Partida Rol por web

"Ah... ¿así que has venido hasta aquí buscando el relato de un viejo tabernero? ¡Ja! Pues no sé que es lo
que esperas que diga. Ésta es una historia vieja y gastada, como quien la narra. Alguna parte ya la habrás escuchado, convertida en leyenda. Pues si vienes a oír relatos sobre cómo el hermoso cisne derrotó con su
último canto al mal que sobre la ciudad se cernía, entonces vete a buscar a un bardo, que te rgalará con
su canto y música una poética historia de amor y muerte. Pero eso no es lo que escucharás de mis labios.
Yo no soy poeta alguno. Yo sólo te contaré la verdad."

"¿Pues dónde sino crees que comienza esta historia, si no es en una taberna? Claro que no es la que has visto
al llegar al pueblo. ¡Oh, vaya si no! 'La Taberna del Cisne' no era más que un sueño lejano en aquellos días. El
sueño de Leonor Swan, cuya fiereza y belleza hacían honor a su nombre*. Jamás conocí mujer como aquella.
Aunque volví a casarme luego de su muerte, jamás logré olvidarle, y creo que la amaré hasta el día en que
abandone este mundo. Elizabeth ha heredado su coraje, y por eso me alegro. Ese carácter le ha servido en la
vida, y es gracias a él que ahora que su viejo padre se ha retirado, confío en que podrá manejar bien la taberna.
¡Ah, es cierto! Aún no te he contado cómo llegamos a eso. Pero me estoy adelantando. Perdona los desvaríos de
este viejo. A esta edad uno se va por las ramas cuando habla, porque no tiene a nadie con quién hablar. En fin,
como te decía, todo comenzó en una taberna. ¡Dichosos lugares son para las aventuras y sus historias!"

"Allí fue dónde nos conocimos. Es gracioso como la memoria distorsiona los recuerdos, reteniendo algunos
detalles y dejando escapar otros. Recuerdo lo hermosa que se veía, y sobre todo el entusiasmo que irradiaba,
impaciente por partir a la aventura. Recuerdo que ella fue la primera en hablar. Se acercó como si tal cosa a
nuestra mesa, diciendo "Caballeros, os invito con una copa y una aventura". Ni siquiera había una pregunta en
sus palabras. Claro que el licor gratis siempre es bienvenido, así que ninguno de nosotros se negó. En menos
de lo que canta un gallo, vimos aparecer frente a nosotros cinco jarras llenas de cerveza, un viejo mapa, y un
extraño medallón. Recuerdo como dejaba escapar destellos a la luz de las antorchas. Creo que era de oro. Y
recuerdo, más que nada, el brillo en los ojos de Leonor.

Y sin embargo, por más que lo intento, no puedo recordar el maldito nombre de la taberna."

"Podría gastar algunas horas más de tu tiempo contándote las aventuras que vivimos, pero sé que eso no
es a lo que has venido. Ya, ya, no importa. De todas formas ya estoy muy viejo para esto, y tengo que hacer
la historia breve. Además, no es nada de el otro mundo. En aquella época eramos jóvenes, y nada sabíamos
de la vida. Tomábamos misiones por diversión y por oro, sin mirar de dónde venían. ¡Qué tiempos aquellos!
Pero Leonor no pensaba igual que nosotros. ¡Ja! Vaya si no. Que venga el que asegure que el Cisne tuvo alguna
vez una idea ordinaria y le cortaré la lengua por mentiroso. Ella veía el mundo con otros ojos, ¿sabes? Creo que
nunca llegué a comprenderle del todo. Es una lástima."

"Con el tiempo mi grupo se disolvió, y por una temporada también perdí contacto con Leonor. Pero la suerte
nos bendijo, y volvimos a encontrarnos, en una taberna de pantano. ¡Dónde si no! Dichosos lugares para los encuentros fortuitos. Yo estaba de paso, pues acababa de terminar un trabajo en un pueblo cercano (una
plaga de acromántulas, nada nuevo), pero ella estaba tras algo grande. Siempre lo estaba. Creo que fue por 
ese entonces cuando comencé a darme cuenta de que Leonor estaba a un nivel diferente de todos los demás.

¿Sabes? Por más que lo pienso, jamás supe con certeza qué fue lo que esa extraordinaria mujer vió en mí.
Claro que por entonces era joven y fuerte, no el viejo demacrado que ahora ves ante tus ojos. Pero había
hombres más guapos que yo, más fuertes, más ricos. Y Leonor podía tener al que deseara. Se dice que 
incluso un príncipe llegó a proponerle matrimonio, y si me preguntas, no dudo que sea cierto. Y sin embargo,
me eligió a mí. Decía que sólo yo podría verla como realmente era, y aceptarla como tal. Durante muchos años
no entendí a qué se refería, y cuando por fin lo hice, fue demasiado tarde..."