Partida Rol por web

El joven grog corre tan rápido como le permiten sus piernas, respirando agitadamente y con las mejillas coloradas tras descender a toda velocidad desde las penúltimas plantas hasta el suelo, en su frenesí por llegar hasta su objetivo atropella a varios magos hasta plantarse ante Tortious.

¡Mi Señor! ¡Arriba...en la biblioteca...han asesinado al bibliotecario!

A pesar de sus entrecortadas palabras, el mensaje llega alto y claro a todos los magos. Con un levísimo titubeo, el primus Flambeau toma el control de la situación a toda velocidad, proclamando ordenes claras y concisas.

-¡Que los Custodes vigilen las puertas, que no dejen entrar ni salir a nadie aunque sea yo mismo! ¡El resto de grogs que se queden en sus dependencias y no se les ocurra salir! ¡Caradris, Julia, id con los magos de nuestra Domus y registrad sus habitaciones! ¡Al resto, acompañadme hasta arriba, rápido!-sale disparado con un paso largo y enérgico, con una vitalidad que contrasta con su edad.

Los pasos apresurados del joven grog eran audibles, solo que con el buen humor de los magos no se le dio bastante importancia, además no sería el primer grog que se despeña por unas escaleras para complacer un mago, no, la situación carecía de importancia, sobre todo para los menos avispados o los más borrachos ... hasta que las palabras "bibliotecario" y "asesinado" salieron de sus labios, a más de uno se le debió de cortar el cuerpo, más aún ... pasar los efectos del alcohol ingerido.

-Tú y tú- dijo señalando a sus custodes, aquellos que le acompañaron al banquete -obedeced en todo cuanto se os diga- ordeno con tono que no daba lugar a equívocos.

-Caradris- llamó antes de partir en pos de Tortious -conmigo llegaron cinco custodes más, si tenéis necesidad de ellos mandadles un mensaje a través de uno de mis hombres-dijo bien alto y claro para que estos lo escucharan de sus propios labios.

Con largos pasos siguió al resto de magos subiendo las escaleras, un susurro salía de sus labios ... aquel próximo o con buen oído, alcanzaría a escuchar las palabras para necesarias para realizar el ritual de parma mágica.

Ante el alboroto inicial Papagena se dejo llevar por un ataque de lo que algunos llamarian panico, sin embargo ella ya habia lidiado con demasiadas cosas como para dejarse arratrar ppor el panico, asi que con una voz clara y autoritaria hizo un llamamiento sin gritar pero firme.

- ¡Aigor!

De entre la multitud de magos el compañero hace acto de aparicion como si siempre hubiese estado ahi, como si solo hubiera necesitado un portal entre sombras, renqueando se acerca y Papagena le susurra.

- Conmigo, manten los ojos abiertos y no te fies de nadie, ni de mi misma, hasta nueva orden, el control mental esta prohibido, pero si han osado atacar a un mago en una Domus como es Valnegra... no se puede saber quien o que ha sido, procura no separarte de mi.

Con toda la seriedad que le podia brindar su embriaguez siguio a Papagena. "No tenia que haber apostado con esa grog... la proxima vez va a beber con ella su padre..."

Ante la terrible noticia, Remiel se levanta y con voz poderosa intenta calmar el alboroto que rapidamente se ha desatado.

-¡Calma todo el mundo! Averiguaremos que ha pasado, pero no nos beneficia en absoluto que cunda el panico y que nuble nuestro buen juicio.- acto seguido se vuelve hacia su grog y en un tono mucho mas calmado le dice- Humberto, obedece a todo lo que te digan siempre y cuando sea razonable.

Observo impertrérito el escándalo que se forma tras la noticia dada por el grog. Vaya, un asesinato aquí. Esto si que es una sorpresa. Desde luego los Flambeau saben cómo preparar una gran fiesta. A mi alrededor comienzan los inevitables susurros y las típicas frases de los momentos de tensión. Algunos ofrecen ayuda, otros no pueden ofrecer más que una estúpida cara de asombro. Mientras seguimos las órdenes dadas, no puedo evitar comentar al mago más cercano: Un bibliotecario muerto suele llevar a un libro robado no?

-Oh, un juego de ingenio, ¡magnífico! -exclama el Jerbiton francés, como si fuera algo normal que se hiciera en todas las Alianzas. Las caras de genuina sorpresa y reprobatorias hacia lo que acaba de decir le sacan del error- Un momento, ¿es en serio? ¿Quién ha sido el memo al que se le ha ocurrido? Con toda la plana mayor del Tribunal, Quaesitor y Guernicus incluídos, así como el Primus de Flambeau y la plana mayor de Hoplitas de la Orden. En fin, nunca he visto un muerto, vamos para allá -añade con naturalidad.

Finalizado el banquete, con la barriga bien hinchada y satisfecho por todo lo comido y bebido, me quedo recostado en el respaldo de la silla. Si que había sido un buen recibimiento, si ahora tenían que venir todos los asuntos serios, mejor con la panza llena.

El mensaje que transmitía el grog que irrumpió en el salón me había pillado fuera de juego completamente. La biblioteca, donde había pasado aquel extraño suceso, justo cuando iba con Arcturus. Fue a éste último a quien buscaba con la mirada, si este pensamiento había surcado mi mente, a saber que habría aparecido en la del anciano mago. Un importante dilema se cruzó por mi cabeza: contar aquello y que pase lo que tenga que pasar, aunque creo que no se me tomaría por sospechoso con la palabra del mago; o cerrar la boca y ver a donde iba esto.

Por ahora preferí callar y seguir al resto escaleras arriba.

Muchas cosas había que hacer y muchos pensamientos y posibilidades cruzaron la mente de Armand. Desgraciadamente las órdenes del primus flambeau eran claras, y por mucho que considera conveniente adoptar otras posibilidades (lanzó un postrer vistazo al primer testigo que conocía, ese grog, tratando de quedarse con su cara, y pensando en las preguntas que, con un poco de tiempo, se le podrían hacer. Armand rogó mentalmente a los poderes tener ese tiempo, mientras sin gastar tiempo cumplía la orden del primus flambeau

Todos los miembros de la Orden cumplen con las ordenes dadas por Tortious y se las transmiten rápido a sus grogs antes de seguirlo, entre miradas de miedo y asombro. Casi al unísono, el espacio se llena con las palabras de hechizos protectores y del ritual de la Parma mientras ascienden a paso ligero hasta el lugar de los hechos.

Las miradas son atraídas irremediablemente hacia el individuo que yace en el suelo de espaldas, en una postura tan cómoda que podría estar simplemente dormido...si se puede dormir con aproximadamente una veintena de puñaladas desde vuestra posición. La sangre, oscura a la luz de las llamas, forma un charco debajo del cuerpo, mas un reguero indica que el sujeto se arrastro unos metros antes de caer en las manos de la parca.

Con la ira bullendo por su rostro, el Primus entra en la sala y esquiva el cuerpo para pasar hacia un lateral donde hay una puerta que antes no se encontraba ahí y la abre con fuerza, solo para quedarse contemplando el umbral como si no pudiera creerse lo que ven sus ojos.

Al entrar, captas muchos mas detalles que tus compañeros. Un hechizo de inmovilización compuesto por hilos invisibles colocado en la entrada ha sido destrozado de manera brusca, como si hubieran pasado a través de el con violencia, dejando solo unos débiles zarcillos que intentan aferrarse a los recién llegados sin conseguir efecto alguno.

El aura del bibliotecario se ha apagado por completo, de modo que su muerte es segura, ademas no hay restos de magia en las heridas de modo que fue asesinado por medios mundanos. La puerta hacia donde ha ido Tortious estaba recubierta de un hechizo de camuflaje que muestra las mismas mutilaciones de la entrada.

Pero lo mas importante de todo es el rastro mágico que permanece en la sala, bastante leve pero aún visible. Nunca antes habías visto uno como este, parece ser algo similar a la magia Hermética pero con multitud de diferencias y de solo observarlo sientes escalofríos.

Septimus estaba entre los presentes, curiosidad, miedo, morbo ... un amasijo de sentimientos compartidos por todos los presentes, ¿quién podría haber matado a un mago aquí en la domus magna de Flambeau?, sin duda Tortious tendría muchas cosas a las que responder, políticamente era tan cádaver como el que yacía acostado sobre un charco de sangre.

Los hechos volarían de boca en boca tan pronto los magos llegasen a sus respectivas alianzas, alguien o muchos se beneficiarían de la situación, una persona con el carácter de Tortious sin duda debía de tener muchos enemigos y detractores, tanto dentro como fuera de su alianza.

Instintivamente miró al grupo de quasitores -parece que vais a estar ocupados- pensó para para si mismo -apartaos un momento- dijo a los curiosos en primera fila.

Sus botas y túnica se mancharon con la sangre del difunto al inclinarse sobre el cuerpo para observar más de cerca las heridas, su manó se poso sobre ellas, repasando con su dedos las heridas como si estuviese midiendo la hechura de la hoja que lo mató.

Luego se miró la sangre de los dedos, y el charco bajo sus pies, prestando especial atención en su color, y viscosidad -no es la primera vez que veo sangre, aunque normalmente estoy más acostumbrado a tratar a personas vivas- dijo sin levantar la cabeza como si respondiese una pregunta aún no formulada.

-Felismarte, haced el favor de acercaros- dijo mirando al mago que presumía de su habilidad con las armas -echad un vistazo a estas heridas, dijo señalando,¿que os parecen?- dijo con el ceño fruncido.

Remiel se acerca a las puertas y las examina de cerca, intentando ver signos de forzamiento. Tras inspeccionarlas, se dirige a uno de los flambeau

-No he podido evitar fijarme que, probablemente, el asesino ha destrozado las defensas magicas de la habitación. ¿Me permitiríais lanzar unos conjuros para intentar identificar como lo ha hecho?- Pregunta en tono calmado

Con todos mis respetos, Primus Tortius. Veo un gran revuelo aquí, unos exclaman al ver el cadáver, otros lo examinan, otros parecen querer llorar. Sin embargo a mi hay algo que me preocupa más. Visto que ha pasado volando al lado del cadáver sin casi dignarse a mirarlo, y se ha dirigido a esa puerta sin mediar palabra, para asombrarse de esa manera al abrirla, me pregunto: ¿Qué hay, o había? Creo que visto el desagradable acontecimiento, sus invitados debemos saber si nos encontramos en peligro. Veo en los rostros de algunos magos que he dado en el clavo, quizás muchos no lo habían pensado hasta ahora... Otros, en cambio, me miran interrogantes y extrañados por dirigirme de esa forma al Primus. Los que más, me miran con desprecio. Es igual. Estoy acostumbrado. Espero la respuesta tranquilo, sin dar excesiva importancia a los hechos. Es su Domus Magna, no la mía, soy su invitado y si quieren mi ayuda me la pedirán...

-Ummm, vaya, casi me quedo sin palabras -no caerá esa breva- Veamos, una puerta invisible dentro de una biblioteca, de manera que se ha robado un libro, por supuesto un libro especial, los del montón no se guardan en salas invisibles. El muerto debió sorprender al ladrón, que sabía qué buscar, dónde y que no usó magia para asesinar al bibliotecario, bien por no querer dejar rastro mágico, bien por no tener capacidades mágicas. Bueno, ¿a qué están esperando para hablar con el muerto? Diría que no ha recibido santa sepultura y no creo que haya muchos asesinados que no quieran desvelar quién o qué les ha matado. Y por la situación de las cuchilladas está claro que debió verlo y bien clarito. Aunque el asesino podría llevar un disfraz o tener la cara tapada. ¿No tiene nada en las manos? Demonios, me puede la intriga, ¡que alguien haga algo!... -si algo lleva mal Excelsius es permanecer callado, aunque no sea conveniente dadas las circunstancias, por el peligro de enfadar a alguien, pero él es así... y lleva unas copas de más. Tal vez alguien debiera taparle la boca.

Papagena miro todo sin abrir la boca, el acohol no la dejaba pensar del todo claramente y ademas no se le daban bien estas cosas esperaba que Aigor pudiera decirle algo mas, fiel compañero y aferrimo guardian.

- Aigor, tu ¿Que crees? -dice susurrandoselo

Contemplar un cuerpo muerto no era algo que me horrorizara, o que me pueda producir asco, pero la mala sangre y la saña con la que había sido agredido este, era una clara diferencia entre el ser humano y el resto de animales.

-Creo que lo primero, antes de hacer cualquier tipo de conjetura, sería identificar al difunto -que se le diera algún tipo de "santa sepultura" no era algo que me importase demasiado- e intentar adivinar que es lo que falta en la biblioteca, suponiendo que alguien conociera la existencia de esa puerta. Es lo mínimo antes de lanzar juicios sin pensar en lo que tenemos delante.

Nada más tenía que añadir por el momento. Tenía algunas posibles ideas en mi cabeza, pero mientras no tuviera la información que faltaba no podría dar un enfoque correcto al rompecabezas.

Tras un pequeño exámen, se aprecia que las heridas de la espaldas no han sido las que le han producido la muerte (aunque bien podrían haberlo sido, pues son profundas) sino un corte a nivel de la yugular casi imposible de ver desde la entrada a la biblioteca.

Aunque si no supieras que antes debía estar vivo, no habrías creído que esa sangre fuera suya. Al levantar la capucha, el individuo parece mas bien una momia, apenas piel y huesos, esta primera completamente ennegrecida.

Hija, esta totalmente clarísimo. El bibliotecario tenía como amante al muchacho que vino a avisar, este le regalo un bonito abrecartas y se emociono tanto al recibirlo que se le cayo al suelo, al ir a por el se resbalo y cayo de espaldas clavándoselo…así hasta veinte veces hasta morir-concluye con una sonrisa siniestra-Podemos ir a por el muchacho, yo lo haré confesar jiji