Partida Rol por web

Escena narrativa que cuenta lo que está pasando.

Se usará para describir hechos pasados o declaración de acciones. Las acciones tienen que ser de relavancia y se deben dar detalles sobre cómo se realizaran. Si se dan pocos detalles tiraré mucho de los rasgos de personalidad del personaje. Las acciones SOLO para el director, salvo que en la escena de conversaciones se hable con otros personajes para hacer acciones conjuntas.

Comenzar una nueva vida nunca es fácil, pero habias dejado todo atrás, un pasado de tormentos, desgracias, insatisfacción... Motivos diferentes para romper con la sociedad normal y buscar un camino alternativo. Solo tu sabes que te llevó a convertirte en un pirata, y no es algo que te guste compartir, en cierto modo es reconocer el fracaso de tus actos anteriores.

Tortuga era el lugar indicado al que ir, cuna de piratas, se convertirá en el lugar donde renacerás.

hace ya unos 10 meses me enrolé (o eso pensaba yo) en un barco pirata que atracó en Inglaterra, pero todo fue un fiasco. Por un lado al principio los otros piratas pasaban de mí o me endosaban los trabajos más desagradables. por otro el viaje hasta Tortuga fue demasiado tranquilo, no nos cruzamos con nada a lo que poder echar mano, así que en cuanto atracamos decidí cambiar de aires, o de capitán, esperando tener mejor suerte esta vez.

An sido malos verdad mindy?... no volveremos a ese barco nunca mas...no, no mientras el capitan siga teniendo unas tijeras clavadas en el pecho camina por la costa de tortuga empapado, a dejado un bote roto encallado en unas rocas no muy lejos y habla con la rata que lleva en la mano, hace dias que ullo de su antiguo capitan, lo asesino en la noche y se largo de aquel barco infernal, ahora toca volver a empezar... pero como?

Mony tras la muerte de su querida madre, la única persona que le quedaba, había decidido embarcarse para tener un nueva vida, alejada de la ciudad, por supuesto.

En ese momento se encontraba paseando por la orilla del mar, con sus pocas pertenencias.

Camarero ¡¿Dónde diantres está el Ron?! ¡Aparta esa sucia porquería que llamais grog de mi, yo quiero RON! -Tras vocear al camarero, me recuesto sobre la barra. Ya no recuerdo la última vez que fuí un hombre de bien, honrado quizás. Aunque, ¿Alguna vez lo había sido? Ya han pasado muchos años, incluso puede que haya perdido la cuenta desde que aquellos viejos lobos de mar abordaron el barco en que estaba enrolado.

Una voz interrumpe mis pensamientos, diciendome que ahí tengo mi ron, y que la próxima vez que le de voces usara mi lengua para afilar su cuchilla de afeitar. Je je, me han dicho eso tantas veces, que incluso también he perdido la cuenta. Lo más probable es que el RON sea el culpable, pero que se le va a hacer, gajes del oficio. Pego un gran trago de mi ron. Bueno, espero encontrar esta vez un barco que merezca la pena, el del Capitán Bhotty no creo que valga de mucho despues de anoche le incendiaran las velas y hoy aparezca degollado. Ya le dije yo no debería de haber engañado a tantos piratas, una pena que no me hiciese caso. Bueno, va siendo hora de ponerse a buscar "trabajo", pero antes... ¡Tu camarero, ponme otro RON, que estoy más seco que la arena del desierto! -Digo en un tono bastante alto, mientras miro al camarero con una gran sonrisa, sabe tan bien como yo que le encanta que le tome el pelo, y él tanto como yo que no iba a ser de otro modo.

Lo último que había robado de poco me había servido, era una maldita baratija que para lo único que sirvió, fue para que me persiguieran por horas y horas pero tenía buena suerte y había logrado escapar hasta llegar a la orilla del mar; luego de tirarme allí apenas darme cuenta que ya no me seguían, me levanté y empecé a caminar por la playa, algo debía suceder, ya no podía seguir así, estaba empezando a aburrirme y ya no era una niña que pudiera salvarse de cualquier inocente que creyera en mí. El negocio estaba cada vez más difícil.

Me despierto tirado en la playa. El holor a alcohol reseco inunda mis fosas nasales acompañado de una considerable cantidad de agua salada llegada por la crecida de la marea. Una náusea seguida de un vómito termina de despertarme.

Me incorpo y el mundo me da vueltas. Me llevo las manos a la cabeza con la vana intención de detener el vaivén de mis pies sobre el suelo tratando de mantener el equilibrio. Caigo desplomado de rodillas al suelo, y consigo sentarme. Intento recordar el porqué de mi estado.

Anoche llegué a un puerto de mala fama. Se llamaba Tortuga. Vine como pasajero de un barco de nacionalidad Portuguesa que comerciaba con esclavos y partía del nuevo mundo vuelta a África. Me había embarcado en él en Brasil. Allí me encontraba tras abandonar mi puesto en la Armada Española y decidir comenzar una nueva vida. Pues bien, una vez llegado a Tortuga me pareció el lugar ideal para comenzarla. Y qué mejor cosa se me iba a ocurrir que celebrarlo por todo lo alto. Me dirigí a una taberna, una cualquiera, sin importarme el nombre ni la fama de la misma, y comencé a beber. No hablé con nadie en toda la noche, o al menos eso es lo que creo recordar. Finalmente, tras innumerables vasos de Ron del que se bebe por estos lugares - una lástima que no conozcan los sabrosos caldos de los que disfrutábamos en España, como el Rioja, el Brandy, el Fino,... en fin, añoranzas de otros tiempos - recuerdo que me encaminé hacia la playa... con el resto de la botella en mi mano.

Ahora la botella, vacía, yace a mis pies. Me incorporo. Venco finalmente al mareo y me doy la vuelta. La ciudad de Tortuga se alza ante mis ojos en su propio despertar. Ahora la veo con claridad, pues anoche la oscuridad y la borrachera la mezclaban con formas y colores difusos, y descubro el estrafalario lugar que he elegido para comenzar mi nueva vida. Burdeles, tabernas, salas de juego... pero también, y lo más importante para mis intenciones, barcos en el muelle. Barcos sin bandera. Barcos Piratas.

- Mi nueva vida ha comenzado - le digo al viento

Hace ya 3 años que residía en Tortuga. Desde que había sido excomulgado de mi pueblo natal (Castilla) que la vida había dejado de ser lo maravillosa que era. Además, con lo leal que le era a mi pueblo, con las cosas buenas que había hecho. Sin duda que era un hombre engañado por la alta sociedad. Yo sólo buscaba lo mejor para España, sólo buscaba lo mejor. Pero ahora eso era cosa del pasado, la vida era difícil para un revolucionario como yo.

¿Cómo llegué a Tortuga?. Fácil, me habían sentenciado la pena de muerte por los "crímenes" que había cometido. Pero todavía no me tocaba morir, todavía tenía una meta que cumplir en la vida. Así que me escapé, matando a los guardias que me cuidaban a piedrazos y me metí de contrabando en un barco de un conocido revolucionario mio, quien me llevó lejos de España.

Hoy en día, soy cocinero de una taberna de poca monta aquí en Tortuga, pero ansío partir pronto, con un capitán que merezca la pena seguir. Todavía no encontré a ese capitán, pero estoy seguro que algún día lo encontraré. Y cuando lo encuentre seré el pirata más fiel que jamás haya encontrado. Además de que le seré de gran utilidad a la hora de tener una guerra marítima, ya que soy el mejor cañonero de todo Castilla.

POR ESPAÑA, POR LA REVOLUCIÓN, POR LA BEBIDA Y LAS MUJERES.

Adam "El Rojo" paseaba su desventura por la isla mas infame del Caribe. Desde que había llegado, hacía casi dos meses ya, había estado buscando un barco en el que servir como oficial. Pero lo único que había obtenido era una merecida buena fama de espadachín temperamental y peligroso, y de buen conocedor del oficio de la mar.

Lo que en realidad no era poca cosa, sobre todo en un lugar como Tortuga. Con cara de pocos amigos, mi viejo uniforme de suboficial inglés despojado de galones y algo ajado, pero aún limpio, cada tarde iba al puerto y observaba la mar y los barcos anclados. Memorizaba bauprés, forma del aparejo y los nombres de tripulantes y capitanes. A partir de ahora esa iba a ser mi vida.

Varias veces había tenido posibilidades de enrolarme como tripulante, pero yo quería más. No en vano mis capacidades me amparaban, y tanto más ser uno de los pocos entre la caterva de deshechos que sabía lo que era navegar y dar órdenes.

Escupí esa tarde, como tantas otras, al suelo embreado del puerto. No lamentaba haberme cargado a aquel hideputa. Pero mal rayo parta al diablo si me gustaba estar aquí anclado en el puerto como una vieja galeaza.

Pero el tiempo estaba a punto de cambiar

huelo a mar y a sexo,me giro en la cama y abrazo a mi pareja-que bien huele su pelo.-pienso mientras la acaricio los muslos y sigo por su figura.Tengo algo de resaca y el sol entra por la ventana del segundo piso de una casa que no recuerdo.
-¿quien es esta bella dama con la que comparto lecho?-de repente mis dudas se disipan como la saliva en el mar.
-Cariño,ya estoy en casa!-suena en la planta de abajo.
-Cielos mi marido!!!-exclama ella despertandose y levantandose de un salto.-vete presto de aqui,esta en la armada,nos matará a los dos si nos descubre.-
-vaya,el mismo ritual de cada mañana.-pienso mientras me visto apresuradamente,con un beso apasionado me despido de mi ultima conquista.
En ese momento,la puerta se abre,el marido nos mira con furia en los ojos.-Tú sabandija rastrera,lucha como un hombre.-
cojo el orinal y se lo lanzo al tiempo que termino de cojer mis cosas y salto por la ventana.Suerte del carro de paja que amortigua mi caida,luego me dirijo a la primera posada,corriendo como alma al diablo,para enrolarme en el primer barco que salga de Tortuga.

Al llegar al muelle no vi mucho movimiento, así que decidí pasar por la taberna, allí siempre se escuchan las mejores cosas y además, podría beber algo si con suerte un caballero se hacía el galante conmigo. Quizás hasta terminara robándole más que el corazón. Lo más importante era que había visto varios barcos sin bandera en el muelle y quizás pronto saliera de Tortuga, eso era lo único que quería; alejarme de allí para siempre pero no morir en el intento, eso aún no estaba en mis planes. Sabía perfectamente que la gente me miraba al pasar por las callejuelas y eso que no había elegido las mejores, por donde caminaba la gente de la alta sociedad pero era obvio que mi aspecto les decía: "Acercaros y os hago trizas". Sonreí maliciosamente, al fin era eso lo que siempre había querido, de una forma o de otra, era respeto. A lo lejos vi el letrero de la taberna, quizás no era la mejor pero ¿quién se fijaba en eso?, lo único que quería era calmar mi apetito y conseguir algunas monedas más.

Camina Kat, camina que aún os quedan fuerzas.

Hombres! -estalla el pensamiento de Carmen, harta ya de andar por esas calles, mientras atraviesa la calle donde está la posada El Loro de Oro- Nunca te fíes de ellos. Y menos cuando van tan ebrios que no se aguantarían ni agarrados al mástil de su propio barco...

Carmen estuvo buscando esa posada durante bastante tiempo, y temiendo llegar tarde a la cita con el capitán Lenoir, se decidió a preguntar al primer "transeúnte" que vio por allí. Cosa que no debió hacer. Ese pirata al que interrogó iba tan ebrio que ni se dignó a hablarle. Simplemente se le abalanzó para vete a saber que hacerle. Por suerte, Carmen pudo esquivar fácilmente el desviado ataque del pirata y lo clavó al suelo con una de su bota. Entonces le indicó donde estaba la posada. Era de donde el pirata acababa de salir.

Sin mirar atrás, Carmen decidió olvidar el asunto. Esperaba no volver a encontrarse con otra situación semejante, aunque sabía claramente que tendría que luchar para que la respetaran.

Tortuga, el refugio de los piratas, os daba la bienvenida con su débil ley y su fuerte ron. La invitación por parte del capitán LeNoir era un honor, su fama de gran pirata le precedria y la oportunidad de formar parte de su tripulación era la ocasión de dejar atras el pasado.

Entrando en la taberna del "Loro de Oro" una mezcla de olores penetraba con fuerza; sudor, humo, ron, y otros peores o irreconocibles se mezclaban en una solo idea, juerga. Aun asi el estar solo no era una buena idea, grupos de piratas, casi todo hombres se dedicaban ruidosamente a disfrutar de su tiempo en tierra. Mientras una mirada inquisitoria se lanzaba a todo el que entraba en la taberna sin contemplaciones. El tabernero os dirigia uno a uno a la sala reservarda donde se iba a dar la reunión, sin más dilación cada cual iba entrando.

Al final diez individuos se encontraban en la sala, la disparidad de personajes era desconcertante, tanto en aspecto, edad, nacionalidad como actitud. Ahora solo quedaba esperar la llegada del capitán.

Bien, parece que al final todos han entrado en razón, eso es bueno. Pego un sonoro trago de mi ron. Al parecer mi papel en todo esto es emborrachar al armero, y, bueno, nada se me da mejor que eso. Lo mejor será sentarme a su lado y charlar de temas de trabajo o de mujeres, mientras le hago beber a un ritmo vertiginoso para emborracharle, e irle tanteando de vez en cuando para ver su grado de embriaguez

A ver, que es lo que tengo que hacer -piensa Carmen, mientras tiene en cuenta todo lo que se le podría presentar- Vamos a hacer una fiesta con piratas, amigos y compañeros de el Despiadado. Aunque sea así, seguramente algún hombre intentará propasarse conmigo, pero no tengo intención de hacer nada con nadie. Aunque quiera ser libre -continua, recordando los motivos por los que se hizo pirata- Eso no implica que tenga que ser la criada de los piratas. Aun así, eso no me impide divertirme, pero... -piensa un momento en Gonzalo, y la piel se le enfría por un escalofrío, como su carácter- Pienso dejar claro que no soy objeto de nadie. Como dice una de las leyes de los piratas (Leyes 13), un hombre se somete a severo castigo si abusa de una mujer prudente sin su consentimiento. -aunque entonces se da cuenta de los 4 botones desbotonados y del busto que enseña. Se abotona uno- Poco prudente parezco, vestida así. Suerte que las arpías compañeras de mus de mi madre no me ven ahora. Aunque, creo que esto sería lo peor que he hecho...

Aún así, debo idear un plan. -se decide, dejando los recuerdos para otro momento- Mi principal objetivo será conocer a los amigos de el Despiadado. Así, al menos, podremos conocer a otros piratas por si más adelante necesitamos ayuda (Dificultad 6). Usaré mis dotes de mujer (Seducción 15, Encanto 14) unidos a mi habla (Oratoria 17, Savoir-Faire 13) y a mi apariencia (Apariencia Hermosa 10). Al menos de esta forma nos aseguraremos de crear un buen ambiente. Aunque seguro que con un grupo de piratas conseguimos que se anime todo bien rápido. Después, quizás me dé por probar de enamorarlos un poco con algo de espectáculo (Dificultad 7). Quien sabe, espero que las clases de baile recibidas por ese noble español de cuyo nombre no me acuerdo me sirvan de algo. Aunque supongo que tendré que bailar de otra forma, si no mis habilidades (Bailar 17) no me servirán demasiado. Aunque lo intentaré, claro está!

Más adelante, cuando el armero esté más dispuesto a hacer tratos con nosotros, quizás mis compañeros requieran de mi dominio de la lengua (Convencer 17) y de mi voluntad para conseguir las cosas (Voluntad 14). Aunque como no conozco en exceso el tema, si veo que mis argumentos no le valen o simplemente no se comerciar con él, les dejaré el tema a mis compañeros(Dificultad 5). Ellos sabrán que hacer

Dificultad en general: 6

Mientras los acontecimientos empiezan a desencadenarse yo permanezco en la taberna,echo una mano en las cosas que puedo, como mover mesas o colocar botellas y barriles pero sin tomar tampoco la iniciativa por ahora.

A penas salí de la taberna, me dirigí casa por casa personalmente a avisar que iba a hacer una fiesta de despedida y que esperaba con ansiedad que todos estuviesen allí, ya que no los volvería a ver por un buen tiempo y me gustaría verlos a todos juntos por última vez. Si alguien quería ir con compañía, bienvenido sea el acompañante, la idea era que nadie se quedara afuera. Mientras más personas en la fiesta, menos sospechas levantaríamos.

Cuando llegué a la casa del armero, me quedé hablando con él unos 10,15 min. No vaya a ser cosa que el armero no fuese a la fiesta y se arruinara el plan. Le comenté que iba a ir toda la pandilla y que nos íbamos a divertir, a beber ron, a jugar juegos de azar, a tocar música y a conocer chicas; y que chicas que tenía para presentarle.

Una vez que hablé con todos mis compañeros, volví a la taberna y avisé a la tripulación que se prepararan para comenzar con el timo y la diversión.

Preparé una mesa en especial con dados y cartas, para jugar unas manos y empezar a amenizar la fiesta. Yo me encargaría personalmente de llevar la partida y de intentar en todo lo posible que ganara muchas manos el armero para levantarle el ánimo.

Luego, le dejaría el resto a los de la tripulación. Y me iría a dar vueltas por la fiesta hablando con cada uno de los invitados, ya que a fin de cuentas, era mi fiesta de despedida y quería aprovecharla.

Comprobais desde el primer momento que hay un gran control sobre la venta de armas. Al parecer el nuevo gobernador quiere acabar con la pirateria descontrolada y solo suministrar cañones con un permiso especial. Intentar penetrar, asaltar, robar o cualquier operación sobre la armeria principal seria un suicidio y cualquier subterfugio harto complicado sin documentos oficiales. Por suerte Tortuga anda sobrada de mercado alternativo, numerosos piratas y comerciantes de los bajos fondos ofrecen discretamente y no tan discretamente su mercancia.

La idea de hacer una fiesta es perfecta para atraer la atención de muchos vendedores. Mientras llegais a un acuerdo con uno de los taberneros que consiste en que "La Española" será la atracción estrella, realizando bailes sensuales para atraer a clientes y pagar vuestras consumiciones. Ya que tan solo disponeis de unas pocas monedas sueltas que solo darian para una ronda de ron. La noticia del espectaculo de mujer viaja deprisa por la colonia y enseguida una multitud de hombres se agolpan a la entrada de la taberna, donde se empieza a filtrar a posibles vendedores. Jose "El Despiadado" mientras tanto va organizando pártidas a varios juegos de azar, aceptando en ellas a los que parecen tener algo que ofrecer. Mony a su lado ya que según el le trae suerte, despierta tanta o más atención que el espectaculo. Pero además de distraer a los jugadores mientras Jose hace trampas discretamente para ganar muchas partidas, también es capaz de discernir si la información que estos dan tiene algún valor. "Bocaseca" por su parte da buena cuenta de las rondas de ron, desafiando a otros bebedores a ver quien aguanta más. Al parecer no está en tan buena forma y aguanta a cinco tipos antes caer rendidos, Tortuga cuenta con grandes bebedores al parecer.

Al cabo de unas horas la gente se agolpa fuera de la taberna sin poder entrar y comienzan las peleas, viendo que las cosas pueden ir a peor recogeis las ganancias y salis como podeis para ver las ofertas que habeis conseguido. Entre todas ellas, algunos charlatanes y otras que parecian ser timos o engaños os quedais con tres propuestas.

La primera, ir a un arrecife al este de Tortuga donde os esperan para cargar dos cañones en la orilla. Cada uno a 350 pesos.
La segunda es en el propio puerto, un traspaso de un barco a otro, parece más sencillo pero algo de riesgo. 3 cañones a 400 pesos cada uno.
La tercera es en un refugio tierra adentro, 4 cañones a 250 pesos cada uno, el transporte será complicado e ímplica mucho riesgo.