Partida Rol por web

Decidieron quedarse allí. Confiaron que la gente del pueblo supiese que lo mejor era la retirada o esconderse en algún sitio realmente alejado de esta tribu guerrera. La noche dio lugar al día. Hércules y Calisto cazaron un ciervo y ahora, nuevamente saliendo la luna por el cielo, estaba comiéndolo a la luz de una fogata. 

Si todo era como lo que se había dicho, los guerreros vendrían al asomar el sol. El apoyo de batalla, esos pocos hombres que habían encontrado en "Casa Segura" estaban con los aldeanos. 

Su misión era protegerles.

Pero siempre podían ir a buscarlos si el clamor de la batalla se hacía demasiado intenso. Pero a decir verdad si estos cuatro héroes no podían contra estas huestes... ¿quién más podría?

La suerte estaba echada. 

Fue cuando Gabrielle estaba discutiendo alguna cosa con Xena, alguna nimiedad y se estaban riendo, cuando el cuerno sonó.

La tribu estaba llegando antes de tiempo...

- Preparadas y a vuestros puestos -dijo Hércules- Si ves que se desvían de la trampa, que una de vosotras, salga a atraeles, que yo os cubro desde aqui a pedradas. Sois demasiado agiles para que os atrapen y demasiado hermosas para que os ignoren. Sacad provecho de vuestra feminidad, chicas...

Alzo la ceja, mirando de soslayo a Hércules tras escuchar su comentario, pero no dije nada.

Me agazapé, preparada ante lo que pudiera ocurrir, con la espada presta al combate

Se ven aproximarse a unos hombres. Salen de la espesura mientras Hércules, Calisto, Xena y Gabrielle toman sus posiciones. Son dos guerreros robustos. Uno lleva un garrote con picos y un escudo. El otro blande una cadena, de unos 3 metros y tiene un casco pero no parece el mismo del cual hablaba Hades. Se ve que son los primeros del Éjercito, quizás los exploradores.

Tienen la mirada con fuego, como todos esos hombres. Caminan despacio, mirando alrededor. En unos momentos comenzarán a ingresar en el sector de las trampas.

Esperé, conteniendo la respiración...

¿Funcionarían las trampas?

Busqué con la mirada a los demás, asegurándome que también ellos estaban alerta y preparados ante los pe pudiese pasar, y seguí aguardando un desenlace..

Hércules se preparó, aguantando la respiración, para descargar una potente pedrada sobre la cabeza de aquel hérgido que no cayera en la trampa. Apuntaba cuidadosamente, manteniendo la tensión a raya. Si alguno de aquellos exploradores volvía para informar que había trampas listas para el grueso del grupo, entonces todos sus esfuerzos se verían malogrados.

- Vamooooos... -pensó el heroe para si mismo, como si con su mera fuerza de voluntad pudiera animar a la diosa fortuna a que les bendijera con un poco de suerte.

El primer guerrero cae en una de las trampas, queda colgado de un árbol en cuanto una liana se enreda en su tobillo y lo deja pendiendo en el aire. Su garrote con picos se menea en su fuerte brazo, pero no puede zafarse. El otro, mira hacia arriba, gruñe pero no entiende de trampas.

Los Érgidos se caracterizan por su fuerza y destreza en combate, pero no es de extrañar que no tengan demasiado seso. Son como zombies, hombres muertos que solamente responden a la voluntad del que porta el casco.

Xena y su grupo tienen unos preciados momentos para encargarse de él o podrían dejar que siga caminando y caiga en otra trampa.

Claro que seguramente más guerreros vendrán detrás. Por lo pronto solamente se hallan estos dos...

Dejémos a ese ahí colgado para sacarle toda la información que podamos, quitándole la maza esa que zarandea porque lo mismo él acaba solo con su vida, y acabemos con el que queda aun en pie para que no se adentre más y llegue al pueblo, terminar con él no será una tarea complicada. Cuando vengan los demás les estaremos esperando - susurra Xena al resto del grupo para no llamar la atención de los Érgidos - podemos atraerlo hacia aquí y matarle.

- Manteneos escondidas para emboscarle... -susurró Hércules- ...que ya le atraigo yo hasta aquí para eliminarle...

Entonces, saliendo de su escondite, alzó el brazo y apuntó cuidadosamente a su distraído adversario justo antes de hacerse notar.

- Eh, tipo feo... -dijo con tono burlón- ...Apuesto a que tu madre te ataba una chuleta al cuello para que el perro jugara contigo...

El brazo de Hércules se descargó rápido, como el resorte de una catapulta, y lanzó una pedrada potente dirigida a la cabeza del érgido que tóntamente había estado mirando a su compañero balancearse colgado de un pie y que ahora, sorprendido, le miraba a él.

La piedra, grande como un tonel de vino cretense, trazó un arco en el aíre a una sorprendente velocidad para su peso, y se estampó de lleno en plena cara del asombrado érgido.

- Vaya, eso a tenido que doler... Pero mira por donde, seguro que hasta te ha mejorado la cara, cosa poco difícil tal como la tenías antes, dicho sea de paso... -se mofó el héroe, frívolamente, adoptando una postura defensiva, por si el érgido había resistido al impacto directo. Esperaba que si así era, el érgido, cabreado como una mofeta, se lanzaría lleno de rabia contra él, no percatándose de que sus tres compañeras acechaban cerca listas para emboscarle y saltar sobre él para reducirle en menos de lo que tardaría él en dar un grito.

Gabrielle lista para saltar encima del erguido y tirarle al suelo, si tenía la suficiente fuerza de levantarse y arremeter contra Hércules, esperaba paciente y algo nerviosa, para qué negarlo, el momento. Debían ser rápidos, porque no dudaba de que tras estos dos, más soldados aparecerían, y tampoco les convendría acabar rodeados por sorpresa, por lo que también está atenta a su alrededor.

El Ergido que está sobre el suelo no ve venir el ataque de Hércules, y la piedra le golpea en la cabeza, haciendo que un borbotón de sangre le salga por la herida abierta. El hombre se tambalea y por un momento parece que va a caer pero logra mantenerse parado.

Una vez que ve al agresor, el hombre comienza a dirigirse hacia él. Eso le hace ignorar a las tres mujeres que se le van acercando.

El Érgido colgado simplemente sigue intentando desatarse, por ahora sin éxito alguno.

El erguido recibio un buen golpe, que le hizo tambalearse, pero no caer. El otro seguía debatiendose en una lucha épica de su intelecto contra una cuerda. No es que fuer aun genio, pero antes o después podía liberarse y era mucho mejor tener a su compañero fuera de juego para controlar al cautivo como era debido.

Sabía que sus compañeras estaban ahí, acechando escondidas, prestas para golpear, pero Hércules no quería dejar nada para el azar, así que, calculó la carga de su rival, su brazo derecho fue hacia atras con una torsión de su cintura, y cuando lo tubo a alcance, descargó un duro y potente golpe dirigido a la cara del rival. La cinética hizo que el golpe fuera dado con todo el cuerpo, no solo con el puño, de manera que si su rival sobrevivía, sería por pura dureza de mollera.

El érgido del que se está encargando Hércules parece duro de roer.. Acudo a ayudarle con él, y así librarnos de uno de esos horrores para siempre..