Partida Rol por web

Aquel gesto, la prehistoria de un beso... Parpadeó lentamente un momento, sintiendo las cosquillas de la barba de él en sus labios, encantada... Los clientes no solían ser considerados... Claro que ella tampoco con ellos.

¿"Secuestrar"? Evangeline sonrió. Quizá aquel hombre jugaba mejor de lo que ya parecía... Estaba ansioso, y ella también... Pero le estaba deseando cuál era el límite de esa ansiedad... Por eso sonrió sibilina dando tres pasos deliberadamente tranquilos hacia atrás, clavando sus ojos en los de él mientras se quitaba uno de sus guantes. Se volvió finalmente y se dirigió a la puerta.

No sabia porque te habia besado, pero me habia apetecido mucho hacerlo y me habia encantado. Por lo que vi en tus ojos y sonrisa, a ti tambien te habia gustado.Te sonrei mientras te separabas con el corazon contento y con un guiño de ojo vi como te adentrabas a la sala de variedades.

No me gusta cuando te vas, pero adoro la forma en que lo haces...- Dije sonriente y bromista, claramente lanzandote un piropo pues el movimiento de tu cuerpo felino y seductor mientras andabas me inspiro.

Una vez que entraste mire el reloj del ayuntamiento y calcule unos cinco minutos de margen. Me di cuenta de que tenia la botella de whisky en la mano y sonrei.

Entró en la tienda mientras hacía un breve repaso a todo lo que pudiera necesitar para el día de hoy. También algunas cosas para él. Llevaba unas semanas sin visitar la tienda ya que había estado ocupado con otras cosas y había sido su cocinera quien se había encargado de todo este tiempo.

-Buenos días, Jhon -aunque se hubiera vuelto más huraño de un tiempo hasta hoy, había cosas que no cambiarían entre ellos-. ¿Te ha llegado la nueva remesa de tabaco y whisky? -una primera pregunta para entrar en materia- ¿Y qué ha pasado hoy en ese pozo de problemas? Siempre que hay revuelo es en el saloon o allí... y como yo estoy aquí...

Tras varios intercambios de miradas y pocas palabras, completaron la transacción. Una caja de cigarros, carne de caza para servir en el almuerzo del saloon, patatas y zanahorias. Cuanto más tiempo pasaba entre cada visita a la tienda, más seco era el trato de Jhon.

-Voy a tener que seguir mandando a Doris...

En la puerta de la tienda apareció una nota clavada.

Esto es un locura, ¿Dos muertes en la misma semana? La tienda Ford queda para quien la desee, la señorita Arlen y yo nos vamos de este lugar, si no termina el ejercito con nosotros lo hará ese asesino.

Atentamente Jhon Ford.

Lo primero que se encuentra Ben nada mas llegar a la tienda es la nota firmada por su propietario. ¿Coincidencia? desde luego, uno podía sospechar de una huida, pero no tenía pruebas. Empuja la puerta, para saber si se encontraba abierta. Si la tienda estaba para quien la desee él podría echar un vistazo...

La tienda estaba perfectamente abierta y con todo dentro.

De echo a simple vista no aprecia que pasara nada raro, al menos en esa zona.

El sheriff decide darse una vuelta por el lugar. A primera instancia no ve nada inusual en la sala, así que decide ir al piso de arriba donde antes vivía el señor Ford. Quizás pudiera encontrar algo útil.