Partida Rol por web

Esta vez viajáis en helicóptero, buscando el lugar del que os habían hablado: un lugar en el que habitaban seres extraños y había un vegetación totalmente diferente de la de donde vosotros vivís. 

Sabéis que vuestro jefe, el señor Thompson, solo quiere llegar al lugar por negocios. El piensa que si vendéis el lugar como un "Parque Temático", conseguirá mucha riqueza. Lo que todo el mundo se pregunta era: ¿Cómo el jefe podía conocer tal lugar y ser el único que sabía de se existencia(a parte de vosotros ahora)?

Llegáis a la isla y veis la zona desde lo alto del helicóptero. Podéis observar un hermoso lago, mucha vegetación, un campamento indio y incluso puede verse en el mar un barco pirata. Pero de todas esas opciones que había por aterrizar vuestro jefe decide hacerlo en el "Campamento Indio". 

El señor Thompson parece hoy muy feliz, no para de reír todo el rato. Con una extensa sonrisa os mira y dice: 

- Lo que quiero que hagáis ahora es que por ejemplo,.. ¡Mike y Emma! - Mira a los dos escogidos al azar- vayáis a investigar la zona y me formuléis un mapa de la isla. Lo necesito.  - Les entregó lápiz, goma y una hoja y luego les sonrío - ¿Entendido?

Miró luego a Winsoton y a Will - Vosotros permaneceréis con migo hasta que yo diga lo contrario. 

Os observó a todos y dijo : - Aterrizaremos en el "Campamento Indio". Y me da igual lo que digáis.- Su sonrisa aún no había desaparecido. 

El conductor del helicóptero obedeció ante las ordenes del Sr.Thompson y aterrizó en el campamento indio. 

El señor Thompson abrió la puerta y todos pudisteis ver el campamento con sus cabañas indias y de más, a parte de todos los indios que había. Dio unos pasos para salir del helicóptero y dijo - Podéis empezar.

- ¿Nos bajamos ya, pues? - dijo Mike mirando a Emma. Aunque se le veía asustado. Nadie sabía como reaccionarían aquellos indios.

Emma se sorprendió bastante ante la elección del señor Thompson, nunca imaginó que ella seria una de las elegidas a ir a dicho lugar tan misterioso, ella, Emma Brooks, una chica que a la hora de la verdad tenia menos don de lengua que una piedra ... Pero en fin, quizás sea que por no pensar señalo a unos cualquieras y le toco a ella. 

Vestida con una pantalones verde militar, pero, sin las típicas manchas en colores tierra, un cinturón marrón, una camisa de tirantes blanca, guantes negros de cuero y unas botas, empezó a hacerse una trenza en el cabello solo para juguetear mientras escuchaba hablar a los demás, Emma prefería centrarse en sus pensamientos y gracias a eso en ocasiones hasta parece algo fácil de distraer. Brooks, deshizo la trenza soltándose el cabello y tomo el block y los intrumentos de dibujo en una mochila pequeña - Gracias Sr. Thompson por la oportunidad... - Mencionó cuando se cruzo de piernas y se quedo mirando por la ventanilla del helicóptero la isla por los aires, no parecía una isla muy grande en extensión, pero, parecía frondosa y llena de vida... 

Cuando notó que el helicóptero estaba descendiendo miró en el costado asintiendo notando la pistola en el guarda y todo su riñonera notando las balas, no era dada a las armas pero, siempre es bueno tener algo con que defenderse a pesar que su punto fuerte sea las peleas cuerpo a cuerpo. 

Una vez noto el respingo del helicóptero, indicando que este había aterrizado, se saco los cascos para la protección de los oídos por el gran sonido de las hélices y asintió bajando del helicóptero, no menciono nada, simplemente, bajo y se tranquilizo lo máximo posible ante las dudas de que se encontrarían en el lugar, una mente clara y disciplinada piensa mejor. Si los indios son como los cuentos... Dudaba de que fueran amistosos con unos extranjeros como lo eran ellos. 

Un pensamiento lúgubre se aposentó cómodamente sobre su mente con una sonrisa burlona y le susurró:

"Uno de esos que van a explorar deberías ser tú." 

Era cierto. Lo había ansiado tanto, y ahora por fin la tierra de sueños, aventura y magia que le negaron de niño estaba ante sus ojos, a su alcance... para ser conquistada. Y ese estúpido y caprichoso Sr. Thompson prolongaba sus ansias de peripecias todavía un poco más. Prefirió pensar que le prefería a él, hombre hábil y experimentado, a su lado como guardaespaldas que a aquel par de mentecatos con mucho carisma y... ya está. Para de contar. Si hubiese sido por él habría saltado del helicóptero para adentrarse en territorio indio en aquel preciso instante, pero las órdenes eran órdenes. Al menos aquello le serviría para medir el potencial bélico de las tribus indias. Esperaba ver a sus compañeros de vuelta con un mapa de la zona y con un buen informe del número de indígenas, sus armas, aliados, monturas, y campamentos. Quizá sería demasiado pedir. 

Se limitó a mirar con una mirada tan fría como un cubito de hielo al señor Thompson mientras se cruzaba de brazos sentado en el helicóptero y a decir un:

-De acuerdo. 

Todos vinisteis a despediros de los forasteros, quienes estaban cargando las cosas en el helicóptero y se despedían de vosotros. Todos menos los piratas y el pequeño Jack y Silvestre, que de hecho no se sabía lo que había pasado con ellos desde la noche anterior. 

- Ha sido un placer estar aquí, espero poder volver en algún momento y ser bien recibido...- Hecha una mirada de súplica a Tallulah y mira a Tueray. -¿Estás listo pequeño indígena? 

No hay señales de la hada, por el momento. 

El hada que habías enviado no parece aparecer ¿Qué le habrá pasado?

El muchacho asintió decidido, e hizo un último gesto de respeto a la jefa india, añoraba ya ese hermoso lugar, y eso que todavía no se había ido, esperaba que realmente estuviera equivocado, y no se estuviera adentrando en el mundo repulsivo de perdición que se imaginaba. Casi con una zancada se colocó en lo que sería su sitio, había conducido esa cosa y no sabía si sería muy estable.

Era el momento de despedirse y odiaba ese tipo de cosas, sin embargo, allí estaba a regañadientes y preocupada porque el hada no se encontraba allí. ¿Dónde estarás? -me preguntaba un tanto sorprendida. Había conversado con ella, al parecer estaba muy interesada en dejar Nunca jamás, aunque tal vez se haya arrepentido. 

Y como no podía fallarle a Winston, tenía que tomar una crítica decisión. Si ella no se presentaba, iría en su lugar, delegando mi trono a otra Hada. Sería muy triste si eso pasara pero era alguien que cumplía con sus promesas. 

Winston se acercó a Rain con una sonrisa. 

-Me alegra que hayas venido a despedirte, Rain. Aunque anoche me pareció que no eras muy dada a las despedidas. - Winston echó una mirada tras la espalda de Rain esperando ver algo que no encontró. -¿Ningún hada ha aceptado venir? -Preguntó Winston con una leve expresión de desaliento que enseguida logró borrar

Una sonrisa se dibujó en mis labios cuando Winston se acercó para hablarme y al darse cuenta de que ningún Hada estaba allí, su rostro cambió ligeramente. Tenía que comentarle sobre mi decisión, en parte me entristecía tener que dejar Nunca Jamás para ir hacia la Tierra. 

-No se ha presentado, iré yo en su lugar. - respondo centrando la mirada en la suya, me costaba un montón tener que hacer algo semejante pero ya estaba todo dicho. - Ya sabes, no soy buena despidiéndome de las personas. - termino por decir un tanto ruborizada.

Me acerco con pena hacia Tueray y le abrazo con fuerza. Me sentía apenada por que se fuera, pero no podía retenerle allí con nosotros. Era intrépido y curioso, pero ademas también se aseguraría de saber si en aquel mundo habría peligros para nosotros.

-Cuídate gran amigo. Te echaremos mucho de menos ... así que si tardas mas de lo normal... nada en este mundo o el otro podrá impedir que vallamos a buscarte. - le cojo la cara con ambas manos y le beso en la frente.

Después me levanto y miro al señor Winston y al señor Thompson.

- Se que le cuidara bien, señor Winston... Señor Thompson, recuerde que Tueray es uno de los míos. Y la hada rain también. Si les pasa algo... por mínimo que sea.. le juro que... le juro que..- Quería demostrar a ese gordo lo que podría pasar, pero una amenaza mas solo podría traer problemas. El señor gordo era del tipo de personas que le importaba poco la vida o sentimientos de los demás... o eso creía yo.

- No me decepcione, señor Thompson... o lo lamentará. Peter tampoco lo dejaría pasar por alto... recuérdelo.

-Pero Rain... Tú eres la reina de las hadas... ¿No es tu deber quedarte aquí y cuidar de ellas y el bosque?- Winston no acababa de entenderlo, ¿acaso la reina podía marcharse cuando quisiera y abandonar sus responsabilidades en las espaldas de un virrey?

- Si, es mi deber y he prometido cuidar los bosques como así también asegurar el bienestar de las Hadas. El problema es que ninguna quiere ir contigo, no confían en los humanos y como quiero ayudarte... Tomé la decisión de hacerlo, aunque eso conlleve un sacrificio enorme de mi parte. - respondo a Winston con la mirada hacia el suelo, en estos momentos me encontraba muy dividida entre aquel hombre y el amor que siento por mi mundo. 

- No le defraudaré, querida Jefa Tallulah. Recuerde que puede visitarnos cuando quiera. - Le dice Thompson con una agradable sonrisa. Después, saca un pequeño reloj de bolsillo y lo mira. -Se nos hace tarde, debemos marchar. Ha sido un placer estas aquí, me llevo un buen recuerdo.- Ahora mira a Emma.- Nos volveremos a ver, pequeña.- Le dice algo melancólico y sube al helicóptero junto a los demás miembros del I.A.M, Rain y Tueray. 

Desde la ventana, os mira a todos y se despide con la mano antes mientras el helicóptero despega.

Mike abraza a Emma y le da un beso en la mejilla. - Nos vemos pronto... Espero.- Dice antes de subir al helicóptero junto a los otros. 

- Yo cuidar bien de pelo de fuego Emma, no preocupar.- Dice el indio a voz de grito cuando estaban todos subidos al helicóptero.- A Mishka gustar que se quede con nosotros.- Sonríe a Emma agradablemente. 

El helicóptero entonces, se pierde de vista.