A principios de 1920, un grupo de personas de la ciudad de Arkham comenzaron a vislumbrar que había algo más allá de la realidad mundana que nos rodeaba. Una oscuridad terrible que amenazaba con engullir a la especie humana. Con el fin de ahondar más en estos misterios e intentar ayudar a la gente en casos que escapaban a la razón, estas personas abandonaron sus empleos y se reunieron para formar una organización. Había nacido... la Sociedad Pickman.
"Hay un tipo de miedo que se ve venir desde lejos. Llega, como una ola en una playa apacible, y estalla en un torrente de espuma blanca, como la sensación que se tiene cuando el carrito de la montaña rusa alcanza el cénit, antes de empezar a caer."
La calidez del verano comenzó a apagarse, y las primeras hojas se resistían a teñirse de marrón. Los días pasaron y aquellos que fueron en busca de riquezas para el invierno no vuelven. El viejo Jölrson, apodado el tullido, comienza a impacientarse, pues es posible que todos hayan muerto. Aunque hay mujeres que no pierden la esperanza.
Sea cual fuere el destino que Odín les haya reservado, hay que comenzar a cazar para abastecer a vuestra pequeña comunidad, vuestra familia, para pasar este invierno o no sobreviviréis. Ahora sois los mayores y más aptos para mantener la aldea. Sus vidas dependen de vosotros.
-DESPUES-
En todas las casas, gasolineras y tiendas que encontrábamos, era Navidad. Una Navidad llena de polvo, decadente, con tiras de alegres colores que el tiempo había vuelto desvaídas y deprimentes. Una Navidad opaca, apagada, nostálgica, que recordaba a los días felices de compras y comilonas, de abrigos elegantes y besos y abrazos por la calle. el mundo había empezado a morir un nueve de diciembre, y para el dieciséis había muerto del todo, así que era, en todas partes y para siempre, Navidad.
Mirando aquel árbol de casi tres metros de alto con las ramas peladas y los ornamentos colgando como desquiciantes reactivos vudú de alguna mente enferma, decidí que estaba hastiado de la Navidad. No sé cómo dejamos que ocurriera, era una festividad de mierda. En el escaparate había un Papá Noel con la barba caída sobre la barriga falsa y amorfa. Aún podía oír el susurro de su mirada brillante que, en otros tiempos, había encerrado un mensaje: <>. Ahora parecía mirarme y sonreír con la certeza de que los vampiros celebrarían su Nochebuena conmigo, y su mensaje..., bueno, su mensaje era más o menos el mismo: <>
... Una periodista entrometida en apuros...
... una información clasificada aparece en vuestro email...
... un vampiro mueve los hijos de su conspiración...
... unos sicarios llegan a Marruecos tras la periodista...
... ¿Llegaréis a tiempo de salvarla?...