Partida Rol por web

Los guerreros siguieron avanzando. Xena se había alejado un poco, entrando a revisar en una habitación. Ares, refunfuñando un poco, la comenzó a seguir hasta allí.

Por otro lado Hércules estaba junto a Gabrielle y Calisto.

El cuerno que tenía la primera sonó, ese sonido que sólo escuchaban ellos y no el enemigo, para indicar que el peligro se volvía a avecinar.

Y así vieron a dos Ergidos que comenzaban a acercarse a ellos, ambos desde el sur.

Ninguno los había visto aún.

Xena y Ares se movieron por su lado. No parecía mala idea afrontar así la situación, pues tendrían el doble de opciones de alcanzar su meta, y la ventaja de la masa solo beneficiaba a lod érgidos si los héroes agrupados. Además, mejor tener a Ares controladito por Xena, que parecía apañárselas bien con él.

Calisto volvía a ejercer de exploradora y lograros avanzar en silencio. Entonces un artilugio que tenía Gabrielle les advirtió de la presencia de enemigos y Calisto y yo nos preparamos. Hércules hizo un gesto a Gabriel para que se pusiera al otro lado de Calisto y les ayudara a abatir a aquel engendro. No es que los érgidos hubieran demostrado ser muy lúcidos, pero eran unos bastardos duros de pelar. Toda ayuda era poca y el hijo de Zeus ya había visto a Gabrielle mover su bastón con tanta habilidad como sensualidad en sus movimientos.

Sin más contemplaciones, Hércules volvió a juntar las manos en una maza de músculos y la balanceó contra el enemigo a batir...

El guerrero tiene muchos problemas al intentar defenderse del golpe de Hércules y, por si eso fuese poco, el Chakram de Xena le rebana la cabeza. Así muere, por decirlo de dicha forma, pues su cuerpo queda inutilizado en el suelo pero su cabeza sigue moviendo los ojos y la boca.

-Liberadme...

Pide, mientras al hablar un borbotón de sangre oscura, sale de sus labios.

-Liberadme...

Repite.

Ante sus palabras dos guerreros más se acercan desde el sur. Uno tiene una maza enorme y el otro posee un espadón largo. 

-¡ENEMIGOOOS!!!

Grita el segundo.

 Xena mira hacia atrás para ver como están sus compañeros, y ve que Ares se está acercando a su posición, está bien tener la espalda cubierta, piensa y después se dispone de nuevo a golpear con su Chakram a unos de los Érgidos que tiene cerca.

El enemigo antes de morir ha desvelado su posición, eso por un lado es malo pero mientras más vengan antes terminarán y podrán seguir con la búsqueda.

El grito de alerta del érgido me da escalofríos, tras tanto tiempo en silencio. También a lo lejos escucho una batalla..Xena debe estar también ocupada.

 Hemos sido descubiertos, ahora ya no valen las contemplaciones..

Preparo mi espada, y embisto al érgido gritón, con un mandoble terrible, y amparada por la oscuridad que nos rodea..

El érgido habla y su grito da pie a un aviso. Hércules observa con desagrado que no pueden permitirse una masa de enemigos asaltándoles en manada. No queda otra solución que silenciarlo.

Con el gran pedrusco aun sujeto, Hércules aplasta la cabeza del érguido. No tiene armas cortantes para cortar sus cuerdas vocales, aunque considera que triturarlas hasta convertirlas a pulpa tendrá el mismo efecto.

Es un trabajo sucio. Muy sucio. Pero alguien tiene que hacerlo...

Gabrielle se dispone a desoxidarse empleando su bo para ello. Ya estaba bien de esconderse detrás de los demás. Le apetecía un poco de marcha.

Gabrielle se lanza sola a por el ergido, tomando la iniciativa, y no la hace nada mal, manejando su bo con una destreza salvaje. No pierdo de vista su combate, porque para cortarle la cabeza al ergiido hace falta algo mas que un bo, pero dejare que le venza ella.

Me quedo pues en guardia, esperando actuar segun quede el combate de Gabrielle.

El ergido contra el que combate Gabrielle ha sido golpeado con fuerza con su vara. Tanto es el impacto que sus costillas se parten y cae hacia adelante. Gabrielle sigue golpeándolo hasta que queda inutilizado de moverse. Sin embargo, aún grita:

-ENEMIIIGOOOOOOOS!!!

Hércules, por su lado, acabó con el anterior guerrero que ya no puede hablar, ni moverse y sólo es una masa sanguinolenta de carne.

El ataque de Xena contra su enemigo personal, el Ergido 14, no tiene mucho éxito. El guerrero, uno de pelo ceniza, golpea al chackran y lo envía hacia la joven que recibe un corte en su armadura.

Ares se le acerca más para ayudarle.

-¿Por qué eres tan terca? -le dice -no debemos separarnos.

Hércules vio que los enemigos empezaban a ser cada vez más en número y sentía que tenían que despistarlos para poder encontrar a la cabeza de la serpiente y decapitarla antes de que pudiera escabullirse. Los malos gobernantes siempre eran así, sacrificando peones, pero en este caso Hércules hasta casi se lo agradeció, pues tenía la oportunidad de liberar almas de inocentes. Casi, porque Hércules tenía la idea de que al descabezar a la serpiente, seguramente la magia que sustentaba a estos érgidos se eliminaría y podrían lograr liberar a todos de golpe de este aprisionamiento.

Pero antes de llegar hasta la pieza más importante del tablero, había que acabar con sus escoltas.

Hércules, cuyos puños era duros como el metal, decidió empezar a ponerlos a prueba sin contenerse. Se lanzó contra el érguido más cercano, apretando los nudillos y proyectando el brazo desde muy atrás. Luego, lanzó un golpe directo al mentón, usando toda la fuerza posible para liberar al inocente de la manera más rápida posible y poder pasar a por otro érgido...

Roto el silencio por culpa de los gritos de alarma de los guardias, Hércules se permitió el lujo de lanzar un rugido de desafío como respuesta. Que el nigromante empezara a sentir un escalofrío en su columna. No eran simples guerreros los que iba a su encuentro....

Xena se enfadó porque el Érgido había conseguido evadir su ataque, por lo que le lanzó otro - a ver si ahora eres capaz de evitar este también - dice preparando su Chakram de nuevo.

Más adelante hay otro érgido, y Hércules no tiene nigún problema con el suyo, pues el golpe que acaba de darle es como para abatirlo, y Gabrielle sigue cerca suyo, as´l que yo me adelanto hacia el otro(érgido 8), y embisto directamente.

Mi espada tiene sed de sangre, y ya a estas alturas los érgidos no me suponen ningún trauma.

Al fin y al cabo, estamos liberando sus almas,¿no?