dedicaba por las noches era a alimentar tiburones y hacer esculturas como vejetes? 

- Sí- Junio empezó a bajar por el sendero hacia el puerto. La tormenta había terminado. - O no. Buenorras no estaban. Les sobraban diez años a cada una por lo menos. 

Un barco se acercaba a lo lejos cuando Angus sonrió. 

- He, he, ¿te das cuenta? De los dos que me quedaban uno se volvió lobuno, ya solo me queda uno. ¡Le hubiera hecho taaaanta gracia a Unius ver que su canción tenía sentido. ¡Pero le mató la Monja Voladora! ¡La Monja! jajajaja

- Tío, no debiste decir eso... se me ha quedado la cancioncilla pegada en la cabeza. Mmmm Mmmmm Mmmmm  y no tiene ritmo siquiera para bailarla. Porque, oye, nos echaremos unos bailes a bordo, ¿no? 

Giraron la cabeza y vieron aquella mansión en llamas. Después miraron hacia el horizonte, su futuro. Libres. 

La última estrofa del juicio de Unius decía

Y el que me quedaba un día

se marchó feliz por el cerro

¡y ya no me queda ningún negro!

 

Y así fue. Pero Unius olvidó un detalle. El hombre que supo cuál era el crimen secreto de cada uno fue destruido por un secreto que jamás pudo prever. Que dos de aquellos invitados a su mansión, dos criminales sin juicio, eran hermanos, y su intento de conseguir que los veinte asesinos se mataran entre ellos, hizo que dos de ellos se reencontrasen para siempre y se hicieran uno. El que se marchó feliz de aquel cerro de muerte. 

Y en un salón, oculta, una foto que lo dijo todo... se deshacía entre las llamas. 

 

Notas de juego

FIN