Partida Rol por web

Observé a mi alrededor, en la taberna todos nos miraban boquiabiertos. Supongo que el aparecer de pronto acompañados de una diosa que posteriormente se desvaneció dará mucho que hablar por los alrededores durante mucho tiempo. Nada podríamos hacer para ocultarlo.

-Saludos, Xena y Gabrielle.. Mejor hablamos de los detalles más tarde, ahora estamos siendo muy observados. Comamos tranquilos y hablemos fuera de aquí.

Me siento a disfrutar de la comida que Hércules sabiamente pidió. No me dí cuenta del hambre que tenía hasta que comencé a comer.

Xena miró como hacía todo el mundo en la taberna a los recién llegados, con sorpresa pero después de ver quienes eran se tranquilizó.

- Hola, teníamos pensado no llamar mucho la atención, pero visto que ya nos es imposible habrá que cambiar nuestro "plan", hemos averiguado poca cosa, quería avisar a la gente del peligro para que se escondiesen mientras haya tiempo... la guardia es escasa en este pueblecito de agricultores, son gente sencilla así que nos va a ser muy difícil convencerles. ¿Qué proponeis hacer vosotros? - dijo Xena mientras comían.

El tabernero viene con cuatro jarras de vino un un puerco asado que tiene una manzana en su boca. Deja la bandeja en la mesa en la que ahora los cuatro estáis sentados, y sonriente dice:

-¡Qué honor que nos visite gente de tanta altura! De verdad, esto corre por cuenta de la casa, señores. Y... y... bueno si queréis alguna otra cosa no os cortéis en pedir.

Colbert deja las cosas y retorna tras la barra para servir un poco de leche a un joven que se ha acercado. Tal como Xena y Gabrielle han comprobado, este pueblito no es de guerreros, sino de campesinos y ni siquiera en la taberna se ve gente de mal vivir. Pero... el enemigo está cerca, en dos días llegará aquí y destruirá a estas pobres gentes. Lo único que evitará eso es que nuestros héroes tengan un buen plan...

Mientras comemos, vigilo a mi alrededor.

-¿No saben nada? Entonces mejor avisarles cuanto antes, ¡y si no van a ayudarnos a luchar, que busquen refugio o huyan! No sabemos a cuántos habremos de enfrentarnos, mejor tener claro con cuantos podemos contar.

Mi tono de voz se volvió ahora más susurrante.

-Respecto a Hércules y a mí, nuestro viaje fue revelador. Ya tenemos un objetivo más concreto y seguro. Mejor aclarar las cosas fuera de este lugar, en privado.

Sentía los ojos de los aldeanos clavados en nosotros, y que oídos indiscretos se prestaban a escuchar lo que no debían. Tal vez hubiese espías, tal vez si conocían nuestros planes y alguno era convertido en érgido, los planes le serían revelados al enemigo.. Al desconocer todo eso, mejor callar por ahora.

- En efecto... -dijo el semidios apoyando a Calisto y no hablando tampoco muy alto, dado que parecía que su presencia interesaba a más de un parroquiano- Parece que la clave de todo es cierta reliquia que le ha sido sustraida a Had... a mi tio... y sin la cual está incapacitado para cumplir al completo con sus funciones... Debemos recuperar ese objeto y ahora mismo no tengo muchas ideas, salvo buscar a esos érgidos y asestar en su base de operaciones un golpe certero y rápido. Pero decidnos, ¿que habeis descubierto vosotras...?

- Nuestras investigaciones, como dije antes, no han sido de mucha utilidad - Xena admitió muy a su pesar - solo nos han dicho donde se pueden encontrar la escasa guardia de este pueblecillo... el sitio se llama "Casa Segura" y está cerca de aquí, a tan solo cuatro casas en esa dirección - señaló en el mismo sentido que anteriormente lo había hecho el tabernero - pensaba ir a hacerles una visita y ver los materiales con los que contamos.

Los guerreros seguían platicando sobre qué hacer. El hecho es que se había enterado por Artemisa que el ejército de Érgidos llegaría en pocos días a este pueblo de trabajadores, de gentes simples. También habían averiguado, al menos Hércules y Calisto, que el dios del inframundo, Hades, no tenía verdadera idea de dónde estaba el maldito casco. Además, la única forma de desactivar el poder que éste tenía era devolverlo al inframundo. 

El que usaba el casco debía ser privado de él para que perdiese el poder sobre las huestes de muertos guerreros. Xena, por otro lado, había dicho que había un sitio cerca llamado "La Casa Segura" en donde se encontraban los pocos guerreros que este pueblo poseía. Gabrielle, por su parte, simplemente escuchaba todo muy atenta.

Podemos dividirnos a buscar información de donde podemos conseguir armas, hombres... así cubriremos mayor terreno y acabaremos antes. Mi idea es hacer que los hombres del pueblo se escondan de la horda que se viene encima y los soldados les protejan en su refugio - dijo Xena intentando llevar un poco la voz cantante - yo iré a La Casa Segura e intentaré convencer a esos soldados de que colaboren con nosotros, ¿alguien me quiere acompañar o tiene algún otro plan? - la princesa miró a sus compañeros de aventura esperando respuestas.

-No, no tengo ningún otro plan al respecto. Pero el que comentó antes Hércules no me parece mal tampoco: dar un golpe certero a los érgidos en su base, y hacernos con el casco. Ya casi lo logramos, ¿no recordáis la cueva?*

No me parecía algo imposible de lograr.

Gabrielle parecía pensativa.

Quizá podríamos hacer un poco de ambos. Me parece bien ir a atacar a la base, pero no me gustaría dejar a los aldeanos desprotegidos. Es por eso que igualmente podríamos ponerles en sobreaviso y con protección, para que si no lo logramos, tengan alguna oportunidad. Dijo esperando.

- Podemos hacer un poco de todo... -comentó Hércules pensativo- Quizás podríamos contactar con los guerreros y organizar dos grupos. Uno que defienda a los campesinos en un lugar seguro y de dificil acceso, algo así como una cueva elevada en un risco desde la que se puedan despeñar rocas con suma facilidad. El otro grupo, podría ser parte de un divertimento para atacar a los érgidos. Ellos montan barullo allí donde esté el nigromante y su gente, y en cuanto vayan a por ellos, nosotros nos colamos y descabezamos a la serpiente. Si estos guerreros cuentan con caballos ligeros, podrían hacer mucho daño a los érgidos con tácticas de golpeo y huida, entreteniendolos lo suficienta para darnos tiempo a hacer nuestro trabajo. Y eso asegurandonos que los campesinos estén el lugar seguro. Pero reconozco que no soy un experto táctico, de modo que dejo la decisión en vuestras manos, Xena y Caslixto. Vosotras habeís comandado ejércitos...

Xena quería tanto como ellos acabar con esos enemigos y cuanto antes, pero tenía que pensar en la seguridad de los ciudadanos por eso iba a protegerles ante todo - reconozco que es buena idea, por eso lo mejor es darse prisa en convencer a los aldeanos para que se oculten y así los Érgidos no tendrán más reclutas, si dejamos que lleguen a este pueblo añadirán más "hombres" a sus filas, lo mejor es que como dice Hércules les escondamos en un sitio seguro como pueda ser una cueva y después nos lancemos a por ellos como dice Calisto, si os parece bien - la princesa guerrera sabía que debía andarse con cuidado y ser diplomática para no molestar a sus compañeros y que no pensasen que ella quiere llevar "el mando".

Hércules partió con Calisto hacia la Casa Segura. Ese sitio era en donde se reunían los únicos guerreros del pueblo. En general estas gentes eran campesinas y no se dedicaban a la lucha así que solamente tenían esos hombres, un grupo pequeño, si fuese la necesidad de defenderlos. Claro que nunca se imaginarían que tendrían que defenderse de algo tan devastador como las fuerzas que se aproximaban.

Así que los dos héroes partieron. En pocas calles se encontraron con la casa. Había un guerrero en la entrada, que estaba vestido con una armadura cobriza y conversaba con una muchacha. Cuando los vió llegar se quedó pensativo, ya que los cuerpos de los dos combatientes estaban mejor formados incluso que los del mismo guerrero.

Dejó de hablar con la chica, a la cual despidió con un gesto de cabeza y preguntó.

-¿Sois forasteros verdad?

Hércules y Calisto partieron hacia la Casa Segura, dejando a Xena y a Gabrielle en el bar para que lleven a cabo su parte del plan: que era la protección de los campesinos.

El tabernero volvió, con su acostumbrada sonrisa amplia, de un tipo calmo y feliz y preguntó.

-¿Precisáis alguna cosa más? Os repito que es todo un placer tener en mi taberna a gente tan distinguida

Corbet era sincero y bonachón, no había doble sentido en sus palabras sino que estaba complacido con las visitas. Sobre todo en un pueblo tan tranquilo en donde todo lo que afuera era una novedad bien recibida. 

-¡Saludos, guerrero! -dije-. Sí, somos forasteros. Hemos venido a hablar con vosotros. No dudo que ya sabréis que ha habido ataques por las aldeas cercanas.. No tenemos tiempo que perder, si queremos evitar que en ésta ocurra lo mismo. ¿Nos dejas pasar?

Calixto había expuesto claramente los hechos. No hacía falta añadir nada más. Me quedé a su lado en silencio, a la espera de la decisión del guardia, mostrando mi apoyo a la guerrera. La imagen y el tono marcial de Calixto deberían ser suficientes para demostrar que era una guerrera experimentada, y no una charlatana de tres al cuarto.

Ahora solo quedaba ver si nos habíamos topado con un guardia sabio o con un guardia zoquete...

El hombre miró a ambos con ojos estudiosos, luego sonrío e hizo un ademán para que entraran.

-¿Dos aldeas atacadas? -dijo, mientras Calisto y Hércules se aventuraban dentro del recinto -No teníamos idea, a decir verdad los que aquí estamos tenemos que combatir entre nosotros para no aburrirnos. JAJA.

Su risa era estrepitosa, directa del estómago parecía salir. Dentro de la casa había cinco hombres más, entre ellos uno de color parecía hecho de ébano, con los brazos como troncos y una mirada reacia.

-Eton, Caos -fue nombrando el guerrero -Merle -dijo señalándose a él -Creta y Frago - ese último nombre pertenecía al moreno, que ni se molestó en mirar a los recién llegados.

-Sentáos y decidnos esto de una batalla...

Fue recién ahí que todos comenzaron a prestar atención a los recién llegados.