Partida Rol por web

Rob seguía mirando la figurilla, preguntándose qué extraña dependencia tenia el anciano con ella.

- ¿Le duele, señor? Yo no he notado nada con ella en la mano - dijo mirando a Valeria, - no sé qué le molesta tanto al cogerla. Si se la dejaron para marcarle y que le destruya, ¿no sería mejor que no se la quedara él? Con los poderes de Pintxopa, ¿no podría servirnos para localizar a esas cosas que se han escapado de la mina?

Las últimas palabras del chamán le hicieron fruncir el ceño, y eso no era demasiado habitual en el mediano.

- Espera, espera... ¿quieres decir que toda la gente de la aldea desierta ha sido destruida por ellos? - preguntó. - Nosotros vinomos aquí buscando al viejo Gangas, que se había teleportado, desapareciendo como la gente de la aldea. ¿Significa eso que se lo han llevado esos voraces de la oscuridad? ¿Cómo hicieron para teleportarlo?

Algo pareció molestarle mientras hablaba de esas criaturas más antiguas que los humanos.

- Y, a todo esto, ¿cómo se llaman? Seguro que tienen otro nombre menos tétrico que "voraces de la oscuridad" y no hace falta referirse a esas cosas en tercera persona como si diera miedo pronunciarlo... Es como los magos, con su tétrica Torre Vonkrieggetauft; en cuanto la llaman "el Cuerno" impone mucho menos... - explica. Seguro que si el chamán no era capaz de darles un nombre a él se le ocurría alguna forma de llamarlos.

¡"Escotófagos"! Pensó divertido imaginando a alguien dando mordiscos al aire en una cueva oscura; además, sonaba como alguien que sólo comía escoceses. Había recurriendo al antiguo idioma que había utilizado un alquimista que había conocido una vez; un gran tipo, aunque siempre se encontraba con el tarro donde tenía el oro rallado prácticamente vacío. Y también se le acababan rápido las raices de regaliz, lo cual era una pena, porque a Rob le encantaban esos palos dulces.

- No sé si tienen otro nombre... ellos acabaron con todos... Y si han capturado a alguno de los vuestros seguiuramente será porque sabe algo que ellos quieren conocer. Son capaces de invocar criaturas que viajan más allá del tiempo y el espacio.

Dragones ancestrales, planos de existencia, teletransportaciones mágicas, "voraces de la oscuridad", paladines olvidados… un nerviosismo extraño le recorría todo el cuerpo. Puede que ésta fuera la mayor aventura a la que se había enfrentado nunca. Sonrió disimuladamente.

Pero entonces una gran pena se cernió sobre ella. ¿Habían muerto todos? Gente inocente… ¡era horroroso!

—¡No podemos perder más tiempo! Deberíamos investigar los grabados de las minas para conocer mejor a qué nos estamos enfrentando— dijo Nora visiblemente exaltada—. Aún hay esperanza. Quizás el viejo Gangas se encuentre allí todavía o encontremos alguna pista de dónde buscarlo—.

—Pasaremos más desapercibidos si nos acercamos sigilosamente por la noche. Luna nos alertará ante cualquier peligro— acarició la cabeza del animal y éste le respondió sacando la lengua en señal de aceptación.

Parecía una buena opción, así que el grupo decidió acampar allí mismo a esperar la noche. Dada la posición del sol no sería demasiado tiempo y probablemente Nora tuviera razón en cuanto a la cobertura.

Cuando el sol se iba poniendo todos prepararon sus armas y posesiones para comenzar el viaje. El anciano parecía haberse recuperado bastante bien con la ayuda de Valeria y ahora, igual que ellos, recogía sus pertenencias para sumarse al grupo de exploración.

Pese a la oscuridad avanzaron a buen paso por el bosque, guiados por el viejo y ayudados tanto por Nora como por Luna, que se desenvolvían mejor en aquella situación. A una hora escasa de caminar llegaron a un desfiladero que el chamán señaló como la entrada a las minas.

- El camino entre montañas se cruza en cien pasos y de ahí se entra en el túnel principal.- dijo señalando el desfiladero - Hay muchas rocas donde esconderse, puede llegarse al interior sin ser vistos si tenemos cuidado.

El mediano alzó la cabeza para mirar al cielo.

- Pues, si no queremos ser vistos por nadie, vamos a tener que acabar con ese pájaro antes... - le dijo al anciano. - ¿Sabe qué es? Parece que tiene ganas de cazarnos, por cómo ha esta dando vueltas a nuestro alrededor desde que salimos de la aldea. - Casi inconscientemente, se colocó junto a Garlukan. Si el ave quería lanzarse sobre él, por fuerza se chocaría antes con el enorme bárbaro. Rob nunca había entendido por qué los humanos querían ser siempre altos cuando ser menudo tenía tantas ventajas.

Olvidando por un momento al ave, se centró en el desfiladero.

- Si queréis que me adelante un poco para explorar, pasar inadvertido se me da bien - dijo. Al menos era cierto siempre que consiguiese estar callado. - Pero preferiría que me acompañase Luna, por si a ese bicho le da por descender... o por si tengo que volver rápido en su grupa - Las últimas palabras las pronunción muy deprisa y en voz muy baja, esperando que pasasen prácticamente desapercibidas para Nora.

- Oh, el pájaro.- por primera vez desde que lo habían conocido el viejo esbozó algo que parecía una sonrisa - Es un ave protectora de la tribu. Por disgracia tiene mejor ojo para los ogros que para la magia oskiura. El viejo Kandekrak debe estar muy azorado por no habirnos avisado del peligro que nos acechaba y ahora vigila sobre nuestras cabezas para protegernios a nosotros. Si algo nos estuviera ahora mismo acechando seguro que graznaría una advertencia.

Rob sonrió al escuchar al viejo, más tranquilo ahora que entendía qué era lo que le había estado siguiendo. De hecho, estaba bastante seguro de que el ave le había reconocido como un compañero de Garlukan y protector de la tribu, pues ahora le parecía lógico que había visto el bosque a través de sus ojos. "¿Eso es lo que hacen los chamanes y los cambiaformas?", empezó a preguntarse.

- ¡Ah! Estaré atento a sus graznidos, entonces... - Su sonrisa desapareció de repente y volvió a mirar a Nora. - Pese a todo, estoy seguro de que es buena idea que Luna y yo avancemos juntos... - dijo con voz seria y encantadora.

—Yo acompañaré al mediano y le seguiré a distancia de tiro de arco para asegurarme de que consigue acercarse lo suficiente para volver con información sobre el lugar. Si la zona es segura y libre de enemigos o peligros avanzaremos luego todos juntos para adentrarnos finalmente en la oscura cueva— manifestó al grupo.

—Luna vendrá conmigo, Rob— le dijo al ladrón advirtiéndole sonriente con el dedo alzado —aunque puede que le mande a buscarte si las cosas se ponen feas— añadió con semblante serio.

En silencio preparó sus enseres, se adelantó unos pasos, giró la cabeza y dijo —¿Vamos?

Rob miró a Nora y asintió, sonriendo. No por primera vez deseó que las cosas se pusieran feas para que la exploradora se viera obligada a cumplir su promesa. - Nos vemos pronto, bonita - le dijo a Luna pasándole la mano por el costado.

- Portaos bien - le recordó a Valeria y Garlukan con un gesto serio, parafraseando la recomendación que siempre recibía de la mujer paladín antes de empezar a subir por la montaña dando saltitos emocionado. En seguida se escondió detrás de una roca y empezó a avanzar todo lo sigilosamente que pudo. Sin embargo su concentración pareció no durar demasiado y, en cuanto se separó un poco del grupo se despreocupó por el ruido que podían hacer sus saquillos, pensando más en las ganas que tenía de cabalgar sobre Luna y preguntarle a Gangas cuando le encontrase los secretos del teletranspoerte que en no llamar la atención en su ascenso.

A Valeria no le gustaba la idea de separarse nuevamente. Pero por más que se opusiera, sabía que el mediano se saldría con la suya, y el hecho de que Nora lo acompañara le daba cierta tranquilidad.

-Muy bien, iremos por detrás, llevando el resto de las cosas. Anciano, vendrás con nosotros o te quedarás en el claro? No sé si es conveniente que salgas de aquí, pero es cierto que necesitaremos tu ayuda para poder descifrar los grabados.

La palabra silencioso no era la que mejor se adaptaba al avanzar de Rob. Más bien si hubiera una palabra que significase 'haciendo ruido como un rebaño de cabras atravesando una cabaña llena de porcelana', si eso existía, se podría aplicar. Probablemente en la lengua gasiu de los gnomos del sur hubiera algo así, porque ellos tenían palabras que incluso definían 'ese momento incómodo en el que estás en el baño y un amigo llama a tu puerta para contarte un secreto'. Los gnomos son así. Lo tienen todo previsto.

Así que Rob iba alegremente haciendo resonar piedras y silbando mientras un poco por detrás Nora lo cubría con su arco intentando avisarle del escándalo que hacía sin éxito. Garlukan y Valeria, visto que la sutileza era innecesaria, avanzaron para prevenir un enfrentamiento.

De pronto el mediano se detuvo e hizo una seña a los demás para que se apartasen. Entre unas cosas y otras habían alcanzado la entrada a la mina. Una enorme entrada que se abría como la boca de un gigante en las entrañas de la tierra. Pero el mediano había visto algo que se introducía hacia el interior de aquella gruta.

Nora tensó el arco de inmediato y se acercó rápidamente a Rob. El mediano le señaló con el dedo la extraña criatura que todavía se encontraba en el interior de la gruta pero casi no tuvo tiempo de estudiarla pues se perdió en la oscuridad.

Aunque su breve visión le perturbó: debía ser del tamaño de Garlukan, alto y fuerte. Vestido con una larga túnica negra. Andaba deprisa. Desconocía si tendría piernas, su movimiento era extrañamente plano y constante. Le pareció ver como varias antenas le sobresalían de la espalda, como si de una cucaracha enorme se tratara, y también varios puntos brillantes en su cara que identificó como ojos. Multitud de ojos.

Guardó el arco, esta vez muy despacio, e indicó a Rob que no hiciera ruido con el gesto del dedo en los labios. Le cogió de la mano y corrieron en silencio hasta donde se encontraban los demás para explicarles lo ocurrido.

***

—Y bien, ¿alguien sabe a qué nos estamos enfrentando?— dijo al grupo para luego dirigirse al anciano —¿Podría tratarse quizás de un "voraz de la oscuridad"?—.

Rob frunció el ceño mirando la entrada de la mina. ¿Eso era una cucaracha gigante? No es que al mediano le gustasen mucho las cucarachas, pero seguro que Garlukan sabía alguna forma de aplastarlas.

- ¡Oye! ¿No habíamos quedado que me llevaría Luna si había que volver deprisa? - Le preguntó a Nora un momento después de que le diera un tirón, cuando recuperó el equilibrio y consiguió ponerse a su ritmo.

Cuando al fin se reunieron con el grupo no esperó la respuesta del anciano. - Esos bichos dan bastante asco, la verdad... - comentó. Su gente era conocida por no tener miedo a menudo, probablemente porque la curiosidad tiraba mucho más de ellos que el temor. - Pero si tienen tantos ojos debe de ser muy fácil deslumbrarles, ¿no creéis? - Si hubiera llegado, tal vez habría metido el dedo en el ojo del bárbaro para ilustrar su opinión de cómo combatir a esa criatura. Afortunadamente, la cabeza de Garlukan estaba mucho más alta de lo que Rob podía alcanzar sin ponerse a saltar.

- De todas formas, no ganamos nada esperando aquí. Tenemos que entrar a ver si el señor Gangas está ahí - comentó. Su escasa paciencia no le dejaba ver las ventajas de una buena planificación. O tal vez sí, pero no estaba acostumbrado a ajustarse a ningún plan de todas formas. - Así que cojamos unas antorchas, porque esa mina tiene pinta de estar muy oscura, y vamos otra vez para arriba... - Sugirió mirando a Nora, impaciente.

-¿Un voraz de la oscuridad? Nunca había escuchado sobre esas criaturas. Deberás enseñarme más al respecto Nora -Valeria expresaba admiración en la voz. Cada vez que tenía oportunidad de hablar con la exploradora acerca de sus vastos conocimientos, se sentía fascinada. Sin embargo, la situación apremiaba y no había tiempo para una clase de biología.

-La idea de Rob me parece buena. Tal vez logremos enceguecer a la criatura si convertimos "la noche en día"... Rob, no tendrás de casualidad alguno de aquellos petardos del buen Sacachispas que decidiste poner a buen recaudo hace unas semanas durante la fiesta de las margaritas? -la paladín aún recordaba el revuelo que se había armado cuando la mitad de los fuegos artificiales destinados a coronar la noche habían desaparecido "misteriosamente" después que el mediano decidiera echarles un vistazo.

Rob frunció el ceño mientras rebuscaba en uno de sus saquillos.

- Sólo me quedan un par de ellos - dijo finalmente, sacando unos petardos para dárselos a Nora. - El resto lo he cambiado por algunas baratijas. Pero ten cuidado, sabes que se lo cogía  Sacachispas porque esas cosas pueden ser peligrosas. De todas formas, hacen más ruido que luz, aunque creo que uno es de esos que hacen saltar más pequeños cohetes que sigen brillando para que parezca una palmera... - dijo. Obviamente, no había intercambiado todos los petardos, sino que había tenido que hacer algunas pruebas para saber clasificarlos correctamente. Seguro que en la pequeña aldea en la que realizó sus experimentos nunca habían visto un espectáculo de fuegos artificiales así. Con un poco de suerte, habrían instaurado una fiesta ese día, aunque Rob nunca sabría que él había sido el culpable.

- Pero estamos tardando demasiado - urgió a sus compañeros. - Si esa cucaracha gigante se mete mucho más en las minas va a ser complicado seguirla. - ¡Vamos! - Miró a la exploradora. - Noraaaa, ¿puedo ir encima de Lunaaa? Mis piernas son muy cortas y empiezo a estar cansaaado. - Preguntó suplicante alargando algunas palabras. Con suerte esta nueva táctica que había aprendido de unos niños en una diligencia servía de algo con la mujer.

Nora frunció el ceño. Miró las cortas piernas del mediano y sintió cierta empatía.

Estaba a punto de ceder cuando se dio cuenta de que Luna había desaparecido. Miró a su alrededor y vio como la negra pantera se estaba acercando con sigilo hacia la cueva. Corrió tras ella hasta detenerla. Tras una ligera reprimenda llamó con señas a los demás para que se acercaran. Rob tenía razón: debían entrar en la cueva cuanto antes o perderían la pista de la criatura. —Vamos, vamos— dijo con susurros pero gesticulando exageradamente desde la distancia para que la entendieran fácilmente.

La exploradora se encontraba ahora a pocos pasos de la cueva, tras una roca, a la espera de la llegada de los demás.

El grupo se aproximó cautelosamente a la entrada de la caverna. El chamán se había quedado en el desfiladero observando el avance de los aventureros sin intervenir de forma directa.

Nora se situó tras una roca, sin tener muy claro que debía hacer con los fuegos artificiales que le había dado Rob, mientras éste se deslizaba con cuidado a un lado del umbral. Tras ellos avanzaban Valeria y Garlukan, dispuestos a entrar en combate si era necesario. 

El mediano asomó la cabeza. El túnel se adentraba en la oscuridad siguiendo el trazado de una vía para carretas mineras. De hecho una de las carretas estaba tumbada en el suelo y el voraz de la oscuridad se acuclillaba ante ella, como si estuviese observando algo. El mediano reprimió un gesto por el asco que le daba la criatura mientras miraba a su alrededor a ver dónde estaba Luna. Aunque no pudo ir montado en ella la pantera se encontraba al otro lado de la entrada, trabajando en equipo con él. ¡Era todo un avance! 

Rob se había equivocado de mano, tendiéndole los fuegos artificiales a Nora en vez de a Valeria, que era quien se los había pedido. Pero no pareció importarle mucho, porque no tardaron en volver a estar en su poder cuando se los cogió a la exploradora de las manos.

Acarició y un momento el costado de Luna y se volvió a sus compañeros con una sonrisa. - ¡Cúbreme, Garlukan! - dijo en voz baja saltando rápidamente hacia adelante antes de que ninguno pudiera echarle la mano al gaznate, como seguramente tendrían ganas de hacer.

Mientras avanzaba hacia la mina, buscó algo en su saquillo y sacó una pequeña bolsita que cogió en la mano opuesta al cohete que antes le había dado a Nora. Parecía una bolsa de té y, de hecho, estaba preparada para hacer una infusión, aunque el mediano la había utilizado en alguna ocasión de forma más directa sin llegar a diluirla.

Se adentró en la mina, esperando que sus compañeros hubieran tenido tiempo para ocultarse un poco. "¡Qué bicho más feo!", pensaba. "Seguro que esta entrada quedaría mucho mejor a lomos de un gran felino". Nadie dijo que los pensamientos de un kender tuvieran que seguir un hilo lógico... De hecho, rara vez lo hacían.

- ¡Ejem! - dijo aclarándose la voz mientras se acercaba a la criatura. - Verá, señor... nictófago... - Sonaba mucho mejor que el escotófago que se había inventado antes. - Estaba buscando a German Gangas. ¿No sabrá si se ha teleportado por aquí cerca, verdad? Le había prometido que le iba a escoltar por estas tierras cuando de repente desapareció.

El grupo no había terminado de perfilar un plan, que Rob ya se estaba adentrando en la cueva e intentaba parlamentar con la criatura que habitaba el lugar.

-Maldito insensato, hará que nos maten a todos!- murmuró entre dientes la paladín, al tiempo que comenzaba a correr para que el mediano no terminara siendo la cena de ese bicho.

-Los fuegos artificiales, Rob Zumbapié! Usa los fuegos para cegarla! -y arremetió contra la entrada en una carga que, esperaba, fuera certera, ya que mucho no podía ver.